sábado, diciembre 23, 2006

¡Feliz Navidad!

PorcilatríaNo sé el motivo, pero el aeropuerto de Bristol ha estado al margen del caos aéreo que la niebla de estos días ha provocado en Londres y muchos otros lugares, así que he podido volar a Madrid sin más contratiempo y que un simple retraso de media hora.

Estaré dos semanas en Madrid, quedando con los amigos, disfrutando de la compañía de la familia, y entregado al consumismo feroz y a la porcilatría en su diversas expresiones (ver foto). Parquestrit permanecerá cerrado por vacaciones durante este tiempo. Nos vemos después de Reyes.

¡Feliz Navidad a todos!

La Reina en Podcast

Como en España, en el Reino Unido es tradicional que todos los años la Reina haga un discurso navideño a través de la televisión y la radio (sólo que el día de Navidad en vez de el de Nochebuena). Este año, la novedad es que este mensaje a los ciudadanos de la Commonwealth va a estar disponible como podcast (enlace) para que la gente se lo baje y lo escuche en sus reproductores mp3.

El podcast estará disponible en la página web de la Casa Real británica a partir de las tres de la tarde del día 25, coincidiendo con su emisión a través de los medios de comunicación tradicionales. El mensaje navideño suele ser emitido por la mayoría de los canales de televisión, pero no todos. La cadena pública Channel 4, desde principios de los noventa, suele hacer coincidir con la alocución de la Reina un mensaje navideño alternativo de carácter provocativo o, en el mejor de los casos, humorístico. Lo suele presentar algún personaje famoso, o alguien relacionado con un tema o suceso de actualidad. El año pasado fue Jamie Oliver, y el anterior Marge Simpson. El presente promete ser más controvertido, ya que está previsto que lo protagonice una mujer musulmana vestida con velo. El debate de si es conveniente que las musulmanas se cubran la cara con el niqab ha levantado bastante polémica en los últimos meses.

¿Y cómo son las cosas en España? Nuestra Casa Real no tiene nada que envidiar a la británica en cuanto a dominio de las nuevas tecnologías, como demuestra el hábil trabajo de retoque fotográfico con el que nos asombraron el año pasado (este año, por cierto, el listón sigue igual de alto). El mensaje navideño de este año del Rey no estará disponible en podcast, pero lleva circulando desde hace unos días por Internet (enlace), y en él queda de manifiesto que nuestro monarca es un valiente comunicador que no tiene miedo de hablar claro.

Enlace:
Podcast del mensaje navideño de la Reina Isabel
Mensaje navideño de la Reina Isabel (BBC)

miércoles, diciembre 20, 2006

Carl Sagan

Hoy es décimo aniversario de la muerte de Carl Sagan. Aunque no tiene que ver mucho con el tema de esta bitácora, me voy a sumar al homenaje que durante estos días se le está haciendo a este gran divulgador científico. Yo nunca vi su famosa serie de televisión "Cosmos", pero de pequeño sí que devoré el libro que escribió basado en ella. No me acuerdo mucho del contenido pero sí de la sensación de asombro que sabía transmitir sobre la belleza del Universo, y de su contagioso optimismo y entusiasmo hacia las posibilidades del ser humano para explorarlo y aprender sus secretos.

Mucha gente sabrá recordarle con palabras mucho más solemnes, pero yo me quedo con un comentario sobre él que hizo mi novia hace unos años:

"Que majete Carlitos Sagan, con sus pantalones de pana marrones y su jersey de cuello alto color vino. Este hombre tenía un fondo de armario setentero total. Me caía muy bien el hombre... por él casi me meto a [la especialidad de] astronomía."

Enlaces:
Portal de Carl Sagan
Recordando a Carl Sagan (Microsiervos)

lunes, diciembre 18, 2006

The Sky At Night

Hoy también voy a comentar algo que he leído en el periódico. En este caso se trata de un reportaje (enlace) sobre el octagenario Patrick Moore y el programa de televisión que presenta desde hace casi cincuenta años: "The Sky At Night". A principios del año que viene, este espacio mensual de la BBC dedicado a la astronomía y la exploración espacial va a celebrar su emisión número 650. Es uno de los programas de televisión más antiguos de los que se emiten en todo el mundo, y es realmente sorprendente que haya sobrevivido tanto tiempo tratándose de un tema que no es que levante muchas pasiones entre el común de los televidentes.

El programa, además, apenas ha variado de formato en todos estos años, y tiene un aire de sencillez y falta de pretensiones que es es imposible encontrar en ningún otro rincón de la parrilla televisiva. Cada espacio, de 30 minutos de duración, suele tratar de un tema de forma divulgativa pero rigurosa, habitualmente con la colaboración de invitados que muchas veces son eminencias del mundo académico. El copresentador Chris Linott también suele hacer visitas a centros de investigación británicos o de fuera. Suelen estar al tanto de los asuntos de actualidad del mundo de la astronomía, como la reciente pérdida de estatus como planeta de Plutón.

Sir Patrick Moore en sí mismo es todo un personaje, icónico con su monóculo, sus camisas hawaianas y su afición al xilófono. Es bastante conocido en el Reino Unido, y ha escrito numerosos libros, el último de ellos en colaboración con Linott y Brian May, el famoso guitarrista de Queen, quien es licenciado en física y astrónomo aficionado (y en la actualidad está completando el doctorado sobre luz zodiacal que abandonó hace años cuando se dedicó de lleno a la música).

The Sky at Night se emite en la BBC2, con repeticiones en BBC1 y el canal digital BBC4. También es posible ver los programas en diferido a través de Internet (enlace). Hay también una revista mensual de gran calidad derivada del programa.

Enlaces:
Moore the merrier as The Sky at Night heads for its half-century (The Guardian)
The Sky At Night (BBC)
Patrick Moore (Wikipedia en Inglés)

sábado, diciembre 16, 2006

Inmigrantes

El suplemento del sábado del Guardian siempre suele ser bastante aburrido, pero de vez en cuando publican artículos muy buenos (que a veces he visto traducidos semanas después en el dominical de El País). En el de la semana pasada me encontré dos reportajes muy interesantes, ambos sobre la cara más amarga del fenómeno de la inmigración: uno fotográfico, sobre la odisea de un camerunés que se embarca en un cayuco para llegar a Europa (del que se puede encontrar una versión resumida en la versión digital de Le Monde), y otro sobre una periodista británica que se hizo pasar por inmigrante paquistaní para meterse por unas semanas en el duro mundo de los limpiadores de hotel (enlace).

El primer reportaje sorprende por cómo el fotógrafo logra encontrar imágenes bellísimas en medio del drama de los cayucos . El segundo me ha servido para recordar que, aunque mi experiencia del Reino Unido es la de un país próspero y avanzado, en el que alguien con mi formación lo tiene fácil para alcanzar el bienestar material (mucho más que en España), quienes llegan al país en condiciones más humildes y sin habilidades ni conocimientos valiosos se encuentran una realidad muy dura, quizás peor que la del resto de Europa. Los limpiadores entre los que la autora del reportaje convive durante unos días cobran el sueldo mínimo (unas 5 y pico libras la hora, alrededor de 7 euros) por tener que limpiar varias habitaciones, sin cobrar por los descansos y hostigados por los supervisores.

Estas condiciones miserables posiblemente no sean muy distintas de las que se tuvieron que enfrentar los emigrantes españoles que se fueron a trabajar a otros países europeos en la posguerra. Los inmigrantes españoles de ahora lo tenemos bastante más fácil. Muchos jóvenes se vienen a Inglaterra con el afán de aprender o perfeccionar el inglés trabajando en la hostelería u otros empleos de poca categoría, pero por muy dura que sea su experiencia, la mayoría tienen la tranquilidad de saber que es sólo por una temporada y que lo hacen por propia voluntad y no por necesidad, y que si se hartan siempre pueden volverse a España sin haber perdido gran cosa.

Por eso, cuando escribo en este blog, nunca dejo de sentir cierta inquietud. Parquestrit pretende contar cómo es la vida y la cultura británicas, pero nunca podrá escaparse de la limitación de mi propia experiencia: la de alguien que disfruta de una posición razonablemente acomodada y de una vida sin muchas complicaciones.
Enlace:
A Dirty Business (The Guardian Weekly)

jueves, diciembre 14, 2006

Mulled wine

¿A qué sabe la sangría caliente? El otro día lo descubrí en un almuerzo navideño que organizaron en mi oficina, en el que sirvieron mulled wine. El mulled wine o "vino especiado" es una de las bebidas típicas de las Navidades en Inglaterra. Es una especie de ponche caliente hecho con vino tinto aderezado con canela, clavo y otras especias, al que se le suele añadir otros ingredientes como miel, rodajas de naranja o limón (y por supuesto azúcar). A veces se le suele echar un chorrito de licor. Según afirma la Wikipedia, esta bebida es conocida también en otros países como Francia o Italia, y parece ser bastante popular en los países escandinavos. No sé si es algo típicamente inglés o venido de fuera, pero en el Reino Unido está lo suficientemente extendido como para que se pueda comprar en el supermercado ya embotellado.

¿Y qué tal está? Pues no está mal. Se hace extraño que esté caliente, pero tiene un sabor suave y agradable. Supongo que un poco de maña se puede preparar muy rico. Para quien se atreva, he encontrado estas dos recetas en Internet: una de la BBC, y otra nada menos que de Delia, la "Simone Ortega" inglesa.

domingo, diciembre 10, 2006

La Navidad en peligro

Uno de los debates públicos que suelen resurgir por estas fechas es el del acoso a la Navidad. Numerosas historias publicadas durante los últimos años en la prensa popular han difundido la idea de que hay una campaña de los poderes públicos por diluir el significado religioso de la Navidad, o incluso acabar por completo con esta celebración, con el objeto de no ofender a la población de otras religiones. Ayuntamientos que prohiben a los barrenderos llevar sombreros de Santa Claus , colegios que cancelan las tradicionales representaciones navideñas infantiles (nativity plays), oficinas en las que se prohibe colgar decoración festiva. Ante tales atropellos, la prensa tabloide reacciona como bien sabe hacer: organizando campañas. La del Daily Mail, "Campaign for a Real Christmas", se engloba en la ofensiva de este periódico hacia la cultura de lo que ellos llaman political correctness gone mad o "corrección política sacada de quicio". La campaña del Sun, por su parte, es de una sutileza acorde con el nivel intelectual del periódico: Kick 'em in the baubles, ("dadle una patada en las bolas"). Sea a través del tono perpetuamente indignado del Mail o del estilo chabacano el Sun, la Inglaterra profunda clama y se revuelve contra los pérfidos malandrines que intentan arrebatarles la Navidad.

También la prensa más seria se ha contagiado de estas inquietudes, y comentaristas del Times (enlace) y el Telegraph (enlace) han escrito criticando duramente los intentos de sofocar las celebraciones navideñas. En el otro extremo del arco ideológico, las cosas se ven de otro modo. El viernes pasado el Guardian publicaba un reportaje bastante interesante (enlace), en el que se examina cuánto hay de cierto sobre esta supuesta cruzada antinavideña. La conclusión es que muchas de las historias en las que se basa la prensa tabloide son o bien simples leyendas urbanas (como la de que en Birmingham el ayuntamiento ha rebautizado las navidades como "Winterval"), o bien exageraciones de sucedidos anecdóticos. El Independent publica hoy otro artículo (enlace) en el que se llega a la conclusión de que sí que hay casos de intentos de limitar las celebraciones y decoraciones navideñas, aunque no tanto por miedo a ofender a los no cristianos sino por health and safety o "seguidad y salud en el trabajo", esa gran obsesión británica.

Mientras, uno pasea por la calle decorada con la raquitica iluminación festiva, escuchando empalagosos villancicos pop sonando por todos lados, observando las tiendas empapeladas de decoración navideña, y esquivando las hordas de compradores de mirada febril que pululan por las calles, y se sorprende de que haya quien crea que la celebración de la Navidad está en peligro en el Reino Unido.

lunes, diciembre 04, 2006

Ojos de Brujo en Bristol

El viernes pasado me fui a ver a Ojos de Brujo al Colston Hall de Bristol. No es la primera vez que me entero de que un grupo español toca por aquí cerca: el año pasado también estuvieron Amparanoia, aunque en esa ocasión no fui al concierto. En el Reino Unido no se escucha prácticamente nada de música española (el Aserejé que hace unos años triunfó en Europa no llego a cuajar aquí). Curiosamente los pocos grupos que suelen llamar la atención de algunos especialistas musicales ingleses, y que a veces hacen gira por aquí, suelen ser bandas alternativas bastante minoritarias en España.

Es el caso de Ojos de Brujo, cuyo último trabajo Techarí ha sido acogido con interés por la crítica británica (ver reseñas del Guardian, del Observer y de la BBC). Fui al concierto sin haber los escuchado mucho, más para distraerme de la frenética actividad de estas semanas en el trabajo (que, por cierto, me ha obligado a descuidar bastante este blog) que por verdadero interés. Para quien no haya oído hablar de ellos, Ojos de Brujo es una banda catalana que fusiona raíces aflamencadas con un batiburrillo de influencias bailongas de todo tipo: hip hop, dub y hasta música india. Lo poco que les había escuchado no me había convencido mucho: su afán de abarcar tal cantidad de ideas, tanto en lo musical como en lo político, me parecía demasiado agotador. En el concierto, sin embargo, pude darles una segunda oportunidad. Como siempre, en los directos es cuando te das cuenta de cúando hay calidad musical, y en ese concierto sobraba: a los músicos se les veía una soltura con diversos instrumentos bastante impresionante. Además, se notaba que realmente se lo estaba pasando bien, lo cual siempre es de agradecer. El toque de lujo lo daba una bailaora que, en algunas canciones, salía a dar unos pases y unos zapateaos que nos dejaba a todos hipnotizados.

La acústica de la sala, que en realidad es un teatro, desgraciadamente no ayudaba. Colston Hall es un sitio bastante anodino para conciertos de música popular, como ya pude comprobar el año pasado en el concierto de Nick Cave. En la platea habían quitado los asientos, pero desde los balcones (donde estaba yo) se hacía raro estar sentado viendo sin moverse una actuación tan animada. Mucha gente, de hecho, se levantaba y se ponía a bailar en el sitio; algunos intentaban hacerlo en el pasillo pero el guardia de seguridad no tardaba en aparecer invitándoles a volver a su localidad. Pese a todo, el ambiente era muy bueno. El grupo no hizo muchos esfuerzos en comunicarse en inglés, más allá de los "¡muchas zenquius!" de la cantante y alguna que otra proclama antiglobalización. No es que hiciera mucha falta: la mitad de lo presentes debíamos de ser españoles.

Disfruté mucho el concierto. Realmente, Ojos de Brujo son un grupo muy potente, que en cualquier otro país con cultura musical no tardaría en triunfar y estar en la boca de todos. Al final hubo bises, bises y más bises: la gente seguía aplaudiendo, y los de la banda estaban encantados de seguir tocando. Al final la cosa degeneró: la mitad de ellos se volvió al camerino y unos pocos se quedaron haciendo el moñas en el escenario, un final un poco lamentable para el pedazo de concierto al que habíamos asistido. A la salida me compré su último disco Techarí, y después de escucharlo un par de veces estoy enganchado. Ojos de Brujo tocaron en Londres en abril de este año: en el Guardian se puede encontrar esta reseña muy positiva sobre esa actuación.

domingo, noviembre 26, 2006

Empaquetados

Hace un par de semanas el Guardian publicaba un reportaje (enlace) sobre algo en lo que me llevo fijando desde hace tiempo: la manía de los supermercados británicos por venderlo todo envasado, incluyendo productos que siempre se han vendido sueltos o al peso, como frutas y verduras. En su celo empaquetador llegan al absurdo de vender manzanas en bandejas de cuatro, o brotes de brécol plastificados. Lo mismo pasa con la carne o el pescado: no todos los supermercados tienen mostradores de carnicería o pescadería, así que te tienes que conformar con comprar los filetes en bandejas. En otros artículos que sí que tiene sentido empaquetar, como los bollos, no les parece suficiente meterlos en bolsas sino que dentro de éstas incluyen una bandejita de plástico para que no se muevan y queden más ordenaditos y vistosos.

Me imagino que los motivos por los que lo hacen son logísticos: los productos empaquetados en envases de forma regular son más fáciles de desplazar de un lado a otro. Cualquiera que sea la razón, el Gobierno británico está preocupado por la cantidad excesiva de desperdicios que se generan y ha amenazado con introducir tasas que graven los empaquetados difíciles de reciclar y los productos desechables. Como éste gráfico muestra, el Reino Unido está en la cola de Europa en cuanto a reciclaje de basuras de refiere, y las distintas administraciones del estado están haciendo penosos esfuerzos por que la gente genere menos desperdicios. Quienes peor lo llevan son los ayuntamientos, a los que les suelen caer estrictas multas cuando incumplen los límites de vertidos en landfill (vertederos enterrados) impuestos por la Unión Europea. Como por ejemplo Bristol, que es una de las ciudades del Reino Unido con peores estadísticas de reciclaje. Esto ha llevado al Ayuntamiento a introducir recientemente un nuevo esquema de recogida de basuras realmente restrictivo (de esto hablaba Paulita hace unas semanas).

A aquellos pesimistas que se piensan que en España siempre somos los peores en todo quizás les alegre saber que las estadísticas de reciclaje que menciono más arriba nos sitúan por encima del Reino Unido e Italia, a mitad de la tabla tirando para abajo. Aunque parece que la moda empaquetadora que hace furor en el Reino Unido no anda lejos de llegar al país: el otro día un amigo que vino de visita trajo a casa una caja de mazapanes, en la que éstos venían empaquetados en bolsitas individuales.

domingo, noviembre 19, 2006

La cámara oscura del Observatorio de Clifton

Observatorio de CliftonA pocos metros del puente colgante de Clifton, en lo alto de una colina, se encuentra una de las atracciones más curiosas de Bristol: el Observatorio de Clifton, en cuyo interior se puede encontrar una de las pocas cámaras oscuras que quedan en el Reino Unido.

Una camara oscura es una instalación óptica consistente en un espacio cerrado en el que se proyectan imágenes del exterior recogidas a través de una abertura, según el mismo principio que hace posible la fotografía. Este tipo de artefactos son conocidos desde hace siglos, y en pequeño formato fueron utilizados por artistas como Da Vinci o Vermeer. En la época victoriana, las camaras oscuras fijas, instaladas en el interior de casetas o edificios, eran una atracción bastante común que se podía encontrar en muchos pueblos costeros de veraneo del sur de Inglaterra.

Observatorio de CliftonLa camara oscura de Clifton fue construida a mediados del siglo XIX por el artista local William West, quien en 1828 arrendó la finca que rodeaba las ruinas de un antiguo molino de viento, reconstruyó el edificio y se trasladó a vivir allí. En la torre también instaló telescopios y aparatos de observación astronómica, e hizo cavar un pasadizo subterráneo, uniéndola con la Cueva de los Gigantes, una gruta ubicada metros más abajo en la pared de la garganta de Avon. West debía de ser sin duda un personaje bastante peculiar; desgraciadamente no he encontrado mucha información sobre él en internet. Parece ser que fue uno de los primeros fotógrafos de la ciudad.

Interior de la cámara oscuraEl monumento ha sobrevivido en razonable estado de conservación hasta la actualidad, y la camara oscura sigue en funcionamiento, abierta al público por el módico precio de dos libras (más una adicional si se desea visitar también la Cueva de los Gigantes, que es bastante más modesta de lo que su grandilocuente nombre indica). El edificio ha sido restaurado recientemente, aunque parece que se han limitado a mantener la integridad de la estructura, ya que su interior sigue siendo bastante poco vistoso. A través de unas puertas de vaivén se entra a una sala a oscuras, ocupada casi en su totalidad por una pantalla cóncava horizontal de algo más de metro y medio de diámetro. En la parte superior de la sala hay una cabeza consistente en un juego de espejos y una lente que proyectan sobre la pantalla imágenes del exterior. Empujando un brazo metálico que cuelga de ella es posible hacerla girar 360º, permitiendo observar todo el paisaje que rodea la torre. La instalación no tiene aspecto de haber sido reconstruida, y posiblemente sea la misma que West montó en el siglo XIX. Aparte de la cámara oscura, el edificio no tiene mucho interés, aunque a través de las destartaladas ventanas de la planta superior las vistas de los alrededores son bastante buenas. Las dos plantas de más abajo están vacías. El que esté todo tan descuidado tiene una ventaja: la visita es bastante informal, sin guías ni guardias encima tuyo: eres tú mismo quien maneja el brazo que hace girar el cabezal, y puedes quedarte todo el tiempo que quieras.

Parece mentira, pero la experiencia de visitar la cámara oscura es bastante asombrosa. Desde luego, la tecnología de hoy nos ofrecen maravillas mucho más espectaculares, pero el aire de complejidad y los elevados precios que suelen tener los aparatos electrónicos de estos tiempos, de algún modo, hacen que parezca natural que sean capaces de obrar prodigios. Por eso, cuando vemos que un mecanismo tan sencillo como el de la cámara oscura es capaz de producir un resultado tan llamativo e inmediato, sin complicadas manipulaciones intermedias, el impacto es mucho mayor.

Imagen proyectadaLa impresión es similar a la de ir al cine, solo que sabiendo que lo que estamos viendo es real y está ocurriendo afuera en ese mismo momento. La vista más interesante es la del puente colgante. También se puede ver al perfil del barrio de Clifton, con sus hileras de casas georgianas. En verano los alrededores del observatorio están llenos de gente, y es muy divertido verlos en pequeñito, paseando, tomando el sol o comiendo de picnic bajo nuestros ojos. Uno se siente una especie de dios vigilando a los minúsculos humanos hormiguear debajo, desprevenidos de estar siendo observados.

Aparte de la de Bristol, en el Reino Unido hay un puñado de otras cámaras oscuras abiertas al público. De ellas, he estado en la de Eastbourne y en Hastings, además de en la de Edimburgo , donde hay instalado un museo de la imagen y la fotografía muy interesante. En España hay una cámara oscura en Cadiz, instalada hace pocos años.

Más información:
The Magic Mirror of Life: an appreciation of the camera obscura
Cámara oscura (Wikipedia)
Breve reseña sobre William West (Bristol Online)
Documento del Ayuntamiento de Bristol describiendo la historia del Observatorio

viernes, noviembre 17, 2006

Caldito de verduras

Caldo gallegoLa última vez que estuve en Madrid me compré una lata de caldo gallego para llevármela al trabajo algún día y alegrarme la jornada. Al comprarla me hizo mucha gracia ver la confianza con la que la etiqueta proclama que se trata de una vegetable soup. Me imagino al típico turista británico vegetariano yendo al súper a comprar algún producto típico del país para llevarse a casa, encontrando aliviado esta lata entre tanto guiso con chorizo y morcilla, y descubriendo más tarde, con horror, que esta inofensiva "sopa de verduras" tiene entre sus ingredientes tocino y manteca de cerdo.

IngredientesLa cosa puede ser peor, desde luego. En bares del centro de Madrid he visto la fabada traducida como "typical vegetable stew" ("cocido de verdudas típico"). Estoy seguro de que más de un turista vegetariano se ha tenido que llevar un chasco monumental al pedirlo. Curiosamente, en el Reino Unido las legumbres están asociadas a la cocina vegetariana (exceptuando, claro está, las célebres baked beans).

domingo, noviembre 12, 2006

No purchase necessary

Organizar sorteos es una de las tácticas publicitarias más antiguas y me imagino que más efectivas, porque se sigue haciendo desde hace años. Cuando eres pequeño los premios y los concursos excitan mucho la imaginación, y durante mi infancia, como todo el mundo, participé en decenas de concursos, cumplimentando trabajosamente las diversas condiciones necesarias: recortar cupones de revistas, reunir tapas de yogures, juntar etiquetas. Toda esta disciplinada actividad no sirvió para mucho: lo único que me llegó a tocar fue un monopatín que regalaban en una rifa de un supermercado al lado de mi casa. Ya de joven, perdí el interés hacia este tipo de cosas, y desde hace ya unos años evito expresamente este tipo de competiciones. Los datos personales se han convertido en un preciado tesoro, y la probabilidad ínfima de ganar un iPod en un sorteo no compensa la avalancha de correspondencia basura de la Galería del Coleccionista que con toda certeza empezarás a recibir después de mandar el cupon con tus señas.

En el Reino Unido pasa lo mismo, desde luego: no hace falta andar muy lejos por la calle para encontrarse carteles en algún banco anunciando sorteos de coches o televisiones de plasma, y lo mismo en el supermercado siempre se encuentra algún producto regalando premios. Sin embargo, hace poco he descubierto algo realmente curioso: en la mayoría de estos sorteos organizados por marcas comerciales o tiendas, si no en todos, no hace falta comprar nada para poder participar en ellos. Si se mira la letra pequeña donde vienen las bases (terms & conditions) de estas competiciones, casi siempre se indica que no es necesario comprar nada para participar (no purchase necessary)

He estado investigando en Internet pero, extrañamente, no he encontrado casi información sobre el tema. Lo más concreto que he visto es este documento de la sucursal inglesa de la Market Research Society. En él se describen una serie de recomendaciones para la organización de sorteos (free prize draws) derivadas de la legislación británica. Según parece, quien organiza un sorteo está obligado a permitir la participación libre de quien lo desee, sin que pueda exigirse a los concursantes comprar ni pagar nada. De lo contrario, la competición estaría sujeta a la legislación británica de juego y lotería, que me imagino que impone severas condiciones.

Esta peculiaridad da lugar a situaciones bastante graciosas. Hace unos años, Walkers lanzó una promoción en la que se podían encontrar billetes de 20 libras dentro de bolsas de patatas fritas. Las bases de la promoción, en letra pequeña, afirmaban que no era necesaria ninguna compra para participar. Es una lástima no tener el texto original, pero por lo que recuerdo se añadía que sólo había que mandarles los datos personales para que un empleado de Walkers jugase por ti, abriendo una bolsa y mirando dentro si te había tocado el billete.

martes, noviembre 07, 2006

Bonfire Night en Lewes

Bonfire night en LewesEl fin de semana pasado se celebró Bonfire Night, una de las tradiciones inglesas más antiguas, de la que ya hablé el año pasado (enlace).

En la mayor parte del país las celebraciones consisten simplemente en espectáculos de fuegos de artificiales y hogueras, en las que a veces se quema un muñeco que representa a Guy Fawkes, pero en el pueblo de Lewes son bastante más espectaculares. En esta localidad de Sussex, con motivo de la Bonfire Night se organizan una serie de desfiles con antorchas y estandartes por parte de distintas cofradías que van disfrazadas según diversos temas: vikingos, zulues, piratas, etc. Lo más chocante de la celebración es sin duda el desfile de 17 cruces ardientes, que representan a tantos mártires protestantes que fueron quemados en la hoguera en el pueblo durante las persecuciones del siglo XV. Otra tradición bastante inquietante es la quema de efigies de Guy Fawkes y el papa Pablo V, acompañadas por las de personajes más actuales como Tony Blair, Bin Laden o George Bush. Por lo que he visto en las fotos, no son meros muñecajos sino verdaderos ninots. Hubo un año que una de las cofradías quemó una representación de una caravana de gitanos, lo cual levantó mucha polémica e hizo que la policía arrestase a varias personas por delito de odio racial.

En flickr se pueden encontrar un montón de galerías con fotos excelentes de la celebración de Bonfire Night en Lewes. Viéndolas me han entrado unas ganas tremendas de ir; la fiesta tiene pinta de ser una experiencia bastante espeluznante. También en Youtube hay varios videos, entre ellos curiosamente este en el que se pueden ver bailarines Morris (foto de arriba tomada prestada de simpologist bajo CC).

Más información:
Página web del Ayuntamiento de Lewes
Lewes (Wikipedia en inglés)
Las hogueras de 2006 en Lewes, contado por la BBC

domingo, noviembre 05, 2006

Yendo a la peluquería

Ayer, con gran pesar, no tuve más remedio que irme a cortar el pelo. Hacía ya bastante de la última vez, y durante las últimas dos semanas había venido observando con alarma cómo una incipiente mullet se me iba asomando a ambos lados del cuello, amenazando con mi muerte social en la oficina.

Digo que muy a mi pesar no porque tenga alergia a las tijeras, sino porque siempre que puedo procuro evitar ir a la peluquería en Inglaterra. Aunque llevo ya más de seis años en el Reino Unido, sólo he ido seis o siete veces. Para cortarme el pelo suelo aprovechar mis visitas a Madrid, algo que me puedo permitir porque me bajo con bastante frecuencia, cada dos o tres meses. Las visitas a la peluquería del barrio, a la que he ido ininterrumpidamente desde que era un crío, son uno de esos lazos con el hogar que cuestan romper. Otro motivo, más prosaico, es que cortarse el pelo sale más barato en España (aunque no mucho más). Y un tercer motivo es el idioma: por mucho que uno se mire en el diccionario el vocabulario técnico (flequillo: fringe; raya parting; cuchilla: razor; etc), contarle al peluquero cómo queremos que se nos corte el pelo es posiblemente una de las situaciones de la vida de un expatriado en la que más duramente se pone a prueba el dominio de la lengua local. Describir un corte de pelo es un acto que exige una buena dosis de expresividad incluso en la propia lengua (salvo, claro está, cuando queremos que nos lo rapen con maquinilla): "me lo cortas de modo que justo me monte un poco la oreja, un poco de capas, ligero por atrás pero no tanto, peinado por en medio pero sin raya".

Por si fuera poco, una vez se supera el trance de darle al peluquero las especificaciones del corte, te tienes que enfrentar a la ineludible charla intrascendente. En Inglaterra, como en España y supongo que todos los países del mundo, los peluqueros sienten que una de las atribuciones de su profesión es dar conversación al cliente. Esto puede ser un fastidio pero también una oportunidad: hablar con el peluquero es una manera fantástica de practicar el inglés.

Dada mi procedencia, tengo la suerte de que es fácil prever hacia donde va a tirar la conversación cuando, al darse cuenta de mi acento extranjero, el peluquero me pregunta de dónde soy. Es algo aplicable también a taxistas, empleados de banco o tenderos parlanchines. Al contestar que soy español de Madrid, la siguiente pregunta es casi siempre "¿eres seguidor del Real Madrid?". Yo no suelo seguir mucho la liga española (ni mucho menos la inglesa), y supongo que en seguida se me nota que no tengo mucha idea, pero es sorprendente lo que dan de sí un puñado de comentarios generalistas y cuatro ideas leídas en la prensa para seguir una conversación sobre fútbol.

martes, octubre 31, 2006

Tarjetas de felicitación

Happy DiwaliLos británicos son muy aficionados a mandar tarjetas de felicitación por todos los motivos imaginables. No sólo por cumpleaños, Navidades, o por el día del padre o de la madre: también para felicitar por bodas y compromisos, cambios de trabajo, mudanzas, terminar la Universidad, jubilación, nacimientos y hasta por aprobar el examen de conducir. Estas tarjetas las venden en papelerías y librerías, pero también en estaciones de servicio, farmacias y tiendas de ultramarinos. Hay también cadenas de tiendas dedicadas exclusivamente a vender tarjetas de felicitación: Clinton's es la más famosa.

Eid MubarakTeniendo en cuenta que el Reino Unido es realmente una sociedad multicultural, no es de extrañar que en estos días se puedan encontrar en las tiendas tarjetas, como las que se ven en las fotos, felicitando la festividad hindú de Diwali o el fin del Ramadán, que caen por estas fechas.

domingo, octubre 29, 2006

Con cebolla o sin ella

Una de las cosas que más me gusta del Sainsbury's es que siempre están trayendo productos nuevos y a veces sorprendentes. Hoy me he encontrado con esto:
Tortilla española precocinada
No es difícil encontrar determinados productos españoles en los supermercados británicos (jamón serrano, chorizo, conservas), pero es la primera vez que veo algo tan elaborado, por un precio, además, bastante razonable.

No está mal de precioLo curioso es que la tortilla de patata, como plato español, no es tan conocido entre los ingleses, quienes además suelen malinterpretarlo: en más de una ocasión me he encontrado el típico pub con ínfulas de sofisticado sirviendo como spanish omelette una especie de revuelto de dados de patata, guisantes, calabacín e ingredientes parecidos.

domingo, octubre 22, 2006

La Crisis de Suez

Este año se cumple el 50 aniversario de uno de los episodios más interesantes de la Guerra Fría: la crisis de Suez. En España, este suceso es poco conocido, pero en el Reino Unido es recordado como una de las pifias de política exterior más sonadas de la historia reciente, y una de las peores humillaciones que ha sufrido el país.

Todo comenzó el 26 de julio de 1956, cuando el líder nacionalista egipcio Abdel Nasser nacionalizó el canal de Suez. Este estratégico paso entre el Mediterráneo y el Mar Rojo había estado bajo control directo de Gran Bretaña y de Francia (país que lo construyó) desde hacía más de medio siglo. La toma del Canal sentó muy mal al primer ministro británico de entonces, el conservador Anthony Eden, quien vio peligrar la influencia británica en la región. Los franceses también recibieron la medida con suma hostilidad, ya que sentían gran recelo hacia Nasser por su apoyo al movimiento de liberación argelino (Argelia era por entonces colonia francesa). El tercero en discordia era Israel, cuya fundación como estado era aún muy reciente, y que por entonces estaba metido en continuas refriegas fronterizas con Egipto por el apoyo que este país prestaba a las guerrillas palestinas.

Durante el verano, se sucedieron las iniciativas diplomáticas destinadas a suavizar la tensión, orquestadas principalmente por Estados Unidos, pero no se logró ningún acuerdo. El 22 de octubre, Eden envió a su ministro de exteriores Selwyn Lloyd a una reunión secreta en Sèvres, en las afueras de París. El gobierno francés hacía semanas que se había decantado por la opción militar, y después mantener contactos secretos con Israel, solicitaron la complicidad del Reino Unido. En la reunión, representantes franceses, israelíes y británicos acordaron un protocolo con el fin de invadir Egipto, retomar el Canal y derrocar a Nasser.

El 29 de octubre, Israel invadió la franja de Gaza y avanzó la península del Sinaí, con tanto éxito que tuvieron que frenar su progreso para no llegar al istmo antes de tiempo. Al día siguiente, según lo acordado, Francia e Inglaterra lanzaron un ultimatum a Egipto exigiendo que se les permitiese ocupar el Canal como fuerza de interposición para garantizar el libre tránsito. La esperada negativa de Nasser sirvió de pretexto para que ambos países empezaran a bombardear objetivos en Egipto y desembarcaran en el país días después, operación para la cual habían reunido un importante contingente militar en el Mediterráneo. Durante los siguientes días las fuerzas francobritánicas tomaron un objetivo tras otro, enfrentándose a la tenaz oposición egipcia, que sufrió numerosas bajas, ya que su podería bélico no estaba a la altura de los agresores.

Desde el primer momento, todo el mundo olió a chamusquina y dio por hecho que se trataba de un montaje, pese a las acalorados desmentidos de Lloyd y Eden en el Parlamento británico, donde negaron haber tenido conocimiento previo del ataque israelí. Estados Unidos no había sido avisado de la acción bélica, y su presidente Dwight Eisenhower estaba furioso por ello y por lo inoportuno de la intervención francobritánica, ya que en esos momentos se estaba desarrollando la otra gran crisis de ese año: la invasión de Hungría por los soviéticos. Eisenhower temía que se avivara peligrosamente el sentimiento antioccidental en la región, con el riesgo de empujarla a la esfera de influencia comunista, de modo que presionó política y económicamente sin contemplaciones a ingleses y británicos para que interrumpieran la invasión y se retiraran de Egipto. El Reino Unido, cuya economía de posguerra era aún muy frágil, vio como su moneda se derrumbaba en los mercados de divisas, tras negarse Estados Unidos a sostener la libra. El 6 de noviembre, ante el inminente colapso de la economía, las tropas británicas se vieron obligadas a retirarse, arrastrando a las francesas consigo. El vacío fue llenado por una fuerza de las Naciones Unidas, que por primera vez organizaba una misión de paz. Eden dimitió a principios del año siguiente.

El efecto de la Crisis de Suez en la geopolítica fue muy grande. Todos coinciden en que este fiasco hizo que el Reino Unido y Francia afrontaran la realidad de que ya no eran grandes potencias. La reacción de cada país fue muy distinta: Francia entendió que no podía confiar ni en Estados Unidos ni en el Reino Unido para defender sus intereses, de modo que en los años siguientes se dotó de la bomba atómica y comenzó a fomentar el establecimiento de una alianza europea mediante la cual canalizar su influencia, que con el tiempo se convertiría en la Unión Europea. El Reino Unido, por contra, estrechó sus lazos con Estados Unidos, estableciendo la famosa special relationship y subordinándose militarmente a la gran potencia norteamericana. De todos los protagonistas, los mejor parados fueron sin duda israelíes y soviéticos. Los primeros lograron su objetivo de debilitar a su enemigo Egipcio gracias al trabajo sucio de otros. Los segundos aprovecharon la distracción para aplastar el movimiento de resistencia húngaro.

Lo que más me llama la atención de este interesante episodio de la historia reciente es lo extraños que son las reacciones y juegos de alianzas que se pusieron en juego, muy distintos a los de la política mundial del presente. Estados Unidos aparece enfrentado a Israel y a favor de encontrar soluciones diplomáticas en Oriente Medio. Francia y el Reino Unido actúan como aliadas, con una actitud sorprendentemente belicosa que nada tiene que ver, sobre todo en el caso de Francia, con la pose de respeto a la "legalidad internacional" que han adoptado últimamente. De entre los protagonistas, sólo Israel desempeña un papel no muy distinto al que sigue desempeñando en nuestros días.

La crisis de Suez también llama la atención como ejemplo inmejorable de engaño flagrante y chapucero por parte de los gobernantes hacia sus ciudadanos. Aunque la reunión de Sèvres era secreta, los detalles no tardaron en filtrarse, y pasados algunos años se hizo público el protocolo que establecía lo acordado entre las naciones conspiradoras. Hace poco, a raíz de la invasión angloestadounidense de Irak, en el Reino Unido muchos analistas plantearon paralelismos entre esta operación militar y la llevada a cabo en Suez. En lo militar es evidente que hay muchas diferencias, pero en lo político no hay duda que ambas son dos de las mayores tomaduras de pelo que se han visto en mucho tiempo.

Fuentes:
1956: The Year That Changed the World (The Observer)
Egypt: Special Report (The Guardian)
Suez: End Of Empire (BBC)

martes, octubre 17, 2006

Vaya corte

Los periódicos ya no saben qué hacer para ganar lectores. Hoy en el Independent, venía de regalo un póster con los cortes de carne ingleses, como esos que cuelgan en las carnicerías. Supongo que los encargados de marketing de este diario tienen mucha confianza en estar atacando un filón de lectores potenciales con esta promoción, pero a mí me resulta difícil imaginarme a mucha gente pensando "que no se me olvide hoy comprar el Independent que viene de regalo un póster con todos los tipos de filete que se pueden comprar en Inglaterra".

Lo gracioso es que yo soy uno de ellos. Desde pequeño, siempre que iba al mercado con mi padre, encontraba fascinantes esos carteles que colgaban del fondo de las carnicerías, detrás de un par de torsos despiezados de animal, mostrando una tabla con fotos de suculentos ejemplos de cada corte y un dibujo de una vaca dividida con líneas discontinuas, como si de un mapamundi se tratara (me pregunto si en las escuelas de carnicero a los alumnos les hacen rellenar mapas mudos de animal en los exámenes).

El interés del póster del Independent es que se puede ver el nombre de los cortes ingleses, que por cierto son distintos de los españoles. De mis visitas al súper ya me sonaban el rump steak y el sirloin (solomillo); ahora ya sé de qué parte del animal vienen. Es interesante que el topside, que se suele utilizar para el roast beef, viene del trasero de la vaca. Así que estamos en pleno derecho de decir que los ingleses cocinan con el culo.

Como seguramente la mayoría de quienes estén leyendo estas líneas se habrán perdido esta fantástica promoción del Independent, he estado buscando en Internet más información sobre cortes de carne. He encontrado este cartel, no muy bueno, y este otro mucho mejor pero que es de cortes estadounidenses (del cual hay versión en español). En esta otra página hay tres carteles con tipos de corte ingleses de vacuno, porcino y de cordero. Y, cómo no, también en la Wikipedia se puede encontrar una sección sobre este apasionante tema.

sábado, octubre 14, 2006

Enchufes

Todos bromeamos a menudo sobre la manía de los británicos por ser distintos en todo. Podría pensarse que es un simple estereotipo, pero es que realmente las diferencias se pueden encontrar en todos los aspectos de la vida real. Ya he hablado sobre cómo conducen por el otro lado, o sobre lo reacios que son a usar el sistema métrico. Hoy hablaré de los enchufes.

Seguramente sea sólo cosa mía, que me fijo en estas menudencias, pero la primera vez que vi un enchufe británico me llamó bastante la atención. No sabía que fuesen distintos a los del resto de Europa. Aún los sigo encontrando extrañamente fascinantes. Lo más llamativo es su tamaño, mucho mayor que el de un enchufe continental, y su aire tosco y aparatoso, nada acorde con estos tiempos en los que todo es ergonómico, sinuoso y aerodinámico. Estos enchufes tienen tres clavijas metálicas de corte rectangular: dos en línea para la corriente y una tercera de conexión a tierra, perpendicular a éstas y más larga. Ésta última clavija es obligatoria hasta en los aparatos eléctricos más sencillos, y tiene la función añadida de empujar una pieza de plástico que destapa los otros dos orificios de la toma de corriente, sistema de seguridad que hace que muchas veces haya que empujar con bastante fuerza para insertar el enchufe en la toma, o en ocasiones para sacarlo.

Uno siempre se trae de España algún aparato eléctrico que otro (yogurteras, licuadoras, u otros electrodomésticos superútiles), así que es necesario comprarse adaptadores. Por requisito legal, estos también tienen que contar con fusibles, y son también, por tanto, bastante aparatosos (y caros). Venden también otros más sencillos sin fusible que teóricamente sólo se pueden usar con afeitadoras. Otra alternativa es no usar adaptador, aunque no voy a explicar cómo no vaya a ser que algún torpe lo intente, se electrocute y luego me eche la culpa. Los más manitas quizás se atrevan a cortar el cable y sustituir el enchufe continental por uno británico, haciendo los empalmes correspondientes. Es una opción barata, y muy sencilla. Por último, algo que he descubierto hace poco es el euroconvertor: se trata de un adaptador en el cual se introduce el enchufe europeo (ha de ser de los planos de dos clavijas), fijándose mediante un tornillo.

Sofisticado cuadro de protecciónEstos enchufes no sólo se usan en el Reino Unido; también los hay en Irlanda y en muchas antiguas colonias británicas. Fueron introducidos en 1947, y posteriormente descritos por el estándar BS 1363. Sus defensores aseguran que son más seguros que los que se usan en el resto de Europa. Puede que sea cierto, pero si es así no lo parece. No tanto por los enchufes, sino por la instalación en su conjunto. En ninguna de las casas donde he vivido en este país tenían cuadros de protección muy sofisticados. El piso donde vivo ahora se lleva la palma. Una vez se fue la luz y me puse a buscar como loco dónde estaban los plomos. Bajé a ver si la luz se había ido en el cuadro general del edificio pero allí todo estaba en orden. Subí y me puse a rebuscar en todos los rincones de la casa sin éxito; el único sitio donde pensé que quizás estuviesen escondidos era un misterioso cajón situado en una esquina del pasillo, que no tenía rastro de portezuela ni ranura alguna. No podía estar en ningún otro lado, así que al final me armé de cuchillo y una buena dosis de paciencia. Tras media hora de esfuerzo, logré arrancar el cajón de la pared. En efecto: ahí se encontraba el modernísimo sistema de protección. Ni interruptores diferenciales ni nada: un simple fusible consistente en un alambre metálico fijado con tornillos, que hube de reemplazar por otro que compré en la ferretería y corté a medida. En España, cuando decimos que se han fundido los plomos suele ser en sentido figurado. Esta visto que en Inglaterra hay muchos sitios donde esas palabras aún se usan de forma literal.

Más información: BS 1363 (Wikipedia en inglés), The Origin of the BS 1363 Plug and Socket Outlet System (IEE)
Temas relacionados: Interruptores (Parquestrit)

jueves, octubre 12, 2006

Feliz Día de la Hispanidad

Aún no es demasiado tarde: quedan dos horas para que acabe el día.

Los españoles somos como los ingleses y apenas celebramos nuestra fiesta nacional, al revés que otros países como Estados Unidos o Francia, donde sí que organizan festejos por todo lo alto, o Irlanda, cuya fiesta de San Patricio es celebrada con gran boato incluso por quien no sabe nada de la cultura de este país.

Desde luego este tipo de cosas no es que tengan que quitar el sueño a nadie, pero cuando uno vive fuera de la patria es normal que se sienta más añoranza y ganas de celebrar la propia identidad. Ayer estábamos hablando unos amigos y llegamos a la conclusión de que el año que viene tenemos que conmemorar la festividad con gran solemnidad, montando un desfile por Park Street con patas de jamón al hombro, con el cuchillo jamonero bien calado a modo de bayoneta. Se podrá observar un muestrario de los distintos uniformes que suelen lucir las hordas españolas destinadas al Reino Unido: camisa de rayas, jerséis azul marino y náuticos unos, pantalones pijameros y rastas otros, y las secciones femeninas con sus abrigos saco de dormir beis y sus mil capas entre camisas, camisetas y suéteres.

Desgraciadamente no podremos disponer de escuadrón aéreo que sobrevuele la ciudad, pero en su sustitución desplegaremos uno de aguilillas que entrarán a toda inglesa que vean. El espectáculo promete no defraudar.

martes, octubre 10, 2006

Booker Prize

Hace escasos minutos se ha anunciado el ganador del Man Booker Prize 2006. La afortunada es Kiran Desai, por su novela "The Inheritance of Loss".

El Booker Prize es el galardón literario más importante en el Reino Unido, y uno de los más prestigiosos del mundo de habla inglesa. Se otorga cada año a la mejor novela de autor proveniente de la Commonwealth o la República de Irlanda, según el criterio de un jurado compuesto por miembros de distintas facetas del mundillo literario (escritores, libreros, editores, agentes literarios y bibliotecarios). El mero hecho de ser seleccionado para el corte final o shortlist es ya un gran honor (esta era la lista de candidatos para este año).

Yo no sé mucho de literatura británica contemporánea (de la ganadora de este año es la primera vez que oigo hablar), pero echando un vistazo a la lista de ganadores de los últimos años reconozco a varios ganadores de premio Nobel de literatura junto con otros semidioses de la novela en inglés contemporánea.

Para trabajos de no ficción, el premio más famoso es el Samuel Johnson Prize.

Más información: Man Booker Prize (Wikipedia en inglés), Página Web Oficial.

lunes, octubre 09, 2006

Minimelones

Es triste tener que venirme a vivir a Inglaterra para aprender que el melón español de toda la vida es de variedad piel de sapo. El otro día los vi en en el Sainsbury's, aunque aquí lo que se encuentra es una versión en miniatura de lo que venden en España, como se puede observar en la foto. Los supermercados ingleses suelen tener melones en verano, pero están más extendidas otras variedades, como Galia o Honeydew.
Minimelón

Luego en casa lo probé y no estaba nada mal, y eso que ya no debe de ser temporada.

jueves, octubre 05, 2006

Entre teclas

Después de casi seis años viviendo en el Reino Unido, apenas queda nada de la ilusa esperanza que tenía al principio de acabar convertiéndome en bilingüe. Pasado este tiempo sin duda domino mucho más el idioma que cuando vine, pero hace tiempo que toqué techo, e incluso yo diría que cada vez hablo peor.

Bilingüe quizás no, pero como consolación en lo que sí que he logrado convertirme es en bidáctilografo: ahora soy capaz de teclear indistintamente en teclados españoles y británicos. No es que sea una gran proeza: la disposición de las letras del alfabeto es idéntica en los dos (otros teclados como el francés tienen las letras cambiadas). Las cosas se complican un poco sólo cuando te metes en signos de puntuación y demás símbolos. Uno intenta abrir un paréntesis y le sale un asterisco. Quieres escribir un "+" y te sale un corchete. Este tipo de problemas los sufrimos más quienes tenemos que programar en nuestro trabajo, ya que los lenguajes de programación usan más símbolos especiales que el lenguaje escrito. Para estas labores, además, pronto te das cuenta de que el teclado británico es mucho más cómodo. Los símbolos de la arroba o de los corchetes ([]) se obtienen cómodatemente mediante el uso de la tecla Mayúsculas. En el teclado español, para conseguirlos, necesitamos usar la engorrosa tecla de Alt gráfico; otros signos como la virgulilla(~) directamente no son accesibles en él.

Curiosamente, el teclado británico es ligeramente distinto del estadounidense. Tiene algunos signos nuevos, entre ellos el de la libra (£), y otros están intercambiados, como por ejemplo la arroba y el signo de las comillas.

El que haya aprendido a cambiar fácilmente de un teclado a otro se lo debo a uno de los pocos ejemplos de comodidad que se pueden encontrar en Windows: la posibilidad que ofrece de configurar el uso simultáneo de varios tipos de teclado en un mismo ordenador, seleccionables fácilmente pulsando una combinación de teclas o pinchando en un iconito que sale al lado de la bandeja de sistema. Para activar esta función, sólo hay que irse a Panel de Control, pinchar en el icono Regional and Language Options, seleccionar la lengüeta Languages y clicar el botón Details de la sección Text Services and Input Changes. Aparecerá un cuadro nuevo donde podremos añadir el teclado español a la lista de teclados habilitados y asignarle una combinación de teclas para activarlo cuando queramos.

Mucha gente se refugia en la excusa de que los teclados ingleses no tienen tildes ni eñes para no usarlas al escribir en castellano. Como podéis ver, no hay pretexto para no hacerlo: sólo hace falta un poco de voluntad. Así que al que siga sin escribir correctamente las tildes le vamos a mandar que se haga unos cuantos cuadernos Rubio. Y al que use la arroba para los plurales conjuntos másculino-femenino, use la "k" en vez de la "q", escriba todo en mayúsculas o intercale en sus textos risas alternando descuidadamente la j y la a ("jajjajjaja") le llevamos al calabozo de este blog.

lunes, octubre 02, 2006

Montando el pollo

Más pronto que tarde, quienes nos venimos a vivir a Inglaterra nos tendremos que enfrentar a una desagradable situación: cuando, después de haber sido tratados mal o de que nos hayan intentado tomar el pelo en una tienda u oficina pública, nos vemos obligados a protestar o echar la bronca a alguien. Se trata de una situación para la que ningún curso de inglés, por avanzado que sea, nos habrá preparado. De cuando estudiaba en el colegio, me acuerdo de alguna lección o dos en las que te enseñaban un puñado de flemáticas expresiones de queja para utilizar en cartas de protesta. Como mucho, quizás en el libro de texto viniese algún diálogo de alguien en un restaurante quejándose al camarero de que habían tardado mucho en servirle. En ningún caso te preparan para la situación de tener que enfrentarte a un mecánico malencarado con pinta de hooligan e incomprensible acento paleto que te ha equilibrado mal las ruedas por tercera vez consecutiva.

Desgraciadamente, lo de tener que pegarte con la gente es algo consustancial a la vida, e Inglaterra, como cualquier otro país, te ofrece un rico abanico de personas y entidades de todo tipo con las que practicar este fastidioso deporte: dependientes del Dixon's (o cualquier otra cadena de tiendas del high street), agencias de reclutamiento, caseros, encargados de facturación en el aeropuerto, organismos oficiales, empleados de banco, la TV license, controladores de aparcamiento y (sobre todo) operadores de centros de atención telefónica en general. Alguien especialmente desafortunado quizás tenga que vérselas incluso con la policía. Pero incluso sin irnos a casos tan extremos, en las peloteras más intrascendentes e inofensivas es sorprendente la velocidad con la que uno pierde el poco dominio de la lengua inglesa que se tiene, convirtiéndose en un balbuceante y nervioso bloody foreigner.

Las broncas unas veces son en persona y otras por teléfono. Cada caso tiene sus ventajas e inconvenientes. Desde luego, es siempre más difícil entenderse con alguien por teléfono, sobre todo si tiene un acento complicado, pero es más fácil envalentonarse cuando la persona no está delante tuyo, sobre todo si se trata de uno de esos operadores telefónicos que hablan como robots. De todos modos, en esto me imagino que dependerá mucho de la persona. Yo no tengo ni media torta, pero supongo que alguien fornido con cara de mala leche encontrará que sus gestiones son más fructíferas cara a cara que por teléfono, por muy mal inglés que hable. Excepto quizás frente a porteros de pub, que por definición siempre son mas forzudos que tú.

Sea en persona o por teléfono, los españoles tenemos que tener especial cuidado con cómo nos conducimos en nuestras quejas y reclamaciones ante ingleses. En España, muchas veces tienes que ponerte realmente borde y agresivo para que te hagan caso. En Inglaterra, por el contrario, es importante nunca perder los modales. Los ingleses consideran que una persona que protesta de forma maleducada automaticamente pierde la razón, aunque sea evidente que la tenga, y se sentirán justificados de ignorarla. Levantar la voz y, sobre todo, emplear lenguaje malsonante es especialmente desaconsejable. Si quieres que te hagan caso, es mucho más efectivo adoptar un tono firme pero correcto, insistir todo lo que sea necesario, y en último término pedir hablar con el superior de quien te atiende. Hay determinados entornos en los que los ingleses son especialmente sensibles a las conductas agresivas. En hospitales y consultas del doctor siempre suele haber carteles advirtiendo que no se tolera el comportamiento ofensivo hacia los encargados, incluso amenazando con denunciar a la policía a quien se propase.

Afortunadamente, cuanto más tiempo llevas en el país menos broncas sueles tener, o al menos esa es mi experiencia. Supongo que es porque he aprendido a evitarlas, y porque ya tengo mi vida establecida y hace tiempo que superé el embrollo de gestiones que supone venirse al país (encontrar casa, abrir cuenta de banco, etc). Lo malo es que ya estoy acostumbrado a resolver disputas al civilizado estilo inglés. Cuando me vuelva a España me van a comer vivo.

domingo, octubre 01, 2006

Isletas

IsletaLas calles de las ciudades inglesas suelen ser bastante inhóspitas para los peatones. La foto, tomada en Londres, muestra una práctica que encuentro especialmente fastidiosa. Se trata de una isleta que divide en dos tramos un paso de peatones. Para pasar al otro lado, tienes que cruzar el primer tramo, caminar a lo largo de ella unos metros hasta el segundo paso de peatones, y cruzar el segundo tramo. Los dos semáforos nunca suelen estar en verde al mismo tiempo, así que te toca esperar por partida doble. Estas isletas se pueden encontrar no sólo en las calles más anchas, sino en otras más estrechas en las que no tendría que haber problema en tener un único paso de peatones. Esta sensación de tener que sortear vallas y semáforos para cruzar unos pocos metros hasta el otro lado es muy frustrante.

jueves, septiembre 28, 2006

Pasándoselo pirata

Parquestrit, como siempre, a la última hora. El pasado 19 de septiembre se celebró el "International Talk Like a Pirate Day", es decir, "Día Internacional De Hablar Como Un Pirata". En su momento se me pasó hablar del tema, pero hoy he desubierto en Pixel y Dixel este vídeo buenísimo y me veo obligado a comentarlo, aunque sea con retraso:



En castellano no existe ninguna jerga de piratas. Cuando en alguna película o libro se quiere caracterizar a un personaje como pirata, se suele recurrir a un lenguaje anticuado aderezado con unas pocas expresiones características ("¡rayos y centellas!", "¡marineros de aguadulce!", etc). En inglés, sin embargo, el habla piratesca tiene personalidad sorprendentemente definida, y una serie de rasgos concretos muy característicos, no sólo de vocabulario sino incluso de gramática. El video de arriba lo explica muy bien; para más detalles sugiero echar un vistazo aquí.

Desde luego, esta jerga piratesca no tiene pinta de tener mucha base histórica. Me imagino que se habrá desarrollado a partir de películas y libros de aventuras como "La Isla del Tesoro" o "Peter Pan". En estos días las historias de piratas no son tan populares como antes, pero su lenguaje sigue vivo como habla cómica a lo chiquitistaní. Es una lástima que en castellano no tengamos nada parecido, ya que nos impide captar toda la gracia en pelis como "Piratas del Caribe" o "Dodgeball" (con su memorable Steve el pirata).

Más información:
Talk Like A Pirate Day, Talk Like a Pirate (Wikipedia)

lunes, septiembre 25, 2006

Memoria histórica

En España últimamente se habla mucho de memoria histórica, etéreo concepto que inevitablemente se ha convertido en otro frente de batalla más en las luchas rastreras entre las distintas tribus políticas y mediáticas. Como ocurre tantas veces en España, en vez de limitarnos a debatir medidas o iniciativas concretas, la discusión se realiza en la elevada esfera de lo abstracto, donde cada uno entiende las cosas como le viene en gana.

España no es, desde luego, el único país que ha descubiero la importancia de tener presente el pasado. En el Reino Unido la memoria tiene mucha importancia en la conciencia colectiva. Remembrance Day, fecha en la que se recuerda a los caídos en las dos grandes guerras mundiales del siglo pasado, es una celebración a la que se le da mucha importancia todos los años.

En esta onda, hace poco descubrí una iniciativa muy intersante de la BBC. Han reunido en un sitio web los testimonios de miles de personas sobre sus vivencias durante la Segunda Guerra Mundial. He estado hojeando por algunas de las páginas y hay historias verdaderamente fascinantes. He sentido gran admiración por el pueblo británico, que supo sobrellevar con entereza los duros años de sitio, sometidos a bombardeos y carestías de todo tipo. Desde luego, de cara a sacar lo mejor de sí mismos tenían la suerte de que se enfrentaban a un enemigo exterior, en vez de matarse unos a otros cruelmente.

Sería fantástico que en España se llevase a cabo una iniciativa similar, que se pidiese a la gente que contase sus experiencias durante la Guerra Civil o la posguerra, y que éstas fuesen reunidas en un archivo accesible al público. Es mejor redescubrir este negro episodio de nuestro pasado por el testimonio de ciudadanos de a pie que a través de nuestros políticos y opinadores profesionales.

Enlace:
WW2 People's War (BBC)

domingo, septiembre 24, 2006

Dogtanian and the Muskehounds

El sábado me lleve una gran sorpresa al encontrarme con esto en una tienda de discos y DVDs:

No tenía ni idea que esta serie de dibujos animados se hubiese distribuido por el mundo anglosajón. Y además con relativo éxito: he descubierto con asombro varias páginas web en inglés de fans de la serie. Hay incluso entrada en la Wikipedia, donde dice algo que no sabía: que aunque fue creada por el estudio español BRB International, fue realizada en Japón. Otra cosa curiosa es que la actriz británica Prunella Scales (la de los anuncios de Tesco) colaboró en la versión inglesa dando voz a la Reina de Francia. Siguiendo mis pesquisas he encontrado en YouTube la entrada de la serie en su versión inglesa:

También se puede encontrar en japonés, aunque la música es distinta.

martes, septiembre 19, 2006

El retorno de Jamie Oliver

El año pasado ya escribí sobre Jamie Oliver, que había dejado los programas de cocina para protagonizar una serie de televisión documental más comprometida, "Jamie's School Dinners", en la que en varios episodios se muestran los esfuerzos de este chef estrella por mejorar la alimentación de los alumnos de un número escogido de colegios de primaria.

La serie fue un éxito tremendo, estimulando la inquietud de la sociedad británica por la alimentación de sus colegiales y forzando al Gobierno a responder en el debate. Ayer pusieron por la tele "Jamie's Return To School Dinners", donde Jamie vuelve para comprobar si la campaña que puso en movimiento de mejorar la dieta de los chavales avanza a buen ritmo.

Borja habla muy bien de ello hoy en esta entrada de su blog, así que no añadiré más. Salvo una cosa: programas como este demuestran que es posible hacer televisión que combine innovación, entretenimiento, compromiso social y que sea éxito de audiencia. Lo podrido del panorama televisivo español, por tanto, no tiene excusa.

Enlace:
Vuelve Jamie (Reciclando Palabras)

sábado, septiembre 16, 2006

Ryanair

Hace pocas semanas, tuvo bastante repercusión en los medios españoles la noticia de cómo a la aerolínea Ryanair le había salido el tiro por la culata al intentar un golpe publicitario de pocos escrúpulos. Esta compañía de vuelos baratos había prometido billetes gratis a quienes acudiesen a una concentración en Barcelona en contra de Iberia. La asistencia fue mayor de la esperada y no se pudieron repartir vuelos suficientes para todos, de modo que los manifestantes mercenarios cambiaron el blanco de sus iras por la compañía irlandesa, formándose un tumulto que obligó a la policía a intervenir y en el que la responsable de la empresa debió de pasar un mal rato.

Ryanair no es una compañía que me caiga muy simpática, y sentí una gran alegría maliciosa al leer la noticia. En el Reino Unido, las prácticas chocantes y mezquinas de esta aerolínea aparecen en la prensa con regularidad. El año pasado Ryanair fue condenada a pagar una indemnización a un discapaticado al que se le había obligado a pagar 18 libras por usar una silla de ruedas para acceder al avión. Meses antes, también tuvo gran eco en la prensa la prohibición a los empleados de la empresa de usar cargadores de móvil en el trabajo. Los trabajadores de Ryanair, también se supo, tienen que comprarse sus propios uniformes y pagarse los cursos de formación. El furor ahorrador de la compañía hace que hayan eliminado los bolsillos de los asientos y que desde hace poco cobren por cada pieza de equipaje facturada. La fantochada más reciente en la que se ha embarcado Michael O'Leary, el excéntrico presidente de la compañía, ha sido demandar al Gobierno británico por las medidas de seguridad extraordinarias que mandó introducir en los aeropuertos después de que, el mes pasado, se abortase un compló terrorista para hacer explotar varios aviones durante el vuelo (suceso del cual Ryanair intentaron sacar tajada, por cierto).

Yo he volado en tres ocasiones con Ryanair. En dos ocasiones fue con billetes realmente baratos: 1 penique por un vuelo a Trieste, y 20 libras por volar a Eindhoven (sin incluir las 20 libras de tasas de aeropuerto). El año pasado volé desde Bristol a Dublín, y aunque no fue por una ganga como las anteriores el vuelo me salió bastante barato. En cuanto a la experiencia, en honor a la verdad en ninguna de las ocasiones fue mala. Los aviones eran de segunda mano y de aspecto bastante destartalado, y el ambiente general era de cutrerío poco disimulado, pero por lo demás el trato fue correcto y no sufrí retrasos ni complicaciones. En suma, mucho mejor que la experiencia habitual en un vuelo de Iberia.

Sin embargo, la obsesión enfermiza de Ryanair por abaratar costes me hace sentir bastante desconfiado. Es sólo cuestión de tiempo que esta racanería acabe haciendo mella en la seguridad de los vuelos. Prefiero mil veces Easyjet, que aunque no ofrece precios tan desquiciadamente baratos, tiene un aire de eficiencia, cortesía y seriedad que me deja mucho más tranquilo cuando vuelo con ellos.

Fuentes:
Una campaña publicitaria de Ryanair en Barcelona provoca las protestas
de centenares de personas (La Vanguardia)
, Ryanair Loses Disability Ruling (BBC), Ryanair's latest cut on costs: staff banned from charging phones (Guardian), Luggage 'ban' for Ryanair flyers (BBC), Ryanair demanda 4,7 millones al Gobierno británico por el caos aéreo (El País)

martes, septiembre 12, 2006

Greñas

Ayer, cuando salía de casa para ir a hacer la compra del emigrante, horas antes de coger el vuelo de vuelta a Bristol, coincidí con el recreo del colegio de al lado, y me di cuenta de lo viejo que soy. La acera estaba llena de adolescentes paseando o sentados en los bancos, y me encontré, como vulgar abuelo cebolleta, escandalizado por el aspecto de muchos de ellos, sobre todo el de los chicos. No tengo problema con los pendientes, los tatuajes o los pantalones de chándal, pero lo que realmente me chirriaba de forma casi intolerable era el nuevo peinado de moda entre la juventud: esa combinación de pelo corto por delante y melenita por atrás, a la que los más atrevidos añaden una semi-cresta.

Quizás la alergia que siento hacia este peinado sea por influencia británica. En el mundo anglosajón, este corte de pelo tiene nombre específico. Se llama mullet, y posiblemente sea considerado el rey de los peinados ridículos. Recientemente, en mi oficina, comenzó a trabajar un tipo algo raro y el comentario general fue "Oh my God -- he's got a mullet!". En la Wikipedia se puede encontrar una entrada en la que se explica la presencia en la cultura popular de este peinado. Otros sitios muy interesantes y que demuestran el pitorreo que genera este indescriptible corte de pelo son Mullet Madness, Mullets Galore o Rate My Mullet. También recomiendo este divertidísimo artículo del Observer.

El deber patriótico debería obligarme a difundir esta información por España como fuese para evitar el ridículo internacional de los jóvenes cuando viajen fuera del país, pero me temo que es demasiado tarde, y que este peinado ha alcanzado ya la corriente general: en el mundial de fútbol pude ver varios jugadores españoles, como Fernando Torres, luciendo ominosos mullets. Y por si hay alguien que lo dude, el que también Santiago Cañizares lo haya escogido para su último look es una suficiente prueba de que este corte de pelo es una autentica calamidad.

miércoles, septiembre 06, 2006

Terrazas

Estoy en Madrid apurando los últimos días del verano, en medio de una inesperada ola de calor. Al principio me alegré de poder volver a vestir bermudas y chanclas, después de lo frustrante que ha sido el agosto en Inglaterra, pero este perpetuo estado de sudor no ha tardado en volverse insoportable. Lo mejor es que estos días estoy pudiendo disfrutar de uno de mis protagonistas favoritos del verano español: las terracitas.

En el Reino Unido es difícil encontrar bares o pubs con terraza, sobre todo fuera de Londres. A veces alguna cafetería o bar se atreve a sacar un par de mesas a la calle, bien pegadas a la fachada, pero no mucho más. En lo que a beber al fresco se refiere, lo típico en Inglaterra son los beer gardens. Se trata de jardines o patios, normalmente en la parte de atrás del pub, en los que hay unas cuantas mesas rectangulares con bancos para sentarse cuando hace bueno. A veces puede encontrarse alguna incongruente sombrilla. En los días de sol y calorcito suele ser muy agradable sentarse a tomar algo en estos sitios, pero de algún modo en ellos nunca siento la sensación de gozo que suelo experimentar en las terracitas madrileñas. Quizás sea el no sentir el bullicio de la ciudad a mi alrededor contrastando con el momento de relajo, sentado con los amigos. O quizás los desnudos y generalmente destartalados bancos de madera de los pubs me resultan más pobres y sin vida que esas mesas redondas de metal equipadas con su dispensador de servilletas y su cenicero, típicas de las terrazas españolas.

En Bristol, más que los beer gardens, suelo preferir algunos bares o cafeterías que tienen un patio interior trasero con un puñado de mesas para sentarse. Las vistas de las partes de atrás de los edificios circundantes, con sus tuberías y tubos de ventilación al descubierto, no son muy elegantes, pero la intimidad del rincón a veces tiene su encanto. Otro sucedáneo de terraza se puede encontrar en muchos bares y restaurantes, que abren de par en par los panales acristalados de la fachada, eliminando la separación entre el interior y la calle.

Desgraciadamente, para cuando me vuelva a Bristol el lunes que viene posiblemente el clima sea ya lo suficientemente húmedo y fresco como para que me dé igual si los bares tienen terrazas o no. En realidad, los pubs ingleses se disfrutan mejor en invierno que en verano. Es en la estación fría cuando las moquetas, las chimeneas y los postres servidos calientes cobran su sentido.

domingo, septiembre 03, 2006

Campeones del mundo

Hoy, como tantos españoles, he redescubierto el baloncesto. El partido de hoy me ha hecho vibrar: por primera vez he visto a una selección española no sólo vencer en un mundial sino hacerlo rotúndamente, sin gestas agónicas ni sufrimientos. Siento, sin embargo, que no tengo ningún derecho de hacer mía esta victoria: como tantos españoles, durante más de diez años he sido totalmente indiferente a este deporte, y eso que durante mis años de bachillerato solía practicarlo bastante. Aunque quizás este anonimato que ha sufrido el baloncesto en España durante tanto tiempo haya sido positivo, evitando que haya sido asfixiado por la hipercomercialización y el acoso de los medios que han asolado el fútbol. En el encuentro de hoy se podía respirar un refrescante ambiente de deporte por el deporte difícil de disfrutar en medio el tinglado que rodea al deporte rey.

Es una lástima porque no voy a poder alardear de esta victoria ante mis compañeros de trabajo ingleses. El baloncesto es un deporte testimonial en el Reino Unido, y apenas recibe cobertura alguna en los medios de comunicación. En las calles británicas se pueden encontrar canchas para jugar, pero mucho menos que en España.

Curiosamente, lo más parecido al baloncesto que he visto en la televisión británica es el netball. Se trata de un deporte de aspecto similar pero con reglas bastante distintas. Su característica más chocante es que las canastas no tienen tabla, sino que están sujetas de un poste. El netball es un deporte principalmente femenino, y es una de las disciplinas que forman parte de los Commonwealth Games, que son una especie de juegos olímpicos organizados periódicamente entre países de la Commonwealth, es decir, antiguas colonias británicas.

Más información: Basketball in England (Wikipedia en inglés), England Basketball, Netball (Wikipedia en inglés)

jueves, agosto 31, 2006

Barcas fluviales

Barco fluvial pasando una esclusaEl lunes pasado, que fue bank holiday en Inglaterra, estuve con unos amigos en el Jolly Sailor, un pub bastante conocido cerca de Bath, en el pueblecito de Saltford. Pude disfrutar de un bread and butter pudding tremendo, sentado en la terraza a orillas del río, al lado de una esclusa. La conversación era muy animada, así que no estaba pendiente del relajante pasatiempo que es ver cómo se llena y vacía según los barcos y yates la atraviesan en un sentido y el otro. Esta esclusa en particular, además, tenía el interés de ser operada de forma manual. La mayoría de las que he visto en otros canales abren y cierran sus compuertas mediante motores; las de ésta se abrían empujándo una barra de madera.

El Reino Unido tiene una red bastante extensa de vías fluviales. Por sus ríos y canales se pueden ver barcos y yates normales, además de la ocasional canoa, pero las embarcaciones más características son las barcas fluviales estrechas (narrowboats), con su característica forma delgada y alargada, proa y popa chatas, y pintadas de colores oscuros. No estado nunca dentro de una, pero me he asomado y en su interior cuentan con todas las comodidades: literas, saloncito y cocina. Al parecer se pueden alquilar y sorprendentemente no se necesita ninguna licencia para pilotarlas. Tiene pinta de ser una idea fantástica para unas vacaciones.

Barcas atracadas en BristolSuena extravagante, pero estas embarcaciones no sólo se usan para viajar o pasar unos días de relax navegando por el río: mucha gente opta por vivir en ellas todo el año. En el puerto de Bristol se pueden ver muchos de estas barcas alargadas atracadas en el muelle, con su antena de televisión y su conexión a la red eléctrica. Tiene que ser una curiosa forma de vida. Ahora que lo pienso, quizás debería mudarme a una de ellas, para ir acostumbrándome: así cuando me vuelva a Madrid podré comprarme un botecito e irme a vivir al Manzanares. Visto como están los precios de los pisos, posiblemente será la única opción digna de vivir en la capital.

Más información: Canal boating in the UK, Canal Junction, Página web de British Waterways

lunes, agosto 28, 2006

Balloon Fiesta

Como conté hace poco, el verano es la temporada de los festivales en Bristol. Hace unas semanas contaba mi experiencia en Ashton Court. Este año, sin embargo, me he perdido otro de los más pintorescos: la Balloon Fiesta. Afortunadamente, Paulita sí estuvo y nos cuenta su experiencia en esta anotación de su blog, con vídeo incluido (enlace).

Más información:
Sitio web oficial de la Balloon Fiesta de Bristol, Globos sobre Bristol (Parquestrit)

domingo, agosto 27, 2006

Volver

Sold outEl viernes pasado estuve en el estreno de "Volver", el último trabajo de Pedro Almodóvar. El cineasta español es bastante conocido y respetado en el Reino Unido, y los lanzamientos de sus películas suelen recibir bastante publicidad. Durante la última semana he podido ver carteles anunciando el filme en algunos puntos de Bristol, algo bastante infrecuente para una película de habla no inglesa. En el Watershed, a donde fui a verla, tenían colgado el cartel de "completo" para todas las sesiones tanto el viernes como el sábado.

La cobertura que ha recibido en la prensa británica ha sido también bastante amplia. El Guardian, que ya publicó un largo reportaje sobre la película hace semanas, le otorgaba cinco rotundas estrellas en su crítica, lo mismo que el Finantial Times. El Independent y el Times también le dan una alta calificación; de los diarios serios, el menos convencido es el crítico del Telegraph.

Yo no soy un incondicional de Almodóvar, pero "Volver" me ha gustado mucho. Visualmente es una verdadera delicia. Los diálogos son divertidísimos. Penélope Cruz y el resto del reparto hacen un trabajo tremendo. La única pega que encuentro es que, aunque el argumento es bastante sólido, está desarrollado de una forma que apenas mantiene tensión alguna. El director presenta demasiadas subtramas que deja sin cerrar o converger. Mientras veía la película, me encontraba paladeando cada escena, pero poco interesado en cómo iba a acabar todo.

En cualquier caso, es difícil que "Volver" no sea un bombazo en el Reino Unido (todo lo bombazo que una película subtitulada puede ser, claro está). Al margen de su calidad, ofrece una imagen de lo español tan pintoresca que es imposible que los británicos no se enamoren de ella.