lunes, octubre 02, 2006

Montando el pollo

Más pronto que tarde, quienes nos venimos a vivir a Inglaterra nos tendremos que enfrentar a una desagradable situación: cuando, después de haber sido tratados mal o de que nos hayan intentado tomar el pelo en una tienda u oficina pública, nos vemos obligados a protestar o echar la bronca a alguien. Se trata de una situación para la que ningún curso de inglés, por avanzado que sea, nos habrá preparado. De cuando estudiaba en el colegio, me acuerdo de alguna lección o dos en las que te enseñaban un puñado de flemáticas expresiones de queja para utilizar en cartas de protesta. Como mucho, quizás en el libro de texto viniese algún diálogo de alguien en un restaurante quejándose al camarero de que habían tardado mucho en servirle. En ningún caso te preparan para la situación de tener que enfrentarte a un mecánico malencarado con pinta de hooligan e incomprensible acento paleto que te ha equilibrado mal las ruedas por tercera vez consecutiva.

Desgraciadamente, lo de tener que pegarte con la gente es algo consustancial a la vida, e Inglaterra, como cualquier otro país, te ofrece un rico abanico de personas y entidades de todo tipo con las que practicar este fastidioso deporte: dependientes del Dixon's (o cualquier otra cadena de tiendas del high street), agencias de reclutamiento, caseros, encargados de facturación en el aeropuerto, organismos oficiales, empleados de banco, la TV license, controladores de aparcamiento y (sobre todo) operadores de centros de atención telefónica en general. Alguien especialmente desafortunado quizás tenga que vérselas incluso con la policía. Pero incluso sin irnos a casos tan extremos, en las peloteras más intrascendentes e inofensivas es sorprendente la velocidad con la que uno pierde el poco dominio de la lengua inglesa que se tiene, convirtiéndose en un balbuceante y nervioso bloody foreigner.

Las broncas unas veces son en persona y otras por teléfono. Cada caso tiene sus ventajas e inconvenientes. Desde luego, es siempre más difícil entenderse con alguien por teléfono, sobre todo si tiene un acento complicado, pero es más fácil envalentonarse cuando la persona no está delante tuyo, sobre todo si se trata de uno de esos operadores telefónicos que hablan como robots. De todos modos, en esto me imagino que dependerá mucho de la persona. Yo no tengo ni media torta, pero supongo que alguien fornido con cara de mala leche encontrará que sus gestiones son más fructíferas cara a cara que por teléfono, por muy mal inglés que hable. Excepto quizás frente a porteros de pub, que por definición siempre son mas forzudos que tú.

Sea en persona o por teléfono, los españoles tenemos que tener especial cuidado con cómo nos conducimos en nuestras quejas y reclamaciones ante ingleses. En España, muchas veces tienes que ponerte realmente borde y agresivo para que te hagan caso. En Inglaterra, por el contrario, es importante nunca perder los modales. Los ingleses consideran que una persona que protesta de forma maleducada automaticamente pierde la razón, aunque sea evidente que la tenga, y se sentirán justificados de ignorarla. Levantar la voz y, sobre todo, emplear lenguaje malsonante es especialmente desaconsejable. Si quieres que te hagan caso, es mucho más efectivo adoptar un tono firme pero correcto, insistir todo lo que sea necesario, y en último término pedir hablar con el superior de quien te atiende. Hay determinados entornos en los que los ingleses son especialmente sensibles a las conductas agresivas. En hospitales y consultas del doctor siempre suele haber carteles advirtiendo que no se tolera el comportamiento ofensivo hacia los encargados, incluso amenazando con denunciar a la policía a quien se propase.

Afortunadamente, cuanto más tiempo llevas en el país menos broncas sueles tener, o al menos esa es mi experiencia. Supongo que es porque he aprendido a evitarlas, y porque ya tengo mi vida establecida y hace tiempo que superé el embrollo de gestiones que supone venirse al país (encontrar casa, abrir cuenta de banco, etc). Lo malo es que ya estoy acostumbrado a resolver disputas al civilizado estilo inglés. Cuando me vuelva a España me van a comer vivo.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que post mas bueno.

Yo creo que en espana es mas o menos normal asistir a un cabreo gordo de tus companeros, al menos una vez al ano, normalmente coincidiendo con las subidas. Aqui es raro ver a nadie montando el pollo.

Quiza lo que ocurre es que si que lo montan pero no nos enteramos.

Tengo una amiga cuyo novio es ingles ingles ingles, de los de cup of tea..ya me entendeis.Muy majete el chico. Esta amiga presencio una pelea familiar entre su novio, sus padres y la hermana del novio.Dice que tardo mas de 20 minutos en darse cuenta que estaban discutiendo.

Lo peor es que el modo latino de enfadarnos es completamente incompatible con lo que se estila en inglaterra.A mi la multiplicacion de "sorry but" y el "I understand you being disappointed" tiende a calentarme mas.Me suena a "Me importa un huevo lo que pienses", y me pone de una mala leche....Sobre todo por lo inamovible que suena ("te la meto, lo siento mucho, te la etoy metiendo eh? pero lo siento.No te enfades eh?")...

Mi consejo es que cuando te ocurra esto en el trabajo, vayas a prepararte una taza te, es una manera de contar hasta diez y que se te pase.No tienes por que bebertelo despues.Si te fijas bien, ellos no lo hacen ;-P

Anónimo dijo...

Yo dependiendo de si era el que protestaba o sobre el que protestaban adoptaba una postura u otra. Cuando portestaba yo normalmente lo hacía al modo hispano, la cabra tira al monte, y no sé hacerlo de otra forma.
Cuando era al que reclamaban o podía sufrir alguna reclamación (lo sigo haciendo en los aeropuertos) hago que no tengo ni idea de inglés. Les hablas en español con tu pasaporte en la mano, pones cara de tonto y es el mejor modo de no discutir. Haces como ellos cuando están en España y les dices algo.
Saludos.

marijelo dijo...

Pues a mí quienes me tenían harta, pero harta, harta, eran los capullos de BSM, los de la autoescuela. Hago constancia de mi aborrecimiento a esta compañía a la que le debo mis buenos suspensos. Anda que no les he protestado y montado el pollo veces... por teléfono, en persona... y nada, qué flema, qué incompetencia, qué impresentables, qué saca-dineros, qué timadores... grrr. Me quemo solo de pensarlo.
También la tuve con la policía una vez. Pues no se me presentan en casa un par de polis-panolis asegurando que un amigo había cometido un "crime in this country". Vaya un susto que me dieron! y se la monté, vamos que se la monté!
Eso sí, el inglés del que me acuerdo cuando estoy montando el pollo es al mas puro estilo Tarzán.