miércoles, diciembre 26, 2007

Happy Boxing Day

El 26 de diciembre es día festivo en muchos países europeos y también en partes de España. En el Reino Unido esta festividad se conoce por el nombre de Boxing Day. Sus orígenes no están muy claros, pero parece que se remontan a la Edad Media y están relacionados con la costumbre de dar algún aguinaldo o regalo navideño a trabajadores, sirvientes, empleados o simplemente a gente desfavorecida.

En Inglaterra, boxing day es una fiesta familiar, una especie de Navidad-bis. Desde hace unos años este día marca también el comienzo de las rebajas. Éstas se desarrollan en mucho menos tiempo que en España, donde suelen prolongarse durante enero e incluso febrero. Recuerdo que cuando vivía en Inglaterra, al volver de mis vacaciones en Madrid después de Reyes, no encontraba ni los restos.

Otra costumbre tradicional de Boxing Day es la caza del zorro. Esta tradición inglesa fue prohibida hace tres años, pero sigue habiendo gente que la practica.

Más información:
Boxing Day (Wikipedia en inglés), Boxing Day (Snopes.com)

jueves, diciembre 20, 2007

Sweepstakes

A unos pocos días del Barça-Madrid, miles de españoles se afanan en estos momentos en apuntar su pronóstico en múltiples porras familiares, de amigos o de oficina. No sé si en el Reino Unido también se organizan porras, pero creo que lo más parecido y lo que sí que es relativamente común son los sweepstakes. Son una especie de rifa informal que se organiza típicamente en oficinas u otros lugares de trabajo ante acontecimientos deportivos señalados como el Grand National o el Mundial de Fútbol. Previo pago de una cantidad fija, cada participante coge al azar un papelito en el que figura el nombre del caballo o selección nacional con la que jugará, y al terminar la competición, quien posee el papelito correspondiente al ganador se lleva todo el dinero.

Los sweepstakes no llegan al grado de sofisticación de las porras españolas pero son también divertidas. En cualquier competición susceptible de sweepstake, la mayoría de los equipos contrincantes no tienen ninguna posibilidad de llegar arriba, de modo que los participantes de la apuesta a los que les tocan estos equipos sin expectativas pueden enfundarse en una de las actitudes preferidas de los ingleses: la de apoyar al underdog o contrincante humilde.

miércoles, diciembre 12, 2007

Tiendas de regalo

Ahora que se acercan las Navidades con sus temibles exigencias en lo que a compra de regalos se refiere, estoy echando de menos bastante las tiendas de regalos inglesas. Son lugares ideales para encontrar el típico detallito simpático no muy caro.

En Bristol había al menos una docena de estos sitios en distintas zonas del centro. Los artículos que venden suelen ser baratos, de menos de unas 10 libras. Suelen ser de carácter humorístico, rayando casi siempre en lo kitsch. Muchos de ellos son realmente ingeniosos. Algunos ejemplos que me vienen a la cabeza son:
Desgraciadamente, en Madrid no he encontrado apenas tiendas que vendan este tipo de cosas, y las dos o tres que he visto, además, no tienen una selección tan amplia.

viernes, noviembre 30, 2007

Posh talk

¿Cómo hablan los pijos ingleses? No es algo que sea fácil de descubrir yéndose a vivir al país entre gente normal. Durante los siete años que estuve viviendo allí, apenas me crucé con nadie que no hablara con acento regional (con distintos grados de refinamiento). Para encontrar el acento verdaderamente pijo, hay que moverse en ambientes verdaderamente upper-class. En España esto no ocurre: es común encontrarse con gente de clase media que habla como si tuviera un patata el la boca. Esta expresión, por cierto, también existe muy parecida en inglés: to talk with a plum in the mouth.

Para mucha gente, la received pronunciation o acento inglés culto o "estándar" es "habla pija". Desde luego, las personas de las clases altas, al hablar, se acercan al ideal de pronunciación RP mucho más que el resto de los mortales, pero hay una serie de rasgos (muchos de ellos, seguramente, exagerados por la imaginación popular) que distinguen la forma de hablar posh de la de los locutores de la BBC, quienes durante años han sido bastiones de la received pronunciation (aunque ya no tanto).

Quizás la característica más evidente del habla pija para un oyente español, sean las aes largas. Un pijo inglés, al hablar de su padre, dirá faaaaather, alargando mucho la vocal. La "a" corta, sin embargo, se convierte en casi "e": "Endrew" en vez de "Andrew". Otro rasgo del estereotipo es pronunciar house como /hais/ en vez de /haus/. El acento posh tiene también una cadencia y una entonación particular difícil de describir. Usa palabras distintivas: supper en vez de dinner (o tea), o mama y papa en vez de mum y dad. E incluso hay usos gramaticales particulares, como usar "one" para referirse a uno mismo en la frase: "one is very much delighted".

Uno puede recurrir al cine y la televisión para buscar muestras de habla pija; se me ocurre por ejemplo la película Match Point, donde el cuñado del protagonista es un ejemplo inmejorable. Pero quien no se fie y quiera un ejemplo de la vida real no tiene más que recurrir a la Casa Real británica, y sobre todo la Reina. Os dejo con su discurso navideño del año pasado.



Más información:
The accent that dare not speak its name, John Morrish, Independent on Sunday

jueves, noviembre 22, 2007

Dear Old Blighty

Blighty es una palabra muy curiosa. Es un término cariñoso para referirse al Reino Unido popularizado por los soldados británicos durante la I Guerra Mundial, que quedó plasmado en canciones y hasta poemas. El grupo de soldados descansando en la trinchera y suspirando por volver a la "Dear Old Blighty" ha pasado a ser una de las imágenes estereotípicas de ese momento histórico. En la actualidad el término está pasado de moda pero no ha muerto del todo. A veces se usa para expresar añoranza por el país cuando se está en el extranjero

Lo más interesante es su origen. Resulta que la palabra proviene del hindú vilāyatī (विलायती), que significa "extranjero". En tiempos de la colonización británica de la India, este término lo aplicaba la población local para hablar de aquellos productos y utensilios que los británicos habían traído al subcontinente. En algún momento esta palabra debió de pasar a referirse al Reino Unido en su conjunto, y vaya usted a saber cómo acabó siendo usado por los propios británicos para referirse a su patria.

Más información:
Blighty (Wikipedia en inglés)

domingo, noviembre 18, 2007

To beer or not to beer

El puente de hace un par de fines de semana lo pasé en Bristol. Con unos amigos, fuimos a un pub que no conocía: el Hillgrove Porter's Store, en el barrio de Kingsdown. Se trata de uno de esos pubs que gustan a los ingleses: familiar, acogedor y auténtico. Es también lo que se conoce como un pub "de barrio", o un local como dicen los ingleses. Otros pubs de este estilo que conozco en la ciudad y que me vienen a la cabeza son el Hare on the Hill (que se encuentra bastante cerca) y el Highbury Vaults. Todos ellos se caracterizan, además, por una cosa: en ellos se pueden encontrar una selección fabulosa de cervezas inglesas.

La cerveza inglesa es uno de esos gustos adquiridos con los que merece la pena dar una oportunidad. Al paladar español, la primera reacción ante una cerveza que se sirve templada y que apenas tiene presión suele ser bastante negativa. Sin embargo, haciendo un esfuerzo nos veremos recompensados entrando en un mundillo muy interesante. De hecho, pronto descubrimos que ni toda la cerveza inglesa se sirve templada ni tiene poco gas. Hay decenas de variedades distintas de cerveza, cada una con sus características.

El nombre genérico que las engloba es el de ale. Se distinguen de las lager (la clásica rubia a la que estamos acostumbrados en España) en que su fermentación se realiza a temperatura ambiente y con levaduras de fermentación alta en vez de baja. Las cervezas tipo ale no son de origen exclusivamente inglés ni mucho menos; muchas cervezas belgas son de estas características. En realidad, la cerveza rubia hoy predominante en el mundo es una invención relativamente reciente, cuyo origen data de mediados del siglo XIX.

En Inglaterra hay varios tipos tradicionales de ale, unos más comunes que otros. El más extendido, con diferencia es la bitter, variedad inglesa de la ale pálida o pale ale. Como su nombre indica, es de sabor amargo debido por la presencia del lúpulo entre sus ingredientes. Menos comunes son las mild ales, tipo de brown ale de contenido alcohólico más reducido (cerca del 4%). De color más oscuro aún, casi negro, son las porter y stout. Densas, más alcohólicas y de fuerte sabor, son bastante difíciles de encontrar en los pubs ingleses, si exceptuamos, claro está, la archiconocida Guinness, que es una variedad de stout con personalidad única. Las old ales son cervezas que han sido maduradas durante más tiempo, adquiriendo aromas más complejos. Una variedad reciente, inventada en los años 80, son las golden ales. Son más ligeras, de sabor más fresco y se suelen servir frías.

Lo que une a este conglomerado de distintos tipos (cuya clasificación no siempre es clara) es que suelen ser cask-conditioned, es decir: parte del proceso de fermentación se realiza en los mismos contenedores desde los que se sirve en los pubs. La cerveza, además, no está almacenada en ellos a presión, de modo que para servirla han de usarse los característicos grifos de cerveza ingleses, consistentes en un mango largo y erguido del cual el camarero ha de tirar repetidamente hasta llenar el vaso. Un medallón atado a su parte frontal nos dice qué tipo de cerveza contiene. Cuando el barril se acaba, el camarero habitualmente da la vuelta al medallón.

La presencia de tal variedad de cervezas ale es realmente fruto de un reciente renacimiento del interés de los británicos por sus cervezas autóctonas, impulsado principalmente por la asociación CAMRA (acrónimo de Campaing for Real Ale). Después de varios años de dominación absoluta por parte de la cerveza lager, favorecida por las grandes multinacionales cerveceras, al ser de fácil fabricación y distribución, han surgido centenares de microcerveceras de ámbito local que encuentran en pubs como los que menciono arriba la oportunidad de darse a conocer. CAMRA organizar ferias locales de la cerveza y otro tipo de actividades convencionales, pero también tiene un lado excéntrico deliciosamente inglés. Desde hace meses están librando una campaña de presión para que en los pubs las pintas se llenen hasta arriba, denunciando que gran número de veces esto no ocurre, suponiendo (según sus cifras) una estafa al consumidor de cientos de millones de libras anuales. Aunque parezca mentira, este asunto ha llegado en varias ocasiones a lo largo de los últimos años a los debates de la Cámara de los Comunes. En este acta de sesión, por ejemplo, se puede encontrar una interpelación acerca de si la espuma ha de ser tenida en cuenta a la hora de medir el volumen de la pinta de cerveza.

En España es posible encontrar cervezas inglesas en algunos comercios. Las de la cervecera Marston's son relativamente fáciles de encontrar en algunos hipermercados como Alcampo. Otros como Hipercor ofrecen más variedad. Sin embargo, no sé si soy yo, pero la cerveza inglesa en botella no me sabe tan bien como de grifo. La buena noticia es que hay locales en España (al menos, en Madrid) donde sirven cerveza inglesa. Cerca de la estación de metro de Tribunal, encontré un pub irlandés (creo que se llama Moore's) donde servían nada menos que London Pride, una de las bitter más afamadas.

miércoles, noviembre 07, 2007

Hemeroteca digital del Guardian

Hoy voy a hablar de otro medio de comunicación que estos días también anda alardeando de solera. El diario Guardian ha digitalizado su abultada hemeroteca y la ha puesto a disposición del público a través de la Red. Por un módico precio (50 libras al mes, aunque durante noviembre, como oferta de lanzamiento, cuesta la mitad) cualquiera con acceso a Internet podrá bucear en los archivos de este diario británico, cuyos orígenes se remontan nada menos que a 1820, cuando nació como "Manchester Guardian".

Las buenas noticias es que, durante lo que queda de mes, el Guardian ofrece pases gratuitos de 24 horas para poder echar un vistazo a tamaño tesoro periodístico. Hacer uso de estos pases es un poco lioso; hay que registrarse y pinchar en el enlace adecuado, que automáticamente activará el código de descuento ARCHIVEFREE. Pasadas las 24 horas hay que repetir el proceso, aunque no parece que haya límite de veces que uno puede usar el acceso gratuito (yo ya lo he probado tres veces con éxito).

Desde luego, lo primero que he hecho es echar un vistazo a las ediciones publicadas en fechas coincidentes con acontecimientos históricos importantes. Esperaba encontrarme rompedores y emocionantes titulares pero me ha defraudado: en una fecha tan señalada como el comienzo de la II Guerra Mundial hay que pasar a la página 4 para encontrar mención a los fatídicos sucesos de esos días. No sólo eso: la edición del 2 de septiembre de 1939 (derecha) muestra que el diseño de la portada del diario es prácticamente el mismo que el del primer número publicado en 1820 (izquierda). Posteriormente el aspecto fue modernizándose, aunque siempre manteniendo un aire bastante árido y aburrido, hasta 1988 que se introdujo el rompedor y característico diseño combinando el "The" en cursiva y el "Guardian" en arial negrita. Desgraciadamente, el archivo sólo alcanza hasta finales de 1975 así que no se puede abarcar toda la evolución.

La navegación por la hemeroteca es muy sencilla y práctica: las páginas se muestran tal y como aparecieron en papel, y pasando el ratón por encima se van iluminando areas de columnas que, al pinchar, aparecen ampliadas en una ventana separada.

Es fácil cansarse después de un rato: encontrar material interesante requiere esfuerzo. Para quien tenga poca paciencia, recomiendo esta sección del web donde se recogen algunos artículos destacados de la historia de este diario.

lunes, octubre 29, 2007

Today cumple 50 años

Si hay algún programa que condensa las cualidades de la BBC, tiene que ser Today. Serio, independiente, inquisitivo y combativo; pero también apoltronado y arrogante. Ayer se celebró su 50 aniversario. Comenzó a emitirse el 28 de octubre de 1957 como un espacio de actualidad (current affairs, que dicen los británicos) de tono ligero, aunque a lo largo de los años fue adquiriendo más seriedad hasta convertirse en lo que es hoy: el buque insignia de la Corporación, su programa radiofónico de más audiencia que fija diariamente la agenda informativa y política de la nación.

En la actualidad se emite de seis a nueve de la mañana, como un compendio de entrevistas, reportajes y boletines de noticias de distintos ámbitos. Puede también puede escucharse en directo y en diferido desde cualquier rincón del planeta a través de la Red (enlace). El calibre de las personalidades que han pasado por este programa es impresionante. Sin ir más lejos, hoy ha sido entrevistado en este programa el Rey Abdalá de Arabia Saudí, aunque también suelen prestar atención a personajes de bastante menos nivel. No emiten ni una sola tertulia: cuando hay que comentar noticias, sacan en antena a gente que sabe sobre la materia.

El sitio web del programa ha abierto un apartado especial sobre el aniversario repasando sus momentos más memorables. A quien quiera saber más le recomiendo este breve artículo del Independent en el que se repasa la historia del programa. También se hacen eco del acontecimiento el Telegraph (enlace) y el Times (enlace). Curiosamente, en el Guardian lo único que he encontrado es este breve editorial del sábado.

Más información:
Ana Palacio en la BBC (Parquestrit), Cómo entevistar a un primer ministro (Parquestrit), Entrevistas a contrarreloj en Today (Parquestrit)

miércoles, octubre 24, 2007

Después de usted caballero

Mi vuelta a España me está sirviendo para darme cuenta de curiosas diferencias de costumbres cotidianas en las que no me había fijado nunca. Una de ellas es la de ceder el paso a la otra persona cuando se abre una puerta. Este hábito, desde luego, también se lo encuentra uno en Inglaterra, pero ahí cuando la gente deja pasar a alguien delante suyo suele hacerlo con naturalidad, y si dejar pasar supone apartarse aparatosamente para dejar sitio al otro no se suele hacer.

En España, por contra, me encuentro que cuando alguien ofrece el paso a un acompañante suele hacerlo con cierto aire solemne, como queriendo resaltar la muestra de atención. Muchas veces, si por despiste o titubeo no aceptamos la merced y nos quedamos ante la puerta, la otra persona suele permanecer insistente cediéndonos el paso, hasta que nos damos cuenta y pasamos o le decimos de palabra o gesto que no, de ningún modo, después de Ud. caballero. Esta conducta la he observado tanto con desconocidos como entre compañeros de trabajo, aunque quizás no tanto entre amigos cercanos. En ocasiones, sobre todo con vendedores o gente de trato al público, el aplomo y diligencia con las que se empeñan en abrirnos puertas y dejarnos pasar delante rayan lo teatral.

Caso especial es cuando el objeto de la caballerosidad es una mujer. En España aún se lleva lo de dejar pasar a la dama primero, y no pocas mujeres así esperan que se las trate. Según mi experiencia, esto no se da en Inglaterra: los hombres ya no suelen aplicar con las mujeres normas de educación que no aplicarían ante otros hombres. En lugares como el trabajo, dejar pasar a una mujer delante demasiado ostentosamente o mostrarse caballeroso con ella podría incluso considerarse machista y ofensivo.

Incomprensiblemente, la obsequiosidad y educación que uno se encuentra a menudo en España ante desconocidos se esfuma completamente en la carretera, donde la gente se te cuela en las salidas sin el menor rubor, has de esperar decenas de coches antes de que alguno tenga la bondad de dejar que te incorpores, y donde poner el intermitente antes de tiempo es garantía de que el otro acelere para no dejarte pasar.

Curioseando en Internet he encontrado un puñado de artículos y discusiones intesantes sobre este tema. Un artículo de la BBC explica los hallazgos de un estudio sobre la caballerosidad ("chivalry"); más interesante son las opiniones recogidas de algunos lectores británicos, que dan una idea de lo que piensa la gente. En este foro de Word Reference se pueden leer varias opiniones sobre si los españoles solemos dejar pasar a la gente delante nuestro.

¿Qué opináis vosotros?

martes, octubre 16, 2007

Ghosts of Spain, de Giles Tremlett

Giles Tremlett es el corresponsal en España del Guardian. Hasta hace poco le tenía algo de antipatía porque una buena proporción de las noticias que firma en este diario británico, que ya de por sí no suele dar una cobertura muy extensa de lo que sucede en este país, no suelen ser sobre temas serios de actualidad sino sobre asuntos tan candentes como subvenciones para rodar porno en catalán o las luchas de los granjeros pirenaicos en contra de los osos (y por supuesto toros).

Mi imagen de este periodista, sin embargo, ha cambiado por completo recientemente. Ello a raíz de leerme su libro Ghosts of Spain, publicado el año pasado en el Reino Unido. Es un repaso de los múltiples esqueletos que, desde mediados del siglo pasado, se han ido acumulando en los armarios de los españoles. Las atrocidades cometidas por unos y otros durante la Guerra Civil; la impunidad de la que disfrutaron las de uno de los bandos no sólo durante la dictadura posterior de sino, merced al "Pacto del Olvido" acordado en la Transición, durante los sucesivos años de democracia; la corrupción desaforada en los últimos años de gobierno de Felipe González; el reinado del terror de ETA; el apogeo del nacionalismo catalán y las tensiones territoriales; el desmadre urbanístico en la costa; y el trauma producido por los atentados del 11-M: son estos algunos de los temas que Tremlett, sin despeinarse, se atreve a exponer a un público anglosajón que tiene una vaga imagen de España como país fiestero, pintoresco y caótico.

El rango de asuntos por sí solo ya da vértigo, pero es que Tremlett no sólo logra tratarlos con rigor y bastante acierto, sino que los adereza con innumerables anécdotas y disgresiones de carácter personal que le dan una gran vivacidad al texto, como cuando se enorgullece de conseguir estar presente en el parto de uno de sus hijos tras recurrir con éxito a la muy hispana práctica del enchufe. La mayoría de los asuntos que trata son en su libro son bien conocidos por la gran mayoría de los españoles, pero dedica también atención a tratar sobre ciertos temas, como la permisividad hacia la prostitución en España, que no suelen figurar en las preocupaciones de las clase parloteante española. También se permite incluir un capítulo entero sobre el lado sórdido del flamenco simplemente por la fascinación que esta música le produce.

Tremlett demuestra un conocimiento muy profundo de la realidad y el carácter español. Está familiarizado con aspectos poco conocidos del caracter hispano, como la manía por la limpieza, y es uno de los pocos ingleses que se ha dado cuenta de que el que los españoles nos echemos la siesta todos los días no es más que un mito. El motivo de ello es que el autor no es un corresponsal cualquiera; a las pocas páginas de comenzar el libro nos enteramos de que hace años decidió instalarse indefinidamente en España con su familia, de hijos ya españoles.

Quizás a ello se deba el gran acierto del libro: su tono respetuoso. Tremlett en ningún momento cae en el pecado fácil (mea culpa) de todo el que escribe sobre una cultura distinta: ridiculizar o hablar condescendientemente de sus aspectos más criticables. Esto tiene especial mérito viniendo de un inglés, para cuya raza la ironía es una función esencial de su sistema nervioso central. Desde luego, a lo largo de su libro Tremlett tiene ocasión de atacar un buen número de actitudes y vicios españoles, pero no pierde oportunidad de ponerlos en perspectiva señalando también las virtudes de nuestro pueblo, de las cuales la que más aprecia es la fortaleza de los lazos familiares y el trato que se da a la infancia.

Desde luego, no todo es perfecto en el libro. Tremlett disfruta trufando el texto de palabras españolas, que en algunos casos aportan color pero en otros son superfluas. Para un lector español el efecto es cansino; para uno inglés me imagino que confuso. Otro defecto, a mi juicio, es que el autor se entrega a la tarea de explicar todo rasgo del carácter español con tanto fervor que a veces, cuando no hay explicación posible, cae en la mera elucubración.

Pese a todo, considero que Ghosts of Spain es una obra magistral, cuyas cuatrocientas paginas se devoran con extremo interés. La buena noticia es que esta obra está traducida al español, aunque no tengo ni idea de qué tal será la edición.

Más información:
Entrevista a Giles Tremlett en ABC

miércoles, octubre 10, 2007

Cómo volverse a España (y IV): los últimos días

Han sido dos o tres meses de preparativos y por fin el momento está cerca. Por muy bien que se hayan planeado, hay tareas que es inevitable dejar para el último momento, como por ejemplo la limpieza de la casa. Esto no se refiere simplemente a hacer limpieza a fondo para dejarla en buen estado y que la agencia de alquiler no nos ponga pegas en la devolución de la fianza. Lo peor, o al menos lo fue en mi caso, fue deshacerse de la increíble cantidad de muebles, cacharros y objetos que había decidido no llevarme de vuelta a España.

Muchos de ellos no eran más que basura: papelotes, trastos estropeados o ropa vieja, pero otros eran cosas como muebles utensilios de cocina o comida que no se podían tirar así como así. Lo primero lo despaché en una visita al punto limpio de la ciudad; lo segundo lo repartí entre mis amigos de Bristol, para lo cual fueron necesarios varios viajes en coche.

Otra opción muy recomendable para deshacerse de pertenencias son las charities o tiendas de beneficiencia. Siempre suele haber alguna cerca de cualquier barrio, y suelen aceptar ropa o utensilios en buen estado para luego venderlos e invertir el dinero para distintas causas benéficas. En mi caso hice varias visitas a estos establecimientos, una de ellas in extremis el día anterior al viaje para deshacerme de un reproductor de video, algo de ropa usada y algún que otro cachivache por el que no se había interesando ninguno de mis amigos.

Llegó el último día, y después de dejarme los cuernos en ello logré tener la casa más o menos limpia y a punto. Un problema importante que hay que tener en cuenta desde el principio es cómo efectuar el check out o abandono de la casa. Si se comparte piso o se está en un régimen de alojamiento más informal es posible que se tenga más flexibilidad. Cuando se está con contrato de alquiler hay ocasiones que es necesario estar presente mientras el hombre o mujer de la agencia verifica que está todo en orden. En mi caso no hacía falta que yo estuviese en persona, de modo que pude dejar el piso por la mañana temprano y echar las llaves por el buzón de la agencia de alquiler, saliendo con tiempo suficiente para coger el ferry en Plymouth a las doce del mediodía. Si no hubiese podido ser así posiblemente no me habría dado tiempo de dejar la casa el mismo día del viaje, sino que habría tenido que dejarla un día antes y apañármelas para pasar la noche en otro sitio, con el consiguiente problema de tener que llevarme mi equipaje conmigo.

Equipaje que no era ligero que digamos. Otro de los nervios finales fue la incertidumbre de si iba a caber en el coche. Pese a que había intentando por todos los medios llevar el mínimo de peso en mi vehículo, la cantidad y volumen del equipaje excedieron mis previsiones. El día anterior al viaje hube de hacer un simulacro y llenar el coche para comprobar que cabía todo y hacerme una idea del tiempo que llevaría llenarlo.

Al final, apenas tuve tiempo de disfrutar como deseaba mis últimas semanas en Bristol. Dejé para el final un montón de planes que no pude llevar a la práctica, como pasear por determinados barrios para despedirme de ellos, o visitar lugares como la Red Lodge o el Zoo que aún no había visto. Lo que sí pude hacer, afortunadamente, fue despedirme en condiciones de los amigos, aunque el tiempo que pude pasar con ellos los últimos días fue inevitablemente menor del que me hubiese gustado.

Y aquí concluye esta miniserie de anotaciones sobre mi vuelta a España. Así leído, posiblemente suene tremendamente aparatoso y complicado, pero lo peor viene después: los primeros pasos y la readaptación a la vida en el país de origen. De eso quizás hable en otro momento.

jueves, octubre 04, 2007

It all happened on the 11:20 from Hainault

Los legendarios Monty Phython nos ilustran cómo sería una obra de teatro escrita por un trainspotter:



Si os perdéis con el diálogo, helo aquí (en inglés, claro).

martes, octubre 02, 2007

Cómo volverse a España (III): los papeleos

Uno de los aspectos más enrevesados del cambio de país es, por supuesto, todos los papeleos que esto conlleva. Se da la complicación de que hay que realizarlos por partida doble: tanto en Inglaterra como en España. No voy a dar un premio a quien adivine en cuál de los dos países las gestiones son más complicadas y engorrosas.

En realidad, el 90% de los papeleos que tuve que realizar consistieron simplemente en cambiar la dirección. En Inglaterra, para hacerlo casi siempre basta con hacer una llamada telefónica. Esto incluye el Inland Revenue, que es realmente importante que sepa como localizarnos, no vaya a ser que nos vayamos del país sin saldar cuentas con el Fisco. Otra de las gestiones importantes es pedir un certificado E301 de National Insurance Contributions. Éste nos permitirá convalidar nuestras contribuciones a la Seguridad Social británica con la española.

Algo que es muy importante es asegurarse de que recibimos el certificado P60. Este papelito resume las retenciones del impuesto de la renta y de la seguridad social practicadas durante el último año fiscal. Mi empresa no registró bien el cambio de dirección y me lo mandaron a mi antigua dirección; fue gracias a la amabilidad de mis vecinos, quienes me lo reenviaron, que no lo perdí.

Por casos como este es conveniente dejar a tus vecinos alguna dirección a la que puedan reenviar el correo a tu nombre durante las primeras semanas. En Inglaterra, si recibes una carta a nombre de alguien que ya no vive en tu dirección puedes tachar ésta, escribir en el sobre la nueva dirección de la persona y echarlo en un buzón: Royal Mail se ocupará de reenviárselo al nuevo domicilio. Me imagino que esto sólo funciona para direcciones británicas, de modo que para poder hacer esto tienes que conocer a alguien en el país a quien no le importe que envíen correo a tu nombre.

Si no te quedan contactos en el Reino Unido o si no te fías de tus vecinos, otra posibilidad más seria es contratar un servicio de redirección. Por una cantidad razonable (unas 15 libras al mes), puedes solicitar a Royal Mail que reenvíe a una dirección de fuera del país todo el correo que sea enviado a tu dirección antigua. Para contratarlo sólo tienes que demostrar que viviste allí (mediante una factura, por ejemplo), y los sucesivos meses es posible renovar a través de Internet.

Volviendo al asunto de las gestiones, otra de las que se pueden hacer a distancia es la baja del Consulado. Quien, como yo, haya perdido un día entero en Londres inscribiéndose como residente para que luego no le sirva de nada, se alegrará de saber que el trámite para darse de baja se puede hacer por correo. Con la baja consular uno ya puede empadronarse en la localidad donde vaya a residir en España. En Madrid, el trámite se puede hacer también a distancia, bajándose un formulario pdf, rellenándolo y enviándolo por correo.

Si se tiene coche con matrícula británica, y en vez de venderlo se deseara (por el motivo que fuese) llevárselo a España, se tendrá que dar de baja. Esto es tan sencillo como separar un cupón de los papeles del vehículo (el logbook) y enviarlo al DVLA. Incluso se puede solicitar la devolución parcial del impuesto de circulación. También será preciso dar de baja el seguro. Del lado español, la matriculación del coche importado es bastante más complicada, y supondrá varias visitas a la jefatura provincial de la DGT, al banco para pagar el impuesto y a la estación de la ITV. La legislación sobre tráfico española es verdaderamente chapucera y autocontradictoria, así que lo mejor es armarse de paciencia.

No voy a extenderme mucho más para no abrumar; me dejo en el tintero gestiones obvias como dar de baja el gas o la electricidad. Sé que esta anotación no es muy exhaustiva, pero no pretende dar una relación precisa de pasos a seguir sino dar simplemente una idea de a lo que uno tiene que enfrentarse. Para más información, sugiero esta página del Ministerio de Asuntos Exteriores, que trata sobre todos los trámites a realizar del lado español; esta otra página de la administración del Reino Unido, a pesar de estar orientada a británicos que se van a vivir al extranjero, incluye mucha información que nos va a ser útil.

miércoles, septiembre 26, 2007

Cómo volverse a España (II): la mudanza

Mucha gente que se va a pasar una temporada al extranjero se va con lo puesto. No fue ese mi caso cuando me fui a Inglaterra hace siete años. Como el viaje lo hice en coche, pude llenarlo hasta arriba con todas mis cosas, a las que se les unieron, días más tarde, unas pocas cajas que envié por mensajero.

Al cabo de seis años y pico, mis posesiones se habían multiplicado, de modo que no tuve más remedio que plantearse enviarlo todo en cajas. Tanteé las empresas de mensajería más famosas como DHL y UPS, que ofrecen servicios no urgentes que cobran por peso. Me dijeron, sin embargo, que no trabajaban para particulares. Así que tuve que recurrir a las empresas clásicas de mudanza o removals.

Mi primer impulso fue buscar empresas prestigiosas en Internet. Me salieron varias de aspecto sólido, muchas de ellas con atractivos servicios web de petición de presupuesto y contratación. Sin embargo, la mayoría operaban desde Londres, y te cobraban un extra por ir a recoger cajas a otras ciudades. Pronto me di cuenta de que lo que tenía sentido era buscar una empresa local de Bristol, o al menos una empresa de ámbito nacional con sucursal en esta ciudad, tuviesen o no sitios web atractivos. Uno a menudo se olvida de que aún hay vida más allá de Internet.

Di con varias empresas con sucursales cercanas, las llamé y pedí presupuestos. Las empresas de mudanzas cobran por volumen total, no por peso. Tuve que estimar el número de cajas, y a partir de ello el volumen resultante en pies cúbicos (curiosa unidad de medida). Al final la empresa que me inspiró más confianza y la que me ofrecía el presupuesto más atractivo fue Fox Removals.

Normalmente estas empresas se ocupan no sólo del traslado de las cajas, sino de su empaquetado previo. Yo, sin embargo, como no tenía muebles que enviar sino simplemente ropa, posesiones variadas y libros, muchos libros, decidí ocuparme yo mismo del empaquetamiento. Un requisito de la empresa era uqe las cajas fueran de tamaños regulares, así que compré (a través de Internet) unas par de docenas de cajas de dos tamaños: unas planas para libros y cosas pesadas, de 42x42x21, y otras de forma cúbica más grandes para ropa y objetos más livianos, de 42cm de lado.

Llenarlas fue un auténtico suplicio que me llevó más de una semana. Otro de los requisitos de la empresa de mudanza era que las cajas tenían que ser suficientemente ligeras como para que una persona las pudiese manejar con seguridad. Por más que lo intenté, no logré que me dieran una cantidad absoluta en kilos, de modo que decidí ceñirme a un límite de 20 kg por caja, que me pareció razonable. El tener que preocuparme de equilibrar el peso, distribuyendo objetos ligeros con pesados, fue verdaderamente engorroso. Lo peor es que al final, harto de empaquetar, descarté un buen número de cosas, pensando o bien en dejarlas atrás o en llevarlas en el coche. Más tarde lo lamentaría.

En este punto ya puedo comenzar a dar consejos. El primero es este: ya que haces el esfuerzo mete en las cajas todo lo que puedas, aunque suponga excederte del presupuesto inicial y tener que comprar más cajas. Otro consejo es: si tienes muchas cajas, mejor que las empaqueten los de la empresa de mudanzas por ti. Esto tiene la ventaja añadida de que si se rompe algo, el seguro te lo cubrirá; si lo empaquetas tú, sólo te cubre la pérdida de cajas. El seguro, por cierto, es opcional, pero muy recomendable de comprar, ya que no cuesta mucho. Otra práctica muy recomendable, pese a lo pesado que es, es hacer un inventario detallado de qué va en cada caja. Posteriormente, cuando estés desempaquetando, lo agradecerás.

Las cajas vinieron a recogerlas el día acordado. Aparecieron dos empleados de la empresa: el conductor y un forzudo que se ocuparía de acarrearlas. El edificio donde vivía no tenía ascensor, de modo que el espectáculo de verle resoplar y sudar como un cerdo a lo largo de los varios viajes que tuvo que hacer tres pisos arriba y abajo fue bastante incómodo. Pude ver que mis temores de que las cajas pesasen demasiado habían sido exagerados: el chaval, para hacer el menor número de viajes, apilaba las cajas de 20kg de dos en dos y las transportaba como si fuera la mochila del cole.

La recogida fue un par de semanas antes de que abandonara el país; escogí esa fecha para que no se me juntara todo los últimos días. Las cajas fueron a parar a un almacén donde estuvieron esperando a que hubiese un nuevo camión disponible con destino a España. Este fue uno de los puntos en los que sentí más inquietud. La empresa de Bristol no me pudo asegurar hasta muy tarde cuándo enviarían las cajas a su destino. Estaban pendientes de que se lo confirmara el departamento internacional, que estaba esperando a que hubiesen suficientes envíos (aparte del mío) como para que les saliese rentable. Al final, desde el momento que envié las cajas hasta que las recibí en España, pasó casi un mes. En realidad, esta espera tan larga hasta me vino bien, ya que me dio tiempo de asentarme en el país durante un par de semanas.

Pasado ese tiempo, por la mañana del día indicado, me llamaron los transportistas por teléfono para avisar de su llegada en breve. Yo les había dado un plano de Google Maps indicando la localización de mi piso. Esperé en la calle unos minutos hasta que vi acercándose a lo lejos un camión enorme de color verde. Cuando llegaron a mi altura les hice señas y pararon; se bajaron del vehículo dos galeses en bermudas que descargaron mis cosas y las subieron al piso en un periquete. Charlé un poco con ellos; después de un par de semanas viviendo en Madrid, aguantando los gritos y malos modos de la gente, fue agradable volver a hablar en inglés con dos tipos normales.

Al final, la mudanza fue uno de los preparativos de la vuelta a los que tuve que dedicar más tiempo y preocupacion, pero todo salió a pedir de boca. Aún no he desempaquetado todo, pero sólo ha llegado rota una taza, lo cual, creo yo, no está mal.

domingo, septiembre 23, 2007

Como volverse a España: preparativos (I)

Han pasado apenas cinco meses pero parece como media vida. A principios del pasado mayo abandonaba Inglaterra con rumbo a España, después de haber pasado allí casi siete años. Considerando lo largo de la estancia y lo adaptado que estaba ya, los preparativos fueron sorprendentemente sencillos. En este blog aún no he contado nada sobre ello, así que antes de que se me olvide todo voy a publicar una corta serie de artículos explicando mi experiencia, que seguramente en algún momento dado será de utilidad a alguien.

Lo primero que hay que hacer para volverse a España es, desde luego, estar seguro de que es lo que se quiere hacer. Durante varios años había estado diciéndole a todo el mundo que me iba a volver en cuando pudiese, es decir, cuando encontrase trabajo. Cuando me surgió la oportunidad, sin embargo, una tromba de reservas me inundó la cabeza. Aunque siempre supe que llegado el momento clave me iban a surgir un montón de dudas, las que sentí en ese momento fueron mucho más fuertes de lo que esperaba. Así que hay que estar prevenido para las flaquezas psicológicas.

Dependiendo del tipo de trabajo que se tenga, es posible que haya que presentar la renuncia. Es lo que tuve que hacer yo. Esto se hace presentando a tu jefe una resignation letter. Los notice period o periodos de preaviso son en el Reino Unido más largos que en España. Lo mínimo suele ser un mes; el mío era de tres. Por ello, hay que hacer cuentas y presentar la renuncia de modo que concuerde con nuestros planes de vuelta y nuestra incorporación al nuevo trabajo (en caso de tenerlo).

Otro notice que hay que dar cuanto antes es el de la casa que se alquila. Los contratos de alquiler suelen estipular periodos de aviso de uno o dos meses. Si se está de alquiler de forma más informal, alquilando una habitación o algo parecido, la cancelación del arrendamiento puede que pueda ser más informal y flexible. En caso contrario, también habrá que practicar el inglés formal escribiendo una carta de cancelación del contrato. Otra posibilidad de la que no hablo es si tienes casa o piso en propiedad. En ese caso el follón de papeleos puede ser monumental, aunque si has tenido la suerte de comprarla durante los últimos pocos años las ganacias pueden ser también monumentales.

De este modo, debido a estos preavisos, normalmente se necesitará esperar entre uno o dos meses de media desde el momento que se decide volver hasta la vuelta propiamente dicha. Todo esto depende, por supuesto, de lo enraizado que estés en el país. Alguien que esté viviendo de forma más provisional, sin empleo estable y compartiendo una casa, quizás pueda largarse del país en cuestión de días.

Hasta ahora los consejos son bastante de sentido común. En la siguiente entrada hablaré de algo menos obvio: cómo mandar tus trastos a España.

martes, septiembre 18, 2007

Uknova: la tele británica al alcance de todos

Una de las cosas que más me gustaba del Reino Unido era la televisión. No es que la viese muy a menudo, pero por lo general era de una calidad bastante superior a la española. Tiene su ración de sensacionalismo y realitichous tipo "Gran Hermano", pero por lo general cuando peca lo hace más de aburrimiento que de chabacanería. Nada de tener que aguantar a famosetes de tres al cuarto tirándose los trastos a la cabeza o a pseudoperiodistas esparciendo bilis con sus dimes y diretes sobre los susodichos.

Lo mejor de todo es que, aunque me he vuelto a España, puedo seguir mantiendo el contacto con la televisión británica gracias a UKNova. Se trata de una comunidad web de intercambio de ficheros (mediante tecnología bitTorrent) especializada en los programas británicos de televisión y radio. Los programas suelen estar disponibles a los pocos días de su emisión, aunque también pueden encontrarse emisiones antiguas, algunas de ellas verdaderos clásicos.

Tiene unas reglas bastante estrictas: sólo está permitido intercambiar producciones británicas que no hayan sido comercializadas en DVD u otros medios. Esto excluye la totalidad de las películas y un buen número de series y documentales, generalmente los de más éxito (la segunda temporada de IT Crowd, por ejemplo, no está disponible en UKNova por prohibición explícita). Sin embargo, este tipo de material se puede encontrar fácilmente en otros trackers como PirateBay o Mininova (o en la Mula). Lo que UKNova pone a disposición de los expatriados británicos (o los repatriados no británicos nostálgicos como yo) es un caudal de culebrones (Eastenders, Coronation Street), retransmisiones deportivas (rugby, cricket), informativos (Panorama, Newsnight), documentales de producción más modesta (aunque no por ello menos interesantes) y hasta series de telerrealidad como Supernanny, How Clean Is Your House, It's Me Or The Dog, y por supuesto Big Brother y su inacabable camada de sucesores.

Conseguir una cuenta en UKNova, no es fácil; requiere paciencia. Tienen un límite de 35.000 usuarios, y sólo aceptan nuevos miembros cuando aparecen vacantes. Generalmente basta con perseverar a lo largo de una o dos semanas (visitando la página de sign-up) hasta que esto ocurre. Una vez abierta, la cuenta tiene que cumplir con cierto requisito de actividad (un mínimo de una conexión al mes, aproximadamente), de lo contrario se cierra automáticamente (dando lugar a una vacante).

He estado usando UKNova durante un par de meses y funciona de maravilla; con una conexión ADSL normal te puedes bajar un programa en menos de una hora. Como pasa en estos casos, tengo ya el disco duro lleno de más material del que tengo tiempo para ver. Es absurdo, pero en estas semanas estoy viendo más televisión británica de lo que veía cuando vivía allí.

miércoles, septiembre 12, 2007

Los hombres piruleta

Unos de los personajes más entrañables que se pueden encontrar en las calles de las poblaciones inglesas son lollipop man y las lollipop ladies. Son empleados municipales que se apostan en las proximidades de los colegios de primaria para, a la hora de entrada o de salida de los niños, interrumpir el tráfico cada vez que algúno vaya a cruzar la carretera, solo o acompañado de sus padres. Su peculiar nombre (coloquial, claro está; el nombre oficial es school crossing patrol officer) se debe a la señal circular que llevan en la mano y usan para detener la circulación. Otro rasgo característico de su aspecto es la gabardina larga reflectante que visten, acompañada a veces de una gorra de plato o un coqueto gorrito a juego (para las mujeres). Los lollipop people son habitualmente gente mayor.

Cuando vivía en Bristol no pasaba cerca de ningún colegio cuando iba o venía del trabajo, de modo que nunca me cruce con ninguno de estos simpáticos personajes. En Maidenhead, sin embargo, solía pasar por delante de un colegio muy a menudo. El hombre piruleta que trabajaba allí siempre me insipiraba gran admiración por la seriedad como se tomaba su trabajo: cada vez que iba a cruzar algún niño, con un par de zancadas firmes se plantaba resueltamente en medio de la calle, sosteniendo su señal con gran aplomo y haciendo un gesto vehemente con el brazo hacia los coches que veníamos de frente. El resto del tiempo vigilaba atento desde la esquina, saludando con semblante digno a las familias que pasaban a su lado. Una estampa 100% inglesa. Desgraciadamente, nunca le llegué a hacer foto. Para esta entrada he recurrido a dos fotos que he encontrado en Flickr con licencia CC: la primera de yousoundhollow y la segunda de Lutrus.

Más información:
Crossing Guard (Wikipedia en inglés), My years as a lollipop man (BBC)

domingo, septiembre 09, 2007

Vacaciones en el canal

Voy a levantar el cierre vacacional de este blog contando mi viaje a Inglaterra, donde he pasado 10 días de finales de agosto y principios de septiembre. No era la primera vez que volvía a Bristol tras mi regreso a España; ya estuve en julio un fin de semana, aunque en esa ocasión no tuve el tiempo que he tenido ahora para rememorar tranquilamente los años que pasé allí. Tuve enorme suerte y el clima fue bastante bueno. De hecho, el primer fin de semana, según me contaron mis amigos, fue el primero de buen tiempo en lo que llevaba de verano, durante el cual no ha dejado de llover. Hizo sol y las temperaturas subieron hasta los 24 grados, y los ingleses estaban revolucionados. Los que no se habían ido de bank holiday se desparramaban por los beer gardens y jardines de la ciudad.

No hay mucho que contar de mi estancia en Bristol, que fue bastante tranquila, pero sí mucho del segundo fin de semana en el país, justo antes de volver a España. Hace poco más de un año, hablé en este blog de los narrowboats ingleses: barcos fluviales alargados y estrechos típicos de los ríos y canales ingleses. Sorprendentemente, hay bastantes compañías que los alquilan, y para manejarlos no hace falta ningún tipo de licencia especial. Pues bien: eso mismo conseguimos organizar un grupo de amigos de Bristol: alquilar uno de estos barcos para pasar un fin de semana sobre el agua.

ManiobrandoEl alquiler lo hicimos a través de Internet. El barco estaba basado en Worcester, a una hora en coche al norte de Bristol, y el canal por el cual íbamos a navegar era el Worcester & Birmingham Canal, que como su nombre indica une ambas ciudades. Al llegar al embarcadero, lo primero nos hicieron una demonstración sobre el funcionamiento de las esclusas. Dado que no íbamos a estar mucho tiempo fuera (apenas 2 noches), nos recomendaron un recorrido corto de ida y vuelta de Worcester a Woodgate. Luego nos llevaron al barco y nos explicaron su funcionamiento. Nada más verlo nos sorprendió a todos su tamaño: 20 metros de longitud. El empleado nos dio una explicación de una media hora sobre cómo manejar el barco, además de contarnos como reaccionar a emergencias como la caída de alguien al agua (hay que parar el motor inmediatamente) o cómo acceder a la hélice si algo se queda enganchado a ella. Bromeó que posiblemente la cocina no la íbamos a usar, ya que nos pasaríamos el viaje entero bebiendo. Esto confirmó nuestras sospechas de que los ingleses que pasan findes en barco lo hacen para estar cocidos todo el rato, y aumentó mi extrañeza de que fuese tan fácil alquilar un bicharraco tan grande como ese incluso a sabiendas de que todo el mundo va a ir bebido.

BarcoPor fin emprendimos la marcha. Tras un comienzo inevitablemente torpe, en seguida nos dimos cuenta de que, pese a su longitud, el barco era bastante fácil de pilotar. La dirección se controba mediante un simple timón de caña, y la velocidad con una palanca. El barco, además, era muy robusto, y golpes y arañazos no le hacían mella alguna. Las situaciones más complicadas era cuando nos cruzábamos con otros barcos viniendo de frente, o en algunos tramos estrechos con barcos como el nuestro amarrados a ambos lados, pero teniendo un mínimo de cuidado y yendo a poca velocidad no había ningún problema.

CocinaEl barco, por dentro, estaba equipado con todas las comodidades. Camas fijas, baños con agua corriente y ducha y una cocina estrecha pero equipada al mismo nivel que la de una casa normal. Tenía horno, fogones, nevera y todo tipo de cacharros, de los que hicimos buen uso: el tipo de la empresa se había equivado por completo, y las orgías que teníamos planeadas no eran alcohólicas sino gastronómicas.

Abriendo la compuertaLa rutina del viaje era sencilla: navegar, parar a comer o a cenar, beber Pimms, echar partidas de cartas o juegos de mesa, y dormir. En cuanto a la navegación, el canal de Worcester es uno de los que más esclusas tiene de todo el país, lo cual aseguraba que esta nunca fuese aburrida. A lo largo de nuestro viaje, operamos unas 18 esclusas para la ida y para la vuelta. Todas ellas eran manuales. El llenado o vaciado de la esclusa se realizaba con una llave que se acoplaba a un mecanismo de engranajes y cremallera que subía o bajaba la válvula. Una vez nivelado el interior de la esclusa con el exterior, se abría la compuerta correspondiente para que el barco podía entrar o salir.

Barcos amarradosLa excursión estuvo animada también por pequeños incidentes, ninguno de ellos grave, que le dieron color y aventura: hombres al agua, rescate de perros, una rotura de bomba que nos dejó sin agua corrente, una amarra que se suelta sin que nos demos cuenta... Lo peor del viaje, en mi opinión, fueron los alrededores. Como se puede ver en las fotos, muchos tramos del recorrido eran muy hermosos, pero como no nos llegamos a internar mucho en el campo nos tocó navegar cerca de polígonos industriales y urbanizaciones, y durante un buen trecho navegamos muy cerca de la autopista, que aunque no se veía nos acechaba con su incesante rumor de vehículos. También me decepcionaron los pubs, que supuestamente son uno de los mayores atractivos de los canales.

En cualquier caso, nada de esto importó mucho: lo novedoso de la experiencia unido a la buena compañía fueron suficientes para el fin de semana fuese un rotundo éxito que espero que repitamos en el futuro. Como siempre, podéis encontrar las fotos de la excursión en este álbum de flickr.

viernes, agosto 10, 2007

Palabras infiltradas

Desde hace ya varios días tenía yo pendiente la publicación de la típica entrada "cerrado por vacaciones" para este blog, pese a la ignominia que supone que un blog que trata sobre la cultura británica se apunte a la costumbre eminentemente española de paralizar las actividades en agosto. Sin embargo el letargo estival me ha impedido sentarme a escribir hasta hoy, de modo que como castigo me voy a forzar a publicar una última entrada antes de echar el cierre (temporal, claro).

Voy a aprovechar, además, con hacer algo que tenía en mente desde hacía semanas: inaugurar una "subsección" de este blog en la que quiero hablar de temas diversos relacionados con el idioma inglés. Ya he tocado asuntos de este estilo anteriormente, pero espero a partir de ahora dedicarles atención con más regularidad y un enfoque más concreto. Desde luego, yo no soy ningún filólogo ni experto de modo que es muy probable que meta la pata en bastantes ocasiones; tenéis los comentarios a vuestra disposición para poder disfrutar del placer de corregirme o simplemente llevarme la contraria.

Una forma tan buena como cualquier otra de comenzar es con el siguiente tema: las palabras inglesas de origen español. Siempre he pensado que, teniendo en cuenta la importancia demográfica y cultural del castellano en el mundo, el número de préstamos que se encuentran en el inglés es sorprendentemente pequeño, comparado desde luego con el caudal de vocablos provenientes de otras fuentes como el latín, las lenguas germánicas o el francés.

Muchas palabras, desde luego, fueron adoptadas hace siglos, de modo que en la actualidad han evolucionado de forma que su origen hispano es menos evidente (como cockroach, savvy). Otras se difundieron no sólo al inglés sino a muchas otras lenguas, de modo que han adoptado un aura internacional que camufla su origen español (como guitar). Las palabras que me llaman más la atención y de las que quiero hablar, sin embargo, son aquellas en las que su pedigrí hispánico salta a la vista tanto como un español de turismo en Londres con su barbour y sus zapatos naúticos. A esto ayuda el gran desparpajo del idioma inglés, que adopta sin pensárselo dos veces palabras de otros idiomas sin tocar ni una letra, adaptando, eso sí, su pronunciación a la fonología inglesa, a veces hasta extremos que hacen daño al oído.

El repertorio de palabras españolas que el inglés ha tomado prestadas da mucho que pensar. Mientras que los últimos préstamos del francés suelen ser términos de aire refinado y culto, como connoiseur, repertoire o faux pas, cuando el inglés ha querido recurrir al castellano ha sido para coger prestados guerilla, embargo, armada, (military) junta, renegade, desperado, o vigilante. Y las palabras que no son de tufo militarista son de aire folclórico o panderetero como fiesta, machismo o siesta. Sólo contados vocablos tienen aire respetable, como aficionado (¡que en el diccionario aparece marcado como "formal"!), y unas cuantas son simplemente anodinas de significado o uso, como "peccadillo" o "pronto". Ha de resaltarse que muchas de estas palabras se usan con un sentido más concreto o incluso distinto al del español original. Aficionado, por ejemplo, se usa para referirse a un experto en una disciplina de tipo artístico ("a jazz aficionado"); vigilante (pronunciado "viyilanti") se usa para hablar de los ciudadanos que, por su propia cuenta y al margen de las autoridades, asumen labores de persecución del crimen, muchas veces de forma ilegal o brutal.

Esta asociación del español con lo cutre, desgraciadamente, no se limita a las palabras sino a los las expresiones. Una muy divertida que he descubierto hace poco es "el cheapo", que viene a significar "barato y de mala calidad". Esta expresión es también un ejemplo de que los angloparlantes (sospecho que principalmente estadounidenses) también juegan a inventarse expresiones humorísticas cogiendo una palabra nativa ("cheap") y retorciéndola para que suene a extranjera (algo en lo que los españoles somos expertos, con nuestros "top manta" y nuestros "puenting").

La influencia del castellano en EE UU no parece que vaya a disminuir, de modo que es previsible que nuestro idioma siga infiltrándose en el léxico de los estadounidenses, y de ahí dé el salto al Reino Unido, donde esta influencia es menor. Tengo gran curiosidad por ver por dónde van a ir los tiros.

Y ahora ya sí. Parquestrit se tomará un descansito de unas semanas. Espero veros de vuelta en septiembre.

miércoles, agosto 01, 2007

Mitchell y Webb

Llevo ya varias semanas enganchado a Mitchell y Webb, dos humoristas británicos realmente buenos que están empezando a hacerse famosos en el Reino Unido. Su salto a la notoriedad lo daron con la telecomedia de culto Peep Show, que aún no he tenido oportunidad de ver. Recientemente el gran público ha podido verlos en una campaña publicitaria de Apple que fue bastante difundida en el Reino Unido durante el último año.

Yo, sin embargo, los conozco del programa de BBC Radio 4 "That Mitchell and Webb Sound". Se trata de un show de media hora de duración, del cual ya han emitido desde 2003 tres temporadas de seis episodios cada una, la última de ellas entre mayo y junio de este mismo año. En este programa, se suceden situaciones cómicas de unos pocos minutos de duración en las que Mitchell y Webb interpretan distintos personajes, algunos de ellos fijos. Utilizan mucho la parodia, sobre todo de programas de televisión; el darle la vuelta a situaciones y personajes famosos (como He-Man que va al doctor quejándose de que de tanto levantar su espada tiene dolores de espalda); y sobre todo recurren magistralmente al absurdo (un hombre que se encuentra una bebé foca mágica que da consejos de cómo escribir mensajes de móvil).

Sé que a la gente le encanta elogiar a sus humoristas favoritos diciendo que hacen "humor inteligente" (lo cual sirve también para alardear de serlo), pero en este caso tengo que asegurar que esta calificación está plenamente justificada. Muchos de sus sketches (que no escriben en solitario, sino ayudados por un grupo de guionistas) son realmente ingeniosos (como el del político que responde a una entrevista utilizando integramente frases hechas, o el de una víctima de robo de identidad que protesta a su banco que el dinero se lo han quitado a ellos, no a él). Gran parte del efecto cómico se debe también su asombrosa elocuencia: son capaces de soltar unas parrafadas sin aparente esfuerzo que muchas veces te dejan sin aliento, aunque la desventaja es que para alguien que no domina muy bien el inglés es difícil no perderse. El humor de Mitchell y Webb, además, logra tratar temas bastante peliagudos sin llegar a ofender.

Estos últimos días estoy viendo la versión televisiva de este show radiofónico: "That Mitchell and Webb Look", realizada para BBC2 el año pasado, y en la que se recuperan muchos de los sketches del programa de radio. No es tan bueno como este último: lo que ganan en medios lo pierden en frescura, pero aun así es realmente divertido. Afortunadamente, muchas de las situaciones cómicas se pueden encontrar en Youtube (enlace), así que si sabéis inglés podréis juzgarlos por vosotros mismos. Recomiendo éste (de un falsificador de billetes algo inútil), éste (parodia de los programas en los que la gente busca vivienda como Location, location, location), éste otro (el drogradicto a quien su familia regala heroína por Navidad), o éste (de un oficial de las SS al que la insignia de una calavera que lleva en el uniforme le hace sospechar que los nazis son los malos). Mi favorito de los que he encontrado lo pongo aquí abajo: la pareja de amigos que dudan si invitar a Fred, Daphne y Wilma a su fiesta, ya que si lo hacen posiblemente traerán consigo a Shaggy y a su nervioso perro.



Más información:
Masters of Comedy (reseña del Observer), Peep Show's Mitchell & Webb (Independent)
, Look Out Little Britain (Telegraph),
, Sitio web de la BBC de That Mitchell and Webb Look , y por supuesto, That Mitchell and Webb Sound y That Mitchell and Webb Look (Wikipedia)

martes, julio 24, 2007

The Rime of the Ancient Mariner

No acostumbro a leer poesía, y menos en inglés, pero estos días estoy disfrutando mucho la lectura de "The Rime of the Ancient Mariner". Se trata de un poema bastante famoso de Samuel T. Coleridge, uno de los fundadores del movimiento romántico inglés.

El poema comienza con un joven invitado de una boda quien, a las puertas del banquete, es bruscamente abordado por un anciano que, merced a un encantamiento, le obliga a escuchar su historia. El anciano le cuenta que, hace muchos años, servía de marinero en un barco. En una fatídica travesía, su navío se ve envuelto en una terrible tempestad que lo empuja al sur, donde queda atrapado en medio del hielo y la niebla. Cuando todo parecía perdido, surge de la nada un albatros, que comienza a volar en torno al barco. Coincidiendo con esta aparición, el hielo cede y un viento propicio les empuja a regiones más tranquilas.

La tragedia, sin embargo, vuelve a desencadenarse. El marinero, de un disparo de flecha, mata al albatros, haciendo que caiga sobre el barco una terrible maldición que hace que toda la tripulación, excepto él, muera en poco tiempo. El viento deja de soplar, y el marinero pasa una semana atrapado en el barco, rodeado por los cadaveres de sus compañeros que le atormentan con su mirada muerta. Los espíritus del mar, sin embargo, acaban apiadándose de él, y rompen el hechizo, y mediante ayuda sobrenatural, el barco logra llegar a tierra firme. El marinero, sin embargo, no quedará indemne: como penitencia por haber matado al ave benéfica, habrá de recorrer el mundo hasta el fin de sus días contando su historia a desconocidos como el invitado de boda.

El poema es complicado de leer. Por si fuera poco el hecho de que la poesía siempre es más difícil de entender que el lenguaje llano, Coleridge escribe de forma deliberadamente arcaica. Además, los sucesos que se relatan son tan sobrenaturales y extraordinarios que a veces son difíciles de comprender. Sin embargo, merece la pena el esfuerzo: el poema nos describe imágenes realmente enigmáticas y evocadoras: el barco fantasma que se les aparece a los desdichados marineros, donde la muerte y la muerte-en-vida se juegan a los dados el destino de los desdichados marineros; la aparición de los espíritus benéficos que insuflan de vida los cadáveres de la tripulación para conducir el barco a buen puerto; y sobre todo, el albatros que cuelga del cuello del protagonista como castigo por su crimen, y que permanece allí, mortificándole, hasta que el maleficio se rompe. Esta última imagen ha pasado a la cultura general y al lenguaje como metáfora de cuando alguien se ve lastrado por algo terrible que hizo en el pasado.

El poema está disponible en Internet en varios sitios (como por ejemplo este). En Google books se puede encontrar una versión digitalizada de una edición antigua con preciosas ilustraciones; en este sitio web se pueden encontrar digitalizadas las láminas que Doré (el famoso ilustrador de El Quijote) hizo para esta obra. También está disponible en Project Gutenberg un audiolibro, ideal para poder apreciar la hipnótica cadencia de esta obra maestra de Coleridge, y muy conveniente para familiarizarse con la métrica inglesa. Y para quien quiera aprender más sobre el poema, cómo se gestó, sus interpretaciones y la influencia que ha tenido, recomiendo este interesantísimo artículo del Guardian.

Más información:
La Rima del Anciano Marinero (Wikipedia), Lost at sea (Guardian)

martes, julio 17, 2007

El hombre de Cerne Abbas

El hombre de Cerne Abbas es uno de los restos arqueológicos más curiosos de Inglaterra. Se encuentra en las proximidades de la aldea del mismo nombre, y consiste en un dibujo a escala gigante (de unos 50x50 m) de un hombre desnudo de rotunda masculinidad esgrimiendo un enorme garrote (en la mano, me refiero). Está realizado mediante zanjas
que descubren la tierra caliza que hay bajo la hierba. Su aspecto primitivo ha hecho que durante mucho tiempo se pensara que databa de hace miles de años; sin embargo, según dice la Wikipedia, lo más probable es que sea más reciente, de alrededores del siglo XVII. En la Red se pueden encontrar innumerables fotos, pero la forma más espectacular de verlo es mediante Google Maps.

Esta peculiar atracción paisajística ha saltado a las noticias en estos días con motivo de un golpe publicitario de la película Los Simpsons, de próximo estreno. Sus promotores han hecho dibujar en un prado cercano un dibujo de estilo similar de Homer Simpson en gallumbos con un donut gigante en la mano (ver noticia). No es la primera vez que la icónica imagen del hombre de Cerne Abbas se utiliza con fines publicitarios. No hace mucho, la marca de desodorantes Lynx hizo dibujar en un campo cerca del aeropuerto de Gatwick una copia del gigante flanqueado por dos mujeres desnudas (enlace), para que fuese visible a los aviones que sobrevuelan la zona.

Este tipo de geoglifos son bastante corrientes en Inglaterra, sobre todo en el suroeste. Sólo en Wiltshire se pueden encontrar decenas de caballos blancos. La mayoría son relativamente recientes, aunque el de Uffington tiene más de dos mil años.

Más información:
Cerne Abbas Giant (Wikipedia), Homer chalk giant angers pagans (The Guardian)

martes, julio 03, 2007

De mal café

ArnolfiniTodo el mundo tiene bastante claro que Inglaterra es un país de té más que de café. Desde hace pocos años, sin embargo, ha habido una expansión considerable de cafeterías en todo el país. La mayoría de ellas forman parte de cadenas de "MacCafeterías", como Starbucks, Coffee Republic, Café Nero, u otras de esta jaez, pero incluso los establecimientos independientes (en Bristol, un buen ejemplo es el Boston Tea Party de Park Street) suelen copiar el modelo de las anteriores: mobiliario informal y variado mezclando sofás, sillas y taburetes, nombres de café de resonar italiano y, por supuesto, precios exorbitantes. El café se recoge, previo pago, en un mostrador, y el azúcar y las cucharillas se han de ir a buscar a un aparador. Muchos de estos sitios ofrecen también porciones de tarta de acompañamiento, sandwiches, "paninis" o incluso ensaladas o platos más elaborados.

CoffeehouseA pesar de las apariencias, la relación de los ingleses con el café no es reciente ni mucho menos. De hecho, esta bebida llegó antes que el té a estas tierras, y en su momento gozó de bastante éxito. La primera coffeehouse fue abierta en Inglaterra en el siglo XVII, y pronto florecieron como animados lugares de reunión que admitían una mezcla variada de clases sociales, menos rígida que lo que la estratificada sociedad de esos tiempos solía permitir. En los coffeehouses ingleses se leían avidamente los primeros periódicos, se difundían novedosas ideas políticas e incluso se desarrollaban negocios: la importante entidad financiera Lloyds comenzó en esos años como una humilde coffeehouse.

Poco tienen que ver las actuales cafeterías inglesas con las antiguas coffeehouses. El gusto por el café, sin embargo, sí que parece está renaciendo. En las estanterías de los supermercados es fácil encontrar una soberbia selección de distintas variedades de cafés: colombiano, costarricense, etíope, de Java... Una oferta mucho mayor que en España, donde es difícil encontrar nada más sofisticado que café de mezcla torrefacta de Saimaza o Marcilla. Y, sin embargo, los cafés que sirven en las cafeterías españolas me saben infinitamente más ricos que en Inglaterra, vaya Ud. a saber por qué motivo. Precisamente el otro día leía un interesante artículo del suplemento gastronómico del Observer (enlace), en el que se critica como se prepara el café en el Reino Unido. Coincido plenamente con el autor en su desesperación por esa manía que tienen las cafeterías de este país de servirte tazas de tamaño elefantiásico llenas de "leche caliente con sabor a espresso".

Rainbow CafeOtra de las particularidades de las cafeterías inglesas que me exasperan son los horarios. Casi todas cierran sobre las seis, de modo que es virtualmente imposible quedar para tomar un café a media tarde. Los únicos lugares agradables disponibles a esas horas para juntarse con algún amigo son los pubs, y a mí hasta al menos las ocho de la tarde no me apetece nada tomarme una cerveza. Esto se nota sobre todo cuando vas de turismo: te pasas todo el día pateándote una ciudad, y cuando ya cierran todo y lo que te apetece es ir a sentarte a algún sitio agradable, descansar los pies y entonarte con un delicioso café calentito, te encuentras con que todas las cafeterías están cerradas.

Ahora, en España, no me puedo quejar de falta de café: el del desayuno, el de media mañana, el de después de comer y, a veces, el de por la tarde. Más ricos y más baratos que en el Reino Unido, aunque todavía no he encontrado ningún sitio donde cuesten 80 céntimos. Esos precios sólo deben de tenerlos en los sitios de beneficencia, para la gente necesitada.

Más información:
How's your crapuccino? (The Observer)
Coffeehouse (Wikipedia en inglés)

martes, junio 26, 2007

Londreando por Madrid

LondonizeEl domingo pasado, la marca de licores Beefeater organizaba en Madrid el evento "Londonize", consistente en reproducir en el castizo barrio de La Latina un mercadillo londinense compuesto por verdaderos tenderetes directamente traídos de Camdem Town, Portobello Road y Covent Garden. La respuesta del público madrileño fue espectacular, y según leo en la prensa, la asistencia, de decenas de miles de personas, excedió con creces los pronósticos de los organizadores.

De que eso estaba lleno hasta la Union Jack puede dar fe este humilde servidor, que por supuesto no podía faltar a tan señalado acontecimiento relacionado con la cultura inglesa. Haciendo gala de no mucho espabile, me planté allí a la peor hora, las seis de la tarde, a la que los habitantes de la capital ya se han desperazado de la siesta y se lanzan resueltos a practicar su deporte favorito: aglomerarse en lugares públicos. El lugar de la celebración era la Plaza de la Paja, no muy lejos del Palacio Real. La experiencia británica comenzaba tan pronto como uno se adentraba en dicha plaza: había dos colas para elegir. Una era para entrar en una carpa, y la otra para pasar a un callejón donde habían montado el mercadillo londinense, que es la que escogí. Tuve que esperar pacientemente media hora antes de poder acceder a dicho recinto, espantando en los últimos metros a varios caraduras que trataban de colarse delante mío ante la indiferencia de los organizadores.

CaretasUna vez dentro, me recorrí el corto tramo de calle echando un vistazo a los puestos. Había una curiosa mezcla entre los tenderetes de antigüedades típicos de Portobello Road, con sus catalejos, astrolabios y demás cachivaches vetustos, y los de camisetas desastradas y ropa militar, habituales de Camdem Town. Los vendedores no parecía que estuviesen haciendo mucho negocio, salvo un puesto al que no me pude acercar por el enjambre de mujeres que lo rodeaban arramplando con lo que parecían ser vestidos o quizás blusas. Como toque curioso, en todo el mercadillo se podía pagar tanto en euros como en libras, en cuyo caso te hacían un 10% de descuento. Esto no se quedaba en mero toque pintoresco sin trascendencia: afuera había un autobús-sucursal de Caja Madrid ofreciendo canje de divisa. Yo me había traído de casa algo de calderilla, pero no encontré nada de interés para gastarla.

Fish sin chipsCuando salí del callejón, desgraciadamente ya era tarde y el evento cerraba en pocos minutos, de modo que no pude pasar a la carpa, donde unos amigos me contaron que había más tenderetes, entre ellos uno de la famosa boutique Cyberdog de ropa ciberbailonga que se caracteriza sobre todo por ser absolutamente imponible. Me conformé dando una vuelta por unos pocos puestos que habían colocado afuera, en uno de los cuales preparaban fish and chips y un dulce de fresas recubiertas de chocolate que nunca había visto en Inglaterra. También curioseé a la gente haciéndose fotos junto a un taxi londinense o con alguno de los dos figurantes disfrazados de beefeaters (uno de los cuales tenía un aspeco morenazo muy poco convincente).

La experiencia resultó curiosa. Por supuesto, era difícil fantasear que uno estuviese paseando por las entrañas de alguno de los célebres mercados londinenses, y lo que estaba a la venta no era muy interesante, pero el hecho de que los vendedores proviniesen de Londres en vez de ser actores, y el detalle de que se pudiera pagar en libras le daban un toque de clase al evento. En último término, lo que asemejaba más el lugar a Portobello Road o Camdem Town es que la calle, como en esos sitios, estaba infestada de españoles.

Más información:
Londres llena la plaza de la paja (El País), Galería de fotos en Flickr

jueves, junio 21, 2007

Alan Johnston

Quien siga este blog posiblemente se haya dado cuenta de que, desde hace unos días, en la barra lateral derecha de la página figura una viñeta con la cara de un señor calvo. Como se puede leer al lado, se trata de Alan Johnston, corresponsal de la BBC en Gaza, quien fue secuestrado este territorio palestino hace más de 100 días por uno de los múltiples grupos armados que pululan por esta caótica región. A día de hoy, las perspectivas de su puesta en libertad, al parecer, son buenas. Hamas, quien hace pocos días se hizo con el control de Gaza, ha manifestado que va a poner todos sus esfuerzos en conseguirlo.

En cualquiera de los casos, la BBC ha organizado una campaña pidiendo la liberación de este periodista, a la que este blog, Parquestrit, se suma. Los motivos, he de reconocer, son puramente personales. Alan Johnston es una de las voces que, desde hace más de un año, me ha acompañado en mi trayecto de todos los días al trabajo, durante el cual suelo escuchar el podcast del espacio radiofónico From Our Own Correspondent. De entre las crónicas procedentes de los rincones más insospechados del globo que se radian en este programa, las de Johnston destacaban por su simpatía, humanidad y apego hacia los habitantes de ese desdichado rincón del planeta. Por eso, con total sinceridad, espero que sea liberado pronto y, si aún le quedan ganas, pueda seguir dando testimonio del aspecto humano de las injusticias y calamidades que, desde hace décadas, atormentan a habitantes de Israel y de los territorios ocupados sin que nadie parezca capaz de solucionarlas.

Actualización 4 de julio 2004
En la madrugada de hoy, Alan Johnston ha sido liberado gracias a la presión de Hamas hacia sus captores. Pocas horas después, ya fuera de Gaza, los oyentes del programa de radio Today de la BBC han podido escucharle en una entrevista en la que cuenta su experiencia con sorprendente aplomo. Por tiempo limitado (me imagino que hasta mañana), se puede escuchar a través de este enlace (este otro quizás esté disponible durante más tiempo).

Enlace:
Alan Johnston (BBC)

miércoles, junio 20, 2007

The property ladder

Los británicos, como los españoles, también llevan ya media década obsesionados con la compra de vivienda. Todo ciudadano de este país tiene la aspiración de poder echar el pie a la property ladder o "escalera de la propiedad", expresión que ilustra la idea de que hay que meterse a toda costa en la compra de algún piso o chalé, por modesto que sea, para más adelante utilizarlo como escalón que nos permita adquirir otro inmueble mejor y más grande, y así sucesivamente. En el Reino Unido también han sufrido varios años de incrementos descabellados de precios hasta que, hace un par de años, la cosa se estabilizó. Desde entonces el mercado se ha mantenido bastante plano, salvo moderados repuntes esporádicos.

Las similitudes con el caso español, sin embargo, son limitadas. Para mí la más llamativa es que en el Reino Unido no se construye mucha vivienda nueva. Las principales poblaciones suelen tener un "cinturón verde" o green belt a su alrededor que las autoridades se suelen mostrar reticentes de urbanizar. Las promociones inmobiliarias suelen ser de escala bastante pequeña. En el Reino Unido los pueblos no deciden multiplicar por diez su población, ni sienten la necesidad de construir varios campos de golf en sus aledaños, y eso que aquí no tienen los problemas de suministro de agua que hay en países más meridionales.

Otra diferencia son los tipos de interés, más altos en el Reino Unido que en la eurozona (al menos medio punto por encima). Aunque esto encarece las hipotecas, comprarse una casa en este país sale más barato que en España. Recuerdo haber visto una tabla en el Economist hace tiempo en la que se comparaba el sobrecoste en impuestos, abogados y otros gastos similares, excluidos intereses y coste del capital, de adquirir una vivienda en distintos países de Europa. España estaba entre los países más caros. Los británicos pagan un impuesto del 1% de stamp duty cuando los inmuebles superan las 60.000 libras, y del 3% cuando exceden las 250.000. Mucho menos que el 7% de IVA o de transmisiones patrimoniales y otros impuestos surtidos que te endosan en España.

De todos estos temas, en cualquier caso, hablo de oídas, ya que yo no llegué a comprarme casa en Inglaterra (ojalá hubiese podido hacerlo en su momento; ahora estaría forrado). Jorge, sin embargo, está en medio de este trance, y nos cuenta los entresijos del proceso de compraventa de inmuebles en esta entrada de su blog. Mañana, si todo va bien, le van a dar las llaves de su primera casa. ¡Enhorabuena! y buena suerte con todo.

Actualización 21-Jun
Di, quien desde hace poco es también una orgullosa home owner, nos cuenta en los comentarios de esta entrada (enlace) un montón de detalles interesantes sobre la compra de vivienda en el Reino Unido.

Enlace: Alea Jacta Est (Diario de A Bordo)

viernes, junio 15, 2007

Primeros ministros británicos

En el Reino Unido, el puesto de Primer Ministro se remonta nada menos que a principios del siglo XVIII, lo cual da buena fe de la sorprendente continuidad del sistema político de este país. En esta curiosa galería se pueden encontrar retratos los de la totalidad de las personalidades que han desempeñado este cargo hasta el día de hoy, incluyendo, por supuesto, Chamberlain, Churchill, y Margaret Thatcher.

Enlace:
Primeros Ministros Británicos (The Guardian)