El viernes pasado me fui a ver a Ojos de Brujo al Colston Hall de Bristol. No es la primera vez que me entero de que un grupo español toca por aquí cerca: el año pasado también estuvieron Amparanoia, aunque en esa ocasión no fui al concierto. En el Reino Unido no se escucha prácticamente nada de música española (el Aserejé que hace unos años triunfó en Europa no llego a cuajar aquí). Curiosamente los pocos grupos que suelen llamar la atención de algunos especialistas musicales ingleses, y que a veces hacen gira por aquí, suelen ser bandas alternativas bastante minoritarias en España.
Es el caso de Ojos de Brujo, cuyo último trabajo Techarí ha sido acogido con interés por la crítica británica (ver reseñas del Guardian, del Observer y de la BBC). Fui al concierto sin haber los escuchado mucho, más para distraerme de la frenética actividad de estas semanas en el trabajo (que, por cierto, me ha obligado a descuidar bastante este blog) que por verdadero interés. Para quien no haya oído hablar de ellos, Ojos de Brujo es una banda catalana que fusiona raíces aflamencadas con un batiburrillo de influencias bailongas de todo tipo: hip hop, dub y hasta música india. Lo poco que les había escuchado no me había convencido mucho: su afán de abarcar tal cantidad de ideas, tanto en lo musical como en lo político, me parecía demasiado agotador. En el concierto, sin embargo, pude darles una segunda oportunidad. Como siempre, en los directos es cuando te das cuenta de cúando hay calidad musical, y en ese concierto sobraba: a los músicos se les veía una soltura con diversos instrumentos bastante impresionante. Además, se notaba que realmente se lo estaba pasando bien, lo cual siempre es de agradecer. El toque de lujo lo daba una bailaora que, en algunas canciones, salía a dar unos pases y unos zapateaos que nos dejaba a todos hipnotizados.
La acústica de la sala, que en realidad es un teatro, desgraciadamente no ayudaba. Colston Hall es un sitio bastante anodino para conciertos de música popular, como ya pude comprobar el año pasado en el concierto de Nick Cave. En la platea habían quitado los asientos, pero desde los balcones (donde estaba yo) se hacía raro estar sentado viendo sin moverse una actuación tan animada. Mucha gente, de hecho, se levantaba y se ponía a bailar en el sitio; algunos intentaban hacerlo en el pasillo pero el guardia de seguridad no tardaba en aparecer invitándoles a volver a su localidad. Pese a todo, el ambiente era muy bueno. El grupo no hizo muchos esfuerzos en comunicarse en inglés, más allá de los "¡muchas zenquius!" de la cantante y alguna que otra proclama antiglobalización. No es que hiciera mucha falta: la mitad de lo presentes debíamos de ser españoles.
Disfruté mucho el concierto. Realmente, Ojos de Brujo son un grupo muy potente, que en cualquier otro país con cultura musical no tardaría en triunfar y estar en la boca de todos. Al final hubo bises, bises y más bises: la gente seguía aplaudiendo, y los de la banda estaban encantados de seguir tocando. Al final la cosa degeneró: la mitad de ellos se volvió al camerino y unos pocos se quedaron haciendo el moñas en el escenario, un final un poco lamentable para el pedazo de concierto al que habíamos asistido. A la salida me compré su último disco Techarí, y después de escucharlo un par de veces estoy enganchado. Ojos de Brujo tocaron en Londres en abril de este año: en el Guardian se puede encontrar esta reseña muy positiva sobre esa actuación.
1 comentario:
A mi me chafó el concierto la acústica del sitio...Se oían más las percusiones que las guitarras, y los cantantes no hacían más que gritar.Una pena, porque la chica si que cantaba bien, y seguro que el disco está bien.
Una cosa que me llamó la atención de los videos que proyectaban en el concierto, fueron las imágenes de violencia policial y manifestaciones. Mientras que en España los grupitos anti-globalización sulen hablar orgullosos de okupacion, manifestaciones y criticar a la policía, aquí ésas cosas están bastante mal vistas...
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