viernes, agosto 10, 2007

Palabras infiltradas

Desde hace ya varios días tenía yo pendiente la publicación de la típica entrada "cerrado por vacaciones" para este blog, pese a la ignominia que supone que un blog que trata sobre la cultura británica se apunte a la costumbre eminentemente española de paralizar las actividades en agosto. Sin embargo el letargo estival me ha impedido sentarme a escribir hasta hoy, de modo que como castigo me voy a forzar a publicar una última entrada antes de echar el cierre (temporal, claro).

Voy a aprovechar, además, con hacer algo que tenía en mente desde hacía semanas: inaugurar una "subsección" de este blog en la que quiero hablar de temas diversos relacionados con el idioma inglés. Ya he tocado asuntos de este estilo anteriormente, pero espero a partir de ahora dedicarles atención con más regularidad y un enfoque más concreto. Desde luego, yo no soy ningún filólogo ni experto de modo que es muy probable que meta la pata en bastantes ocasiones; tenéis los comentarios a vuestra disposición para poder disfrutar del placer de corregirme o simplemente llevarme la contraria.

Una forma tan buena como cualquier otra de comenzar es con el siguiente tema: las palabras inglesas de origen español. Siempre he pensado que, teniendo en cuenta la importancia demográfica y cultural del castellano en el mundo, el número de préstamos que se encuentran en el inglés es sorprendentemente pequeño, comparado desde luego con el caudal de vocablos provenientes de otras fuentes como el latín, las lenguas germánicas o el francés.

Muchas palabras, desde luego, fueron adoptadas hace siglos, de modo que en la actualidad han evolucionado de forma que su origen hispano es menos evidente (como cockroach, savvy). Otras se difundieron no sólo al inglés sino a muchas otras lenguas, de modo que han adoptado un aura internacional que camufla su origen español (como guitar). Las palabras que me llaman más la atención y de las que quiero hablar, sin embargo, son aquellas en las que su pedigrí hispánico salta a la vista tanto como un español de turismo en Londres con su barbour y sus zapatos naúticos. A esto ayuda el gran desparpajo del idioma inglés, que adopta sin pensárselo dos veces palabras de otros idiomas sin tocar ni una letra, adaptando, eso sí, su pronunciación a la fonología inglesa, a veces hasta extremos que hacen daño al oído.

El repertorio de palabras españolas que el inglés ha tomado prestadas da mucho que pensar. Mientras que los últimos préstamos del francés suelen ser términos de aire refinado y culto, como connoiseur, repertoire o faux pas, cuando el inglés ha querido recurrir al castellano ha sido para coger prestados guerilla, embargo, armada, (military) junta, renegade, desperado, o vigilante. Y las palabras que no son de tufo militarista son de aire folclórico o panderetero como fiesta, machismo o siesta. Sólo contados vocablos tienen aire respetable, como aficionado (¡que en el diccionario aparece marcado como "formal"!), y unas cuantas son simplemente anodinas de significado o uso, como "peccadillo" o "pronto". Ha de resaltarse que muchas de estas palabras se usan con un sentido más concreto o incluso distinto al del español original. Aficionado, por ejemplo, se usa para referirse a un experto en una disciplina de tipo artístico ("a jazz aficionado"); vigilante (pronunciado "viyilanti") se usa para hablar de los ciudadanos que, por su propia cuenta y al margen de las autoridades, asumen labores de persecución del crimen, muchas veces de forma ilegal o brutal.

Esta asociación del español con lo cutre, desgraciadamente, no se limita a las palabras sino a los las expresiones. Una muy divertida que he descubierto hace poco es "el cheapo", que viene a significar "barato y de mala calidad". Esta expresión es también un ejemplo de que los angloparlantes (sospecho que principalmente estadounidenses) también juegan a inventarse expresiones humorísticas cogiendo una palabra nativa ("cheap") y retorciéndola para que suene a extranjera (algo en lo que los españoles somos expertos, con nuestros "top manta" y nuestros "puenting").

La influencia del castellano en EE UU no parece que vaya a disminuir, de modo que es previsible que nuestro idioma siga infiltrándose en el léxico de los estadounidenses, y de ahí dé el salto al Reino Unido, donde esta influencia es menor. Tengo gran curiosidad por ver por dónde van a ir los tiros.

Y ahora ya sí. Parquestrit se tomará un descansito de unas semanas. Espero veros de vuelta en septiembre.

miércoles, agosto 01, 2007

Mitchell y Webb

Llevo ya varias semanas enganchado a Mitchell y Webb, dos humoristas británicos realmente buenos que están empezando a hacerse famosos en el Reino Unido. Su salto a la notoriedad lo daron con la telecomedia de culto Peep Show, que aún no he tenido oportunidad de ver. Recientemente el gran público ha podido verlos en una campaña publicitaria de Apple que fue bastante difundida en el Reino Unido durante el último año.

Yo, sin embargo, los conozco del programa de BBC Radio 4 "That Mitchell and Webb Sound". Se trata de un show de media hora de duración, del cual ya han emitido desde 2003 tres temporadas de seis episodios cada una, la última de ellas entre mayo y junio de este mismo año. En este programa, se suceden situaciones cómicas de unos pocos minutos de duración en las que Mitchell y Webb interpretan distintos personajes, algunos de ellos fijos. Utilizan mucho la parodia, sobre todo de programas de televisión; el darle la vuelta a situaciones y personajes famosos (como He-Man que va al doctor quejándose de que de tanto levantar su espada tiene dolores de espalda); y sobre todo recurren magistralmente al absurdo (un hombre que se encuentra una bebé foca mágica que da consejos de cómo escribir mensajes de móvil).

Sé que a la gente le encanta elogiar a sus humoristas favoritos diciendo que hacen "humor inteligente" (lo cual sirve también para alardear de serlo), pero en este caso tengo que asegurar que esta calificación está plenamente justificada. Muchos de sus sketches (que no escriben en solitario, sino ayudados por un grupo de guionistas) son realmente ingeniosos (como el del político que responde a una entrevista utilizando integramente frases hechas, o el de una víctima de robo de identidad que protesta a su banco que el dinero se lo han quitado a ellos, no a él). Gran parte del efecto cómico se debe también su asombrosa elocuencia: son capaces de soltar unas parrafadas sin aparente esfuerzo que muchas veces te dejan sin aliento, aunque la desventaja es que para alguien que no domina muy bien el inglés es difícil no perderse. El humor de Mitchell y Webb, además, logra tratar temas bastante peliagudos sin llegar a ofender.

Estos últimos días estoy viendo la versión televisiva de este show radiofónico: "That Mitchell and Webb Look", realizada para BBC2 el año pasado, y en la que se recuperan muchos de los sketches del programa de radio. No es tan bueno como este último: lo que ganan en medios lo pierden en frescura, pero aun así es realmente divertido. Afortunadamente, muchas de las situaciones cómicas se pueden encontrar en Youtube (enlace), así que si sabéis inglés podréis juzgarlos por vosotros mismos. Recomiendo éste (de un falsificador de billetes algo inútil), éste (parodia de los programas en los que la gente busca vivienda como Location, location, location), éste otro (el drogradicto a quien su familia regala heroína por Navidad), o éste (de un oficial de las SS al que la insignia de una calavera que lleva en el uniforme le hace sospechar que los nazis son los malos). Mi favorito de los que he encontrado lo pongo aquí abajo: la pareja de amigos que dudan si invitar a Fred, Daphne y Wilma a su fiesta, ya que si lo hacen posiblemente traerán consigo a Shaggy y a su nervioso perro.



Más información:
Masters of Comedy (reseña del Observer), Peep Show's Mitchell & Webb (Independent)
, Look Out Little Britain (Telegraph),
, Sitio web de la BBC de That Mitchell and Webb Look , y por supuesto, That Mitchell and Webb Sound y That Mitchell and Webb Look (Wikipedia)