Estoy en Madrid apurando los últimos días del verano, en medio de una inesperada ola de calor. Al principio me alegré de poder volver a vestir bermudas y chanclas, después de lo frustrante que ha sido el agosto en Inglaterra, pero este perpetuo estado de sudor no ha tardado en volverse insoportable. Lo mejor es que estos días estoy pudiendo disfrutar de uno de mis protagonistas favoritos del verano español: las terracitas.
En el Reino Unido es difícil encontrar bares o pubs con terraza, sobre todo fuera de Londres. A veces alguna cafetería o bar se atreve a sacar un par de mesas a la calle, bien pegadas a la fachada, pero no mucho más. En lo que a beber al fresco se refiere, lo típico en Inglaterra son los beer gardens. Se trata de jardines o patios, normalmente en la parte de atrás del pub, en los que hay unas cuantas mesas rectangulares con bancos para sentarse cuando hace bueno. A veces puede encontrarse alguna incongruente sombrilla. En los días de sol y calorcito suele ser muy agradable sentarse a tomar algo en estos sitios, pero de algún modo en ellos nunca siento la sensación de gozo que suelo experimentar en las terracitas madrileñas. Quizás sea el no sentir el bullicio de la ciudad a mi alrededor contrastando con el momento de relajo, sentado con los amigos. O quizás los desnudos y generalmente destartalados bancos de madera de los pubs me resultan más pobres y sin vida que esas mesas redondas de metal equipadas con su dispensador de servilletas y su cenicero, típicas de las terrazas españolas.
En Bristol, más que los beer gardens, suelo preferir algunos bares o cafeterías que tienen un patio interior trasero con un puñado de mesas para sentarse. Las vistas de las partes de atrás de los edificios circundantes, con sus tuberías y tubos de ventilación al descubierto, no son muy elegantes, pero la intimidad del rincón a veces tiene su encanto. Otro sucedáneo de terraza se puede encontrar en muchos bares y restaurantes, que abren de par en par los panales acristalados de la fachada, eliminando la separación entre el interior y la calle.
Desgraciadamente, para cuando me vuelva a Bristol el lunes que viene posiblemente el clima sea ya lo suficientemente húmedo y fresco como para que me dé igual si los bares tienen terrazas o no. En realidad, los pubs ingleses se disfrutan mejor en invierno que en verano. Es en la estación fría cuando las moquetas, las chimeneas y los postres servidos calientes cobran su sentido.
5 comentarios:
No suelo disfrutar mucho de ello, pero creo recordar que a ti también te apasiona. Me ancantan las terrazas de la playa disfrutando una rica horchata. Qué pena que Madrid no tenga su playa para disfrutar de ese placer muchos meses al año.
En su defecto una buena cerveza con sus aceitunas o sus patatas bravas tampoco están nada mal.
Saludos.
Hala, como os pasais!
Yo aqui en inglaterra currando, que hace sol, pero corre un vientecillo fresco, y vosotros hablando de terracitas.
No teneis corazon!!!
Sepas que esta semana esta haciendo bastante bueno, y que hasta hemos podido hacer un picnic "alfresco".Seguro que la semana que viene tambien hace bueno!!!!
Di
Eso dijeron ayer en el avión, que esta semana en Bristol sería bastante calurosa.
Por cierto, no me digas que volviste ayer en el avión de Madrid de las 6.20 porque estuvimos juntos ;)
Besitoss
Pues en ese mismo avión volé, que además fue como la seda... Por si te fijaste iba sentado en una de las filas de salida de emergencia, que es donde más espacio hay para estirar las piernas :).
yo también!!! Yo estaba al lado de la ventanilla en la derecha segun llegas por el pasillo desde la cabina.
Estuve todo el rato leyendo "El jardinero fiel" asi que no presté mucha atención a mi alrededor hasta la recogida de maletas y el flyer, jo.
Besitoss
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