Pues aquí estoy, en Madrid. Mi aparato digestivo a duras penas está aguantando los sucesivos embates de comilonas, mi cerebro echa humo tratando de encajar dignamente las citas con mis distintos grupos de amigos a lo largo de la semana, e incluso hoy me he atrevido a someter mis nervios a la indescriptible miseria que es conducir por la M30. En resumen: estoy feliz de haber vuelto a casa.
Como siempre, tengo una lista moderadamente larga de cosas por hacer de la que todavía no he tachado nada. Siempre me pasa que me tomo las vacaciones de Navidad como un oasis de tranquilidad en que ponerme al día en lecturas, gestiones pendientes y en aclararme las ideas sobre el curso de mi vida. En realidad, apenas encuentro tiempo para quedar con todo el mundo y para ordenar la habitación. Los días que tengo libres para quedarme en casa y respirar los malgasto sintiéndome culpable por no estar aprovechando al máximo mi precioso tiempo de vacaciones en mi ciudad.
No creo que durante estos días pueda escribir mucho en este blog. De nuevo, os deseo que paséis unas fiestas entrañables y ¡que disfrutéis apurando estas últimas gotas de 2005!
miércoles, diciembre 28, 2005
jueves, diciembre 22, 2005
Feliz Navidad
Estoy contento: he encontrado un sitio bueno para aparcar el coche. Encontrar a tiempo sitio donde dejarlo es uno de los estreses que siempre sufro cuando viajo a Madrid: el vuelo es a las cinco y media, así que generalmente le echo morro y salgo del curro sobre las tres para llegar al barrio, dejar aparcado el coche y coger el taxi que me lleva al aeropuerto.
En esta ocasión le he echado más morro aún y he salido al medio día, para "trabajar desde casa" durante el resto de la tarde. Flexibilidad laboral, algo de lo que precisamente hablaba el otro día.
Me espera el típico follón en el aeropuerto. Espero que no haya mucho lío, hace unos días leí que los simpáticos trabajadores de Iberia habían decidido organizar paros los jueves para protestar por no sé qué historias.
No creo que vuelva a escribir en los próximos dos días, así que aprovecho para felicitar la Navidad a todos los que me leéis y a agradeceros una vez más el que lo hagáis. Que os lo paséis muy bien estas fiestas, que comáis comida muy rica y ¡cuidado en la carretera!
En esta ocasión le he echado más morro aún y he salido al medio día, para "trabajar desde casa" durante el resto de la tarde. Flexibilidad laboral, algo de lo que precisamente hablaba el otro día.
Me espera el típico follón en el aeropuerto. Espero que no haya mucho lío, hace unos días leí que los simpáticos trabajadores de Iberia habían decidido organizar paros los jueves para protestar por no sé qué historias.
No creo que vuelva a escribir en los próximos dos días, así que aprovecho para felicitar la Navidad a todos los que me leéis y a agradeceros una vez más el que lo hagáis. Que os lo paséis muy bien estas fiestas, que comáis comida muy rica y ¡cuidado en la carretera!
lunes, diciembre 19, 2005
Los horarios españoles
Me ha sorprendido encontrar hoy en El País este reportaje en el que se aborda con un enfoque crítico el tema de las peculiares costumbres horarias españolas. En España, aunque la gente se suele levantar a la misma hora que en el resto de los países europeos, parece que el resto del día se desarrolle con dos o más horas de retraso: se come sobre las tres, se cena sobre las nueve o las diez y se va a la cama pasadas las doce. Esto, unido a que los descansos de las comidas se puedan alargar a más de dos horas, hace que la mayoría de la gente no salga del trabajo hasta las siete y pico como muy pronto.
Digo que me ha sorprendido el artículo porque es la primera vez que leo o escucho a alguien cuestionando públicamente los peculiares ritmos vitales españoles. Me da la impresión de que la mayoría de la gente los da por buenos sin pensárselo dos veces, considerándolos un rasgo más de nuestro carácter nacional del que incluso sentirnos orgullosos.
Yo tampoco veía ningún problema en el horario español hasta que me vine al Reino Unido. Ya a los pocos meses de venirme a este país me había dado cuenta de que las rutinas horarias de aquí son mucho más razonables y cómodas. El ejemplo más claro son las comidas. En Europa, el almuerzo se suele tomar sobre las doce, que es más o menos la hora a la que se empiza a tener hambre si se ha desayunado a las ocho o a las nueve de la mañana. Recuerdo el año que trabajé en España, antes de venirme aquí: sobre el medio día me entraba una gazuza que tenía que bajarme a la calle a comprarme unos ganchitos o si no no aguantaba hasta las dos y media. En cuanto a las cenas, en el Reino Unido se suelen hacer sobre las siete, al poco de llegar del trabajo, de modo que tienes el resto de la tarde libre para descansar o hacer lo que quieras. Además de este modo hay tiempo de sobra para hacer la digestión antes de irte a dormir.
Por supuesto, eso de disponer de un par de horas para comer tranquilamente y disfrutar de la sobremesa no está nada mal. Aquí apenas dispongo de tres cuartos de hora, y a menudo echo de menos las largas sobremesas y los menús de primero, segundo, pan, vino y postre. Pese a ello, esto de salir del trabajo sobre las cinco y media es una maravilla y lo compensa con creces. He hablado con mucha gente que trabaja en España y muchos me dicen que preferirían tener menos tiempo para comer si con ello pudiesen volver antes a casa.
El problema es que, aunque se acortaran en España los horarios de las comidas, la gente probablemente seguría saliendo tarde del trabajo por culpa de la atrasada cultura laboral española, que fomenta hacer horas extras sin ton ni son. Aunque este es otro tema bastante jugoso del que quizás hable otro día.
Digo que me ha sorprendido el artículo porque es la primera vez que leo o escucho a alguien cuestionando públicamente los peculiares ritmos vitales españoles. Me da la impresión de que la mayoría de la gente los da por buenos sin pensárselo dos veces, considerándolos un rasgo más de nuestro carácter nacional del que incluso sentirnos orgullosos.
Yo tampoco veía ningún problema en el horario español hasta que me vine al Reino Unido. Ya a los pocos meses de venirme a este país me había dado cuenta de que las rutinas horarias de aquí son mucho más razonables y cómodas. El ejemplo más claro son las comidas. En Europa, el almuerzo se suele tomar sobre las doce, que es más o menos la hora a la que se empiza a tener hambre si se ha desayunado a las ocho o a las nueve de la mañana. Recuerdo el año que trabajé en España, antes de venirme aquí: sobre el medio día me entraba una gazuza que tenía que bajarme a la calle a comprarme unos ganchitos o si no no aguantaba hasta las dos y media. En cuanto a las cenas, en el Reino Unido se suelen hacer sobre las siete, al poco de llegar del trabajo, de modo que tienes el resto de la tarde libre para descansar o hacer lo que quieras. Además de este modo hay tiempo de sobra para hacer la digestión antes de irte a dormir.
Por supuesto, eso de disponer de un par de horas para comer tranquilamente y disfrutar de la sobremesa no está nada mal. Aquí apenas dispongo de tres cuartos de hora, y a menudo echo de menos las largas sobremesas y los menús de primero, segundo, pan, vino y postre. Pese a ello, esto de salir del trabajo sobre las cinco y media es una maravilla y lo compensa con creces. He hablado con mucha gente que trabaja en España y muchos me dicen que preferirían tener menos tiempo para comer si con ello pudiesen volver antes a casa.
El problema es que, aunque se acortaran en España los horarios de las comidas, la gente probablemente seguría saliendo tarde del trabajo por culpa de la atrasada cultura laboral española, que fomenta hacer horas extras sin ton ni son. Aunque este es otro tema bastante jugoso del que quizás hable otro día.
domingo, diciembre 18, 2005
Rebajas de Navidad
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Más información: Christmas Chill on Oxford Street (BBC)
viernes, diciembre 16, 2005
Casas de apuestas
Os recomiendo que visitéis este artículo del blog Reciclando Palabras, en el que Borja habla de un tema muy interesante: las casas de apuestas, en inglés bookmakers o (coloquialmente) bookies. En España creo que no las hay, pero en el Reino Unido están extendidísimas, y hasta los pueblos más pequeños y pintorescos cuentan con alguna sucursal.
Enlace
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martes, diciembre 13, 2005
Villancicos ingleses
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Estoy seguro de que la mayoría de la gente ya ha escuchado villancicos tradicionales ingleses, aunque no sea capaz de recordarlos. He encontrado esta página donde se pueden escuchar versiones instrumentales estilo Richard Clayderman (¡ug!) de un buen número de ellos. También he encontrado en YouTube este vídeo de un famoso villancico español, cantado también en la calle.
Más información: Villancicos en mfiles.co.uk
Dulces navideños ingleses
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El Yule log es otro postre tradicional que también se toma en otros países de Europa. Es una especie de brazo de gitano decorado como un tronco de madera.
Por supuesto, en los supermercados se pueden encontrar un montón de otros postres y dulces, muchos de ellos traídos de otros países como por ejemplo el panettone italiano. En muchas tiendas es también posible encontrar turrón, aunque de España es lo único: no he encontrado aún ni mazapán ni polvorones. Esnif. Menos mal que en una semana me las piro.
lunes, diciembre 12, 2005
Christmas Crackers
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Más información: Navidad en Inglaterra: Las comilonas
miércoles, diciembre 07, 2005
El talante llega a los Tories
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La prensa se ha lanzado a señalar paralelismos entre Cameron y el joven Tony Blair, que en los años noventa relanzó el partido laborista con su invención del New Labour. El Partido Conservador lleva ya casi una década fuera del poder, sufriendo una amarga travesía por el desierto de la impopularidad y la irrelevancia. En las pasadas elecciones generales se vio incapaz de aprovechar electoralmente el desgaste de popularidad del primer ministro Blair. Después de la sucesión de fallidos líderes (William Hague, Ian Duncan Smith, Michael Howard), por primera vez las bases conservadoras se han llenado de ilusión: por fin parece que tienen un líder carismático y lleno de energía.
Cameron debutó ayer en la Cámara de los Comunes en la sesión de preguntas al Primer Ministro, y según he leído no lo hizo nada mal. Ha prometido un estilo de oposición totalmente distinto al de los últimos años: constructivo, optimista, postitivo, y aceptando las propuestas laboristas cuando se considere que son correctas. Cameron parece resuelto a acabar la imagen del partido conservador como el "partido antipático" (nasty party), muy arraigada entre las clases medias urbanas del Reino Unido. Tony Blair se va a encontrar en la incómoda situación de que sus polémicas propuestas de educación reciban el apoyo de los Tories y la oposición de muchos de los diputados laboristas. La política británica de los próximos meses promete ser apasionante.
Más información: Cameron chosen as new Tory leader (BBC)
lunes, diciembre 05, 2005
Adios al Routemaster
Esta semana es puente en España, y Londres se verá inundado de naúticos, barbours y jerseys de pico azul marino. Estos turistas españoles tendrán la oportunidad de vivir un momento histórico: el próximo viernes el famoso Routemaster se retira del servicio de la última línea en la que permanecía en activo.
El Routemaster es uno de los iconos más famosos de Londres, el decano de todos los autobuses de dos pisos. Fue introducido durante los años 60, y su éxito le ha permitido permanecer en servicio durante todo este tiempo. Aparte de su aire anciano y su personalísimo diseño de líneas redondeadas, la particularidad que lo distingue del resto de los double deckers que circulan por la capital es que, aparte del conductor, cuentan con un cobrador (curiosamente llamado conductor en inglés) que recoje los billetes con el autobús en marcha. Gracias a esto, y a que la subida al vehículo se hace a través de una plataforma sin puerta en la parte de atrás, las subidas y bajadas de viajeros son muy ágiles, motivo por el cual muchos londinenses le tienen gran aprecio.
Durante las últimas decadas el Routemaster ha sido retirado gradualmente de varias líneas londinenses, sustituido por autobuses más modernos. Sin embargo, la decisión de jubilarlo por completo se tomó hace un par de años, con la justificación - entre otras - de que incumplía la normativa de acceso a discapacitados. El proceso de retirada definitiva culmina este viernes, cuando este modelo de autobús hará por última vez el recorrido de la línea 159.
No hace falta decir que los londinenses han lamentado mucho la decisión de deshacerse de ese elemento tan inconfundible del paisaje urbano de su ciudad. No ayuda mucho el que muchos de los Routemaster vayan a ser sustituidos por autobuses articulados, cuyo aspecto pérfidamente "continental" hace que muchos ingleses los vean con antipatía. Otros serán sustituidos por autobuses de dos pisos más modernos y cómodos, aunque indudablemente con mucho menos encanto.
Yo no he viajado en Routemaster más que un par de veces. La experiencia fue realmente pintoresca, aunque no especialmente cómoda: el autobús es ruidoso, frío y temblequeante. Los asientos del piso abajo estaban dispuestos mirando hacia dentro, como en los vagones de metro. Por el pasillo central iba el cobrador cancelando el billete de los viajeros que acaban de subir. Para solicitar la parada recuerdo no había botones, sino que había que tirar de un cordón que había tendido por encima de las ventanas, a lo largo de los laterales. Aunque para bajarse o subir no hacía falta esperar a la parada: como la entrada no tiene puerta, se podía uno apear en los semáforos, e incluso con el autobús en marcha.
Este no es, no obstante, el fin de la presencia del Routemaster en las calles de Londres. Un puñado de ellos permanecerá en servicio en determinados tramos de las líneas 9 y 5 como "heritage routes" o "rutas históricas". El resto de la flota tampoco parece que vaya a ir directa al desguace: lo más seguro es que pasen todos al mercado de segunda mano. Me puedo imaginar a las agencias de publicidad de medio mundo frotándose las manos.
En el sitio web de la BBC se pueden encontrar varios clips de video tomados de programas antiguos de televisión en los que el protagonista es el Routemaster. También se pueden encontrar un montón de fotos en Flickr. Recomiendo igualmente el sitio web routemasters.co.uk, que ofrece una galería de fotos bastante interesante.
Más información: Routemaster (Wikipedia en inglés)
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Durante las últimas decadas el Routemaster ha sido retirado gradualmente de varias líneas londinenses, sustituido por autobuses más modernos. Sin embargo, la decisión de jubilarlo por completo se tomó hace un par de años, con la justificación - entre otras - de que incumplía la normativa de acceso a discapacitados. El proceso de retirada definitiva culmina este viernes, cuando este modelo de autobús hará por última vez el recorrido de la línea 159.
No hace falta decir que los londinenses han lamentado mucho la decisión de deshacerse de ese elemento tan inconfundible del paisaje urbano de su ciudad. No ayuda mucho el que muchos de los Routemaster vayan a ser sustituidos por autobuses articulados, cuyo aspecto pérfidamente "continental" hace que muchos ingleses los vean con antipatía. Otros serán sustituidos por autobuses de dos pisos más modernos y cómodos, aunque indudablemente con mucho menos encanto.
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Este no es, no obstante, el fin de la presencia del Routemaster en las calles de Londres. Un puñado de ellos permanecerá en servicio en determinados tramos de las líneas 9 y 5 como "heritage routes" o "rutas históricas". El resto de la flota tampoco parece que vaya a ir directa al desguace: lo más seguro es que pasen todos al mercado de segunda mano. Me puedo imaginar a las agencias de publicidad de medio mundo frotándose las manos.
En el sitio web de la BBC se pueden encontrar varios clips de video tomados de programas antiguos de televisión en los que el protagonista es el Routemaster. También se pueden encontrar un montón de fotos en Flickr. Recomiendo igualmente el sitio web routemasters.co.uk, que ofrece una galería de fotos bastante interesante.
Más información: Routemaster (Wikipedia en inglés)
sábado, diciembre 03, 2005
Rastrillo callejero
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jueves, diciembre 01, 2005
El enorme talento de Jordan
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Referencias: Jordan (Wikipedia en inglés)
martes, noviembre 29, 2005
Carteles plegables
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Por la tarde, cuando la tienda cierra, los carteles suelen guardarse dentro, aunque a veces se dejan fuera encadenados de farolas o señales de tráfico.
sábado, noviembre 26, 2005
Las persianas y don Benito
Una de las incomodidades más grandes de las casas británicas es que las ventajas no tienen persianas ni contraventanas. Ahora en invierno esto no tiene mucha importancia, pero en verano, cuando empieza a alborear sobre las cinco de la mañana, os aseguro que se echan de menos, sobre todo si tenéis el sueño tan ligero como yo. La única solución (imperfecta) es comprar cortinas o estores de plastico opaco.
La falta de persianas es una de las quejas más comunes entre los expatriados como yo, uno de los fastidios que más te llegan al alma, como el que pongan moqueta en la cocina o que los lavabos tengan dos grifos. Por eso el otro día me quedé a cuadros cuando alguien me enseñó el siguiente fragmento de la novela "Fortunata y Jacinta" de Benito Pérez Galdós:
Pocas veces se siente uno identificado tan fuertemente con el personaje de una novela escrita hace tantos años. El resto del texto es también muy interesante. Se trata de una conversación entre familiares, en la que participa Moreno, un expatriado español en Inglaterra, del cual se dice que
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Después hubo debate sobre quesos, diciendo D. Baldomero que los del Reino son también muy buenos. Luego tratose de las casas, que Moreno calificó de inhabitables. «Por eso todo el mundo vive en la calle». (...) «Pues mire usted -dijo Villalonga-: las casas serán todo lo malas que usted quiera; pero hay en las del extranjero una costumbre que maldita la gracia que tiene. Me refiero a la falta de maderas en los balcones y ventanas, por lo cual entra la luz desde que Dios amanece, y no puede usted pegar los ojos».
Pocas veces se siente uno identificado tan fuertemente con el personaje de una novela escrita hace tantos años. El resto del texto es también muy interesante. Se trata de una conversación entre familiares, en la que participa Moreno, un expatriado español en Inglaterra, del cual se dice que
Su persona tenía tal aire inglés, que quien le viera, tomaríale por uno de esos lores aburridos y millonarios que andan por el mundo sacudiéndose la morriña que les consume. Hasta cuando hablaba desmentía, no por afectación, sino por hábito, su progenie española, porque arrastraba un poco las erres y olvidaba algunos vocablos de los menos usuales. Se había educado en el célebre colegio de Eton; a los treinta años volvió a Inglaterra y allí vivía de continuo, salvo las cortas temporadas que pasaba en Madrid. Poseía el arte de la buena educación en su forma más exquisita, y una soltura de modales que cautivaba. Era ahijado de D. Baldomero I, y por esto seguía llamando padrino a D. Baldomero II.Moreno es un gran crítico de España:
«Ya saben ustedes que no transijo con la patria -dijo sonriendo-. Mientras más la visito, menos me gusta. Por respeto a mi padrino, no me atrevo a decir más». Los gustos extranjeros de aquel hombre y el desamor que a su patria mostraba, eran ocasión de empeñadas reyertas entre él y D. Baldomero, que defendía todo lo del Reino con sincero entusiasmo. A veces perdía los estribos el buen español, sosteniendo que en todo lo de fuera hay mucho de farsa, y Moreno, extremando sus antipatías, sostenía que en España no hay más que tres cosas buenas: la Guardia Civil, las uvas de albillo y el Museo del Prado.A los que vivimos fuera, siempre nos suelen dar rabietas cuando estamos de visita en España. Nos ponemos a criticar furibundamente todos sus defectos: la mala educación de la gente, el pésimo funcionamiento de la administración, el atraso tecnológico y laboral, la política arrabalera. Luego de vuelta al país donde vivimos las quejas pasan a dirigirse a éste: el clima, la comida, el transporte público decrépito, la sanidad precaria. Al final se pasa uno todo el santo día protestando. En la novela, Moreno concluye su perorata con una condena devastadora a la España atrasada y sin futuro de entonces.
«Yo de mí sé decir que cuando paso la frontera para acá recibo las más tristes impresiones. Habrá algo que admirar; a mí se me esconde, y no veo más que la grosería, los malos modos, la pobreza, hombres que parecen salvajes, liados en mantas; mujeres flacas... Lo que más me choca es lo desmedrado de la casta. Rara vez ve usted un hombrachón robusto y una mujer fresca. No lo duden ustedes, nuestra raza está mal alimentada, y no es de ahora; viene pasando hambres desde hace siglos... Mi país me es bastante antipático, y desde que me meto en el express de Irún ya estoy renegando. Por la mañana, cuando despierto en la Sierra y oigo pregonar el botijo e leche, me siento mal; créanlo ustedes... Al llegar a Madrid, y ver la gente de capa, las mujeres con mantones, las calles mal adoquinadas, y los caballos de los coches como esqueletos, no veo la hora de volverme a marchar».
viernes, noviembre 25, 2005
Un año de Parquestrit
Hace exactamente un año inauguraba esta bitácora con estas palabras (las entradas de años anteriores que se pueden ver en los Archivos las añadí posteriormente de forma "retroactiva"). Comencé con dos objetivos: el primero aprender a escribir, y el segundo poner a disposición de quien estuviese interesado mis observaciones, interpretaciones y reflexiones sobre cómo es la vida en Inglaterra, sobre todo en comparación con España. No sé cómo ando en su cumplimiento (escribir escribo con más soltura pero igual de farragosamente que siempre), pero el haber tenido suficiente disciplina para hacerlo con cierta regularidad durante doce meses no es moco de pavo. Así que enhorabuena para mí.
Me siento razonablemente contento. Tras los inevitables bandazos iniciales, creo que he logrado concretar una "línea editorial" razonablemente homogénea en cuanto a temas: un poco de política y noticias de actualidad, un poco de gastronomía, un poco de datos prácticos, un poco de costumbres. Y, sobre todo, mi debilidad: las nimiedades, los pequeños detalles cotidianos, todas esas minucias intrascendentes que casi nunca vienen en los libros o en las guías de viaje.
Como la inmensa mayoría de los blogs, y pese al apoyo de otros blogueros como Albert, Borja, Dot o Toño que me enlazan de desde sus páginas (¡mil gracias!), tengo que conformarme con una nanoaudiencia de unas cuantas decenas de visitas al día, la mayoría de las cuales provienen de Google o algún otro buscador. De todos modos, si he de creer lo que afirman las estadísticas de Google Analytics, un tercio de las visitas son de gente que vuelve, lo cual me hace sentir muy satisfecho. A todos aquellos que me leéis regularmente e incluso colaboráis con vuestros comentarios os quiero dar las gracias: Andrea, Ángel, Be, Didi, Mr. Softie, Xesús y a los demás lectores anónimos (incluyendo, aunque no queda nada cool decirlo, a mis padres y a mi novia).
Espero poder seguir otro año más en el candelero, lidiando con la falta de tiempo y mis limitadas dotes de escritor. Siempre y cuando no encuentre antes, al fin, un trabajo en España, que es muy bonito esto de escribir blogs pero lo que uno preferiría estar haciendo es tomar cañas y raciones de jamoncito o gambas a la plancha. Un saludo a todos.
Me siento razonablemente contento. Tras los inevitables bandazos iniciales, creo que he logrado concretar una "línea editorial" razonablemente homogénea en cuanto a temas: un poco de política y noticias de actualidad, un poco de gastronomía, un poco de datos prácticos, un poco de costumbres. Y, sobre todo, mi debilidad: las nimiedades, los pequeños detalles cotidianos, todas esas minucias intrascendentes que casi nunca vienen en los libros o en las guías de viaje.
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Espero poder seguir otro año más en el candelero, lidiando con la falta de tiempo y mis limitadas dotes de escritor. Siempre y cuando no encuentre antes, al fin, un trabajo en España, que es muy bonito esto de escribir blogs pero lo que uno preferiría estar haciendo es tomar cañas y raciones de jamoncito o gambas a la plancha. Un saludo a todos.
jueves, noviembre 24, 2005
Abriendo hasta tarde
Hoy es un día histórico: entran en vigor en Inglaterra las nuevas licencias de apertura de pubs, basadas en la Licensing Act que se aprobó en 2003. A partir de ahora ya se puede servir bebidas alcohólicas en estos establecimientos más tarde de las 11 de la noche, siempre y cuando se obtenga la licencia apropiada. La anterior legislación databa de los años de la I Guerra Mundial, y se introdujo para fomentar la productividad de los trabajadores durante el conflicto bélico.
Es curioso porque se ha pasado de un extremo al otro: de unas leyes muy restrictivas se ha pasado a que en teoría sea posible tener bares abiertos las 24 horas del día. Es precisamente esta posibilidad la que ha excitado los ánimos de la opinión pública (y de los medios), que asiste con nerviosismo al amanecer de la era del 24 hour drinking. Muchos opinadores, políticos y jefes de policía han vaticinado consecuencias terribles para la sociedad: empeoramiento de la lacra del binge drinking (cultura de la borrachera), alcoholismo, vandalismo, problemas sanitarios y un sinfín de calamidades. Lo cierto es que apenas unos pocos cientos de pubs han solicitado licencias para abrir durante todo el día. La mayoría de los que han solicitado extender el horario de apertura han pedido sólo una o dos horas adicionales.
La motivación de esta nueva legislación es fomentar una cultura de consumo responsable, más cercana a la que supuestamente se da en el continente. Se espera que si los parroquianos no sienten la presión de la hora de cierre engullirán sus pintas a menos velocidad. Otro de los objetivos es que no todos los sitios cierren a la misma hora. De este modo, se evitará la explosiva situación en la que sobre las once y pico de la noche los pubs empiezan a echar a la gente y la calle se ve llena súbitamente de ejércitos de borrachos tambaleantes y ocasionalmente violentos. En esto puedo decir por propia experiencia que el espectáculo es realmente dantesco. Es especialmente entretenido cuando se va en coche; mi tramo favorito es Park Street. Es una cuesta muy empinada, de modo que según subes desde abajo ves ante ti la calle completa: un retablo espectacular compuesto de borrachos haciendo eses, tambaleándose, tropezando, dando voces, orinando en las esquinas o peleándose entre sí. La gente va tan ciega que, según pasas, te hacen señas con el brazo por si eres un taxi.
Lo cierto es que lo que vaya a ocurrir con las nueves leyes es una incognita. La mayoría de la gente da por hecho que durante los primeros meses se darán situaciones de consumo exacerbado de alcohol, y la policía y los hospitales no darán a basto. A medio y largo plazo, sin embargo, nadie es capaz de predecir si la nueva legislación tendrá éxito sosegando las costumbres bebedoras de los ingleses. En cualquier caso, dudo mucho que pierdan su sólida afición por las borracheras.
Más información: Last Order: de copas en el Reino Unido (Parquestrit), Licensing Laws of the UK (Wikipedia en inglés), Pubs in 24-hour opening era (BBC)
Es curioso porque se ha pasado de un extremo al otro: de unas leyes muy restrictivas se ha pasado a que en teoría sea posible tener bares abiertos las 24 horas del día. Es precisamente esta posibilidad la que ha excitado los ánimos de la opinión pública (y de los medios), que asiste con nerviosismo al amanecer de la era del 24 hour drinking. Muchos opinadores, políticos y jefes de policía han vaticinado consecuencias terribles para la sociedad: empeoramiento de la lacra del binge drinking (cultura de la borrachera), alcoholismo, vandalismo, problemas sanitarios y un sinfín de calamidades. Lo cierto es que apenas unos pocos cientos de pubs han solicitado licencias para abrir durante todo el día. La mayoría de los que han solicitado extender el horario de apertura han pedido sólo una o dos horas adicionales.
La motivación de esta nueva legislación es fomentar una cultura de consumo responsable, más cercana a la que supuestamente se da en el continente. Se espera que si los parroquianos no sienten la presión de la hora de cierre engullirán sus pintas a menos velocidad. Otro de los objetivos es que no todos los sitios cierren a la misma hora. De este modo, se evitará la explosiva situación en la que sobre las once y pico de la noche los pubs empiezan a echar a la gente y la calle se ve llena súbitamente de ejércitos de borrachos tambaleantes y ocasionalmente violentos. En esto puedo decir por propia experiencia que el espectáculo es realmente dantesco. Es especialmente entretenido cuando se va en coche; mi tramo favorito es Park Street. Es una cuesta muy empinada, de modo que según subes desde abajo ves ante ti la calle completa: un retablo espectacular compuesto de borrachos haciendo eses, tambaleándose, tropezando, dando voces, orinando en las esquinas o peleándose entre sí. La gente va tan ciega que, según pasas, te hacen señas con el brazo por si eres un taxi.
Lo cierto es que lo que vaya a ocurrir con las nueves leyes es una incognita. La mayoría de la gente da por hecho que durante los primeros meses se darán situaciones de consumo exacerbado de alcohol, y la policía y los hospitales no darán a basto. A medio y largo plazo, sin embargo, nadie es capaz de predecir si la nueva legislación tendrá éxito sosegando las costumbres bebedoras de los ingleses. En cualquier caso, dudo mucho que pierdan su sólida afición por las borracheras.
Más información: Last Order: de copas en el Reino Unido (Parquestrit), Licensing Laws of the UK (Wikipedia en inglés), Pubs in 24-hour opening era (BBC)
martes, noviembre 22, 2005
Barrenderos en Bristol
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Es como sí las autoridades municipales de Bristol no fuesen capaces de concebir la limpieza urbana sino como una tarea logística complicadísima para la que es preciso coordinar ejércitos de empleados. Con los chicles pasa algo similar: las aceras del centro están tachonadas de cientos de manchas oscuras, producto de la fosilización de gomas de mascar tiradas al suelo por guarros incívicos y apisonadas durante meses por los transeuntes. Pero llega un día que la calle es tomada por cuadrillas de operarios con lanzas de agua hirviendo a presión, que metódica y trabajosamente arrancan estas suciedades del suelo. La acera queda impoluta, pero yo juraría que contratar a un barrendero que pasase por ahí todos los días les saldría más barato.
domingo, noviembre 20, 2005
Madrid-Barça a la inglesa
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Ahora que vivo en Bristol no tengo a mi alrededor a nadie a quien le guste el fútbol, así que estoy totalmente desconectado. Ni siquiera los ingleses del trabajo me dan la vara preguntándome por Beckham: la mayoría de ellos son aficionados al rugby. Pese a todo, este sábado me levanté resuelto a no perderme el clásico Madrid-Barça. Todos los años procuro verlo sin falta, junto con el Barça-Madrid, como si de un precepto religioso se tratara. Es una de tantas costumbres y rutinas con las que trato de mantener el contacto con la patria. Viviendo en Inglaterra he tenido suerte: he podido ver casi siempre estos partidos por la televisión. En todas las ocasiones ha sido en pubs: la rivalidad entre el Real Madrid y el Barça y la solera de estos dos equipos son tales que el duelo entre ambos es capaz de levantar el interés a una afición tan ombliguista como la inglesa. No es difícil encontrar garitos donde conecten con la retransmisión de este clásico del fútbol español, siempre disponible por cable o televisión digital en Sky Sports.
En esta ocasión probé suerte en el Clifton Wine Bar, un pub bastante conocido de la ciudad. Aunque en un principio no tenían pensado poner el partido, no tuvieron ningún inconveniente en hacerlo, después de comprobar que su horario no coincidía con ningún evento deportivo británico. Como en España se va a los bares, muchos británicos se reunen en el pub para ver por la televisión distintos eventos deportivos, sobre todo fútbol y rugby. En España la gente suele (o solía) conformarse con el típico bar de viejos con televisión destartalada en la esquina; en el Reino Unido, los pubs suelen contar con instalaciones sofistícadísimas de pantallas de plasma y proyectores de video. Muchos pubs hacen de proyectar encuentros deportivos su razón de ser, y ofrecen hasta mini-salas de proyección con asientos orientados hacia una pantalla gigantesca, como si fuesen verdaderos mini-cines.
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Su disfrute, sin embargo, era mi desdicha. El Madrid se ahogo en un auténtico baño de juego del Barça, perdiendo de tres goles. Me consolaba saber que mi congoja, en esos momentos, era compartida por de miles de paisanos, y además esto me hacía sentirme un poco más cerca de casa. Aunque, en el fondo, el resultado tampoco me preocupaba tanto: me tranquilizaba saber que el bienestar material de los derrotados no estaba en peligro.
miércoles, noviembre 16, 2005
Bancos conmemorativos
En el Reino Unido es bastante habitual encontrarse bancos conmemorativos en la calle o en algunos parques.
Son bancos de sentarse normales y corrientes, con una pequeña placa que los dedica a la memoria de algún fallecido. Supongo que son pagados por familiares o amigos, e instalados en la calle previa autorización del ayuntamiento correspondiente.
Creo que esta costumbre no existe en España; yo al menos no lo he visto en ningún lado. Me da la impresión de que para los españoles la muerte nos es tabú, y procuramos evitar sus manifestaciones. Los cementerios, por ejemplo, suelen estar tapiados y situados en las afuertas de las poblaciones. Esto no es así en el Reino Unido. En las ciudades y pueblos, casi todas las iglesias antiguas suelen estar rodeadas por un pequeño cementerio, y los que aún están en uso suelen estar situados bien visiblemente en medio de zonas urbanas o residenciales.
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viernes, noviembre 11, 2005
Remembrance Day
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El símbolo que representa este recuerdo a los soldados que murieron defendiendo la patria es la amapola roja (red poppy). Se popularizó a partir del poema In Flanders Fields de John McRae, donde este canadiense evocaba cómo esta flor se extendió por los campos de batalla europeos tras haberse sembrado tanta muerte y destrucción. Durante estos días, son ubicuas por todo el país. Practicamente todas las tiendas venden amapolas rojas de papel, que la gente compra y se coloca en la solapa o prendidas del pecho. En la televisión absolutamente todo el mundo las lleva. Guirnaldas y coronas de estas flores también se pueden ver en los innumerables monumentos a los caídos que hay en todas las poblaciones británicas. Incluso hay quien decora sus coches con ellas.
En Remembrance Day se suelen celebrar diversos actos publícos, donde los protagonistas son veteranos supervivientes de ambas guerras. A las 11.11 del día de hoy se suelen mantener 2 minutos de silencio a lo largo del país (aunque en mi oficina nadie ha avisado de nada). El domingo (Remembrance Sunday) se celebra un servicio religioso frente al Cenotaph, un monumento en el distrito londinense de Whitehall, al que asiste la Reina.
Suelo admirar y envidiar la devoción de los británicos por recordar a quienes lucharon por su país. Tienen suerte de que las terribles guerras del siglo pasado no han envenenado su conciencia nacional, como pasó en la mayoría de los demás países europeos (incluida España). Al contrario, posiblemente les sirvieron para cohesionar la convivencia entre los ciudadanos. Eso no quiere decir que los británicos sean un pueblo nacionalista; son conscientes de que en su historia han estado involucrados en comportamientos poco edificantes, y se sienten muy incómodos con su pasado imperialista. Sin embargo, el orgullo que sienten por su victoria en las guerras mundiales, sobre todo la segunda, es inmenso y justificado.
Más información: Remembrance (BBC),
miércoles, noviembre 09, 2005
Blair vapuleado
Hoy, el presidente del Gobierno español, Jose Luis Rodríguez Zapatero, sufrió una derrota en el Congreso de los Diputados después de que una ley en cuya aprobación se había involucrado personalmente fuera rechazada por una mayoría de los diputados, incluyendo un número considerable de los de su propio partido, el PSOE.
¿Sorprendidos? Evidentemente, lo anterior es ficticio. No sé si se ha dado alguna en la historia reciente de la democracia española se ha dado que los parlamentarios de un partido hayan votado en contra de una medida de su propio gobierno. Sin embargo, es precisamente lo que le ha ocurrido hoy en la Cámara de los Comunes a Tony Blair. La polémica propuesta de su Gobierno de extender de 15 a 90 días el periodo de detención sin cargos para sospechosos de terrorismo ha sido derrotada gracias a la revuelta de 49 backbenchers (diputados sin responsabilidad de gobierno) laboristas. Apoyandose en las peticiones de la policía, y desoyendo los consejos de sus propios ministros, Blair ha querido echar un pulso a sus críticos dentro del laborismo, quienes consideran que extender a tres meses el periodo que alguien puede permanecer detenido antes de ser presentado al juez es un peligroso paso atrás en cuanto a libertades civiles. Pero le ha salido mal. La proposición de ley al final ha sido aprobada con una enmienda que reduce a 28 días el periodo de detención.
No le van las cosas muy bien a Tony Blair últimamente. La semana pasada su aliado cercano David Blunkett tuvo que dimitir de su puesto de Secretario de Estado de Pensiones después de que se descubriese que había sido contratado meses atrás por una empresa privada sin dar cuenta de ello a un comité consultivo, en contra del código de conducta del Parlamento. Blunkett, antiguo peso pesado del Gabinete y leal aliado de Blair, ya tuvo que dimitir el año pasado de su puesto de Ministro de Interior después de un escándalo algo vodevilesco en el que se descubrió que había intercedido para agilizar la concesión de un visado de trabajo a la niñera de su amante, que era además una mujer casada.
A esto se une la emergencia en el Partido Conservador de David Cameron, un joven y carismático pretendiente a candidato de los Tories que con bastante probabilidad vencerá a David Davis en su pugna por ocupar el puesto de líder del partido. Blair es un político como la copa de un pino, pero no cabe duda que estamos en el ocaso de su reinado.
¿Sorprendidos? Evidentemente, lo anterior es ficticio. No sé si se ha dado alguna en la historia reciente de la democracia española se ha dado que los parlamentarios de un partido hayan votado en contra de una medida de su propio gobierno. Sin embargo, es precisamente lo que le ha ocurrido hoy en la Cámara de los Comunes a Tony Blair. La polémica propuesta de su Gobierno de extender de 15 a 90 días el periodo de detención sin cargos para sospechosos de terrorismo ha sido derrotada gracias a la revuelta de 49 backbenchers (diputados sin responsabilidad de gobierno) laboristas. Apoyandose en las peticiones de la policía, y desoyendo los consejos de sus propios ministros, Blair ha querido echar un pulso a sus críticos dentro del laborismo, quienes consideran que extender a tres meses el periodo que alguien puede permanecer detenido antes de ser presentado al juez es un peligroso paso atrás en cuanto a libertades civiles. Pero le ha salido mal. La proposición de ley al final ha sido aprobada con una enmienda que reduce a 28 días el periodo de detención.
No le van las cosas muy bien a Tony Blair últimamente. La semana pasada su aliado cercano David Blunkett tuvo que dimitir de su puesto de Secretario de Estado de Pensiones después de que se descubriese que había sido contratado meses atrás por una empresa privada sin dar cuenta de ello a un comité consultivo, en contra del código de conducta del Parlamento. Blunkett, antiguo peso pesado del Gabinete y leal aliado de Blair, ya tuvo que dimitir el año pasado de su puesto de Ministro de Interior después de un escándalo algo vodevilesco en el que se descubrió que había intercedido para agilizar la concesión de un visado de trabajo a la niñera de su amante, que era además una mujer casada.
A esto se une la emergencia en el Partido Conservador de David Cameron, un joven y carismático pretendiente a candidato de los Tories que con bastante probabilidad vencerá a David Davis en su pugna por ocupar el puesto de líder del partido. Blair es un político como la copa de un pino, pero no cabe duda que estamos en el ocaso de su reinado.
martes, noviembre 08, 2005
Viviendo con el Sr. Roca
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No sé cuál es la penetración de Roca en el mercado español de sanitarios pero seguro que es enorme. Hace unos cuantos años era prácticamente imposible encontrar aseos de otra marca, al menos en Madrid. Ahora quizás haya más competencia, pero aún así no se me ocurre el nombre de ninguna otra marca alternativa.
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jueves, noviembre 03, 2005
Bonfire Night
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La culminación de todo esto es mañana. Todos los años, el 5 de noviembre, se celebra la festividad de Bonfire Night, una de las más tradicionales y genuinamente británicas. Por la tarde, los británicos se reunen para lanzar cohetes o para asistir a espectáculos de fuegos artificiales que se suelen organizar en la mayoría de los pueblos y ciudades. A la miseria de los perros se suele unir la de los bomberos: las costumbres bebedoras de los británicos no se compaginan bien con el manejo de material pirotécnico. Hace cuatro años, en una fiesta en casa de unos amigos de unos amigos, plantaron mal los cohetes para lanzarlos y éstos salieron disparados en dirección a la casa. Hubo suerte de que no entraran a través de la puerta, que estaba abierta. El que no tuvo tanta suerte fue un árbol del jardín, que se prendió y comenzó a arder espectacularmente, como una antorcha. Los bomberos no tardaron en llegar para extinguir el fuego, ante la mirada alborozada de los presentes, que asistían al espectáculo con gran curiosidad. Me imagino que la policía llegó después, pero no lo vi: yo ya había salido por piernas de ese nido de imprudentes.
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Guy Fawkes era uno de los miembros de una conspiración de católicos que, frustrados por la discriminación que sufrían en la Inglaterra de entonces, trataban de instigar una revuelta. Este suceso, conocido como Gunpowder Plot, es uno de los más célebres de la historia del Reino Unido entre los propios británicos, y consolidó el caráter protestante y anticatólico de esta nación durante los siguientes siglos. Tuvo una influencia muy grande en la cultura popular, dando lugar a numerosas canciones y tradiciones que recordaban y vilificaban la perfidia papista. Guy Fawkes, no hace falta decirlo, fue apresado, torturado y ejecutado. Curiosamente, aunque él no era el cabecilla, es su nombre el que ha pasado a la posteridad.
La festividad del Bonfire Night fue instaurada precisamente para conmemorar el Gunpowder Plot. Este año, además, es nada menos que el 400 aniversario de este suceso, así que me imagino que se celebrará por todo lo alto. En la actualidad, sin embargo, la fiesta ha perdido todas las connotaciones anticatólicas y en ella participan los británicos de todas las religiones y culturas. Incluso yo, el año pasado, me atreví a comprar un puñado de cohetes y los lancé desde el patio trasero de mi casa. Hacer explosionar cosas es algo que no entiende de culturas.
Más información: Bonfire Night, Gunpowder Plot (Wikipedia en inglés)
miércoles, noviembre 02, 2005
Licencias de pub
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Una cosa curiosa que se puede observar en muchos pubs y sitios de copas británicos (quizás en todos, no estoy seguro) es que encima de la puerta de entrada suelen tener un letrero alargado donde figura uno o varios nombres (los propietarios del local, supongo), seguidos de un texto que dice algo similar a licensed to sell beer, wine and spirits to be consumed on or off the premises, que en castellano significa: "con licencia para vender cerveza, vino y bebidas alcohólicas para ser consumidas dentro o fuera del local". A veces el lenguaje es algo más amenazador y en vez de hablar de cerveza o vino utilizan el anticuado intoxicating liquors, como en la foto de arriba.
He estado mirando en Internet pero no he encontrado nada sobre estos letreros; me imagino que para encontrar mención sobre ellos tendría que bucear en la idiosincrática legislación británica sobre licencias de venta de alcohol, que en un país tan amante de empinar el codo como éste es uno de los pilares del ordenamiento jurídico.
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lunes, octubre 31, 2005
Halloween
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Los que, como siempre, nunca pierden la oportunidad de subirse al carro de cualquier festividad que le puedan reportar ingresos extras son los supermercados. Desde hace varias semanas tienen su sección de Halloween vendiendo disfraces y artículos festivos, y en su sección de frutería se pueden encontrar enormes y vistosísimas calabazas naranjas que me pregunto si habrá quien las compre.
sábado, octubre 29, 2005
Cambio horario
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Yo tampoco soy muy ágil en entender lo anterior, pero hay una consecuencia del cambio horario de otoño que no se me escapa: durante los próximos cinco o seis meses, cuando salga del trabajo, ya será de noche. Coincide esto también, para empeorar mi desdicha, con el periodo del año en que los días son más cortos. En diciembre anochece sobre las cuatro de la tarde, aunque en los días más nublados la cosa es mucho peor y sobre las tres ya ha oscurecido del todo. Es precisamente la falta de luz solar, y no tanto otras cosas como la incesante lluvia, lo que para mí hace más deprimente el clima inglés.
Se siente uno como un vampiro, levantándose de noche, trabajando en oficinas inundadas de luz fluorescente y volviendo a casa de noche también. Nos quedan los fines de semana para disfrutar del día, aunque como oscurece tan pronto las posibilidades de hacer excursiones o pasar el día fuera están muy limitadas. De todos modos no debería yo quejarme, porque en lugares más al norte como Escocia la cosa es mucho peor. Es este precisamente uno de los motivos por los que se sigue manteniendo el cambio horario en el Reino Unido, a pesar de las unánimes protestas que surgen en el sur del país en esta época del año: si no se cambiase la hora, en lugares de Escocia no amanecería hasta las nueve de la mañana. Es un tema polémico, y hasta hay quien ha sugerido que Inglaterra abandone la franja horaria de Greenwich (una hora menos que en España) y se acomode a la que se rige en la mayoría del Continente, aunque esto suponga que en el Reino Unido haya dos franjas horarias.
A quien le interese el tema, en la Wikipedia se puede encontrar un artículo en inglés sobre los orígenes de la idea de cambiar el horario (el artículo también está en español) pero contiene mucha menos información).
Más en Parquestrit: Clima inglés, Four Seasons in One Day
lunes, octubre 24, 2005
Hampstead
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Aparte de Hampstead, visité el que es mi lugar favorito de Londres: el Museo Británico. He estado en él ya varias veces, y nunca me cansa. Fui con la intención de visitar una exposición sobre Persia que han inaugurado hace poco y que tiene pinta de ser muy interesante, pero no pude conseguir entrada. Así que me conformé con visitar tres o cuatro salas al azar. Es esta la manera óptima de ver museos: con tranquilidad y sin prisas. Luego en la Sala de Lectura me enteré de algo fantástico: la colección entera del Británico, con textos explicativos incluidos, está disponible en el banco de datos Compass, al que se puede acceder libremente por Internet a través de la página web del museo.
Por si a alguien le interesa, he subido algunas fotos del finde a Flickr.
jueves, octubre 20, 2005
Aparcando en Inglaterra
Ni un mes me duró. A las pocas semanas de comprarme mi primer coche, hace un poco más de cinco años y medio, cuando aún vivía en España, éste ya tenía los parachoques llenos de arañazos y raspones provocados por la falta de cuidado de la gente que aparcaba a mi lado. Me tuve que conformar con el consuelo de tontos: en Madrid casi todos los coches tienen cicatrices de éstas, sobre todo aquellos que no duermen en garaje, como le pasaba al mío. Y es que lo incívicos y malos conductores que somos los españoles no sólo se manifiesta en la circulación, sino también cuando estacionamos.
Del mismo modo, al igual que los ingleses son muy buenos conductores en carretera también lo son aparcando. En España, para estacionamientos en línea, está extendidísima la técnica de aparcar de oído: consiste en apurar las maniobras al máximo, golpeando sucesivamente y de forma frecuentemente violenta los coches de delante y de detrás hasta que el vehículo propio está colocado. En el Reino Unido, por contra, la gente siempre tiene gran cuidado de no rozar los coches situados a su alrededor. Esto les lleva a dejar muchísimo espacio entre coche y coche, de forma algo exagerada en mi opinión. Los británicos también respetan siempre los carriles bus, y raras veces aparcan en prohibido. Tampoco se da casi nunca la odiosa costumbre española de aparcar en doble fila, que aquí llaman double parking. Es algo que sólo he visto aquí en determinadas calles y situaciones muy concretas. Desde luego, nunca inutilizando un carril entero en una vía congestionada, como tanto gilipollas hace en Madrid.
El reglamento vial británico es, además, más práctico. Las zonas donde está prohibido estacionar se señalizan con una doble línea amarilla pintada a lo largo del bordillo. Esto resulta mucho más visible y disuasorio que usar señales a ambos lados, como en España. Una línea doble roja significa que no se puede ni parar ni estacionar. Una línea amarilla sencilla limita el estacionamiento sólo durante determinados horarios, generalmente lunes a sábados de 9 a 18h.
En casi todos los centros urbanos del Reino Unido el estacionamiento está muy limitado. La mayoría de las veces, el único sitio donde se puede dejar el coche es en algún aparcamiento multipisos, de los que suele haber dos o tres. Además de los típicos con barrera, hay los llamados pay and display, donde en vez de pagar al salir se se paga con antelación en un parquímetro por el tiempo que lo vamos a dejar. Según te alejas del centro, aparcar se vuelve más sencillo y se puede dejar el coche en la calle, bien en plazas con parquímetro o gratuitas de tiempo limitado. Sólamente en las zonas residenciales suelen no haber restricciones, aunque no siempre: en sitios como Londres o Bath las calles con aparcamiento sólo para residentes son muy comunes.
Temas relacionados: Conduciendo por la izquierda, Calles estrechas, Urbanistas locos en el Reino Unido
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En casi todos los centros urbanos del Reino Unido el estacionamiento está muy limitado. La mayoría de las veces, el único sitio donde se puede dejar el coche es en algún aparcamiento multipisos, de los que suele haber dos o tres. Además de los típicos con barrera, hay los llamados pay and display, donde en vez de pagar al salir se se paga con antelación en un parquímetro por el tiempo que lo vamos a dejar. Según te alejas del centro, aparcar se vuelve más sencillo y se puede dejar el coche en la calle, bien en plazas con parquímetro o gratuitas de tiempo limitado. Sólamente en las zonas residenciales suelen no haber restricciones, aunque no siempre: en sitios como Londres o Bath las calles con aparcamiento sólo para residentes son muy comunes.
Temas relacionados: Conduciendo por la izquierda, Calles estrechas, Urbanistas locos en el Reino Unido
sábado, octubre 15, 2005
Ha llegado la Navidad
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Ya sé que es bastante poco original criticar lo pronto que los comercios comienzan con la campaña navideña, pero es que realmente clama al cielo. Hace unas semanas, el día 1 de octubre, fui al Sainsbury's a hacer la compra y me encuentro con que ya han reservado un par de estanterías y las han llenado con christmas puddings, mince pies y demás parafernalia, todo esto apenas 10 días después del fin del verano. Pero no se trata sólo de un pecado de los comerciantes, ansiosos por utilizar el reclamo navideño para vender. El sábado pasado, bajando por Park Street, cerca del centro de Bristol, vi que ya habían colgado a lo largo de la calle la raquitica iluminación festiva de todos los años. No vaya a ser que no les dé tiempo.
La prensa británica, vigilante como siempre de no perderse tema anecdótico alguno, no ha tardado nada en lanzarse a publicar artículos ingeniosos sobre este afán cagaprisas de adelantar la Navidad. En el Guardian, he podido leer este mes dos reportajes (uno de Alexander Chancellor y otro de Stephen Moss) que comentan el disparate de comenzar a promocionar las fiestas navideñas con tres meses de antelación.
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Televisiones españolas en la Red
El otro día descubrí algo muy interesante: hay un número considerable de cadenas de televisión españolas cuyas emisiones se pueden recibir a través de Internet. La mayoría de ellas son canales locales u otros de interés dudoso (Videncia TV), pero también se pueden encontrar canales autonómicos, como TVG, Canal Sur o Telemadrid, e incluso el canal de noticias de TVE, cuya calidad de emisión es, por cierto, bastante buena. La mayoría de los canales disponibles ofrecen una retransmisión bastante pobre, con pantallas minúsculas e imágenes entrecortadas, pero no todos: en algunos casos es incluso posible ponerlo a pantalla completa y obtener resultados muy dignos.
Sería fantástico que más canales se animasen a ofrecer sus emisiones a través de la Red. La televisión puede hacer sentirse mucho más cerca de su país a quienes viven fuera de él. Yo no suelo verla casi nunca, pero cuando me bajo a España escucharla, aunque sea de ruido de fondo en el hogar, es una de las cosas que más me hace sentir que he vuelto a casa.
Por supuesto, en la Red se pueden encontrar emisiones de TV de muchos otros países.
Sería fantástico que más canales se animasen a ofrecer sus emisiones a través de la Red. La televisión puede hacer sentirse mucho más cerca de su país a quienes viven fuera de él. Yo no suelo verla casi nunca, pero cuando me bajo a España escucharla, aunque sea de ruido de fondo en el hogar, es una de las cosas que más me hace sentir que he vuelto a casa.
Por supuesto, en la Red se pueden encontrar emisiones de TV de muchos otros países.
jueves, octubre 13, 2005
Supermercados
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Últimamente, cuando voy a súper o hipermercados españoles, me maravillo de la riqueza y variedad de productos que se pueden encontrar en ellos, todos primorosamente expuestos en estanterías ordenaditas y repletas: yogures, chocolates, bollos de desayuno, legumbres, champús, productos de limpieza... De todos ellos se pueden encontrar un sinnúmero de variaciones y marcas distintas.
En el Reino Unido, por contra, la variedad de productos disponibles en los supermercados es mucho menor, y la presentación es considerablemente más cutre (de esto último ya hablé hace meses en este blog). La mayoría de las ocasiones sólo se pueden encontrar dos o tres marcas para un producto determinado, y tampoco suele darse la riqueza de "derivados" que se da en España. Por supuesto, en determinados artículos típicos del Reino Unido, como el pan de molde, hay más oferta que en España, pero incluso en estos casos los británicos son mucho menos innovadores: aquí no se puede encontrar, como en los comercios españoles, pan de molde sin corteza.
Hay aspectos en los que los súper británicos sí que están por delante de España, como por ejemplo en la abundancia de líneas de productos ecológicos (que aquí llaman organic) y de comercio justo (fair trade). También es más fácil encontrar ingredientes exóticos para cocina india o china, algo que de todos modos es comprensible puesto que en este país hay una gran presencia de gentes de procedencia asiática u oriental.
Pese a todo, mi impresión es que, en conjunto, los supermercados británicos están peor provistos que los españoles. Es algo bastante sorprendente, considerando que el Reino Unido es un país más próspero. Quizás el motivo es que en España nos preocupamos más de la comida y de tener limpia la casa, de modo que la oferta de comestibles y artículos de limpieza, que componen la mayor parte de las compras domésticas, es mayor. En cualquier caso, esto no significa que la industria británica de la distribución sea más pequeña: Tesco, la primera cadena de supermercados de este país, es uno de los grupos más grandes de Europa, y no para de crecer y de sumar beneficios.
martes, octubre 11, 2005
Cinco años
El 11 de Octubre de 2000, pasada medianoche y con seis horas de retraso, desembarcaba yo del ferry Bilbao-Porstmouth después de una travesía procelosa, tanto en el estado de la mar como el de mis pensamientos. Venía al Reino Unido con el plan era pasar dos años, o como mucho tres. Cinco años después, aquí sigo. "Quién me lo hubiera dicho", es algo que siempre repetimos las viejas glorias que aún seguimos en el país al recordar el tiempo que llevamos aquí. Y es que es fácil dejarse llevar y que pase uno, dos, tres, cuatro y cinco años. En Inglaterra se vive bien, al menos con el tipo de trabajo y de vida que yo hago. El tiempo no es tan malo como lo pintan, ni tampoco la comida. La morriña se puede mantener a raya bajándose unas cuantas veces al año a pasar unos días en España. El Europa 15 (institución donde las haya para el emigrante joven intraeuropeo) te permite hablar con la familia diariamente, y el correo electrónico te mantiene en contacto con los amigos. Y con Internet te puedes mantener al tanto de lo que ocurre en el país.
Tiene gracia. Una de las preguntas que siempre se suelen hacer entre españoles que se acaban de conocer aquí es "¿cuánto tiempo llevas?". Me acuerdo cuando acababa de llegar y la persona me contestaba que tres o cuatro años; yo respondía con una mirada asombrada y reverente, quizás algo compasiva. Últimamente, cuando hablo con recién llegados soy yo el que recibe esta misma mirada.
Los primeros años en el Reino Unido se vive en un limbo en el que parece que el tiempo está detenido. De España te llegan noticias de amigos que se te casan, que se compran pisos, pero tú estás al margen. Es como en los Simpson: año tras año todo sigue igual, se suceden episodios pero al final se restablece el equilibrio y todo queda como antes. Tienes la conciencia de que algún día te volverás y te reintegrarás en la rueda de la fortuna, pero de momento vives entre paréntesis. Pero el tiempo sí que pasa, la gente a tu alrededor se va yendo poco a poco, tu grupo de amigos se va achicando. Los españoles casi siempre acabamos volviendo a casa.
Me imagino que yo también me acabaré volviendo, espero que no muy tarde. Cinco años son suficientes, y aunque le he cogido cariño al país nunca me he sentido apegado a él. Pese a lo disfuncional y desesperante que es tantas veces, echo de menos España.
Tiene gracia. Una de las preguntas que siempre se suelen hacer entre españoles que se acaban de conocer aquí es "¿cuánto tiempo llevas?". Me acuerdo cuando acababa de llegar y la persona me contestaba que tres o cuatro años; yo respondía con una mirada asombrada y reverente, quizás algo compasiva. Últimamente, cuando hablo con recién llegados soy yo el que recibe esta misma mirada.
Los primeros años en el Reino Unido se vive en un limbo en el que parece que el tiempo está detenido. De España te llegan noticias de amigos que se te casan, que se compran pisos, pero tú estás al margen. Es como en los Simpson: año tras año todo sigue igual, se suceden episodios pero al final se restablece el equilibrio y todo queda como antes. Tienes la conciencia de que algún día te volverás y te reintegrarás en la rueda de la fortuna, pero de momento vives entre paréntesis. Pero el tiempo sí que pasa, la gente a tu alrededor se va yendo poco a poco, tu grupo de amigos se va achicando. Los españoles casi siempre acabamos volviendo a casa.
Me imagino que yo también me acabaré volviendo, espero que no muy tarde. Cinco años son suficientes, y aunque le he cogido cariño al país nunca me he sentido apegado a él. Pese a lo disfuncional y desesperante que es tantas veces, echo de menos España.
miércoles, octubre 05, 2005
Primeros Auxilios
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Durante el curso, estamos tratando una serie de situaciones típicas de distinta gravedad: hemorragias, fracturas, envenenamientos, contusiones, infartos, etc. Lo primero que llama la atención es que, en muchas ocasiones, los primeros auxilios consisten en simplemente sentar o tender en el suelo a la víctima y tranquilizarla mientras llega la ambulancia. En otras, los procedimentos son bastante básicos, como por ejemplo vendar una herida o inmovilizar una fractura, aunque en la práctica hacerlo correctamente es bastante más complicado de lo que uno se imagina. Durante el curso estamos practicando mucho en simulacros, y en seguida te das cuenta de que las cosas son más díficiles de lo que parecen. Otra cosa interesante es que, para dar primeros auxilios, es imprescindible aprovechar la ayuda de las personas presentes, pidiéndoles que nos traigan el material necesario (como por ejemplo el botiquín) o que, de ser necesario, llamen al teléfono de emergencias. Si podemos evitarlo,nunca tenemos que abandonar al siniestrado.
Una de las técnicas clave que nos están enseñando es la que llaman primary survey: cómo afrontar a una persona tendida en el suelo y aparentemente inconsciente. El primer paso, antes de ponernos a su lado, es asegurarnos de que el lugar está libre de peligro. El causante del accidente (un escape de gas, por ejemplo) puede seguir presente y ser una amenaza para nosotros. Lo siguiente es comprobar si la víctima está inconsciente, hablándole, sacudiéndola levemente o quizás pellizcándola. De estar sin conocimiento, deberemos gritar pidiendo socorro para que vengan a ayudarnos. En tercer lugar, hay que comprobar si la persona está respirando. Se comprueba si tiene alguna obstrucción en la boca, y se le empuja la barbilla dos dedos de modo que la cabeza se eche para atrás. De este modo se evita que la lengua impida el paso del aire. Se mira entonces si hay respiración. De haberla, se coloca a la persona en la posición de recuperación. De no haberla, se le ha de practicar el boca a boca. Si no se observan signos vitales (movimiento, pulso, etc) se ha de efectuar también un masaje cardíaco, intercalado de respiraciones asistidas. Antes de esto, cuando ya se sabe la gravedad del estado de la víctima, se ha de llamar a una ambulancia. El objetivo del boca a boca y de los masajes cardiacos, técnicas que en inglés tienen el muy expresivo nombre de resuscitation, es tratar de mantener la circulación de oxígeno por el cuerpo de la víctima mientras llega la ayuda. Hay que saber realizarlas correctamente y con el ritmo adecuado; si alguien tiene curiosidad por saber los detalles, puede visitar esta página.
Pero hablemos de cosas menos dramáticas. En el cursillo también me estoy dando cuenta de que muchas creencias en torno a los primeros auxilios no son correctas. Posiblemente son consejos que los expertos en primeros auxilios solían dar en el pasado pero que ya no se consideran adecuados. A los epilépticos, por ejemplo, no hay que ponerles nada en la boca durante un ataque. Hay que dejarles convulsionarse libremente, y lo único que hay que hacer es ponerles algo mullido debajo de la cabeza para que no se la golpeen. En caso de fracturas o traumatismos, hay que evitar en todo lo posible mover el miembro afectado: ¡nada de entablillar! Tampoco es buena idea hacer torniquetes o pinzar venas o arterias en caso de hemorragia abundante: lo correcto es aplicar mucha presión y vendar fuertemente, pero no tanto que corte la circulación al miembro. El principio general es que hay que dejar a los profesionales los tratamientos complicados. En caso de urgencia, no deberían tardar más de unos 30 minutos en acudir. Lo realmente importante es mantener a la víctima con vida durante la espera, y esto significa que respire y que su corazón esté funcionando. Sólamente cuando ambas condiciones están en peligro deberemos correr riesgos (por ejemplo, quitarle el casco a un accidentado para facilitarle la respiración).
Una cosa particular que me ha llamado mucho la atención es la pérdida del conocimiento. En innumerables películas, novelas y comics, uno de los recursos del guión del que más se abusa en alguna de sus infinitas variaciones es el del golpe en la cabeza: instantáneamente, el guardia cae inconsciente y permite al héroe entrar sin ser visto en la guarida enemiga. Pasados unos minutos el agredido se levanta dolorido, frotándose la cabeza pero, aparte del chichón, aparentemente indemne. En el mundo real, sin embargo, un golpe en la cabeza que deje a la víctima inconsciente durante más de unos pocos segundos es algo muy serio que requiere ser tratado urgentemente en el hospital.
El cursillo que estoy dando lo debería dar todo el mundo: estoy seguro de que se salvarían muchísimas vidas. No entiendo cómo no se reservan unos cuantos días durante la enseñanza de bachillerato (por ejemplo) para dedicarlos a aprender estas sencillas técnicas y conocimientos.
Todo esto que he escrito, por supuesto, no pretende de ningún modo ser una guía seria, y no puedo garantizar que lo que cuento sea correcto. A alguien en busca de consejos de primeros auxilios le recomiendo que acuda a una fuente de confianza: algún libro o algún teléfono de asistencia, quizás. Mirando en Google hace unos minutos me he dado cuenta de que no hay prácticamente ningún sitio web en castellano fácil de encontrar donde se puedan encontrar técnicas de primeros auxilios explicadas con sencillez y concreción. Lo mejor que he encontrado es esto. A quien sepa inglés le recomiendo el sitio web de St John Ambulance.
Más información: First Aid (St John Ambulance), Guía de Primeros Auxilios (SOS Emergencias)
jueves, septiembre 29, 2005
¿Qué tal por Londres?
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Esto ya lo comentaba Borja en su blog hace unas semanas, y estoy seguro de que lo sufrimos la mayoría de quienes vivimos en algún lugar de Inglaterra distinto de la capital: todo el mundo da por hecho que, si vives en Inglaterra, a la fuerza tiene que ser en Londres. Es curioso, porque la gente podría perfectamente preguntarte "qué tal por Inglaterra" o "qué tal por el extranjero", pero parece que ni les pasa por la cabeza que puedas estar en otro lugar distinto de su capital. Es algo, por otro lado, comprensible. No tengo las cifras pero estoy seguro de que la mayoría de los españoles que se van a pasar una temporada al Reino Unido deciden establecerse en la capital británica.
En estas situaciones siempre dudo si corregir a la persona en cuestión. Cuando vivía en Maidenhead, que realmente está cerca de Londres (a unos 60 km) y también a orillas del Támesis, casi nunca lo hacía, pero ahora que estoy a hora y media en coche suelo intentar explicarles que muy bien, gracias, pero bueno, en realidad no estoy en Londres sino en Bristol, a unos 150km al oeste. Y a veces, si noto interés, les explico dónde está esta ciudad: si imaginas el mapa del Reino Unido, está en el punto donde se juntan el pico de abajo con la panza de arriba, que es Gales. Dudo mucho que, salvo en personas con buenas dotes de visualización y cierta cultura geográfica, mis explicaciones sirvan para algo, pero lo intento.
martes, septiembre 27, 2005
El conflicto norirlandés
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En España, según mi opinión, se suele malinterpretar el conflicto norirlandés. Mucha gente suele trazar paralelismos, muchas veces de forma interesada, entre la violencia en el País Vasco y la que se dio en Irlanda del Norte. Lo cierto que que los parecidos entre los dos fenómenos, más allá del protagonismo en ambos casos de bandas terroristas de índole nacionalista, son bastante limitados. La escala del conflicto norirlandés, que los británicos llaman the Troubles, ha sido siempre mucho mayor se mire como se mire: en número de muertos, tácticas empleadas por los distintos bandos y en consecuencias para la población civil. En su peor momento, allá por los años 70, Irlanda del Norte estuvo virtualmente sumida en una guerra civil.
De una sutil pero significativa diferencia no me di cuenta hasta que me vine a vivir al Reino Unido. Aquí me di cuenta de que, realmente, Irlanda del Norte es considerada por la mayoría de los habitantes de Gran Bretaña como un territorio ajeno, cuyos problemas han de ser solucionados por sus habitantes. Me da la impresión (quizás equivocada) de que a mucha gente de aquí le da igual tanto si Irlanda del Norte permanece como parte de la corona británica como si no. Esta indiferencia se plasma en los medios británicos: la actualidad norirlandesa apenas figura en ellos de forma relevante, salvo cuando la noticia es de gran calibre.
En España, por contra, todo lo que sucede en Euskadi suele tener amplia repercusión en los medios de comunicación de todo el país, y condiciona considerablemente el discurrir de la política española. El peso del País Vasco en España es mucho mayor que el de Irlanda del Norte en el Reino Unido, desde el punto de vista económico, cultural, político y afectivo.
Más infomación: The troubles (Wikipedia en inglés), The Troubles (Gráfico animado de The Guardian)
martes, septiembre 20, 2005
Nueva York
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Olores
Nueva York es una ciudad muy olorosa. En prácticamente cada esquina suele haber carritos de comida difundiendo aromas dispares: perritos calientes, pretzels, bagels, falafel y muchos otros. Los distintos barrios tienen también sus olores particulares e indescriptibles. Esta exuberancia de aromas es por el día muy atractiva para el turista, pero por la noche a ésta se le añade el perfume de las montañas de bolsas de basura que se dejan a lo largo de las aceras para ser recogidas, una costumbre que me pareció muy poco higiénica.
Tráfico
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En cuanto a los peatones, quizás contagiados de esta anarquía vial, tampoco son unos santos, y no respetan casi nunca los semáforos, lanzándose a cruzar la calle apenas ven hueco. Por cierto que una de las ventajas de la ciudad es que en prácticamente todos los cruces hay pasos de peatones. En eso se distingue mucho de otras ciudades como Londres, donde el trazado de las calles es caótico y a menudo tienes que dar miles de vueltas para poder cruzar una calle.
Aseos
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Carácter de los neoyorquinos
Los neoyorquinos son tirando antipáticos. Sobre todo los que trabajan en alguna taquilla o mostrador de cara al público: si tardas en hacer tu pedido en una tienda, o como rebusques en tu mochila antes de dársela al encargado de la consigna, te encontrarás con la mirada insolente o el comentario brusco sobre tu lentitud.
Al mismo tiempo, en una muestra de cierta esquizofrenia, pueden ser amabilísimos. En numerosas ocasiones en las que me encontraba parado en la calle mirando el mapa, tratando de orientarme, gente que pasaba por ahí o que esperaba en algún coche aparcado cercano se ofreció a ayudarme a encontrar mi camino. Esto, en una ciudad que debe estar acostumbradísima y quizás harta del turismo, es bastante sorprendente.
Puertas giratorias
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jueves, septiembre 15, 2005
Cricket
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Durante las últimas semanas, sin embargo, el interés de toda la nación por el cricket se ha disparado. Durante este mes, Inglaterra ha estado disputando contra Autralia el tradicional torneo de los Ashes, y por primera vez en muchos años, Inglaterra tenía serias posibilidades de ganar. El lunes pasado el equipo inglés logró la hazaña, y ganó el trofeo por primera vez en 18 años.
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He de advertir que no sé prácticamente nada sobre este deporte. Sé que es un deporte con cierta similitud con el beisbol, en cuanto a que consiste en el enfrentamiento de dos equipos, en los que por turnos uno batea y trata de sumar carreras y el otro trata de evitarlo capturando la bola cuanto antes. La mecánica del juego, sin embargo, es bastante distinta.
Una de las cosas más curiosas del cricket es que los encuentros suelen durar varios días. Cada día, a su vez, los partidos duran varias horas, con interrupciones para la comida y el té. El torneo de los Ashes comenzó el 20 de julio, y los 5 encuentros o tests se han extendido a lo largo de varias semanas. Hay una modalidad de cricket en la que se limita la duración de los encuentros a sólo un día, pero es una invención bastante reciente.
En cierta ocasión hablé con un aficionado, y me contó que el cricket no es un deporte en el que los encuentros exijan el 100% de la atención del espectador. Son perfectos para seguirlos por la radio o la televisión mientras se está haciendo otra cosa. Incluso la gente que asiste al estadio suele tomárselo con tranquilidad, y no están atentos al juego continuamente. Ir a ver un partido de cricket es más un acto social, al que se va para charlar con los amigos y tomar unas cervezas, mientras con el rabillo del ojo se vigila si está pasando algo interesante en el campo.
Más información: The Ashes (BBC), Cricket (Wikipedia en inglés), The Ashes (Wikipedia en inglés)
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