El debate político más candente de la semana pasada fue la entrada en vigor en Inglaterra el mes que viene de las nueva ley de licencias (Licensing Act) aprobada el año pasado. Según esta nueva legislación, se acabará con la actual restricción que impide servir bebidas alcohólicas después de las 11 de la noche, y será teóricamente posible mantener abiertos los pubs durante las 24 horas del día. La anterior ley de licencias se remonta a 1915, cuando para fomentar la productividad de la industria durante la I Guerra Mundial se quiso limitar las costumbres bebedoras de los británicos.
Los británicos beben mucho. La bebida más popular es la cerveza, que se sirve típicamente en pintas (pint), medida de aproximadamente 0.6 litros. También se pueden pedir medias pintas o botellas de tercio. El Reino Unido tiene varios tipos de cerveza tradicional o ales. Suele tener menos gas que la cerveza rubia típica (que ellos llaman lager), y se suele servir a temperatura ambiente. Estas cervezas suelen ser de fabricación artesanal y son generalmente muy buenas. Sin embargo por la noche la gente suele beber sobre todo lagers: Fosters (una cerveza australiana bastante mala), Stella Artois, Becks son las favoritas. La gente también suele beber a veces vino (en vasos) o combinados. Algo que estoy empezando a ver en España que aquí está muy extenido, sobre todo entre las mujeres, son lo que aquí llaman alcohopops: combinados embotellados de colores vivos, como el Bacardi Breezer o el Smirnoff Ice. Son bebidas alcohólicas basados en vodka o algún otro licor, con graduación similar a la cerveza (5º).
La gente suele beberse una media de tres a cuatro pintas en una noche. Uno de los motivos es quizás la costumbre de las rondas: al revés que en España, aquí no paga cada uno su bebida: lo habitual es que, en grupos no muy grandes, cuando alguien vaya a pedir lo haga por todo el grupo. La siguiente vez lo hará otra persona, etc. De este modo, si hay N personas se acaba tomando N bebidas.
Los británicos además beben muy deprisa. El motivo es precisamente el que a partir de las 11 no se pueda servir alcohol. Pocos minutos antes de esa hora algún camarero toca una campana de last orders o "últimas rondas", momento en el cual la gente aprovecha para comprar las bebidas de dos en dos y bebérselas antes de que el pub cierre en media hora. Después de que el pub cierra, la gente sale a la calle. Uno de los motivos de la nueva ley es evitar precisamente esto: la confluencia en la calle sobre las once y media de toda la gente que sale de los pubs en distintos grados de embriaguez. En algunas zonas no muy recomendables esto suele ocasionar problemas de orden público. El objetivo de la nueva ley es que el cierre de los locales se distribuya a lo largo de la noche para evitar esto.
Hay que apuntar que los británicos tienen una actitud hacia la diversión bastante distinta de los españoles. Los españoles solemos considerar la bebida como un medio para pasarlo bien más que un fin en sí mismo. No ocurre lo mismo en el Reino Unido: se trata de una cultura mucho más fría y dependiente de grandes cantidades de alcohol para engrasar los contactos sociales. Además, el ambiente aquí suele ser mucho más tenso en las zonas de salir. Por supuesto es algo bastante subjetivo, pero no me suelo sentir cómodo cuando estoy en algún pub o bar de copas de aquí. Es muy fácil empezar una pelea. En Madrid suelo notar un ambiente mucho más relajado y de "buen rollo". A los porteros de los sitios, que dicho sea de paso suelen ser bastante profesionales, no les suele faltar trabajo atajando altercados y expulsando a los revoltosos de los locales.
El plan de la nueva legislación es, en suma, intentar reconducir las costumbres bebedoras de los ingleses y hacerlas más civilizadas. Sin embargo hay muchas voces escépticas de que se vaya a conseguir esto, que dicen que la libertad de horarios lo que hará será animar a los británicos a beber más aún. La legislación prevé muchas cortapisas contra la liberalización salvaje, descritas aquí, pero mucha gente cree que no serán suficientes.
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