Hoy no voy a hablar de cultura británica: este artículo tiene vocación de servicio público. Durante esta semana estoy asistiendo a un cursillo de primeros auxilios en el trabajo, organizado por la organización británica St John Ambulance. No me sé los detalles de la legislación del Reino Unido, pero parece ser que en toda oficina ha de haber un encargado de primeros auxilios cualificado. En mi caso, me ofrecí voluntario, pensando que estos conocimientos pueden resultarme útiles en algún momento (espero que no se dé el caso). Otros participantes del grupo que me ha tocado han tenido que apuntarse por exigencias de su trabajo. El cursillo dura cuatro días a tiempo completo, incluyendo una prueba final de aptitud.
Durante el curso, estamos tratando una serie de situaciones típicas de distinta gravedad: hemorragias, fracturas, envenenamientos, contusiones, infartos, etc. Lo primero que llama la atención es que, en muchas ocasiones, los primeros auxilios consisten en simplemente sentar o tender en el suelo a la víctima y tranquilizarla mientras llega la ambulancia. En otras, los procedimentos son bastante básicos, como por ejemplo vendar una herida o inmovilizar una fractura, aunque en la práctica hacerlo correctamente es bastante más complicado de lo que uno se imagina. Durante el curso estamos practicando mucho en simulacros, y en seguida te das cuenta de que las cosas son más díficiles de lo que parecen. Otra cosa interesante es que, para dar primeros auxilios, es imprescindible aprovechar la ayuda de las personas presentes, pidiéndoles que nos traigan el material necesario (como por ejemplo el botiquín) o que, de ser necesario, llamen al teléfono de emergencias. Si podemos evitarlo,nunca tenemos que abandonar al siniestrado.
Una de las técnicas clave que nos están enseñando es la que llaman primary survey: cómo afrontar a una persona tendida en el suelo y aparentemente inconsciente. El primer paso, antes de ponernos a su lado, es asegurarnos de que el lugar está libre de peligro. El causante del accidente (un escape de gas, por ejemplo) puede seguir presente y ser una amenaza para nosotros. Lo siguiente es comprobar si la víctima está inconsciente, hablándole, sacudiéndola levemente o quizás pellizcándola. De estar sin conocimiento, deberemos gritar pidiendo socorro para que vengan a ayudarnos. En tercer lugar, hay que comprobar si la persona está respirando. Se comprueba si tiene alguna obstrucción en la boca, y se le empuja la barbilla dos dedos de modo que la cabeza se eche para atrás. De este modo se evita que la lengua impida el paso del aire. Se mira entonces si hay respiración. De haberla, se coloca a la persona en la posición de recuperación. De no haberla, se le ha de practicar el boca a boca. Si no se observan signos vitales (movimiento, pulso, etc) se ha de efectuar también un masaje cardíaco, intercalado de respiraciones asistidas. Antes de esto, cuando ya se sabe la gravedad del estado de la víctima, se ha de llamar a una ambulancia. El objetivo del boca a boca y de los masajes cardiacos, técnicas que en inglés tienen el muy expresivo nombre de resuscitation, es tratar de mantener la circulación de oxígeno por el cuerpo de la víctima mientras llega la ayuda. Hay que saber realizarlas correctamente y con el ritmo adecuado; si alguien tiene curiosidad por saber los detalles, puede visitar esta página.
Pero hablemos de cosas menos dramáticas. En el cursillo también me estoy dando cuenta de que muchas creencias en torno a los primeros auxilios no son correctas. Posiblemente son consejos que los expertos en primeros auxilios solían dar en el pasado pero que ya no se consideran adecuados. A los epilépticos, por ejemplo, no hay que ponerles nada en la boca durante un ataque. Hay que dejarles convulsionarse libremente, y lo único que hay que hacer es ponerles algo mullido debajo de la cabeza para que no se la golpeen. En caso de fracturas o traumatismos, hay que evitar en todo lo posible mover el miembro afectado: ¡nada de entablillar! Tampoco es buena idea hacer torniquetes o pinzar venas o arterias en caso de hemorragia abundante: lo correcto es aplicar mucha presión y vendar fuertemente, pero no tanto que corte la circulación al miembro. El principio general es que hay que dejar a los profesionales los tratamientos complicados. En caso de urgencia, no deberían tardar más de unos 30 minutos en acudir. Lo realmente importante es mantener a la víctima con vida durante la espera, y esto significa que respire y que su corazón esté funcionando. Sólamente cuando ambas condiciones están en peligro deberemos correr riesgos (por ejemplo, quitarle el casco a un accidentado para facilitarle la respiración).
Una cosa particular que me ha llamado mucho la atención es la pérdida del conocimiento. En innumerables películas, novelas y comics, uno de los recursos del guión del que más se abusa en alguna de sus infinitas variaciones es el del golpe en la cabeza: instantáneamente, el guardia cae inconsciente y permite al héroe entrar sin ser visto en la guarida enemiga. Pasados unos minutos el agredido se levanta dolorido, frotándose la cabeza pero, aparte del chichón, aparentemente indemne. En el mundo real, sin embargo, un golpe en la cabeza que deje a la víctima inconsciente durante más de unos pocos segundos es algo muy serio que requiere ser tratado urgentemente en el hospital.
El cursillo que estoy dando lo debería dar todo el mundo: estoy seguro de que se salvarían muchísimas vidas. No entiendo cómo no se reservan unos cuantos días durante la enseñanza de bachillerato (por ejemplo) para dedicarlos a aprender estas sencillas técnicas y conocimientos.
Todo esto que he escrito, por supuesto, no pretende de ningún modo ser una guía seria, y no puedo garantizar que lo que cuento sea correcto. A alguien en busca de consejos de primeros auxilios le recomiendo que acuda a una fuente de confianza: algún libro o algún teléfono de asistencia, quizás. Mirando en Google hace unos minutos me he dado cuenta de que no hay prácticamente ningún sitio web en castellano fácil de encontrar donde se puedan encontrar técnicas de primeros auxilios explicadas con sencillez y concreción. Lo mejor que he encontrado es esto. A quien sepa inglés le recomiendo el sitio web de St John Ambulance.
Más información: First Aid (St John Ambulance), Guía de Primeros Auxilios (SOS Emergencias)
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