Ni un mes me duró. A las pocas semanas de comprarme mi primer coche, hace un poco más de cinco años y medio, cuando aún vivía en España, éste ya tenía los parachoques llenos de arañazos y raspones provocados por la falta de cuidado de la gente que aparcaba a mi lado. Me tuve que conformar con el consuelo de tontos: en Madrid casi todos los coches tienen cicatrices de éstas, sobre todo aquellos que no duermen en garaje, como le pasaba al mío. Y es que lo incívicos y malos conductores que somos los españoles no sólo se manifiesta en la circulación, sino también cuando estacionamos.
Del mismo modo, al igual que los ingleses son muy buenos conductores en carretera también lo son aparcando. En España, para estacionamientos en línea, está extendidísima la técnica de aparcar de oído: consiste en apurar las maniobras al máximo, golpeando sucesivamente y de forma frecuentemente violenta los coches de delante y de detrás hasta que el vehículo propio está colocado. En el Reino Unido, por contra, la gente siempre tiene gran cuidado de no rozar los coches situados a su alrededor. Esto les lleva a dejar muchísimo espacio entre coche y coche, de forma algo exagerada en mi opinión. Los británicos también respetan siempre los carriles bus, y raras veces aparcan en prohibido. Tampoco se da casi nunca la odiosa costumbre española de aparcar en doble fila, que aquí llaman double parking. Es algo que sólo he visto aquí en determinadas calles y situaciones muy concretas. Desde luego, nunca inutilizando un carril entero en una vía congestionada, como tanto gilipollas hace en Madrid.
El reglamento vial británico es, además, más práctico. Las zonas donde está prohibido estacionar se señalizan con una doble línea amarilla pintada a lo largo del bordillo. Esto resulta mucho más visible y disuasorio que usar señales a ambos lados, como en España. Una línea doble roja significa que no se puede ni parar ni estacionar. Una línea amarilla sencilla limita el estacionamiento sólo durante determinados horarios, generalmente lunes a sábados de 9 a 18h.
En casi todos los centros urbanos del Reino Unido el estacionamiento está muy limitado. La mayoría de las veces, el único sitio donde se puede dejar el coche es en algún aparcamiento multipisos, de los que suele haber dos o tres. Además de los típicos con barrera, hay los llamados pay and display, donde en vez de pagar al salir se se paga con antelación en un parquímetro por el tiempo que lo vamos a dejar. Según te alejas del centro, aparcar se vuelve más sencillo y se puede dejar el coche en la calle, bien en plazas con parquímetro o gratuitas de tiempo limitado. Sólamente en las zonas residenciales suelen no haber restricciones, aunque no siempre: en sitios como Londres o Bath las calles con aparcamiento sólo para residentes son muy comunes.
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