Hace un poco más de un año, nada más mudarme al piso que todavía habito en Bristol, me di cuenta que tanto el inodoro como el lavabo eran de la marca española Roca. Es una tontería, pero el descubrimiento me alegró: en medio de ese entorno hostil que es el hogar inglés, de moquetas, interruptores colgantes y ventanas sin persianas, acababa de encontrar un resquicio de familiaridad que me acercaba un poco a mi país, acrecentado por el hecho de que la relación que se suele establecer con este tipo de instalaciones es bastante íntima. A fuerza de toparse con él continuamente en situaciones de recogimiento, el logotipo de Roca adquiere una fortísima carga emocional.
No sé cuál es la penetración de Roca en el mercado español de sanitarios pero seguro que es enorme. Hace unos cuantos años era prácticamente imposible encontrar aseos de otra marca, al menos en Madrid. Ahora quizás haya más competencia, pero aún así no se me ocurre el nombre de ninguna otra marca alternativa.
Tiene gracia porque esta situación de práctico monopolio se da en casi todos los países que he visitado. En el Reino Unido, las dos marcas más extendidas son Armitage Shanks y Twyfords. Cuando estaba en Japón sólo veía baños de marca Toto. Lo mismo he observado últimamente en mis viajes a otros países como EE UU o Alemania, aunque me he olvidado de qué marcas eran.
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