Han sido dos o tres meses de preparativos y por fin el momento está cerca. Por muy bien que se hayan planeado, hay tareas que es inevitable dejar para el último momento, como por ejemplo la limpieza de la casa. Esto no se refiere simplemente a hacer limpieza a fondo para dejarla en buen estado y que la agencia de alquiler no nos ponga pegas en la devolución de la fianza. Lo peor, o al menos lo fue en mi caso, fue deshacerse de la increíble cantidad de muebles, cacharros y objetos que había decidido no llevarme de vuelta a España.
Muchos de ellos no eran más que basura: papelotes, trastos estropeados o ropa vieja, pero otros eran cosas como muebles utensilios de cocina o comida que no se podían tirar así como así. Lo primero lo despaché en una visita al punto limpio de la ciudad; lo segundo lo repartí entre mis amigos de Bristol, para lo cual fueron necesarios varios viajes en coche.
Otra opción muy recomendable para deshacerse de pertenencias son las charities o tiendas de beneficiencia. Siempre suele haber alguna cerca de cualquier barrio, y suelen aceptar ropa o utensilios en buen estado para luego venderlos e invertir el dinero para distintas causas benéficas. En mi caso hice varias visitas a estos establecimientos, una de ellas in extremis el día anterior al viaje para deshacerme de un reproductor de video, algo de ropa usada y algún que otro cachivache por el que no se había interesando ninguno de mis amigos.
Llegó el último día, y después de dejarme los cuernos en ello logré tener la casa más o menos limpia y a punto. Un problema importante que hay que tener en cuenta desde el principio es cómo efectuar el check out o abandono de la casa. Si se comparte piso o se está en un régimen de alojamiento más informal es posible que se tenga más flexibilidad. Cuando se está con contrato de alquiler hay ocasiones que es necesario estar presente mientras el hombre o mujer de la agencia verifica que está todo en orden. En mi caso no hacía falta que yo estuviese en persona, de modo que pude dejar el piso por la mañana temprano y echar las llaves por el buzón de la agencia de alquiler, saliendo con tiempo suficiente para coger el ferry en Plymouth a las doce del mediodía. Si no hubiese podido ser así posiblemente no me habría dado tiempo de dejar la casa el mismo día del viaje, sino que habría tenido que dejarla un día antes y apañármelas para pasar la noche en otro sitio, con el consiguiente problema de tener que llevarme mi equipaje conmigo.
Equipaje que no era ligero que digamos. Otro de los nervios finales fue la incertidumbre de si iba a caber en el coche. Pese a que había intentando por todos los medios llevar el mínimo de peso en mi vehículo, la cantidad y volumen del equipaje excedieron mis previsiones. El día anterior al viaje hube de hacer un simulacro y llenar el coche para comprobar que cabía todo y hacerme una idea del tiempo que llevaría llenarlo.
Al final, apenas tuve tiempo de disfrutar como deseaba mis últimas semanas en Bristol. Dejé para el final un montón de planes que no pude llevar a la práctica, como pasear por determinados barrios para despedirme de ellos, o visitar lugares como la Red Lodge o el Zoo que aún no había visto. Lo que sí pude hacer, afortunadamente, fue despedirme en condiciones de los amigos, aunque el tiempo que pude pasar con ellos los últimos días fue inevitablemente menor del que me hubiese gustado.
Y aquí concluye esta miniserie de anotaciones sobre mi vuelta a España. Así leído, posiblemente suene tremendamente aparatoso y complicado, pero lo peor viene después: los primeros pasos y la readaptación a la vida en el país de origen. De eso quizás hable en otro momento.
4 comentarios:
Buena adaptacion. Estare aqui para leer tus observaciones sobre esta nueva etapa. Mucha suerte y no olvides que aqui siempre llueve, que la comida es mala y que los britanicos no tienen salero ;-)
Por cierto, te llevo mucho lio lo de darte de baja en la "National Insurance" y en la embajada? O es mas bien sencillo? Gracias!
Hola Rebeca, la comida no es tan mala, hay cosas que echo de menos como el Sunday Roast o los Steak Pies.
Lo de darme de baja en la National Insurance no sé a qué te refieres. No tuve más que llamar y dar mi nueva dirección en España. Todos los aspectos fiscales los tramita la empresa por ti. Lo que aún no he hecho es pedir que me convaliden las contribuciones de la seguridad social británica a la española, así que no sé cómo de difícil es.
Hola, Juan. Pues como estoy a punto de volverme, pronto experimentaré lo de la readaptación que comentas. Ayer terminé de preparar paquetes para que los lleven a Madrid... Y sí, es increíble la cantidad de cachivaches que acabas teniendo, por más que intentes no acumular cosas. Imagino que habrá bastantes cosas que echaremos de menos, igual que en Inglaterra extrañábamos otras...
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