Los días de semana, por las mañana, suelo escuchar el programa Today, de BBC Radio 4. Es un programa de noticias muy prestigioso que, según se dice, dicta la agenda política británica de cada jornada. Todos los días entrevistan a personalidades de primera línea, tanto británicas como de todo el mundo. Hoy sin ir más lejos han estado, en entevistas distintas, Tony Blair y Hillary Clinton. Today es un monstruo de programa, que recomiendo a todo el mundo. Está disponible en Internet.
Suelo escuchar la última media hora en el coche, de camino al trabajo. Para entonces, la mayor parte de las entrevistas y reportajes interesantes ya me los he perdido. Sin embargo, llego a tiempo para un "espectáculo" que nunca deja de sorprenderme. Para terminar el programa, suelen hacer una entrevista a varias bandas con dos o tres invitados, que debaten brevemente sobre algún tema de interés general relacionado con alguna de las noticias del día. La mayoría de las veces suele tratarse de gente desconocida, aunque la semana pasada, por ejemplo, trajeron a Timothy Garton Ash, un columnista bastante conocido. Hoy el tema era si el hombre está programado genéticamente para tener creencias religiosas.
Pero no es eso lo destacable de estas entrevistas, sino su formato: apenas cinco minutos antes del final del programa. Que siempre son menos porque el retraso de las anteriores secciones se acumula, de modo que a menudo sólo quedan dos o tres minutos. Es increíble el partido que le sacan a ese tiempo tan limitado. Todos los días me maravillo de la destreza de los responsables del programa exprimiendo hasta el último segundo de su tiempo. La mayoría de las veces los mini-debates son pacíficos y sosegados, pero no es raro que los participantes se enzarcen en acaloradas discusiones que han de ser atajadas por el locutor. Otras veces, los invitados, supongo que conscientes de que el país entero les escucha, se extienden en larguísimas peroratas que son cortadas con destreza y sorprendente educación segundos antes de las señales horarias. Son finales frenéticos, a contrarreloj, que demuestran una profesionalidad radiofónica poco habitual.
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