martes, mayo 31, 2005
Liverpool campeón de Europa
viernes, mayo 27, 2005
Crazy Frog
Todo parece haber sido diseñado eficientemente para generar la mayor irritación posible: un desagradable ser azul de boca protuberante, ojos vidriosos, estúpido gorro y gafas de piloto como única vestimenta (sus partes pudendas ocultas por un púdico cuadrado negro), conduciendo una motocicleta invisible y cantando con voz de pitufo su ring-ding-ding-ding-ding-ding sobre una inimaginativa melodía makinera.
Se trata de Crazy Frog, esta plaga que recorre el Reino Unido extendida por adolescentes y (posiblemente) débiles mentales sin mucho sentido del gusto, o con un desviado sentido del humor. Se trata de una melodía de móvil, que hará historia este domingo. Se prevé que llegue a número uno de ventas de sencillos, desplazando a los mismísimos Coldplay, que acaban de sacar nuevo disco hace nada. No son fan para nada de Coldplay, culpables de haber popularizado el pop melancólico-llorica y de habernos traído imitadores inaguantables como Travis, Keane o Snow Patrol, pero ni ellos (ni nosotros) nos merecemos esto.
Más información: Crazy fog heading for top spot [BBC]
Se trata de Crazy Frog, esta plaga que recorre el Reino Unido extendida por adolescentes y (posiblemente) débiles mentales sin mucho sentido del gusto, o con un desviado sentido del humor. Se trata de una melodía de móvil, que hará historia este domingo. Se prevé que llegue a número uno de ventas de sencillos, desplazando a los mismísimos Coldplay, que acaban de sacar nuevo disco hace nada. No son fan para nada de Coldplay, culpables de haber popularizado el pop melancólico-llorica y de habernos traído imitadores inaguantables como Travis, Keane o Snow Patrol, pero ni ellos (ni nosotros) nos merecemos esto.
Más información: Crazy fog heading for top spot [BBC]
miércoles, mayo 25, 2005
Clima inglés
Qué desesperación. A finales de mayo y aún teniendo que usar la calefacción. Los otros años, en mayo ya empezaba a haber días calurosos y soleados. Éste, sin embargo, parece que se nos quiere hacer sufrir hasta junio.
Uno de los tópicos más marcados sobre Inglaterra es el del mal tiempo. Los propios ingleses lo asumen: muchas veces, cuando me preguntan de dónde soy y les digo que de España, se extrañan de que me haya venido aquí a vivir aquí, pudiendo quedarme en mi país disfrutando del clima agradable. Y es que la aspiración de un buen número de británicos es irse a vivir a España después de jubilarse.
Inglaterra tiene, en efecto, un clima lluvioso y propenso a los días nublados y tristes. Pero resulta que este tipo de clima se da también en otras partes de Europa. Es bastante injusto que los ingleses se lleven toda la mala fama. Por lo que he escuchado de un amigo que pasó una temporada allí, en los Países Bajos es parecido o incluso peor. El clima de París es bastante similar al de Londres, pero al pensar en la capital francesa nadie se imagina chubascos interminables ni cielos encapotados, como pasa con la metrópoli inglesa.
El clima inglés, además, no es del todo malo. Las temperaturas nunca suelen ser extremas: ni llega a hacer mucho frío ni llega a hacer mucho calor. Gracias a la corriente del golfo, el clima de las Islas Británicas es más templado de lo que le correspondería por su latitud (más o menos la misma que la de los países escandinavos). Los inviernos en el sur de Inglaterra son más templados que en Madrid. Mientras que en la capital de España las temperaturas suelen bajar a menudo de los 0ºC, aquí es raro que lo hagan. No suele nevar casi nunca (a veces a final de año o en febrero), aunque las heladas nocturnas son frecuentes. En cuanto a los veranos, son muy agradables, con días largos y soleados de temperaturas que nunca suelen llegar al sofoco. En cuanto a la primavera y el otoño, no son infrecuentes los días soleados, y las temperaturas suelen rondar los 10-15ºC.
La lluvia, eso sí, nunca deja de estar presente. Nunca suele pasar más de una semana sin que nos mojemos. Cuando más llueve es en invierno: una lluvia fina y meona, para la que muchas veces nada sirve el paraguas. En primavera suelen ser más habituales los chubascos fuertes. En verano tampoco nos libramos, y son corrientes los días nublados o lluviosos.
Personalmente, lo que menos me gusta del clima inglés no es la lluvia (a la que te acabas acostumbrando) ni los cielos nublados, sino lo cortos que son los días en invierno. La latitud, unida al horario británico (una hora de retraso respecto del resto de Europa occidental), hace que en invierno anochezca muy pronto: alrededor de las cuatro de la tarde en diciembre en Londres (más pronto según se va subiendo hacia el norte). Por supuesto, la otra cara de la moneda es que en verano los días son larguísimos: en junio anochece a las nueve y media de la tarde. Al mismo tiempo, el sol sale antes de las cinco de la mañana. Es entonces cuando maldices que en este país las casas no tengan persianas.
Temas relacionados: Four Seasons In One Day
Enlaces: BBC Weather
Uno de los tópicos más marcados sobre Inglaterra es el del mal tiempo. Los propios ingleses lo asumen: muchas veces, cuando me preguntan de dónde soy y les digo que de España, se extrañan de que me haya venido aquí a vivir aquí, pudiendo quedarme en mi país disfrutando del clima agradable. Y es que la aspiración de un buen número de británicos es irse a vivir a España después de jubilarse.
Inglaterra tiene, en efecto, un clima lluvioso y propenso a los días nublados y tristes. Pero resulta que este tipo de clima se da también en otras partes de Europa. Es bastante injusto que los ingleses se lleven toda la mala fama. Por lo que he escuchado de un amigo que pasó una temporada allí, en los Países Bajos es parecido o incluso peor. El clima de París es bastante similar al de Londres, pero al pensar en la capital francesa nadie se imagina chubascos interminables ni cielos encapotados, como pasa con la metrópoli inglesa.
El clima inglés, además, no es del todo malo. Las temperaturas nunca suelen ser extremas: ni llega a hacer mucho frío ni llega a hacer mucho calor. Gracias a la corriente del golfo, el clima de las Islas Británicas es más templado de lo que le correspondería por su latitud (más o menos la misma que la de los países escandinavos). Los inviernos en el sur de Inglaterra son más templados que en Madrid. Mientras que en la capital de España las temperaturas suelen bajar a menudo de los 0ºC, aquí es raro que lo hagan. No suele nevar casi nunca (a veces a final de año o en febrero), aunque las heladas nocturnas son frecuentes. En cuanto a los veranos, son muy agradables, con días largos y soleados de temperaturas que nunca suelen llegar al sofoco. En cuanto a la primavera y el otoño, no son infrecuentes los días soleados, y las temperaturas suelen rondar los 10-15ºC.
La lluvia, eso sí, nunca deja de estar presente. Nunca suele pasar más de una semana sin que nos mojemos. Cuando más llueve es en invierno: una lluvia fina y meona, para la que muchas veces nada sirve el paraguas. En primavera suelen ser más habituales los chubascos fuertes. En verano tampoco nos libramos, y son corrientes los días nublados o lluviosos.
Personalmente, lo que menos me gusta del clima inglés no es la lluvia (a la que te acabas acostumbrando) ni los cielos nublados, sino lo cortos que son los días en invierno. La latitud, unida al horario británico (una hora de retraso respecto del resto de Europa occidental), hace que en invierno anochezca muy pronto: alrededor de las cuatro de la tarde en diciembre en Londres (más pronto según se va subiendo hacia el norte). Por supuesto, la otra cara de la moneda es que en verano los días son larguísimos: en junio anochece a las nueve y media de la tarde. Al mismo tiempo, el sol sale antes de las cinco de la mañana. Es entonces cuando maldices que en este país las casas no tengan persianas.
Temas relacionados: Four Seasons In One Day
Enlaces: BBC Weather
martes, mayo 24, 2005
Conduciendo por la izquierda
Hay gente, sobre todo en España, que al contarles que uso el coche en Inglaterra me miran con admiración, como si conducir por el otro lado fuese una proeza increíble (por si hay alguien que no lo sepa, en el Reino Unido se circula por la izquierda, al revés que la mayoría de los países europeos, donde los vehículos se conducen por el lado derecho de la vía). Yo mismo, durante los preparativos previos a venirme al país, no tenía muy claro lo fácil que iba a ser habituarme a conducir aquí.
Pasados unos pocos días desde mi llegada, y después de haber utilizado el coche unas cuantas veces para ir al trabajo o para bajarme al centro del pueblo, me sorprendió ver lo fácil que me había adaptado a la nueva conducción. Aprender a conducir por el otro lado no es nada difícil. La mayoría de las veces, lo único que tienes que hacer es seguir al coche que va delante tuyo. El único momento crítico se da, al principio, en los giros, en los que la tendencia instintiva de quien ha aprendido a conducir en España es dirigir el coche hacia el carril de la derecha. De todos modos, no hacen falta más que unas cuantas sesiones al volante para coger el hábito correcto.
En raras ocasiones, sobre todo durante las primeras semanas, puede ocurrir que, después de una maniobra extraña, de pronto te sientas desorientado y, por unas décimas de segundo, se te olvide por completo cual es el carril bueno. Puede incluso que, por error, te pongas en el lado de la carretera que no es. Esto no suele suponer ningún peligro, ya que si ocurre es cuando no hay coches a tu alrededor que te sirvan de referencia.
Acostumbrarse a circular por el carril de izquierda no es suficiente: un segundo obstáculo (aunque tampoco muy difícil) es conducir desde el asiento derecho del coche. El primer engorro con el que te topas es que tienes que usar la mano izquierda para cambiar las marchas. Los pedales, afortunadamente, están dispuestos de igual manera que en los coches continentales: de izquierda a derecha, embrague-freno-acelerador. Lo único incómodo con ellos es que no tienes espacio donde apoyar el pie del embrague cuando no lo estás usando. Pero la mayor dificultad (y riesgo) de ir sentado en el lado contrario del coche consiste en saber mantener correctamente las distancias a los lados. Cuando se está sacando uno el carné, una de las cosas que se aprende sin darse cuenta es a controlar la distancia del coche respecto de cada uno de los lados del carril. Esto es muy importante para no salirse de él, o para no pegarte demasiado a los coches que circulan en paralelo a ti. En los países donde se circula por la derecha se suele utilizar como referencia el lado izquierdo del carril, que es el más cercano al conductor.
En un coche inglés, sin embargo, el lado del carril más cercano al conductor es el derecho. Es una sensación incómoda: las primeras veces que conduces un coche inglés te sientes "pegado" a la pared derecha del coche, sintiendo la esquina del parabrisas con la ventanilla demasiado cerca de tu cabeza. Además, sin darte cuenta, tu cerebro sigue usando como referencia el lado izquierdo de la carretera. Esto hace que, para compensar la excesiva distancia que percibes entre tú y ese lado (¡distancia ocupada por el asiento del copiloto!) , tiendas a pegar el coche demasiado a la izquierda. Esto es peligroso sobre todo en ciudad: corres el riesgo de darte contra el bordillo. O que te pase como a mí, conduciendo un coche alquilado en una visita que hice a Inglaterra unos meses antes de venirme a vivir aquí. Asustado por un camión que venía por el carril contrario, me pegué demasiado a la izquierda y me cargué el retrovisor contra el de un coche que estaba aparcado. La solución para evitar una situación como esta es procurar fijarte bien en el lado derecho de la carretera. No confiándote y teniendo un poco de cuidado (el que yo no tuve) no hay ningún problema.
Una situación interesante y habitual es la de traerte tu coche con el volante a la europea al Reino Unido. Es lo que yo hice: me vine a Inglaterra en mi coche desde Madrid, cogiendo el transbordador Bilbao-Portsmouth y sufriendo un viaje de 36 horas en medio de una marejada que sacudía el gigantesco ferry como si fuese el barco pirata del Parque de Atracciones. Conducir en Inglaterra desde el asiento malo es menos difícil de lo que parece, y desde luego tiene la ventaja de que te ahorras todos los problemas que cuento en el párrafo anterior, pero por supuesto tiene sus inconvenientes. Es un engorro en los aparcamientos con barrera, ya que para coger el tique es necesario estirarse o incluso a veces bajarse del coche para alcanzar la máquina expendedora. Más serio es el problema de la visibilidad. Para adelantar en carriles de doble sentido, ir en el otro asiento te obliga a separarte bastante del coche de delante para poder ver bien si te viene alguien de frente. Entrar en una rotonda es también fastidioso, sobre todo si llevas pasajero en el asiento del copiloto, ya que no te deja ver bien. Pero el problema de visibilidad más grave es al incorporarse a una autopista: si el carril de aceleración es corto y hay que meterse rápidamente, puedes encontrarte en un aprieto, sobre todo si llueve, es de noche y tienes todos los cristales empañados. Es siempre imprescindible girar bien la cabeza para ver si te viene alguien. En este aspecto, la diabólica incorporación de la M32 a la M4 dirección Londres me ha hecho pasar muy malos ratos. De todos modos, no quiero asustar a nadie. Teniendo un mínimo de cuidado no tienes por qué correr ningún peligro.
Por otro lado, conducir un coche con el volante a la izquierda en Inglaterra tiene sus ventajas. Desaparece el problema del angulo muerto, ya que utilizas sobre todo el retrovisor lateral más alejado de ti. Puedes controlar mejor la distancia a la izquierda, algo de agradecer en ciudades como Bristol donde tienes que estar continuamente adelantando ciclistas o atravesando calles estrechísimas, donde a menudo tienes que pegarte mucho a la izquierda para dejar pasar al coche que te viene de frente.
La conducción por la izquierda no es exclusiva del Reino Unido. Casi todas sus antiguas colonias, como India o Australia, siguen la misma costumbre. Otros países, como Japón, también lo hacen sin haber sido nunca parte del Imperio Británico. He encontrado este artículo en la Wikipedia que da un montón de información interesante sobre el tema (en inglés). En él se cuenta una explicación del porqué de la conducción a la inglesa, que ya había oído yo por aquí: esta costumbre data de tiempos antiguos, en los que se prefería montar a caballo por este lado para poder defenderse con la espada en caso de ser atacados por alguien viniendo de frente. Según el artículo, fue Napoleón quien extendio al resto de Europa la costumbre de circular por la derecha.
Temas relacionados: Calles estrechas, Urbanistas locos en el Reino Unido, las carreteras irlandesas se pasan al sistema métrico
Más información: Rules of the Road [Wikipedia]
Pasados unos pocos días desde mi llegada, y después de haber utilizado el coche unas cuantas veces para ir al trabajo o para bajarme al centro del pueblo, me sorprendió ver lo fácil que me había adaptado a la nueva conducción. Aprender a conducir por el otro lado no es nada difícil. La mayoría de las veces, lo único que tienes que hacer es seguir al coche que va delante tuyo. El único momento crítico se da, al principio, en los giros, en los que la tendencia instintiva de quien ha aprendido a conducir en España es dirigir el coche hacia el carril de la derecha. De todos modos, no hacen falta más que unas cuantas sesiones al volante para coger el hábito correcto.
En raras ocasiones, sobre todo durante las primeras semanas, puede ocurrir que, después de una maniobra extraña, de pronto te sientas desorientado y, por unas décimas de segundo, se te olvide por completo cual es el carril bueno. Puede incluso que, por error, te pongas en el lado de la carretera que no es. Esto no suele suponer ningún peligro, ya que si ocurre es cuando no hay coches a tu alrededor que te sirvan de referencia.
Acostumbrarse a circular por el carril de izquierda no es suficiente: un segundo obstáculo (aunque tampoco muy difícil) es conducir desde el asiento derecho del coche. El primer engorro con el que te topas es que tienes que usar la mano izquierda para cambiar las marchas. Los pedales, afortunadamente, están dispuestos de igual manera que en los coches continentales: de izquierda a derecha, embrague-freno-acelerador. Lo único incómodo con ellos es que no tienes espacio donde apoyar el pie del embrague cuando no lo estás usando. Pero la mayor dificultad (y riesgo) de ir sentado en el lado contrario del coche consiste en saber mantener correctamente las distancias a los lados. Cuando se está sacando uno el carné, una de las cosas que se aprende sin darse cuenta es a controlar la distancia del coche respecto de cada uno de los lados del carril. Esto es muy importante para no salirse de él, o para no pegarte demasiado a los coches que circulan en paralelo a ti. En los países donde se circula por la derecha se suele utilizar como referencia el lado izquierdo del carril, que es el más cercano al conductor.
En un coche inglés, sin embargo, el lado del carril más cercano al conductor es el derecho. Es una sensación incómoda: las primeras veces que conduces un coche inglés te sientes "pegado" a la pared derecha del coche, sintiendo la esquina del parabrisas con la ventanilla demasiado cerca de tu cabeza. Además, sin darte cuenta, tu cerebro sigue usando como referencia el lado izquierdo de la carretera. Esto hace que, para compensar la excesiva distancia que percibes entre tú y ese lado (¡distancia ocupada por el asiento del copiloto!) , tiendas a pegar el coche demasiado a la izquierda. Esto es peligroso sobre todo en ciudad: corres el riesgo de darte contra el bordillo. O que te pase como a mí, conduciendo un coche alquilado en una visita que hice a Inglaterra unos meses antes de venirme a vivir aquí. Asustado por un camión que venía por el carril contrario, me pegué demasiado a la izquierda y me cargué el retrovisor contra el de un coche que estaba aparcado. La solución para evitar una situación como esta es procurar fijarte bien en el lado derecho de la carretera. No confiándote y teniendo un poco de cuidado (el que yo no tuve) no hay ningún problema.
Una situación interesante y habitual es la de traerte tu coche con el volante a la europea al Reino Unido. Es lo que yo hice: me vine a Inglaterra en mi coche desde Madrid, cogiendo el transbordador Bilbao-Portsmouth y sufriendo un viaje de 36 horas en medio de una marejada que sacudía el gigantesco ferry como si fuese el barco pirata del Parque de Atracciones. Conducir en Inglaterra desde el asiento malo es menos difícil de lo que parece, y desde luego tiene la ventaja de que te ahorras todos los problemas que cuento en el párrafo anterior, pero por supuesto tiene sus inconvenientes. Es un engorro en los aparcamientos con barrera, ya que para coger el tique es necesario estirarse o incluso a veces bajarse del coche para alcanzar la máquina expendedora. Más serio es el problema de la visibilidad. Para adelantar en carriles de doble sentido, ir en el otro asiento te obliga a separarte bastante del coche de delante para poder ver bien si te viene alguien de frente. Entrar en una rotonda es también fastidioso, sobre todo si llevas pasajero en el asiento del copiloto, ya que no te deja ver bien. Pero el problema de visibilidad más grave es al incorporarse a una autopista: si el carril de aceleración es corto y hay que meterse rápidamente, puedes encontrarte en un aprieto, sobre todo si llueve, es de noche y tienes todos los cristales empañados. Es siempre imprescindible girar bien la cabeza para ver si te viene alguien. En este aspecto, la diabólica incorporación de la M32 a la M4 dirección Londres me ha hecho pasar muy malos ratos. De todos modos, no quiero asustar a nadie. Teniendo un mínimo de cuidado no tienes por qué correr ningún peligro.
Por otro lado, conducir un coche con el volante a la izquierda en Inglaterra tiene sus ventajas. Desaparece el problema del angulo muerto, ya que utilizas sobre todo el retrovisor lateral más alejado de ti. Puedes controlar mejor la distancia a la izquierda, algo de agradecer en ciudades como Bristol donde tienes que estar continuamente adelantando ciclistas o atravesando calles estrechísimas, donde a menudo tienes que pegarte mucho a la izquierda para dejar pasar al coche que te viene de frente.
La conducción por la izquierda no es exclusiva del Reino Unido. Casi todas sus antiguas colonias, como India o Australia, siguen la misma costumbre. Otros países, como Japón, también lo hacen sin haber sido nunca parte del Imperio Británico. He encontrado este artículo en la Wikipedia que da un montón de información interesante sobre el tema (en inglés). En él se cuenta una explicación del porqué de la conducción a la inglesa, que ya había oído yo por aquí: esta costumbre data de tiempos antiguos, en los que se prefería montar a caballo por este lado para poder defenderse con la espada en caso de ser atacados por alguien viniendo de frente. Según el artículo, fue Napoleón quien extendio al resto de Europa la costumbre de circular por la derecha.
Temas relacionados: Calles estrechas, Urbanistas locos en el Reino Unido, las carreteras irlandesas se pasan al sistema métrico
Más información: Rules of the Road [Wikipedia]
sábado, mayo 21, 2005
Cielos ominosos en Park St
A ver si llega el buen tiempo de una vez, caray, que estamos ya a finales de mayo...
viernes, mayo 20, 2005
Y aún dicen que el pescado es caro
Lo lógico sería que los ingleses tomasen mucho pescado. Son un pueblo de marineros y navegantes, cuya flota hace no tanto dominaba los océanos de la Tierra. Viven en una isla rodeada de mar, a tiro de piedra de los caladeros del Atlántico y del mar del Norte.
Pues no es así: en Inglaterra no se come casi pescado. En Bristol, ciudad de tradición marítima por excelencia, hay sólo cinco pescaderías, y estamos hablando de una población de 380.000 habitantes. Algunas (pocas) veces puedes comprar pescado fresco en mercados callejeros, pero casi siempre la única opción es ir a un supermercado. Allí, salvo en los más grandes, que suelen contar con un modesta modesta sección de pescadería, el pescado fresco sólo lo venden empaquetado en bandejas.
La selección no suele ser muy amplia, aunque los precios suelen ser razonables. El salmón es muy popular y fácil de encontrar, seguido del bacalao (cod). Venden también bastante pescado ahumado: abadejo (haddock) y caballa (mackerel). Si tienes suerte, quizás encuentres atún (tuna), sardinas o trucha (trout). Imposible encontrar merluza (hake).
Todo esto pese a que uno de los platos nacionales sea el fish and chips. Este plato consiste en un filete de bacalao o abadejo con un grueso rebozado frito y acompañado de patatas fritas. Es una comida típica para llevar (take away), que se suele comprar en locales especializados, donde también venden comidas estilo hamburguesa o perrito caliente. El fish and chips también se encuentra en los menús de muchísimos pubs, y a menudo es el plato de los viernes en muchos comedores de empresa. Es una especialidad bastante poco sofisticada (como suele ocurrir con la comida inglesa) que puede ser deliciosa pero también incomible, según el sitio.
En cuanto a marisco, el panorama es más desolador aún. Es fácil encontrar envases de gambas peladas frescas (prawns) , que cuando las estás cocinando empiezan a soltar todo el agua y se vuelven minúsculas. También hay king prawns, que son como las anteriores pero más grandes (y caras). Menos comunes son el cangrejo (crayfish) y los calamares. Suele ser bastante fácil encontrar mejillones envasados (mussels) para hacer al vapor. Y poco más, salvo que recurras a las conservas o los congelados (donde tampoco hay mucha variedad). En las pescaderías de los supermercados de las que hablaba antes, si tienes mucha suerte, a veces hay almejas (clams), bígaros e incluso nécoras o bogavantes, aunque a precios descabellados.
No sé cuál es el motivo de esta pobreza gastrónimica. Me imagino que es cultural; por el motivo que sea, a los ingleses no les gusta el pescado. Supongo que tiene que ver con el tradicional subdesarrollo culinario de este pueblo. Tampoco ayuda la imagen del pescado como comida poco ecológica que el pensamiento medioambientalista ha extendido recientemente. Pese a todo, ultimamente creo notar una popularización de este tipo de comida en muchos restaurantes de moda. Quizás el creciente interés de los británicos por la cocina y el buen comer haga que cambien las cosas.
Más en Parquestrit: Mi comida de hoy, Curry Nights, La cruzada de Jamie Oliver.
Pues no es así: en Inglaterra no se come casi pescado. En Bristol, ciudad de tradición marítima por excelencia, hay sólo cinco pescaderías, y estamos hablando de una población de 380.000 habitantes. Algunas (pocas) veces puedes comprar pescado fresco en mercados callejeros, pero casi siempre la única opción es ir a un supermercado. Allí, salvo en los más grandes, que suelen contar con un modesta modesta sección de pescadería, el pescado fresco sólo lo venden empaquetado en bandejas.
La selección no suele ser muy amplia, aunque los precios suelen ser razonables. El salmón es muy popular y fácil de encontrar, seguido del bacalao (cod). Venden también bastante pescado ahumado: abadejo (haddock) y caballa (mackerel). Si tienes suerte, quizás encuentres atún (tuna), sardinas o trucha (trout). Imposible encontrar merluza (hake).
Todo esto pese a que uno de los platos nacionales sea el fish and chips. Este plato consiste en un filete de bacalao o abadejo con un grueso rebozado frito y acompañado de patatas fritas. Es una comida típica para llevar (take away), que se suele comprar en locales especializados, donde también venden comidas estilo hamburguesa o perrito caliente. El fish and chips también se encuentra en los menús de muchísimos pubs, y a menudo es el plato de los viernes en muchos comedores de empresa. Es una especialidad bastante poco sofisticada (como suele ocurrir con la comida inglesa) que puede ser deliciosa pero también incomible, según el sitio.
En cuanto a marisco, el panorama es más desolador aún. Es fácil encontrar envases de gambas peladas frescas (prawns) , que cuando las estás cocinando empiezan a soltar todo el agua y se vuelven minúsculas. También hay king prawns, que son como las anteriores pero más grandes (y caras). Menos comunes son el cangrejo (crayfish) y los calamares. Suele ser bastante fácil encontrar mejillones envasados (mussels) para hacer al vapor. Y poco más, salvo que recurras a las conservas o los congelados (donde tampoco hay mucha variedad). En las pescaderías de los supermercados de las que hablaba antes, si tienes mucha suerte, a veces hay almejas (clams), bígaros e incluso nécoras o bogavantes, aunque a precios descabellados.
No sé cuál es el motivo de esta pobreza gastrónimica. Me imagino que es cultural; por el motivo que sea, a los ingleses no les gusta el pescado. Supongo que tiene que ver con el tradicional subdesarrollo culinario de este pueblo. Tampoco ayuda la imagen del pescado como comida poco ecológica que el pensamiento medioambientalista ha extendido recientemente. Pese a todo, ultimamente creo notar una popularización de este tipo de comida en muchos restaurantes de moda. Quizás el creciente interés de los británicos por la cocina y el buen comer haga que cambien las cosas.
Más en Parquestrit: Mi comida de hoy, Curry Nights, La cruzada de Jamie Oliver.
lunes, mayo 16, 2005
Taxis londinenses en Madrid
Gracias a O Quilombo no se me ha pasado esta noticia en El Mundo: un taxista madrileño ha adquirido para su trabajo uno de los típicos cabs londinenses.
Los famosos y robustos taxis londinenses son uno de los elementos imprescindibles del paísaje urbano de esta ciudad. Oficialmente se denominan Hackney carriages. Son grandes, del tamaño de una furgoneta pequeña, confortables y amplísimos por dentro, con espacio para cinco personas. El modelo clásico, de hace más de cuarenta años, es el Fairfax negro, aún muy presente en las calles de la ciudad. Hace no muchos años, la compañía fabricante, Manganese Bronze, introdujo una versión moderna bastante fiel al diseño antiguo, actualizándola con mejoras tales como el acceso para discapacitados.
La flota de taxis londinenses, además, ya no es de un riguroso color negro y se ha llenado de colorido al convertirse muchos de ellos en anuncios publicitarios sobre ruedas.
Los cabs no sólo se pueden encontrar en Londres; son habituales de muchas otras ciudades británicas como Bristol, donde comparten la calle con taxis normales basados en coches ordinarios.
Más información: Una historia del black cab londinense, Hackney carriage [Wikipedia], A Brief History of the London Taxi
Los famosos y robustos taxis londinenses son uno de los elementos imprescindibles del paísaje urbano de esta ciudad. Oficialmente se denominan Hackney carriages. Son grandes, del tamaño de una furgoneta pequeña, confortables y amplísimos por dentro, con espacio para cinco personas. El modelo clásico, de hace más de cuarenta años, es el Fairfax negro, aún muy presente en las calles de la ciudad. Hace no muchos años, la compañía fabricante, Manganese Bronze, introdujo una versión moderna bastante fiel al diseño antiguo, actualizándola con mejoras tales como el acceso para discapacitados.
La flota de taxis londinenses, además, ya no es de un riguroso color negro y se ha llenado de colorido al convertirse muchos de ellos en anuncios publicitarios sobre ruedas.
Los cabs no sólo se pueden encontrar en Londres; son habituales de muchas otras ciudades británicas como Bristol, donde comparten la calle con taxis normales basados en coches ordinarios.
Más información: Una historia del black cab londinense, Hackney carriage [Wikipedia], A Brief History of the London Taxi
viernes, mayo 13, 2005
Billetes en el Reino Unido
El otro día explicaba que el Inglaterra, Gran Bretaña y el Reino Unido son cosas distintas, aunque mucha gente las confunde. Esta confusión está algo justificada vistas muchas de las peculiaridades del país.
Una de ellas son los billetes. El banco central del Reino Unido, es decir la entidad estatal responsable de la política monetaria, es el Banco de Inglaterra. No existe ningún "Banco del Reino Unido". Este Bank of England emite la mayoría de los billetes que circulan en el país, con los que la mayoría de la gente está familiarizada. No tiene, sin embargo, monopolio de impresión de papel moneda: en Escocia y en Irlanda del Norte circulan billetes emitidos por bancos comerciales autóctonos. Y ni uno ni dos: tres bancos distintos en Escocia (Bank of Scotland, Royal Bank of Scotland y Clydesdale Bank), y cuatro en Irlanda del Norte (Bank of Ireland, Nothern Bank, First Trust y Ulster Bank) tienen la facultad de imprimir su propio papel moneda.
Estos bancos están obligados a mantener un billete del Banco de Inglaterra de la misma denominación por cada billete propio que emiten. Los billetes "regionales" son legales en el Reino Unido, pero no son de curso legal: un comerciante puede rechazártelos, aunque generalmente los aceptan. En Inglaterra y Gales, los únicos billetes de curso legal son los del Banco de Inglaterra. En Escocia, curiosamente, no hay billetes de curso legal, ni siquiera los de bancos escoceses (según la Wikipedia).
Este guirigay de billetes no se da con las monedas: son las mismas en todos lados. En la Isla de Man, en las islas del Canal y en las colonias británicas como Gibraltar sí tienen su propias monedas, pero ni éstas (ni sus billetes) son legales en el Reino Unido. Muchas veces son prácticamente indistinguibles de forma y sólo cambian la inscripción, de modo que no es raro que se cuelen en el cambio sin que nadie proteste o se dé cuenta. Hace unos años esto ocurría también con las monedas de la República de Irlanda: algunas de ellas eran idénticas en forma a las británicas.
Y por cierto, ¿qué pasa con Gales, que no tiene billetes propios ni ná? Gales fue sometido por los ingleses muy temprano en la historia y su unión a Inglaterra siempre ha sido mucho más íntima que la unión de Inglaterra a Escocia en el Reino Unido.
En éste artículo de la Wikipedia se pueden ver imágenes de billetes escoceses y norirlandeses. Gracias a Efimera he descubierto este sitio web con imágenes de billetes de todo el mundo; en él se pueden encontrar billetes británicos antiguos (escoceses y norirlandeses). Los billetes "oficiales" del Banco de Inglaterra, sin embargo, no se pueden reproducir sin permiso. La mejor manera de ver los billetes actuales es visitar esta página del Banco de Inglaterra.
Más información: British Banknotes [Wikipedia], Bank of England [Wikipedia], Banco central [Wikipedia], British Coinage [Wikipedia]
Enlaces: Bank of England
Una de ellas son los billetes. El banco central del Reino Unido, es decir la entidad estatal responsable de la política monetaria, es el Banco de Inglaterra. No existe ningún "Banco del Reino Unido". Este Bank of England emite la mayoría de los billetes que circulan en el país, con los que la mayoría de la gente está familiarizada. No tiene, sin embargo, monopolio de impresión de papel moneda: en Escocia y en Irlanda del Norte circulan billetes emitidos por bancos comerciales autóctonos. Y ni uno ni dos: tres bancos distintos en Escocia (Bank of Scotland, Royal Bank of Scotland y Clydesdale Bank), y cuatro en Irlanda del Norte (Bank of Ireland, Nothern Bank, First Trust y Ulster Bank) tienen la facultad de imprimir su propio papel moneda.
Estos bancos están obligados a mantener un billete del Banco de Inglaterra de la misma denominación por cada billete propio que emiten. Los billetes "regionales" son legales en el Reino Unido, pero no son de curso legal: un comerciante puede rechazártelos, aunque generalmente los aceptan. En Inglaterra y Gales, los únicos billetes de curso legal son los del Banco de Inglaterra. En Escocia, curiosamente, no hay billetes de curso legal, ni siquiera los de bancos escoceses (según la Wikipedia).
Este guirigay de billetes no se da con las monedas: son las mismas en todos lados. En la Isla de Man, en las islas del Canal y en las colonias británicas como Gibraltar sí tienen su propias monedas, pero ni éstas (ni sus billetes) son legales en el Reino Unido. Muchas veces son prácticamente indistinguibles de forma y sólo cambian la inscripción, de modo que no es raro que se cuelen en el cambio sin que nadie proteste o se dé cuenta. Hace unos años esto ocurría también con las monedas de la República de Irlanda: algunas de ellas eran idénticas en forma a las británicas.
Y por cierto, ¿qué pasa con Gales, que no tiene billetes propios ni ná? Gales fue sometido por los ingleses muy temprano en la historia y su unión a Inglaterra siempre ha sido mucho más íntima que la unión de Inglaterra a Escocia en el Reino Unido.
En éste artículo de la Wikipedia se pueden ver imágenes de billetes escoceses y norirlandeses. Gracias a Efimera he descubierto este sitio web con imágenes de billetes de todo el mundo; en él se pueden encontrar billetes británicos antiguos (escoceses y norirlandeses). Los billetes "oficiales" del Banco de Inglaterra, sin embargo, no se pueden reproducir sin permiso. La mejor manera de ver los billetes actuales es visitar esta página del Banco de Inglaterra.
Más información: British Banknotes [Wikipedia], Bank of England [Wikipedia], Banco central [Wikipedia], British Coinage [Wikipedia]
Enlaces: Bank of England
miércoles, mayo 11, 2005
"Váyase Mr Blair"
Definitivamente, la política británica no tiene nada que ver con la española.
A pesar de haber contribuido a que el Partido Laborista haya ganado las elecciones y pueda gobernar durante una tercera legislatura consecutiva por primera vez en su historia, hay voces en el partido que piden que Tony Blair deje cuanto antes su cargo de primer ministro y líder de la formación. Los laboristas, pese a mantener la mayoría absoluta, han perdido alrededor de 100 escaños por el desgaste del Primer Ministro, estigmatizado por Irak y la pérdida de confianza de la sociedad británica. Blair había anunciado que, aunque ésta va a ser la última vez que se va a presentar, tiene pensado agotar la legislatura al frente del país. Sin embargo, pocos creen que esto pueda ocurrir. Los medios de comunicación llevan varios días haciendo cábalas sobre cuándo será el momento que Blair se vea obligado a retirarse y dejar paso, previsiblemente, a su segundo de abordo, el ministro de economía Gordon Brown.
El partido Conservador no muestra una imagen más cohesionada. Pese a unos razonables resultados electorales, Michael Howard, un líder que ha servido para frenar la caída libre de la formación durante los últimos años, ha anunciado que deja el puesto, ya que con su edad avanzada no se ve preparado para disputar las próximas elecciones. El anuncio fue recibido con sorpresa por los comentaristas, y los posibles pretendientes al puesto ya han tomado posiciones. Es la creencia general que el partido tiene que renovarse y dejar de ser el "partido antipático" o nasty party, involucrándose en muchas de las preocupaciones de la sociedad que han pasado por alto hasta ahora.
En la política británica no son frecuentes los liderazgos a prueba de bombas. El caso de Tony Blair, tan vulnerable pese a haber sido uno de los líderes laboristas de más éxito de la historia, es un buen ejemplo. Lo es también, yendo más atrás en el tiempo, el de la propia dama de hierro, Margaret Thatcher, que fue apeada del poder a la fuerza cuando su partido temió que sus impopulares políticas, como el Poll Tax, les llevarían a perder el poder.
Y es que el margen de maniobra en los partidos políticos británicos es bastante amplio. La cultura parlamentaria de este país tiene un concepto interesante: el de backbencher, o "diputado de base". Los backbenchers son los diputados que no desempeñan ningún cargo en el Gobierno, si son del partido gobernante, o en el "gobierno en la sombra", si son del partido en la oposición. Por ello, no están sometidos a la misma disciplina que los frontbenchers. Los backbenchers rinden cuentas a su circunscripción electoral y a sus convicciones, y no tanto a los dirigentes de su partido. Es una consecuencia del sistema electoral británico, por el cual cada circunscripción escoge un sólo diputado. En ocasiones, los backbenchers pueden rebelarse contra su propia formación, como ocurrió recientemente con los laboristas en las votaciones sobre Irak, sobre la subida de tasas universitarias y sobre la insitución de hospitales-fundación. Los partidos políticos, para asegurarse de que los backbenchers no se salgan de madre, cuentan con la figura del whip.
Comparemos este panorama con el español. Aznar logró, a lo largo de los años que goberno el país, convertir el PP en un partido de disciplina soviética, donde no se podía advertir la menor fisura. La votación en el Congreso sobre la colaboración de España en la invasión de Irak, pese a ser secreta, vio cómo todos los diputados populares apoyaban unánime y acríticamente la decisión del presidente del Gobierno, pese a la fuerte oposición de la mayoría de los españoles. Ninguna de las otras pifias del PP, como la gestión de la crisis del Prestige o el accidente del Yakolev, han sido criticadas por nadie de entre las filas del partido. Después de perder las elecciones el año pasado, casi nadie en el PP admitió la menor autocrítica salvo como figura retórica. Incluso hoy, más de un año después de que Aznar dejase la dirección del partido, el ex-presidente sigue teniendo una influencia decisiva en el partido, que sigue rigiéndose según la ortodoxia aznarista; nadie es capaz de cuestionar en público su legado.
El PSOE es una formación algo más plural pero tampoco mucho más. En el pasado, durante los negros últimos años de gobierno de González, nadie en el partido fue capaz de enfrentarse a la guardia felipista, cuya inacción ante la corrupción fue tan flagrante que incluso el aborregado y conservador electorado español les tuvo que dar la espalda. En la actualidad con Zapatero parece que las cosas han mejorado, pero uno no sabe si es debido a su talante o a su debilidad y bisoñez.
El problema es que en España lo que se considera natural y deseable que los partidos políticos sean entidades monolíticas gobernadas con mano de hierro por sus líderes. Poca gente entiende que, al igual que es normal que en la sociedad haya diversidad de opiniones, en los partidos debe hacer cierto margen de movimiento. Es un defecto también de los propios medios de comunicación: cada vez que se detectan divergencias dentro de una formación se interpreta como un signo de debilidad y hasta de "crisis". Nadie valora lo importante que es mantener y favorecer el sentido crítico, y que en un partido caudillista donde nadie lleva la contraria a su gran líder es más fácil que se cometan errores. Y se pierdan elecciones.
Más en Parquestrit: Los laboristas ganan pero se llevan un buen palo, Fin de la campaña electoral, Elecciones en el Reino Unido
Más información: An early exit for Blair? [BBC], Howard sets out deadline to quit [BBC]
A pesar de haber contribuido a que el Partido Laborista haya ganado las elecciones y pueda gobernar durante una tercera legislatura consecutiva por primera vez en su historia, hay voces en el partido que piden que Tony Blair deje cuanto antes su cargo de primer ministro y líder de la formación. Los laboristas, pese a mantener la mayoría absoluta, han perdido alrededor de 100 escaños por el desgaste del Primer Ministro, estigmatizado por Irak y la pérdida de confianza de la sociedad británica. Blair había anunciado que, aunque ésta va a ser la última vez que se va a presentar, tiene pensado agotar la legislatura al frente del país. Sin embargo, pocos creen que esto pueda ocurrir. Los medios de comunicación llevan varios días haciendo cábalas sobre cuándo será el momento que Blair se vea obligado a retirarse y dejar paso, previsiblemente, a su segundo de abordo, el ministro de economía Gordon Brown.
El partido Conservador no muestra una imagen más cohesionada. Pese a unos razonables resultados electorales, Michael Howard, un líder que ha servido para frenar la caída libre de la formación durante los últimos años, ha anunciado que deja el puesto, ya que con su edad avanzada no se ve preparado para disputar las próximas elecciones. El anuncio fue recibido con sorpresa por los comentaristas, y los posibles pretendientes al puesto ya han tomado posiciones. Es la creencia general que el partido tiene que renovarse y dejar de ser el "partido antipático" o nasty party, involucrándose en muchas de las preocupaciones de la sociedad que han pasado por alto hasta ahora.
En la política británica no son frecuentes los liderazgos a prueba de bombas. El caso de Tony Blair, tan vulnerable pese a haber sido uno de los líderes laboristas de más éxito de la historia, es un buen ejemplo. Lo es también, yendo más atrás en el tiempo, el de la propia dama de hierro, Margaret Thatcher, que fue apeada del poder a la fuerza cuando su partido temió que sus impopulares políticas, como el Poll Tax, les llevarían a perder el poder.
Y es que el margen de maniobra en los partidos políticos británicos es bastante amplio. La cultura parlamentaria de este país tiene un concepto interesante: el de backbencher, o "diputado de base". Los backbenchers son los diputados que no desempeñan ningún cargo en el Gobierno, si son del partido gobernante, o en el "gobierno en la sombra", si son del partido en la oposición. Por ello, no están sometidos a la misma disciplina que los frontbenchers. Los backbenchers rinden cuentas a su circunscripción electoral y a sus convicciones, y no tanto a los dirigentes de su partido. Es una consecuencia del sistema electoral británico, por el cual cada circunscripción escoge un sólo diputado. En ocasiones, los backbenchers pueden rebelarse contra su propia formación, como ocurrió recientemente con los laboristas en las votaciones sobre Irak, sobre la subida de tasas universitarias y sobre la insitución de hospitales-fundación. Los partidos políticos, para asegurarse de que los backbenchers no se salgan de madre, cuentan con la figura del whip.
Comparemos este panorama con el español. Aznar logró, a lo largo de los años que goberno el país, convertir el PP en un partido de disciplina soviética, donde no se podía advertir la menor fisura. La votación en el Congreso sobre la colaboración de España en la invasión de Irak, pese a ser secreta, vio cómo todos los diputados populares apoyaban unánime y acríticamente la decisión del presidente del Gobierno, pese a la fuerte oposición de la mayoría de los españoles. Ninguna de las otras pifias del PP, como la gestión de la crisis del Prestige o el accidente del Yakolev, han sido criticadas por nadie de entre las filas del partido. Después de perder las elecciones el año pasado, casi nadie en el PP admitió la menor autocrítica salvo como figura retórica. Incluso hoy, más de un año después de que Aznar dejase la dirección del partido, el ex-presidente sigue teniendo una influencia decisiva en el partido, que sigue rigiéndose según la ortodoxia aznarista; nadie es capaz de cuestionar en público su legado.
El PSOE es una formación algo más plural pero tampoco mucho más. En el pasado, durante los negros últimos años de gobierno de González, nadie en el partido fue capaz de enfrentarse a la guardia felipista, cuya inacción ante la corrupción fue tan flagrante que incluso el aborregado y conservador electorado español les tuvo que dar la espalda. En la actualidad con Zapatero parece que las cosas han mejorado, pero uno no sabe si es debido a su talante o a su debilidad y bisoñez.
El problema es que en España lo que se considera natural y deseable que los partidos políticos sean entidades monolíticas gobernadas con mano de hierro por sus líderes. Poca gente entiende que, al igual que es normal que en la sociedad haya diversidad de opiniones, en los partidos debe hacer cierto margen de movimiento. Es un defecto también de los propios medios de comunicación: cada vez que se detectan divergencias dentro de una formación se interpreta como un signo de debilidad y hasta de "crisis". Nadie valora lo importante que es mantener y favorecer el sentido crítico, y que en un partido caudillista donde nadie lleva la contraria a su gran líder es más fácil que se cometan errores. Y se pierdan elecciones.
Más en Parquestrit: Los laboristas ganan pero se llevan un buen palo, Fin de la campaña electoral, Elecciones en el Reino Unido
Más información: An early exit for Blair? [BBC], Howard sets out deadline to quit [BBC]
martes, mayo 10, 2005
El Santander fagocita al Abbey
Ayer pude ver un anuncio de Abbey mostrando la nueva imagen de este banco ingles: el logotipo y color rojo caracterisiticos del Santander Central Hispano, entidad española que lo absorbió el año pasado en una operación que dio mucho que hablar en el Reino Unido. Los 11 millones de libras que Abbey se gastó hace menos de dos años en un cambio de imagen corporativa previo se han ido a la basura.
Abbey ha corrido similar suerte a la del Banco Central Hispano, que después de la fusión con el Santander vio como su identidad corporativa desaparecía después de las luchas intestintas que encumbraron a Botín como gran magnate a las riendas de este grupo bancario. Aún permanece en el nombre del macrobanco español, pero pronto el "Central Hispano" también se perderá: he leído hoy que el grupo Santander tiene pensado unificar todos sus bancos a nivel mundial con la marca común "Santander". Quien sabe si esto también incluirá el recientemente fagocitado Abbey.
He estado mirando en el sitio web de Abbey y he encontrado una página donde explican la adopción de los colores del Santander. También se permiten decir sin pestañear que son "el noveno banco del mundo"; he buscado en Internet y realmente están allá por el puesto 22 . Quizás querían decir "el noveno de Europa". En cualquier caso, es bastante impresionante, aunque no estoy seguro de que el que un banco español esté tan arriba en la lista vaya a beneficiar al país.
Encontrarme a partir de ahora con el familiar logotipo del Santander en las calles inglesas será sin duda agradable, pero de todos modos no les tengo mucha simpatía. Fui cliente hace unos años y el trato que recibí fue muy mediocre. Además, me irrita esa manía que tienen de usar el prefijo "super" para todos sus productos financieros.
Más información: Abbey ditches logo after 18 months [The Times], Top 1000 World Banks [The Banker], About Abbey [Abbey], Abbey Axes National Habit [BBC], Spain's SCH unifies brand name as Santander [Reuters]
Abbey ha corrido similar suerte a la del Banco Central Hispano, que después de la fusión con el Santander vio como su identidad corporativa desaparecía después de las luchas intestintas que encumbraron a Botín como gran magnate a las riendas de este grupo bancario. Aún permanece en el nombre del macrobanco español, pero pronto el "Central Hispano" también se perderá: he leído hoy que el grupo Santander tiene pensado unificar todos sus bancos a nivel mundial con la marca común "Santander". Quien sabe si esto también incluirá el recientemente fagocitado Abbey.
He estado mirando en el sitio web de Abbey y he encontrado una página donde explican la adopción de los colores del Santander. También se permiten decir sin pestañear que son "el noveno banco del mundo"; he buscado en Internet y realmente están allá por el puesto 22 . Quizás querían decir "el noveno de Europa". En cualquier caso, es bastante impresionante, aunque no estoy seguro de que el que un banco español esté tan arriba en la lista vaya a beneficiar al país.
Encontrarme a partir de ahora con el familiar logotipo del Santander en las calles inglesas será sin duda agradable, pero de todos modos no les tengo mucha simpatía. Fui cliente hace unos años y el trato que recibí fue muy mediocre. Además, me irrita esa manía que tienen de usar el prefijo "super" para todos sus productos financieros.
Más información: Abbey ditches logo after 18 months [The Times], Top 1000 World Banks [The Banker], About Abbey [Abbey], Abbey Axes National Habit [BBC], Spain's SCH unifies brand name as Santander [Reuters]
domingo, mayo 08, 2005
Bristol, Inglaterra, Gran Bretaña, Reino Unido, Europa, el mundo
Cada vez que escribo un artículo para este blog me topo varias veces con la misma pregunta: ¿qué usar, "Reino Unido" o "Inglaterra"? ¿"británico" o "inglés"? El tema de esta bitácora es la "vida en Inglaterra". Sin embargo, me he dado cuenta de que muchas veces hablo más de "Reino Unido" (o de los "británicos") que de "Inglaterra" (o de los "ingleses"). De algún modo, me siento incómodo limitándome a hablar de "Inglaterra"; al fin y al cabo, muchas de las cosas de las que hablo son aplicables a los habitantes del Reino Unido, y quiero evitar esa identificación entre Inglaterra/Reino Unido que, a estas alturas de la vida, aún sigue persiste, para irritación de muchos galeses, escoceses y norirlandeses. Yo intento usar con rigor todos estos términos, aunque mi recomendación al amable lector de esta bitácora es que tenga en cuenta la distinción pero que no le dé mucha importancia a si en un sitio hablo de ingleses o de británicos.
La confusión entre Inglaterra, Gran Bretaña y el Reino Unido es comprensible: el Reino Unido es una entidad realmente compleja. El nombre oficial del estado es United Kingdom of Great Britain and Nothern Ireland o, en español, "Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte". Está compuesto, como el nombre indica, de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Gran Bretaña, a su vez, está formada por Inglaterra, Escocia y Gales. El término informal Britain se corresponde, en rigor, con Gran Bretaña, aunque a menudo se emplea para referirse al Reino Unido en su totalidad. Para aumentar la confusión, el adjetivo formal correspondiente al Reino Unido es British.
El Reino Unido ejerce soberanía también sobre la Isla de Man (Isle of Man) y las islas del Canal (Channel Islands), aunque formalmente no son parte de la Unión. También mantiene protectorados por todo el globo, entre ellos Gibraltar y las islas Malvinas. Es interesante apuntar que estos protectorados no forman parte del Reino Unido, ni este ejerce ninguna soberanía sobre ellos. A efectos prácticos, son estados independientes.
Fuentes: Overseas territories [Wikipedia], United Kingdom [Wikipedia]
La confusión entre Inglaterra, Gran Bretaña y el Reino Unido es comprensible: el Reino Unido es una entidad realmente compleja. El nombre oficial del estado es United Kingdom of Great Britain and Nothern Ireland o, en español, "Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte". Está compuesto, como el nombre indica, de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Gran Bretaña, a su vez, está formada por Inglaterra, Escocia y Gales. El término informal Britain se corresponde, en rigor, con Gran Bretaña, aunque a menudo se emplea para referirse al Reino Unido en su totalidad. Para aumentar la confusión, el adjetivo formal correspondiente al Reino Unido es British.
El Reino Unido ejerce soberanía también sobre la Isla de Man (Isle of Man) y las islas del Canal (Channel Islands), aunque formalmente no son parte de la Unión. También mantiene protectorados por todo el globo, entre ellos Gibraltar y las islas Malvinas. Es interesante apuntar que estos protectorados no forman parte del Reino Unido, ni este ejerce ninguna soberanía sobre ellos. A efectos prácticos, son estados independientes.
Fuentes: Overseas territories [Wikipedia], United Kingdom [Wikipedia]
viernes, mayo 06, 2005
Vuelva usted mañana
Hoy por la mañana he solicitado la sustitución de mi permiso de conducción español por otro inglés. Mi carné de conducir, uno de esos vetustos documentos plegables de papel rosa que con tanto esfuerzo (y dinero) logré obtener, caduca el año que viene, y he querido evitarme el engorro de tener que renovarlo en España. Los permisos de conducción en España hay que renovarlos cada diez años; en el Reino Unido, sin embargo, te duran hasta que cumples los 70.
La gestión ha sido facilísima de hacer. Había dos posibilidades. Una era por correo postal: solicitar el Internet el formulario para que me fuese enviado gratuitamente a casa, rellenarlo, meterlo en un sobre con la documentación necesaria (mi carné español, mi pasaporte para verificar mi identidad, una foto y un cheque por las 38 libras de tasa), y enviarlo al DLVA, organismo dependiente del ministerio de Tranporte que gestiona las licencias de vehículos y de conducción. Pasados unos días, y si tu solicitud es aceptada, el DVLA te envía tu flamante nuevo carné (en sustitución del viejo) junto con tu pasaporte.
La otra opción es la que he escogido, intranquilo con la idea de enviar mi pasaporte por correo: ir a una Post Office, donde pagando 4 libras por el servicio te comprueban que el formulario ha sido rellenado correctamente y verifican tu identidad con tu pasaporte, sin que tengas que enviarlo.
Esta gestión que he descrito no es un caso aislado de comodidad. Hace dos o tres años pude cambiar la matrícula española de mi coche por una británica (obligatorio si te quedas más de seis meses en el país) sin moverme de la oficina, realizando todas las gestiones necesarias por
teléfono y por correo. Otro ejemplo de poner facilidades al ciudadano es la solicitud o renovación del pasaporte, que también se puede hacer por correo. O la compra de un coche usado: los papeles del registro del coche tienen una sección que se rellena con los datos del nuevo conductor, y no hace falta más que de enviar por correo el documento al DVLA para que el coche se registre sin tener que pagar nada a nombre del nuevo propietario.
Estos ejemplos (se me ocurren unos pocos más) justifican uno de los elogios que más le hago al Reino Unido: este país tiene una de las mejores administraciones del mundo, cómoda, práctica y al servicio del ciudadano. Todos los organismos tienen sitios web actualizados y llenos de información, desde donde es posible bajarse formularios y folletos explicativos. Todos tienen servicios de atención telefónica modernos, aunque a veces desesperan con sus colas de espera y sus interminables menús de opciones.
Por contra, no sabría por donde empezar poniendo a parir el funcionamiento y la filosofía de la Administración en España, que a veces da la impresión de que sólo sirve para dar empleo vitalicio a gente sin muchas ambiciones laborales. Hacer gestiones por teléfono o por correo en España es una quimera irrisoria. ¿Correo electrónico? ¿Internet? ¿Qué es eso? Todo el mundo a hacer cola. Qué más da que tengas que ir a trabajar; te coges el día libre o dices que estás enfermo. Por supuesto, sólo horarios de mañana, que si no nos estresamos. Y qué es eso de pagar con tarjeta o con cheque: en ventanilla y en efectivo, y reza porque tengamos cambio.
Una de las ventajas de no vivir en España es que ya no tengo que aguantar todo eso tan a menudo, aunque todavía estoy a merced de los tentáculos de la Administación española: la última vez que estuve en Madrid tuve que renovar mi DNI, aunque para ser justos no fue muy engorroso. Y hace unos meses tuve que dar de baja mi coche en la DGT. Pese a tenerlo matriculado en Inglaterra desde hacía unos años, hasta el momento había preferido seguir pagando el impuesto de circulación español que enfrentarme al dolor de cabeza de tener que ir a Tráfico a hacer la gestión. Finalmente me llegó el recordatorio de la ITV y no hubo más remedio: tuve que perder una mañana entera en las oficinas de la DGT en Arturo Soria esperando en distintas colas para poder finiquitar la cuestión.
La propia gestión además era una chapuza en cuanto a forma. Pese a que uno de los supuestos de baja del vehículo es la exportación del mismo a otro país, para realizarla hay que presentar los papeles de registro. Como estos papeles se tienen que dar al organismo extranjero al importar el vehículo, tuve que escribir una declaración de que los había perdido.
Por supuesto que no fue de los peores papeleos que he tenido que hacer en mi vida. Pero si lo comparo con lo fácil que fue hacer la gestión inversa en Inglaterra (matricular el coche) me entran ganas de llorar. Yo tenía la suerte de que las oficinas de la DGT no me pillaban lejos de casa, ¿pero que hay de quien viva fuera de la capital?
Es significativo que la traducción al inglés de la palabra "funcionario" sea civil servant: servidor civil. Servidor. En España aún nadie en la Administración parece haberse dado cuenta de que están ahí para servir al ciudadano, y que han de ser ellos quienes tienen que poner las cosas fáciles a éste, no al revés.
Más información: Cómo solicitar una licencia de conducción británica [DVLA]
La gestión ha sido facilísima de hacer. Había dos posibilidades. Una era por correo postal: solicitar el Internet el formulario para que me fuese enviado gratuitamente a casa, rellenarlo, meterlo en un sobre con la documentación necesaria (mi carné español, mi pasaporte para verificar mi identidad, una foto y un cheque por las 38 libras de tasa), y enviarlo al DLVA, organismo dependiente del ministerio de Tranporte que gestiona las licencias de vehículos y de conducción. Pasados unos días, y si tu solicitud es aceptada, el DVLA te envía tu flamante nuevo carné (en sustitución del viejo) junto con tu pasaporte.
La otra opción es la que he escogido, intranquilo con la idea de enviar mi pasaporte por correo: ir a una Post Office, donde pagando 4 libras por el servicio te comprueban que el formulario ha sido rellenado correctamente y verifican tu identidad con tu pasaporte, sin que tengas que enviarlo.
Esta gestión que he descrito no es un caso aislado de comodidad. Hace dos o tres años pude cambiar la matrícula española de mi coche por una británica (obligatorio si te quedas más de seis meses en el país) sin moverme de la oficina, realizando todas las gestiones necesarias por
teléfono y por correo. Otro ejemplo de poner facilidades al ciudadano es la solicitud o renovación del pasaporte, que también se puede hacer por correo. O la compra de un coche usado: los papeles del registro del coche tienen una sección que se rellena con los datos del nuevo conductor, y no hace falta más que de enviar por correo el documento al DVLA para que el coche se registre sin tener que pagar nada a nombre del nuevo propietario.
Estos ejemplos (se me ocurren unos pocos más) justifican uno de los elogios que más le hago al Reino Unido: este país tiene una de las mejores administraciones del mundo, cómoda, práctica y al servicio del ciudadano. Todos los organismos tienen sitios web actualizados y llenos de información, desde donde es posible bajarse formularios y folletos explicativos. Todos tienen servicios de atención telefónica modernos, aunque a veces desesperan con sus colas de espera y sus interminables menús de opciones.
Por contra, no sabría por donde empezar poniendo a parir el funcionamiento y la filosofía de la Administración en España, que a veces da la impresión de que sólo sirve para dar empleo vitalicio a gente sin muchas ambiciones laborales. Hacer gestiones por teléfono o por correo en España es una quimera irrisoria. ¿Correo electrónico? ¿Internet? ¿Qué es eso? Todo el mundo a hacer cola. Qué más da que tengas que ir a trabajar; te coges el día libre o dices que estás enfermo. Por supuesto, sólo horarios de mañana, que si no nos estresamos. Y qué es eso de pagar con tarjeta o con cheque: en ventanilla y en efectivo, y reza porque tengamos cambio.
Una de las ventajas de no vivir en España es que ya no tengo que aguantar todo eso tan a menudo, aunque todavía estoy a merced de los tentáculos de la Administación española: la última vez que estuve en Madrid tuve que renovar mi DNI, aunque para ser justos no fue muy engorroso. Y hace unos meses tuve que dar de baja mi coche en la DGT. Pese a tenerlo matriculado en Inglaterra desde hacía unos años, hasta el momento había preferido seguir pagando el impuesto de circulación español que enfrentarme al dolor de cabeza de tener que ir a Tráfico a hacer la gestión. Finalmente me llegó el recordatorio de la ITV y no hubo más remedio: tuve que perder una mañana entera en las oficinas de la DGT en Arturo Soria esperando en distintas colas para poder finiquitar la cuestión.
La propia gestión además era una chapuza en cuanto a forma. Pese a que uno de los supuestos de baja del vehículo es la exportación del mismo a otro país, para realizarla hay que presentar los papeles de registro. Como estos papeles se tienen que dar al organismo extranjero al importar el vehículo, tuve que escribir una declaración de que los había perdido.
Por supuesto que no fue de los peores papeleos que he tenido que hacer en mi vida. Pero si lo comparo con lo fácil que fue hacer la gestión inversa en Inglaterra (matricular el coche) me entran ganas de llorar. Yo tenía la suerte de que las oficinas de la DGT no me pillaban lejos de casa, ¿pero que hay de quien viva fuera de la capital?
Es significativo que la traducción al inglés de la palabra "funcionario" sea civil servant: servidor civil. Servidor. En España aún nadie en la Administración parece haberse dado cuenta de que están ahí para servir al ciudadano, y que han de ser ellos quienes tienen que poner las cosas fáciles a éste, no al revés.
Más información: Cómo solicitar una licencia de conducción británica [DVLA]
Los laboristas ganan pero se llevan un buen palo
Aún no se saben los resultados definitivos (en el momento de escribir estas líneas faltan por adjudicarse 27 de los 646 escaños del Parlamento), pero está confirmado que los laboristas han ganado las elecciones, sufriendo eso sí una sangría de alrededor de 100 escaños, de los que los principales beneficiarios son los Conservadores. Los Liberal-demócratas están ganando en estos momentos alrededor de 10 escaños respecto de las anteriores elecciones, lo cual quizás sea pequeño fracaso teniendo en cuenta las altas expectativas que tenían de arrebatarles espacio a los tories. En cualquier caso son sus mejores resultados en muchos años, y les sitúan bien para los desafíos electorales de los próximos años.
Actualización a las 17.53
Parece mentira pero aún no han terminado el escrutinio. Según la BBC, aún faltan 12 escaños por adjudicar. Michael Howard ha anunciado que dejará el puesto de líder de los Conservadores.
Más en Parquestrit: Día de elecciones, Fin de la campaña electoral, Elecciones en el Reino Unido
Actualización a las 17.53
Parece mentira pero aún no han terminado el escrutinio. Según la BBC, aún faltan 12 escaños por adjudicar. Michael Howard ha anunciado que dejará el puesto de líder de los Conservadores.
Más en Parquestrit: Día de elecciones, Fin de la campaña electoral, Elecciones en el Reino Unido
jueves, mayo 05, 2005
Día de elecciones
Se han cerrado las urnas hace cosa de media hora y los primeros sondeos parece que confirman lo que se esperaba: que los laboristas han ganado las elecciones aunque reduciendo drásticamente su mayoría. Habrá que esperar unos minutos para que los resultados de las primeras circunscripciones se sepan, y hasta mañana por la mañana no se sabrán los resultados definitivos.
No me me hubiera gustado estar en la piel de los integrantes de las mesas electorales: los colegios han estado abiertos desde las siete de la mañana. No sé si son voluntarios o son designados por sorteo como en España. Tampoco estoy seguro de si el término "colegio electoral" es el adecuado; en inglés el término es polling station. Las votaciones no se hacen en colegios, sino en otros lugares públicos; el año pasado, viviendo en Maidenhead, pude votar en las elecciones locales y europeas y el lugar donde me tocaba la una sala de reuniones de una iglesia metodista. Hoy, en Bristol, paseando por el barrio he visto cómo habían habilitado una biblioteca pública como sitio donde votar.
En España a la jornada de reflexión se le da mucha importancia pero en el Reino Unido no existe: los candidatos hicieron campaña hasta el último momento de ayer. Incluso hoy, día de la votación, muchos diarios han publicado en primera página su petición de voto. Es el caso de The Sun (Nacho Escolar hablaba hoy de ello en su bitácora), pero es la portada del Mirror la que más gracia me hace. En ella se muestra al líder conservador, en la guisa de Drácula en su ataud, siendo atravesado por la estaca laborista. Esta caracterízación no es casual: es una de las cruces de este político. Desde que su compañera de partido Anne Widdecombe dijera que "hay algo de nocturno en él", refiriéndose a su aspecto siniestro, todas las caricaturas de los cáusticos e implacables humoristas políticos (que aquí llaman cartoonists o satirists) representan a Howard con colmillos y aspecto de vampiro. La viñeta de hoy de The Independent es un buen ejemplo, además de ser divertidísima:
Más en Parquestrit: Fin de la campaña electoral, Elecciones en el Reino Unido
No me me hubiera gustado estar en la piel de los integrantes de las mesas electorales: los colegios han estado abiertos desde las siete de la mañana. No sé si son voluntarios o son designados por sorteo como en España. Tampoco estoy seguro de si el término "colegio electoral" es el adecuado; en inglés el término es polling station. Las votaciones no se hacen en colegios, sino en otros lugares públicos; el año pasado, viviendo en Maidenhead, pude votar en las elecciones locales y europeas y el lugar donde me tocaba la una sala de reuniones de una iglesia metodista. Hoy, en Bristol, paseando por el barrio he visto cómo habían habilitado una biblioteca pública como sitio donde votar.
En España a la jornada de reflexión se le da mucha importancia pero en el Reino Unido no existe: los candidatos hicieron campaña hasta el último momento de ayer. Incluso hoy, día de la votación, muchos diarios han publicado en primera página su petición de voto. Es el caso de The Sun (Nacho Escolar hablaba hoy de ello en su bitácora), pero es la portada del Mirror la que más gracia me hace. En ella se muestra al líder conservador, en la guisa de Drácula en su ataud, siendo atravesado por la estaca laborista. Esta caracterízación no es casual: es una de las cruces de este político. Desde que su compañera de partido Anne Widdecombe dijera que "hay algo de nocturno en él", refiriéndose a su aspecto siniestro, todas las caricaturas de los cáusticos e implacables humoristas políticos (que aquí llaman cartoonists o satirists) representan a Howard con colmillos y aspecto de vampiro. La viñeta de hoy de The Independent es un buen ejemplo, además de ser divertidísima:
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Al pub a celebrarlo
Ayer en el trabajo acabamos por fin el proyecto, y lo celebramos a la inglesa: yendo al pub a la hora de comer.
Lo de ir al pub de vez en cuando a la hora de comer en días de trabajo es, en efecto, una costumbre bastante inglesa, análoga a la española de bajarse al bar a tomarse unas cerves. Los ingleses suelen hacerlo los viernes; también en ocasiones escogidas, como la de celebrar el éxito de algún proyecto, cuando alguien deja la empresa (un leaving do), o cuando hay visita de alguien.
En mi tipo de trabajo, es habitual que las oficinas estén en polígonos empresariales alejados de centros urbanos, así que para ir al pub hay que hay que repartirse en varios coches. Pero incluso cuando hay un pub a la vuelta de la esquina no es raro que se prefiera ir a otro a varias millas de distancia con tal de disfrutar de una comida o un ambiente especial.
Una vez en el pub escogido se piden las bebidas. Muchas veces se abre una cuenta o tab a nombre de alguien, a la que se van apuntando las bebidas y que se abona al final, antes de irse. Cuando se trata de celebrar la ida de alguien, es la persona que deja la empresa la que se hace cargo de ella. Otras veces es la propia empresa la que paga. Las comidas se pagan siempre por separado por parte de cada uno, y como siempre que se va a un pub, se abonan al momento, indicando el número de la mesa para que el camarero la lleve cuando esté lista. Es al revés que en España, donde se paga al final. Ya me he acostumbrado a la manera inglesa, y más de una vez he estado a punto de irme sin pagar en algún bar en Madrid.
Luego se va a la mesa. Si hace bueno puede que se vaya afuera, al beer garden, que nosotros llamaríamos terraza, pero lo más normal es que haya que tomar asiento dentro. Comienza entonces la conversación inglesa. En cuanto a temas, aparte de temas particulares de aquí como el rugby, me imagino que no son muy distintos de los de otros países: programas de televisión, trabajo, películas, etc.
Una cosa curiosa de la que me he dado cuenta es de que los ingleses suelen hablar de la bebida de forma similar a la que los españoles hablamos de la comida. En España no faltan momentos en los que la gente se pone a hablar de comida con los ojos brillantes y tono glotón, hablando de si tal tapa está rica, de ese restaurante que está muy bien, o quizás de tal plato que probó en casa el otro día y que está riquísimo. Aquí se suele utilizar la misma devoción pero para hablar del número de cervezas que se tomaron la última vez que se salió. En Inglaterra, es la cerveza la que inspira pasiones, no la comida.
Una cosa que no suele ocurrir en España es que se acabe el tema de conversación y la gente esté durante segundos o minutos sin hablar, con la bebida en la mano y mirando al tendido. En España hay una aversión al silencio que la mayoría de las veces impide que eso ocurra.
Una vez todo el mundo ha acabado de comer se vuelve a la oficina, aunque quizás se pida una última ronda antes. En el coche el sopor debido a la cerveza y a la comida copiosa empezará a manifestarse, y las ganas de trabajar serán pocas.
Lo de ir al pub de vez en cuando a la hora de comer en días de trabajo es, en efecto, una costumbre bastante inglesa, análoga a la española de bajarse al bar a tomarse unas cerves. Los ingleses suelen hacerlo los viernes; también en ocasiones escogidas, como la de celebrar el éxito de algún proyecto, cuando alguien deja la empresa (un leaving do), o cuando hay visita de alguien.
En mi tipo de trabajo, es habitual que las oficinas estén en polígonos empresariales alejados de centros urbanos, así que para ir al pub hay que hay que repartirse en varios coches. Pero incluso cuando hay un pub a la vuelta de la esquina no es raro que se prefiera ir a otro a varias millas de distancia con tal de disfrutar de una comida o un ambiente especial.
Una vez en el pub escogido se piden las bebidas. Muchas veces se abre una cuenta o tab a nombre de alguien, a la que se van apuntando las bebidas y que se abona al final, antes de irse. Cuando se trata de celebrar la ida de alguien, es la persona que deja la empresa la que se hace cargo de ella. Otras veces es la propia empresa la que paga. Las comidas se pagan siempre por separado por parte de cada uno, y como siempre que se va a un pub, se abonan al momento, indicando el número de la mesa para que el camarero la lleve cuando esté lista. Es al revés que en España, donde se paga al final. Ya me he acostumbrado a la manera inglesa, y más de una vez he estado a punto de irme sin pagar en algún bar en Madrid.
Luego se va a la mesa. Si hace bueno puede que se vaya afuera, al beer garden, que nosotros llamaríamos terraza, pero lo más normal es que haya que tomar asiento dentro. Comienza entonces la conversación inglesa. En cuanto a temas, aparte de temas particulares de aquí como el rugby, me imagino que no son muy distintos de los de otros países: programas de televisión, trabajo, películas, etc.
Una cosa curiosa de la que me he dado cuenta es de que los ingleses suelen hablar de la bebida de forma similar a la que los españoles hablamos de la comida. En España no faltan momentos en los que la gente se pone a hablar de comida con los ojos brillantes y tono glotón, hablando de si tal tapa está rica, de ese restaurante que está muy bien, o quizás de tal plato que probó en casa el otro día y que está riquísimo. Aquí se suele utilizar la misma devoción pero para hablar del número de cervezas que se tomaron la última vez que se salió. En Inglaterra, es la cerveza la que inspira pasiones, no la comida.
Una cosa que no suele ocurrir en España es que se acabe el tema de conversación y la gente esté durante segundos o minutos sin hablar, con la bebida en la mano y mirando al tendido. En España hay una aversión al silencio que la mayoría de las veces impide que eso ocurra.
Una vez todo el mundo ha acabado de comer se vuelve a la oficina, aunque quizás se pida una última ronda antes. En el coche el sopor debido a la cerveza y a la comida copiosa empezará a manifestarse, y las ganas de trabajar serán pocas.
miércoles, mayo 04, 2005
Bank Holidays
Como en España y otros países, el lunes pasado fue fiesta en el Reino Unido, aunque fue casualidad: aquí no se celebra como "día del trabajo" sino como "May Day". Incluso he leído que en el pasado algunos gobiernos conservadores han movido la festividad al día 8 para evitar las connotaciones "socialistas" de ese día.
En el Reino Unido las fiestas se conocen por el nombre de bank holidays. Es curioso que se emplee este término en vez del más adecuado de public holiday; es como si los bancos tuviesen un poder especial para dictar los días que no se trabaja. Sólo hay ocho a lo largo del año, mucho menos que los 12 que creo que hay en España. Seis de ellos son comunes a toda la Unión, y dos son específicos de cada país (Inglaterra y Gales, Escocia e Irlanda del Norte).
La mayoría de estos días se corresponden con fiestas tradicionales europeas, como el día de Navidad, el día siguiente a la Navidad (boxing day), el día de año nuevo, viernes santo y lunes santo. Otros no celebran nada en particular; es el caso del primer lunes de mayo (May Day), del último (Spring Bank Holiday) y del último lunes de agosto. Es curioso que, exceptuando Irlanda del Norte con su San Patricio y su día de Orange, en el Reino Unido no se celebra con festividad laboral ningúna fiesta nacional, día de la victoria, patrón o celebración patriótica. Ni San Jorge, San David o San Andrés son días de fiesta en Inglaterra, Gales o Escocia, respectivamente. Hay unas cuantas celebraciones de esta índole, como el Remembrance Day o Día del Armisticio, que celebra el fin de la I Guerra Mundial, pero son días laborales normales.
También se da otra particularidad en el Reino Unido: es imposible hacer puente, ya que las fiestas son movibles y siempre caen en lunes o en viernes. Esto, unido a la falta de carácter de algunas de éstas, le da un aire bastante prosaico al calendario laboral británico (que se puede visitar en el sitio web del Departamento de Industria)
Fuentes: Bank Holiday (Wikipedia)
En el Reino Unido las fiestas se conocen por el nombre de bank holidays. Es curioso que se emplee este término en vez del más adecuado de public holiday; es como si los bancos tuviesen un poder especial para dictar los días que no se trabaja. Sólo hay ocho a lo largo del año, mucho menos que los 12 que creo que hay en España. Seis de ellos son comunes a toda la Unión, y dos son específicos de cada país (Inglaterra y Gales, Escocia e Irlanda del Norte).
La mayoría de estos días se corresponden con fiestas tradicionales europeas, como el día de Navidad, el día siguiente a la Navidad (boxing day), el día de año nuevo, viernes santo y lunes santo. Otros no celebran nada en particular; es el caso del primer lunes de mayo (May Day), del último (Spring Bank Holiday) y del último lunes de agosto. Es curioso que, exceptuando Irlanda del Norte con su San Patricio y su día de Orange, en el Reino Unido no se celebra con festividad laboral ningúna fiesta nacional, día de la victoria, patrón o celebración patriótica. Ni San Jorge, San David o San Andrés son días de fiesta en Inglaterra, Gales o Escocia, respectivamente. Hay unas cuantas celebraciones de esta índole, como el Remembrance Day o Día del Armisticio, que celebra el fin de la I Guerra Mundial, pero son días laborales normales.
También se da otra particularidad en el Reino Unido: es imposible hacer puente, ya que las fiestas son movibles y siempre caen en lunes o en viernes. Esto, unido a la falta de carácter de algunas de éstas, le da un aire bastante prosaico al calendario laboral británico (que se puede visitar en el sitio web del Departamento de Industria)
Fuentes: Bank Holiday (Wikipedia)
martes, mayo 03, 2005
Fin de la campaña electoral
Estamos ya en los compases finales de la campaña electoral, y pasado mañana tendrán lugar las elecciones generales en el Reino Unido. En España, las elecciones se celebran siempre en domingo. Aquí son siempre entre semana; creo que para fomentar la participación, aunque no veo cómo. Es una lástima; me encanta el ambiente de fiesta democrática que hay en España los días de elecciones, con toda la gente yendo a votar tranquilamente, a veces con la familia.
Ha sido una campaña electoral muy nerviosa. Todos los partidos se juegan mucho. Los laboristas, claros favoritos, temen una sangría de escaños como resultado del previsible voto de castigo por el enorme desgaste de Tony Blair, cuya magia se ha desvanecido y a quien la sociedad ha dado la espalda. Los consevadores comprueban con frustración cómo sus intentos de capitalizar la debilidad de los laboristas no les hacen despegar en las encuestas. Los liberal-demócratas ansían ser el partido receptor de la ira anti-Blair y disputarles a los conservadores el liderato de la oposición.
Las campañas electorales en el Reino Unido son bastante distintas a las de España. Los candidatos son también aquí bastante implacables a la hora de atacarse los unos a los otros, pero con más escrúpulos que en España, donde suele llegarse a niveles bastante más rastreros. Las mayores diferencias están en la cobertura informativa. En el país anglosajón, durante la campaña, los distintos partidos van desgranando día a dia sus propuestas, que suelen ser muy concretas; estas propuestas son entonces analizadas y comentadas en detalle por los medios de comunicación serios, como la BBC. En España, sin embargo, los partidos se limitan a hacer proclamas electorales a menudo huecas y sin mucha profundidad, que los medios transmiten sin más sin someterlas a ningún análisis.
También hay bastante diferencia en el ambiente. En Madrid, y me imagino que en todas las ciudades, millares de carteles electorales empapelan las calles y cuelgan de las farolas durante las campañas. En el Reino Unido no se ven carteles pegados a las paredes: están prohibidos. Tampoco se ve mucha publicidad en general. Hace dos semanas, paseaba yo por Broadmead, en el centro comercial de Bristol, y nada parecía indicar que estábamos el campaña electoral, y eso que esta ciudad es una de las circunscripciones electorales más disputadas. Las elecciones de 2001 las viví en Maidenhead y tampoco recuerdo un gran despliegue de medios. Lo que sí vi allí fue algo curioso: mucha gente colocaba carteles en sus casas o llevaba pegatinas en el coche pidiendo el voto para algún partido. En Bristol no he visto a casi nadie que lo haga; sólo encontré un coche con publicidad de los liberal-demócratas.
Especial mención merecen los posters de gran formato. En España suelen consistir simplemente en el careto sonriente del líder político de turno con un eslogan sencillo. En el Reino Unido se les saca mucho más partido, y muchas veces se utilizan como arma arrojadiza contra el contrario. Ya hace años, en 1978, el famoso anuncio de los conservadores "Labour Isn´t Working" ayudó a aupar a Margaret Thatcher al poder.
En estas elecciones parece que los tories han intentado reeditar esta estrategia con una agresiva campaña de posters bastante provocativos. Comenzaron con carteles de fondo blanco con mensajes sencillos de aspecto manuscrito, como "It´s not racist to impose limits on immigration" con el eslogan "Are You Thinking What We´re Thinking?". La semana pasada recurrieron a tácticas más gruesas como la que se muestra en la foto: "Imagínate 5 años más con él". Los laboristas contraatacaron, con carteles mostrando al líder conservador durmiendo, soñando con cortar dinero en gastos sociales.
Los carteles conservadores son muy efectivos por su inmediatez, pero tienen sus desventajas: son muy fáciles de modificar. Por ese motivo, han sido el blanco favorito de los artistas callejeros y los grupos antisistema. En Bristol he visto unos cuantos ejemplos.
Temas relacionados: Elecciones en el Reino Unido
Ha sido una campaña electoral muy nerviosa. Todos los partidos se juegan mucho. Los laboristas, claros favoritos, temen una sangría de escaños como resultado del previsible voto de castigo por el enorme desgaste de Tony Blair, cuya magia se ha desvanecido y a quien la sociedad ha dado la espalda. Los consevadores comprueban con frustración cómo sus intentos de capitalizar la debilidad de los laboristas no les hacen despegar en las encuestas. Los liberal-demócratas ansían ser el partido receptor de la ira anti-Blair y disputarles a los conservadores el liderato de la oposición.
Las campañas electorales en el Reino Unido son bastante distintas a las de España. Los candidatos son también aquí bastante implacables a la hora de atacarse los unos a los otros, pero con más escrúpulos que en España, donde suele llegarse a niveles bastante más rastreros. Las mayores diferencias están en la cobertura informativa. En el país anglosajón, durante la campaña, los distintos partidos van desgranando día a dia sus propuestas, que suelen ser muy concretas; estas propuestas son entonces analizadas y comentadas en detalle por los medios de comunicación serios, como la BBC. En España, sin embargo, los partidos se limitan a hacer proclamas electorales a menudo huecas y sin mucha profundidad, que los medios transmiten sin más sin someterlas a ningún análisis.
También hay bastante diferencia en el ambiente. En Madrid, y me imagino que en todas las ciudades, millares de carteles electorales empapelan las calles y cuelgan de las farolas durante las campañas. En el Reino Unido no se ven carteles pegados a las paredes: están prohibidos. Tampoco se ve mucha publicidad en general. Hace dos semanas, paseaba yo por Broadmead, en el centro comercial de Bristol, y nada parecía indicar que estábamos el campaña electoral, y eso que esta ciudad es una de las circunscripciones electorales más disputadas. Las elecciones de 2001 las viví en Maidenhead y tampoco recuerdo un gran despliegue de medios. Lo que sí vi allí fue algo curioso: mucha gente colocaba carteles en sus casas o llevaba pegatinas en el coche pidiendo el voto para algún partido. En Bristol no he visto a casi nadie que lo haga; sólo encontré un coche con publicidad de los liberal-demócratas.
Especial mención merecen los posters de gran formato. En España suelen consistir simplemente en el careto sonriente del líder político de turno con un eslogan sencillo. En el Reino Unido se les saca mucho más partido, y muchas veces se utilizan como arma arrojadiza contra el contrario. Ya hace años, en 1978, el famoso anuncio de los conservadores "Labour Isn´t Working" ayudó a aupar a Margaret Thatcher al poder.
En estas elecciones parece que los tories han intentado reeditar esta estrategia con una agresiva campaña de posters bastante provocativos. Comenzaron con carteles de fondo blanco con mensajes sencillos de aspecto manuscrito, como "It´s not racist to impose limits on immigration" con el eslogan "Are You Thinking What We´re Thinking?". La semana pasada recurrieron a tácticas más gruesas como la que se muestra en la foto: "Imagínate 5 años más con él". Los laboristas contraatacaron, con carteles mostrando al líder conservador durmiendo, soñando con cortar dinero en gastos sociales.
Los carteles conservadores son muy efectivos por su inmediatez, pero tienen sus desventajas: son muy fáciles de modificar. Por ese motivo, han sido el blanco favorito de los artistas callejeros y los grupos antisistema. En Bristol he visto unos cuantos ejemplos.
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