Todavía resuenan los ecos de los atentados pero todo ha vuelto más o menos a la normalidad aunque, como he venido contando, no es que el estos actos terroristas supusiesen un golpe tremendo para los ingleses de fuera de Londres. He escuchado mucho de la famosa "flema" británica, de la digna determinación de los londinenses de que el ataque terrorista no perturbe su vida cotidiana, de paralelismos con otras reacciones ejemplares de los británicos a lo largo de la historia, como durante el bombardeo alemán durante la segunda guerra mundial (lo que aquí llaman the blitz). Todo esto posiblemente tenga bastante de verdad, pero yo lo que he observado a mi alrededor es que la gente ha sentido bastante indiferencia, y que no les ha costado mucho seguir la vida como si nada hubiese pasado.
En España, según he leído, los medios de comunicación y los políticos se han lanzado sin mucho rubor a instrumentalizar los atentados londinenses para seguir dándose garrotazos los unos a los otros. Ha causado bastante admiración la reacción de la sociedad británica, quién ha hecho una piña alrededor de su gobierno y ha evitado recriminaciones sobre la responsabilidad de éste, bien por su participación en la guerra de Irak, bien por su fracaso en evitar el ataque. Es gracioso, porque algunos de los medios de comunicación españoles que, con mucha intención, elogian esta actitud, no son precisamente ejemplos de ese civismo democrático por el que hipócritamente suspiran, sino que más bien aprovechan cualquier ocasión para generar crispación y desconfianza hacia los gobernantes.
Las circunstancias de los atentados de Londres no eran las mismas (crucialmente, no había ningunas elecciones generales celebrándose en tres días), pero la comparación entre las reacciones de la población británica y la española es valida e ilustrativa. No cabe duda: en el Reino Unido la cultura democrática está a años luz de la española, y seguramente esté entre las más avanzadas del mundo. No digo esto con el tradicional sentimiento de inferioridad español: la sociedad españolas aventaja a la británica en muchos aspectos (ésta última, por ejemplo, es mucho más clasista). Sin embargo, en cuestión de política, no hay color. No es de extrañar, puesto que la tradición parlamentaria inglesa, además de ser la más antigua del mundo, ha podido desarrollarse a lo largo de la historia sin grandes interrupciones, revoluciones o dictaduras, lo cual le ha permitido refinar y corregir su funcionamiento en extremo, al mismo tiempo que ayudaba al desarrollo de una sana sociedad civil.
La palabra clave de todo es, creo yo, esta: accountability, que que yo sepa no tiene traducción exacta al castellano. Referido a un cargo público, se refiere a su obligación de rendir cuentas al público, para quien se trabaja. En honor a este valor democrático, David Blunkett, el anterior ministro de interior, dimitió cuando se demostró que había intercedido en la tramitación de un visado para la niñera de su anterior pareja. Todo esto a pesar de tratarse de uno de los pesos pesados del gobierno de Blair y uno de sus colaboradores con mayor popularidad. En España, hemos ido mejorando bastante desde los infaustos últimos años del gobierno de Felipe González, pero a pesar de todo, hoy por hoy, un caso de corrupción tan inofensivo como éste apenas llegaría a ocupar una columna de periódico. Pero no se trata sólo de tráfico de influencias o enriquecimiento ilícito: accountability significa que si no realizas bien tu labor pública o si cometes un error garrafal has de rendir cuentas por ello. Es lo que tuvo que hacer Greg Dyke cuando tuvo que dimitir como director general de la BBC, después del resultado condenatorio de la comisión Hutton sobre la muerte del Doctor Kelly. En España, por contra, las pifias más sangrantes y los errores de gestión más catastróficos ocurren sin que ningún político se digne a aceptar su responsabilidad ni, ni mucho menos, dimitir (ejemplos: Yakolev, Prestige, Carmel). Lo peor de todo es que el electorado español, que concibe la política como una especie de fútbol en el que los penaltis de tu equipo son siempre justos y los del contrario fingidos, no muestra ningún interés en castigar a sus gobernantes cuando éstos no están a la altura. Y cuando lo hace, éstos se niegan a reconocer sus errores y llegan a extremos disparatados para disculpar su conducta.
Pero la diferencia entre británicos y españoles, más relevante al tema de los atentados del que he empezado hablando, es que los británicos, al margen de diferencias ideológicas, se consideran todos conciudadanos de un mismo país. En España, aún perviven sentimientos de recelo entre los españoles, la noción del otro como enemigo deshumanizado, las odiosas "dos Españas" que cierta gente parece hoy en día empeñada en seguir manteniendo. De las "dos Españas" siempre se ha hablado dándole un halo poético de inevitabilidad. No creo que esto sea positivo. Esta doliente figura no es ni más ni menos que una simple falta de cultura democrática. Una parte significativa de la población, tanto de izquierdas como de derechas, nacionalista o no nacionalista, es incapaz de entender que vivimos todos en el mismo país y que para hacerlo funcionar tenemos que ponernos todos de acuerdo, por mucha antipatía que te inspiren las ideas del otro.
Espero que no parezca que soy negativo; es simplemente que me da rabia que la gente sea tan conformista. A veces nos dormimos en los laureles y olvidamos que España es un estado de derecho desde hace sólo unas pocas décadas. Es tremendamente positivo que hayamos llegado tan lejos en tan poco tiempo, pero aún nos queda mucho por hacer, y el ejemplo de países como el Reino Unido nos puede ser muy útil.
1 comentario:
En mi opinion lo que dices tiene su fuente en la cultura inglesa de evitar el conflicto, hacer concesiones y ser diplomatico hasta las ultimas consecuencias.
Esto tiene cosas buenas: menos crispacion, el enfrentamiento de clases no existe y las crisis sociales son escasisimas.
Sin embargo yo tambien le veo el lado mado:demasiado conservadurismo, demasiado conformismo....
Como dices la madurez democratica esta arraigada en los politicos.Dimiten por ellos mismos, no porque la sociedad lo demande.La madurez es de la propia clase politica, que esta bastante separada del ingles de a pie.
Cuando los politicos deciden actuar por su cuenta y hacer escabechinas como privatizar los planes de pensiones, el transporte publico, atacar Irak etc, no hay nada que los detenga.Solo la barrabasada del Poll Tax consiguio crear fractura social (el poll tax, era, basicamente, un impuesto opr respirar).
En mi opinion, la inmadurez politica esta mas asociada a la clase politica y a la prensa que a la sociedad.El ingles de a pie, en general, pasa de la politica mucho mas que el espan~ol de a pie...y es una pena, porque la politica inglesa es mucho mas interesante.
Ya se que leo a Reverte mas de lo que debiese, pero estoy de acuerdo con lo de "que no fuese buen caballero si tuviese buen sen~or"....si nuestros politicos y nuestra prensa fuesen como los ingleses, otro gallo cantaria....
Otherwise, cada dia escribes meho, majete.
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