La policía británica es, pues, una de las protagonistas estelares de los eventos de estas semanas. En los medios de comunicación se habla mucho de la emblemática Scotland Yard, ya presente en el imaginario popular de los no británicos gracias a las historias de Sherlock Holmes, entre otras. Seguramente muchos sepan que el nombre de Scotland Yard se refiere al la calle donde antiguamente estaba la sede de la policía en Londres, pero estoy seguro de que pocos saben que "Scotland Yard" se refiere no a la policía británica en su conjunto sino únicamente al cuerpo de policía de la capital.
La policía en el Reino Unido está organizada de forma muy distinta a la del resto de Europa. En España tenemos varios cuerpos de policía, ocupando ámbitos geográficos y de competencias que a menudo se solapan, de modo que muy a menudo la coordinación es bastante mala. Tenemos la Policía Nacional, algunos cuerpos de policía autonómica, la Guardia Civil (que en realidad es un cuerpo paramilitar) y las policías urbanas o municipales. En el Reino Unido, sin embargo, la estructura es mucho más sencilla: no hay un único cuerpo de policía de ámbito nacional, sino 49 cuerpos regionales, dependientes directamente del Home Office o Ministerio del Interior.Aunque la organización territorial del Reino Unido tradicionalmente se ha hecho en condados, las demarcaciones de los cuerpos de policía no siguen las mismas fronteras. Esto es algo muy frecuente en el Reino Unido: las distintas maneras de dividir el país administrativamente casi nunca son coincidentes (policía, códigos postales, matrículas, etc).
De este modo, Scotland Yard es la sede de la Policía Metropolitana, que sólo tiene competencias sobre el area metropolitana de Londres, y ni siquiera sobre ésta en su totalidad (el distrito de City of London tiene su propio cuerpo de policía). En cualquier caso, la Met, como popularmente se le llama, es indudablemente la más importante del país, y a menudo colabora con las policías de otras regiones con menos recursos. Su responsable máximo, el Commissioner of Police (actualmente es Ian Blair), es el cargo policial de más prestigio del país, y obtiene automaticamente el título de sir cuando es investido en su cargo.
Una de las características más llamativas de la policía británica es que sólo raras veces llevan armas, aunque esto no significa que sean menos letales, como se ha podido ver, trágicamente, durante estas semanas. La policía británica disfruta, además, de una imagen mucho más positiva en la sociedad que la que disfrutan las fuerzas de seguridad de otros países en el seno de las suyas. La imagen del bobby on the beat paseando por el barrio con su pintoresco gorro es reconfortante para la mayoría, y es una de las fotos más codiciadas por los turistas que visitan el país. Un año que estuve en el Notting Hill Carnival de Londres me sorprendió ver cómo una buena parte de los agentes que formaban la abultada presencia policial estaban relajados y bromeaban con la gente de alrededor, incluso prestándoles sus cascos para que se hiciesen fotos. Eché de menos esa actitud en España, cuyos policías tan a menudo son de talante chulesco y amenazador. No todo el monte es orégano, sin embargo, y la policía británica también tiene su cara oscura violenta y autoritaria, como manifiesta su responsabilidad en distintos disturbios raciales ocurridos en el país durante las últimas décadas.Al margen de la policía, en el Reino Unido hay también otros cuerpos uniformados afines, como los Traffic Wardens (agentes de movilidad urbana) y Community Support Officers, una especie de ayudantes de policía.
Más información: La policía británica (Wikipedia en inglés).


El sábado pasado me llevé una alegría: paseando con unos amigos por el French Market en Queen Square, durante el Harbour Festival, nos encontramos con el puesto de churros que aparece en la foto. A todos se nos animó patéticamente la cara, y nos apresuramos a comprar un cucurucho. Salió ridículamente caro (3 libras), pero nos dio igual. El puesto, curiosamente, lo llevaba una francesa. No sabía que este manjar fuese conocido en Francia.
El finde pasado estuve en Berlín para asistir a la boda de unos amigos míos chilenos. Las familias de los conyuges son, respectivamente, de origen holandés y alemán, y por tanto había, aparte de chilenos, invitados de esos dos países. Entre el resto de los concurrentes se encontraban británicos, norteamericanos y algún español. Se trataba, pues, de una celebración totalmente globalizada.
A decir verdad, desde que vivo en el Reino Unido he perdido bastante la costumbre de los besos. En este país es muy raro besarse al saludarse. Cuando te presentan a alguien, hombre o mujer, lo normal es dar la mano, y a veces ni eso, sobre todo cuando es a un grupo de varias personas. Esta falta de contacto físico resulta triste; echo de menos la efusividad española. A pesar de que es a veces fastidiosa; en Inglaterra al menos te ahorras de esas esas situaciones que a veces ocurren en España, en las que quedas con alguien que está con varias amigas y, al presentártelas, tienes que hacer una aparatosa ronda de besos al aire con gente con la que posiblemente el único contacto que vas a tener es estar en con ella en corrillo durante unos minutos sin cruzar palabra.
Después de un artículo tan plúmbeo como el de ayer, voy a aligerar el tono del blog con un comentario sobre algo que me he dado cuenta hoy: en Inglaterra no hay tantas moscas como en España.
Sobre las seis de la tarde he llegado a casa y he podido ver por fin las imagenes de los atentados de Londres. Hace unos minutos he estado viendo el telediario de las 10 de la BBC. Durante toda la mañana que he seguido las noticias a través de Internet, pero es ahora con las imágenes y los testimonios de la gente con las que he sentido realmente la violencia y el horror de los hechos. En concreto, me han impactado las imágenes y vídeos de aficionado, que algunos testigos han tomado con sus teléfonos móviles, en las que se ven las escenas de las explosiones, o el interior de los vagones de metros a oscuras y las multitudes de gente caminando por los túneles del metro en busca de la salida.
Blair ha comparecido hace cosa de media hora y ha indicado que todo apunta a que se trata de un atentado terrorista. La policía ha confirmado seis explosiones en el metro (Edgware Road, King's Cross, Liverpool Street, Russell Square, Aldgate East and Moorgate) y una en un autobús, cerca de Russell Square, en el barrio universitario de la capital, no muy lejos del Museo Británico. También han dicho que se han encontrado restos de un artefacto explosivo en una de las zonas afectadas. De momento sólo se han confirmado 2 muertos y un número indeterminado de heridos.
A decir verdad,
¿Organizará Madrid los Juegos Olímpicos de 2012? Aunque a lo largo de los meses anteriores no he seguido con mucho interés la disputa por la concesión de las Olimpiadas, no he podido evitar contagiarme de la expectación y emoción en estas últimas horas antes del fallo final en Singapur. En Inglaterra, donde a pesar de que Londres sea una de las favoritas la pasión de la gente por la candidatura no es tan alta, estoy bastante a salvo de la ola de entusiasmo olimpista incondicional que ha barrido Madrid, y quizás tenga una impresión más realista de sus posibilidades reales.
Pero puede que todo esto cambie en unos años. La semana pasada