Escribo estas líneas desde Madrid, a donde llegué el miércoles pasado para pasar unos días de vacaciones. He cumplido el principal objetivo de éstas: tomar horchata y sudar. En los veranos ingleses no se suda mucho; esto por supuesto no es nada malo sino todo lo contrario, pero yo es que lo echo bastante de menos.
He comprobado cómo la comunidad española en Inglaterra vivimos en una sutil burbuja lingüística: los que llevamos más de dos o tres años hablamos una versión congelada del español de España, libre de las muletillas machaconas "un poquito de por favor" o "pues va a ser que no" que se han incorporado recientemente al idioma. Estas dos son las expresiones en las que me he fijado, pero seguro que hay unas pocas más de las que no me he dado cuenta, ¿alguien sabe cuáles son?
Hoy he descubierto que hay un Pizza Express en Madrid, sólo que no se llama así sino "Pizza Marzano", aunque el menú es exactamente el mismo y el logotipo es muy similar. Debe de ser que en España la marca está registrada por otra compañía. Pizza Express es una cadena creo que británica de pizzerias, presente en varios países; la comida es bastante aceptable y el ambiente muy agradable. Tiene una cosa muy buena, y es que pese a ser una cadena los restaurantes no son todos clónicos sino que cada uno está decorado de una manera distinta, casi siempre con muy buen gusto.
He cogido el coche de mi hermana un par de veces para hacer viajes cortos, y he podido recordar lo mal que conducen los madrileños. Agresivos, temerarios y nada gentiles. El follón de obras que hay montado en la capital no ayuda mucho: la obra faraónica que hay organizada en las incorporaciones a la M30 es monstruosa y no quiero ni imaginarme el caos que tiene que ser los días de diario. Espero que el resultado merezca la pena.
Otra de las cosas interesantes que he hecho es salir el otro día en el Equinocio de Majadahonda, un complejo de ocio con discotecas con una concentración de pijos por centímetro cúbico que sobrepasa los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud. De todos modos, como cosa buena parece que el pijerío madrileño ha superado el modelo ñoño "náuticos-polo lacoste-pelo engominado" y han abrazado una imagen más moderna, aunque esas camisas de manga larga con camiseta interior duelen a la vista.
Mañana me vuelvo a Bristol. Como siempre, y sobre todo en verano, me parte el corazón irme, después de pasar unos días geniales con mi familia y amigos, y de disfrutar de mi ciudad en lo más hermoso y vibrante del año, cuando los días son largos, las noches son cálidas y las cañas saben más deliciosas y refrescantes que nunca.
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