viernes, junio 10, 2005

Después del hijo y el árbol

Todo el mundo, en algún momento, ha fantaseado con la idea de escribir un libro. Hoy en el Guardian he leído este reportaje sobre la clásica historia del escritor novel que pasa de servir cervezas en un pub a vender miles de ejemplares de su obra. Gideon Defoe, un recién graduado en arqueología y antropología, escribió su novela corta The Pirates! In an Adventure with Scientists a partir de una conversación con amigos en un pub, mientras trabajaba pluriempleado en Londres. Defoe envió después su obra a un agente literario, que se interesó por ella y dio inicio al largo y tortuoso proceso, descrito en el reportaje, que culminó en su publicación.

En Inglaterra está muy establecida la cultura del escritor aficionado. Si uno va a una librería cualquiera encontrará decenas de libros de ayuda para plumas primerizas, no ya sólo sobre cómo escribir novelas en general, sino cubriendo todo tipo de aspectos de la creación literaria: construcción de personajes, técnicas de descripción y cómo desarrollar argumentos, por poner unos pocos ejemplos.

En general, la cultura de los libros está bastante extendida en este país. Desde hace unos años se han puesto de moda los clubes de lectura (reading groups o book clubs): reuniones no académicas de amigos en los que se comenta la lectura de un libro. Incluso hace un par de años pusieron en la tele la serie "The Book Group" basada en el fenómeno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo también leí ayer el reportaje y me pareció muy bueno, buen periodismo. Por lo general, Inglaterra es una isla de juegos y aficiones: por algo la palabra hobby viene del inglés. Una interpretación reciente que he leído es la de Kate Fox en "Watching the English" (también muy recomendable): los ingleses necesitan de los juegos como canal para la interacción social, para la que no están dotados. Lo curioso de este caso es que escribir es uno de los actos más individuales. Saludos.