En Internet no hay suficiente gente con ínfulas de cineasta así que he decidido hacer mis pinitos como videoaficionado.
El video de arriba es un montaje de un viaje por la M4, que es la autopista que une Londres con el sur de Gales pasando por Bristol. Que nadie se espere ni interés ni pericia cinematográfica: posiblemente lo único que sacaréis en claro es que no tengo muy buen pulso y que al parabrisas del coche le vendría bien un buen lavado. De banda sonora he puesto a Julian Cope para intentar salvar el desaguisado.
El clip es aburrido por méritos propios, pero también porque conducir por autopista en el Reino Unido lo es: el paisaje es siempre el mismo, y apenas hay construcciones, carteles u otros elementos que rompan la monotonía. Aunque, quitando este pequeño problema, conducir por ellas es una delicia: estan soberbiamente cuidadas, la señalización es excelente y la mayoría de la gente es amable y prudente al volante. Igualito que España
lunes, enero 29, 2007
Conduciendo por la M4
domingo, enero 28, 2007
Lecturas urinarias
La foto muestra una costumbre británica bastante llamativa. En los aseos masculinos de algunos pubs, colocan hojas del periódico del día dentro de una especie de vitrina, de modo que mientras estás cara a la pared "gastándote un penique" (spending a penny) puedes leer las últimas noticias deportivas. Si llevas unas cuantas pintas encima, de seguro que te da tiempo de leerte unas cuantas columnas.
domingo, enero 21, 2007
Space Signpost
Una de las atracciones más curiosas e interesantes de Bristol es el Space Signpost. Lleva instalado desde principio de 2006, aunque yo lo descubrí hace dos meses. Se trata de una estructura metálica de aspecto futurista instalada cerca de Millenium Square, dotada de un terminal con pantalla táctil y un letrero electrónico movible. A través de la pantalla se pueden escoger diversos objetos celestes: planetas del sistema solar, los asteroides y cometas más importantes, e incluso las dos sondas espaciales Voyager I y II. Una vez hecha la selección, un juego de motores orienta el letrero hasta que apunta en la dirección del astro escogido, mostrando la distancia a la que se encuentra.
El día que lo descubrí estuve un buen rato entretenido, haciendo que el artilugio apuntara de un planeta a otro. Me pareció fascinante poder imaginar cada cuerpo celeste millones de kilómetros en línea recta en la dirección apuntada por el aparato. No sé de quién fue la iniciativa de instalarlo (me imagino que del ayuntamiento) pero me pareció una idea magnífica para excitar la curiosidad de la gente hacia el cosmos.
El día que lo descubrí estuve un buen rato entretenido, haciendo que el artilugio apuntara de un planeta a otro. Me pareció fascinante poder imaginar cada cuerpo celeste millones de kilómetros en línea recta en la dirección apuntada por el aparato. No sé de quién fue la iniciativa de instalarlo (me imagino que del ayuntamiento) pero me pareció una idea magnífica para excitar la curiosidad de la gente hacia el cosmos.
martes, enero 16, 2007
Nada es gratis en el Reino Unido
Hay un número de los geniales Faemino y Cansado en el que estos dos cómicos expresan su extrañeza por la costumbre en las fruterías de regalar el perejil a sus clientes, y alaban el "romanticismo" de los propietarios de las "plantaciones" de perejil al producir gratis esta mercancía:
Y es que en el Reino Unido nada es gratis. Es algo que he recordado hoy al ir al zapatero remendón del barrio (vocabulario: cobbler). Les llevaba un cinturón, regalo de Reyes, que me quedaba grande para que le hiciesen dos agujeros extra. No ha tardado más que diez minutos en hacerlo, y cuando he ido a recogerlo y le he preguntado cuánto era, ha vacilado y me ha respondido "una libra". Ha sido evidente que el tipo ha improvisado la tarifa, posiblemente porque su hoja de precios no contempla trabajos tan sencillos.
En España, posiblemente, no me habrían cobrado nada. Cuando vas a una tienda a que te hagan un arreglo muy simple, es (o era hasta hace poco) muy habitual que no te pidan nada de dinero. He ido innumerables veces a relojeros, guarnicioneros u ópticos a que me ajustaran la correa de reloj, me remacharan un botón o me apretaran los tornillos de unas gafas, y siempre me ha salido gratis. Incluso en la Tienda Lomo de Madrid, recientemente, la encargada tuvo la amabilidad de reponer gratis unos tornillos que se habían caído de mi LC-A (algo que es bastante habitual, por cierto). Este tipo de gentilezas son muy de agradecer.
¿¿Eehh?? ¿Gratis? ¿¿GRATIS?? O sea, que tu tienes un campo acojonantemente fértil heredao de tu abuelo, o similar, y en vez de plantar cosas nutritivas y que te den dinerito, ¿plantas perejil? Tu estás romántico o gilipollas, ¿o qué te pasa? (enlace)De esto siempre me acuerdo cada vez que voy al supermercado de compras. Allí, el perejil no sólo no lo regalan sino que sale bastante caro, a unos 80 peniques la bolsa (también lo venden en bandejas, un buen ejemplo de esta fiebre empaquetadora de la que hablaba hace unas semanas).
Y es que en el Reino Unido nada es gratis. Es algo que he recordado hoy al ir al zapatero remendón del barrio (vocabulario: cobbler). Les llevaba un cinturón, regalo de Reyes, que me quedaba grande para que le hiciesen dos agujeros extra. No ha tardado más que diez minutos en hacerlo, y cuando he ido a recogerlo y le he preguntado cuánto era, ha vacilado y me ha respondido "una libra". Ha sido evidente que el tipo ha improvisado la tarifa, posiblemente porque su hoja de precios no contempla trabajos tan sencillos.
En España, posiblemente, no me habrían cobrado nada. Cuando vas a una tienda a que te hagan un arreglo muy simple, es (o era hasta hace poco) muy habitual que no te pidan nada de dinero. He ido innumerables veces a relojeros, guarnicioneros u ópticos a que me ajustaran la correa de reloj, me remacharan un botón o me apretaran los tornillos de unas gafas, y siempre me ha salido gratis. Incluso en la Tienda Lomo de Madrid, recientemente, la encargada tuvo la amabilidad de reponer gratis unos tornillos que se habían caído de mi LC-A (algo que es bastante habitual, por cierto). Este tipo de gentilezas son muy de agradecer.
jueves, enero 11, 2007
Nimiedades españolas
Quienes leéis este blog sabéis que me gusta mucho fijarme en las nimiedades y los detalles intrascendentes que veo a mi alrededor. No sólo lo hago en el Reino Unido; durante mi estancia navideña en Madrid he recopilado un puñado de observaciones:
Vermú: He observado como, de repente, en un montón de bares sirven vermú de grifo. No parece que se trate de una inesperada vuelta a la popularidad de esta bebida: todos los grifos que he visto eran de la marca Zarro, lo cual parece indicar que se trata de una apuesta de alguna empresa por promocionar este licor. A mí me parece fantástico: es una bebida que me gusta, y en cualquier caso todo aquello que sirva para aumentar el abanico de posibilidades para acompañar una tapita de aceitunas (o de lo que sea) es bienvenido.
Matrículas: La última moda que he visto en algunos coches madrileños es lucir la matrícula delantera de tamaño "italiano", es decir, más pequeña que la habitual. Hasta ahora esto sólo lo había visto en los Alfa Romeo.
Humos: Varios meses después de la introducción de la Ley Antitabaco, es evidente que su aplicación en la hostelería ha sido un fracaso (espero que en el entorno laboral la nueva legislación se esté respetando más). En realidad, los no fumadores estamos ahora en una situación peor: no sólo tenemos que seguir soportando el hedor del tabaco en la mayoría de los locales, sino que tenemos que soportar los llamativos carteles a la entrada de bares, cafeterías y restaurantes recochineándose de que en su interior está permitido fumar.
Supermercados: Algo de lo que llevo fijándome desde hace tiempo es que en las tiendas se empiezan a encontrar productos orientados a los nuevos españoles. En esta ocasión, en el supermercado a donde fui a hacer la compra del emigrante, pude encontrar morocho, que es una variedad de maíz típica de Ecuador. Es significativo que este producto no estaba colocado en la sección de alimentos internacionales, junto a los tradicionales preparados de comida china, mexicana o india, sino en la de legumbres, junto a productos tan españoles como los garbanzos o las lentejas.
Vermú: He observado como, de repente, en un montón de bares sirven vermú de grifo. No parece que se trate de una inesperada vuelta a la popularidad de esta bebida: todos los grifos que he visto eran de la marca Zarro, lo cual parece indicar que se trata de una apuesta de alguna empresa por promocionar este licor. A mí me parece fantástico: es una bebida que me gusta, y en cualquier caso todo aquello que sirva para aumentar el abanico de posibilidades para acompañar una tapita de aceitunas (o de lo que sea) es bienvenido.
Matrículas: La última moda que he visto en algunos coches madrileños es lucir la matrícula delantera de tamaño "italiano", es decir, más pequeña que la habitual. Hasta ahora esto sólo lo había visto en los Alfa Romeo.
Humos: Varios meses después de la introducción de la Ley Antitabaco, es evidente que su aplicación en la hostelería ha sido un fracaso (espero que en el entorno laboral la nueva legislación se esté respetando más). En realidad, los no fumadores estamos ahora en una situación peor: no sólo tenemos que seguir soportando el hedor del tabaco en la mayoría de los locales, sino que tenemos que soportar los llamativos carteles a la entrada de bares, cafeterías y restaurantes recochineándose de que en su interior está permitido fumar.
Supermercados: Algo de lo que llevo fijándome desde hace tiempo es que en las tiendas se empiezan a encontrar productos orientados a los nuevos españoles. En esta ocasión, en el supermercado a donde fui a hacer la compra del emigrante, pude encontrar morocho, que es una variedad de maíz típica de Ecuador. Es significativo que este producto no estaba colocado en la sección de alimentos internacionales, junto a los tradicionales preparados de comida china, mexicana o india, sino en la de legumbres, junto a productos tan españoles como los garbanzos o las lentejas.
martes, enero 09, 2007
Vuelta accidentada
Alardeaba en mi entrada anterior de que para volar a Madrid había esquivado los follones que se dieron en la mayoría de los aeropuertos del sur de Inglaterra los días antes de Navidad. Como castigo, en mi vuelo de vuelta del domingo pasado he tenido que soportar un retraso de 6 horas en Barajas, además de un cambio de destino a Cardiff, donde un autocar fletado para la ocasión, en un trayecto de hora y media, nos trasladó a los desdichados viajeros al aeropuerto de Bristol donde tenían que haber aterrizado. Al final llegué a casa a las tres y media de la madrugada, unas ocho horas más tarde de lo previsto.
El motivo de que el vuelo fuese redirigido era que Easyjet había sido una de varias aerolíneas que, desde el jueves de la semana pasada, se habían negado a operar en el aeropuerto de Bristol hasta que sus responsables no solucionaran un problema de seguridad en la pista de despegue (enlace, vídeo). Ésta había sido reasfaltada recientemente, y debido a las intensas lluvias varios pilotos se habían quejado de que los aviones patinaban durante la maniobra de frenado, después de tomar tierra. Por lo visto alguno incluso estuvo a punto de salirse de la pista. Los responsables del aeropuerto (que por cierto era hasta hace poco propiedad de la constructora española Ferrovial) alegaban que no había problema con la pista, y que las autoridades de aviación civil habían certificado su seguridad. Pese a todo, al final se han visto obligados a ceder al boicot, haciendo unos arreglos de emergencia consistentes en trazar surcos en el firme para facilitar que ésta se desagüe. Las aerolíneas han reanudado hoy sus vuelos, y en estos momentos parece que las cosas están volviendo a la normalidad (video)
Como afectado, mi experiencia desde luego ha sido muy desagradable, aunque mi caso no era de los peores. Mi itinerario era simplemente de Madrid a Bristol, mientras que mucha gente o bien venía de otras ciudades españolas, o bien desde Bristol debía continuar su viaje hacia otra ciudad británica, o bien ambos casos. Pese a todo, creo que Easyjet se comportó de forma razonablemente correcta, y es tranquilizador que se tomen en serio la seguridad de los vuelos (el problema era real: una amiga mía voló el miércoles, justo antes de todo el follón, y dice que el aterrizaje fue complicado). Easyjet podría haber cancelado los vuelos directamente y desentenderse de nosotros, pero en vez de eso trataron de buena fe hacernos llegar a nuestro destino, recolocando en otros vuelos a los pasajeros que así lo solicitaban. Una vez en el avión, el comandante nos ofreció disculpas y nos dio una explicación detallada del por qué del cambio de destino y del largo retraso (el avión se había encontrado con niebla en Madrid, y como no tenía combustible suficiente para esperar a que se disipara tuvo que ir a Valencia a repostar).
En este blog he elogiado varias veces el servicio que da Easyjet. Creo que es justo: aunque he sufrido contratiempos y retrasos con ellos, y su servicio de atención al cliente es malísimo, en conjunto el servicio que me llevan dando desde que vuelo con ellos es inmensamente mejor que cuando me veía obligado a viajar con Iberia, con siempre tuve muchos más problemas, agravados a menudo por la indolencia de muchos de sus empleados.
El motivo de que el vuelo fuese redirigido era que Easyjet había sido una de varias aerolíneas que, desde el jueves de la semana pasada, se habían negado a operar en el aeropuerto de Bristol hasta que sus responsables no solucionaran un problema de seguridad en la pista de despegue (enlace, vídeo). Ésta había sido reasfaltada recientemente, y debido a las intensas lluvias varios pilotos se habían quejado de que los aviones patinaban durante la maniobra de frenado, después de tomar tierra. Por lo visto alguno incluso estuvo a punto de salirse de la pista. Los responsables del aeropuerto (que por cierto era hasta hace poco propiedad de la constructora española Ferrovial) alegaban que no había problema con la pista, y que las autoridades de aviación civil habían certificado su seguridad. Pese a todo, al final se han visto obligados a ceder al boicot, haciendo unos arreglos de emergencia consistentes en trazar surcos en el firme para facilitar que ésta se desagüe. Las aerolíneas han reanudado hoy sus vuelos, y en estos momentos parece que las cosas están volviendo a la normalidad (video)
Como afectado, mi experiencia desde luego ha sido muy desagradable, aunque mi caso no era de los peores. Mi itinerario era simplemente de Madrid a Bristol, mientras que mucha gente o bien venía de otras ciudades españolas, o bien desde Bristol debía continuar su viaje hacia otra ciudad británica, o bien ambos casos. Pese a todo, creo que Easyjet se comportó de forma razonablemente correcta, y es tranquilizador que se tomen en serio la seguridad de los vuelos (el problema era real: una amiga mía voló el miércoles, justo antes de todo el follón, y dice que el aterrizaje fue complicado). Easyjet podría haber cancelado los vuelos directamente y desentenderse de nosotros, pero en vez de eso trataron de buena fe hacernos llegar a nuestro destino, recolocando en otros vuelos a los pasajeros que así lo solicitaban. Una vez en el avión, el comandante nos ofreció disculpas y nos dio una explicación detallada del por qué del cambio de destino y del largo retraso (el avión se había encontrado con niebla en Madrid, y como no tenía combustible suficiente para esperar a que se disipara tuvo que ir a Valencia a repostar).
En este blog he elogiado varias veces el servicio que da Easyjet. Creo que es justo: aunque he sufrido contratiempos y retrasos con ellos, y su servicio de atención al cliente es malísimo, en conjunto el servicio que me llevan dando desde que vuelo con ellos es inmensamente mejor que cuando me veía obligado a viajar con Iberia, con siempre tuve muchos más problemas, agravados a menudo por la indolencia de muchos de sus empleados.
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