No sé el motivo, pero el aeropuerto de Bristol ha estado al margen del caos aéreo que la niebla de estos días ha provocado en Londres y muchos otros lugares, así que he podido volar a Madrid sin más contratiempo y que un simple retraso de media hora.
Estaré dos semanas en Madrid, quedando con los amigos, disfrutando de la compañía de la familia, y entregado al consumismo feroz y a la porcilatría en su diversas expresiones (ver foto). Parquestrit permanecerá cerrado por vacaciones durante este tiempo. Nos vemos después de Reyes.
¡Feliz Navidad a todos!
sábado, diciembre 23, 2006
La Reina en Podcast
Como en España, en el Reino Unido es tradicional que todos los años la Reina haga un discurso navideño a través de la televisión y la radio (sólo que el día de Navidad en vez de el de Nochebuena). Este año, la novedad es que este mensaje a los ciudadanos de la Commonwealth va a estar disponible como podcast (enlace) para que la gente se lo baje y lo escuche en sus reproductores mp3.
El podcast estará disponible en la página web de la Casa Real británica a partir de las tres de la tarde del día 25, coincidiendo con su emisión a través de los medios de comunicación tradicionales. El mensaje navideño suele ser emitido por la mayoría de los canales de televisión, pero no todos. La cadena pública Channel 4, desde principios de los noventa, suele hacer coincidir con la alocución de la Reina un mensaje navideño alternativo de carácter provocativo o, en el mejor de los casos, humorístico. Lo suele presentar algún personaje famoso, o alguien relacionado con un tema o suceso de actualidad. El año pasado fue Jamie Oliver, y el anterior Marge Simpson. El presente promete ser más controvertido, ya que está previsto que lo protagonice una mujer musulmana vestida con velo. El debate de si es conveniente que las musulmanas se cubran la cara con el niqab ha levantado bastante polémica en los últimos meses.
¿Y cómo son las cosas en España? Nuestra Casa Real no tiene nada que envidiar a la británica en cuanto a dominio de las nuevas tecnologías, como demuestra el hábil trabajo de retoque fotográfico con el que nos asombraron el año pasado (este año, por cierto, el listón sigue igual de alto). El mensaje navideño de este año del Rey no estará disponible en podcast, pero lleva circulando desde hace unos días por Internet (enlace), y en él queda de manifiesto que nuestro monarca es un valiente comunicador que no tiene miedo de hablar claro.
Enlace:
Podcast del mensaje navideño de la Reina Isabel
Mensaje navideño de la Reina Isabel (BBC)
El podcast estará disponible en la página web de la Casa Real británica a partir de las tres de la tarde del día 25, coincidiendo con su emisión a través de los medios de comunicación tradicionales. El mensaje navideño suele ser emitido por la mayoría de los canales de televisión, pero no todos. La cadena pública Channel 4, desde principios de los noventa, suele hacer coincidir con la alocución de la Reina un mensaje navideño alternativo de carácter provocativo o, en el mejor de los casos, humorístico. Lo suele presentar algún personaje famoso, o alguien relacionado con un tema o suceso de actualidad. El año pasado fue Jamie Oliver, y el anterior Marge Simpson. El presente promete ser más controvertido, ya que está previsto que lo protagonice una mujer musulmana vestida con velo. El debate de si es conveniente que las musulmanas se cubran la cara con el niqab ha levantado bastante polémica en los últimos meses.
¿Y cómo son las cosas en España? Nuestra Casa Real no tiene nada que envidiar a la británica en cuanto a dominio de las nuevas tecnologías, como demuestra el hábil trabajo de retoque fotográfico con el que nos asombraron el año pasado (este año, por cierto, el listón sigue igual de alto). El mensaje navideño de este año del Rey no estará disponible en podcast, pero lleva circulando desde hace unos días por Internet (enlace), y en él queda de manifiesto que nuestro monarca es un valiente comunicador que no tiene miedo de hablar claro.
Enlace:
Podcast del mensaje navideño de la Reina Isabel
Mensaje navideño de la Reina Isabel (BBC)
miércoles, diciembre 20, 2006
Carl Sagan
Hoy es décimo aniversario de la muerte de Carl Sagan. Aunque no tiene que ver mucho con el tema de esta bitácora, me voy a sumar al homenaje que durante estos días se le está haciendo a este gran divulgador científico. Yo nunca vi su famosa serie de televisión "Cosmos", pero de pequeño sí que devoré el libro que escribió basado en ella. No me acuerdo mucho del contenido pero sí de la sensación de asombro que sabía transmitir sobre la belleza del Universo, y de su contagioso optimismo y entusiasmo hacia las posibilidades del ser humano para explorarlo y aprender sus secretos.
Mucha gente sabrá recordarle con palabras mucho más solemnes, pero yo me quedo con un comentario sobre él que hizo mi novia hace unos años:
"Que majete Carlitos Sagan, con sus pantalones de pana marrones y su jersey de cuello alto color vino. Este hombre tenía un fondo de armario setentero total. Me caía muy bien el hombre... por él casi me meto a [la especialidad de] astronomía."
Enlaces:
Portal de Carl Sagan
Recordando a Carl Sagan (Microsiervos)
Mucha gente sabrá recordarle con palabras mucho más solemnes, pero yo me quedo con un comentario sobre él que hizo mi novia hace unos años:
"Que majete Carlitos Sagan, con sus pantalones de pana marrones y su jersey de cuello alto color vino. Este hombre tenía un fondo de armario setentero total. Me caía muy bien el hombre... por él casi me meto a [la especialidad de] astronomía."
Enlaces:
Portal de Carl Sagan
Recordando a Carl Sagan (Microsiervos)
lunes, diciembre 18, 2006
The Sky At Night
Hoy también voy a comentar algo que he leído en el periódico. En este caso se trata de un reportaje (enlace) sobre el octagenario Patrick Moore y el programa de televisión que presenta desde hace casi cincuenta años: "The Sky At Night". A principios del año que viene, este espacio mensual de la BBC dedicado a la astronomía y la exploración espacial va a celebrar su emisión número 650. Es uno de los programas de televisión más antiguos de los que se emiten en todo el mundo, y es realmente sorprendente que haya sobrevivido tanto tiempo tratándose de un tema que no es que levante muchas pasiones entre el común de los televidentes.
El programa, además, apenas ha variado de formato en todos estos años, y tiene un aire de sencillez y falta de pretensiones que es es imposible encontrar en ningún otro rincón de la parrilla televisiva. Cada espacio, de 30 minutos de duración, suele tratar de un tema de forma divulgativa pero rigurosa, habitualmente con la colaboración de invitados que muchas veces son eminencias del mundo académico. El copresentador Chris Linott también suele hacer visitas a centros de investigación británicos o de fuera. Suelen estar al tanto de los asuntos de actualidad del mundo de la astronomía, como la reciente pérdida de estatus como planeta de Plutón.
Sir Patrick Moore en sí mismo es todo un personaje, icónico con su monóculo, sus camisas hawaianas y su afición al xilófono. Es bastante conocido en el Reino Unido, y ha escrito numerosos libros, el último de ellos en colaboración con Linott y Brian May, el famoso guitarrista de Queen, quien es licenciado en física y astrónomo aficionado (y en la actualidad está completando el doctorado sobre luz zodiacal que abandonó hace años cuando se dedicó de lleno a la música).
The Sky at Night se emite en la BBC2, con repeticiones en BBC1 y el canal digital BBC4. También es posible ver los programas en diferido a través de Internet (enlace). Hay también una revista mensual de gran calidad derivada del programa.
Enlaces:
Moore the merrier as The Sky at Night heads for its half-century (The Guardian)
The Sky At Night (BBC)
Patrick Moore (Wikipedia en Inglés)
El programa, además, apenas ha variado de formato en todos estos años, y tiene un aire de sencillez y falta de pretensiones que es es imposible encontrar en ningún otro rincón de la parrilla televisiva. Cada espacio, de 30 minutos de duración, suele tratar de un tema de forma divulgativa pero rigurosa, habitualmente con la colaboración de invitados que muchas veces son eminencias del mundo académico. El copresentador Chris Linott también suele hacer visitas a centros de investigación británicos o de fuera. Suelen estar al tanto de los asuntos de actualidad del mundo de la astronomía, como la reciente pérdida de estatus como planeta de Plutón.
Sir Patrick Moore en sí mismo es todo un personaje, icónico con su monóculo, sus camisas hawaianas y su afición al xilófono. Es bastante conocido en el Reino Unido, y ha escrito numerosos libros, el último de ellos en colaboración con Linott y Brian May, el famoso guitarrista de Queen, quien es licenciado en física y astrónomo aficionado (y en la actualidad está completando el doctorado sobre luz zodiacal que abandonó hace años cuando se dedicó de lleno a la música).
The Sky at Night se emite en la BBC2, con repeticiones en BBC1 y el canal digital BBC4. También es posible ver los programas en diferido a través de Internet (enlace). Hay también una revista mensual de gran calidad derivada del programa.
Enlaces:
Moore the merrier as The Sky at Night heads for its half-century (The Guardian)
The Sky At Night (BBC)
Patrick Moore (Wikipedia en Inglés)
sábado, diciembre 16, 2006
Inmigrantes
El suplemento del sábado del Guardian siempre suele ser bastante aburrido, pero de vez en cuando publican artículos muy buenos (que a veces he visto traducidos semanas después en el dominical de El País). En el de la semana pasada me encontré dos reportajes muy interesantes, ambos sobre la cara más amarga del fenómeno de la inmigración: uno fotográfico, sobre la odisea de un camerunés que se embarca en un cayuco para llegar a Europa (del que se puede encontrar una versión resumida en la versión digital de Le Monde), y otro sobre una periodista británica que se hizo pasar por inmigrante paquistaní para meterse por unas semanas en el duro mundo de los limpiadores de hotel (enlace).
El primer reportaje sorprende por cómo el fotógrafo logra encontrar imágenes bellísimas en medio del drama de los cayucos . El segundo me ha servido para recordar que, aunque mi experiencia del Reino Unido es la de un país próspero y avanzado, en el que alguien con mi formación lo tiene fácil para alcanzar el bienestar material (mucho más que en España), quienes llegan al país en condiciones más humildes y sin habilidades ni conocimientos valiosos se encuentran una realidad muy dura, quizás peor que la del resto de Europa. Los limpiadores entre los que la autora del reportaje convive durante unos días cobran el sueldo mínimo (unas 5 y pico libras la hora, alrededor de 7 euros) por tener que limpiar varias habitaciones, sin cobrar por los descansos y hostigados por los supervisores.
Estas condiciones miserables posiblemente no sean muy distintas de las que se tuvieron que enfrentar los emigrantes españoles que se fueron a trabajar a otros países europeos en la posguerra. Los inmigrantes españoles de ahora lo tenemos bastante más fácil. Muchos jóvenes se vienen a Inglaterra con el afán de aprender o perfeccionar el inglés trabajando en la hostelería u otros empleos de poca categoría, pero por muy dura que sea su experiencia, la mayoría tienen la tranquilidad de saber que es sólo por una temporada y que lo hacen por propia voluntad y no por necesidad, y que si se hartan siempre pueden volverse a España sin haber perdido gran cosa.
Por eso, cuando escribo en este blog, nunca dejo de sentir cierta inquietud. Parquestrit pretende contar cómo es la vida y la cultura británicas, pero nunca podrá escaparse de la limitación de mi propia experiencia: la de alguien que disfruta de una posición razonablemente acomodada y de una vida sin muchas complicaciones.
Enlace:
A Dirty Business (The Guardian Weekly)
El primer reportaje sorprende por cómo el fotógrafo logra encontrar imágenes bellísimas en medio del drama de los cayucos . El segundo me ha servido para recordar que, aunque mi experiencia del Reino Unido es la de un país próspero y avanzado, en el que alguien con mi formación lo tiene fácil para alcanzar el bienestar material (mucho más que en España), quienes llegan al país en condiciones más humildes y sin habilidades ni conocimientos valiosos se encuentran una realidad muy dura, quizás peor que la del resto de Europa. Los limpiadores entre los que la autora del reportaje convive durante unos días cobran el sueldo mínimo (unas 5 y pico libras la hora, alrededor de 7 euros) por tener que limpiar varias habitaciones, sin cobrar por los descansos y hostigados por los supervisores.
Estas condiciones miserables posiblemente no sean muy distintas de las que se tuvieron que enfrentar los emigrantes españoles que se fueron a trabajar a otros países europeos en la posguerra. Los inmigrantes españoles de ahora lo tenemos bastante más fácil. Muchos jóvenes se vienen a Inglaterra con el afán de aprender o perfeccionar el inglés trabajando en la hostelería u otros empleos de poca categoría, pero por muy dura que sea su experiencia, la mayoría tienen la tranquilidad de saber que es sólo por una temporada y que lo hacen por propia voluntad y no por necesidad, y que si se hartan siempre pueden volverse a España sin haber perdido gran cosa.
Por eso, cuando escribo en este blog, nunca dejo de sentir cierta inquietud. Parquestrit pretende contar cómo es la vida y la cultura británicas, pero nunca podrá escaparse de la limitación de mi propia experiencia: la de alguien que disfruta de una posición razonablemente acomodada y de una vida sin muchas complicaciones.
Enlace:
A Dirty Business (The Guardian Weekly)
jueves, diciembre 14, 2006
Mulled wine
¿A qué sabe la sangría caliente? El otro día lo descubrí en un almuerzo navideño que organizaron en mi oficina, en el que sirvieron mulled wine. El mulled wine o "vino especiado" es una de las bebidas típicas de las Navidades en Inglaterra. Es una especie de ponche caliente hecho con vino tinto aderezado con canela, clavo y otras especias, al que se le suele añadir otros ingredientes como miel, rodajas de naranja o limón (y por supuesto azúcar). A veces se le suele echar un chorrito de licor. Según afirma la Wikipedia, esta bebida es conocida también en otros países como Francia o Italia, y parece ser bastante popular en los países escandinavos. No sé si es algo típicamente inglés o venido de fuera, pero en el Reino Unido está lo suficientemente extendido como para que se pueda comprar en el supermercado ya embotellado.
¿Y qué tal está? Pues no está mal. Se hace extraño que esté caliente, pero tiene un sabor suave y agradable. Supongo que un poco de maña se puede preparar muy rico. Para quien se atreva, he encontrado estas dos recetas en Internet: una de la BBC, y otra nada menos que de Delia, la "Simone Ortega" inglesa.
¿Y qué tal está? Pues no está mal. Se hace extraño que esté caliente, pero tiene un sabor suave y agradable. Supongo que un poco de maña se puede preparar muy rico. Para quien se atreva, he encontrado estas dos recetas en Internet: una de la BBC, y otra nada menos que de Delia, la "Simone Ortega" inglesa.
domingo, diciembre 10, 2006
La Navidad en peligro
Uno de los debates públicos que suelen resurgir por estas fechas es el del acoso a la Navidad. Numerosas historias publicadas durante los últimos años en la prensa popular han difundido la idea de que hay una campaña de los poderes públicos por diluir el significado religioso de la Navidad, o incluso acabar por completo con esta celebración, con el objeto de no ofender a la población de otras religiones. Ayuntamientos que prohiben a los barrenderos llevar sombreros de Santa Claus , colegios que cancelan las tradicionales representaciones navideñas infantiles (nativity plays), oficinas en las que se prohibe colgar decoración festiva. Ante tales atropellos, la prensa tabloide reacciona como bien sabe hacer: organizando campañas. La del Daily Mail, "Campaign for a Real Christmas", se engloba en la ofensiva de este periódico hacia la cultura de lo que ellos llaman political correctness gone mad o "corrección política sacada de quicio". La campaña del Sun, por su parte, es de una sutileza acorde con el nivel intelectual del periódico: Kick 'em in the baubles, ("dadle una patada en las bolas"). Sea a través del tono perpetuamente indignado del Mail o del estilo chabacano el Sun, la Inglaterra profunda clama y se revuelve contra los pérfidos malandrines que intentan arrebatarles la Navidad.
También la prensa más seria se ha contagiado de estas inquietudes, y comentaristas del Times (enlace) y el Telegraph (enlace) han escrito criticando duramente los intentos de sofocar las celebraciones navideñas. En el otro extremo del arco ideológico, las cosas se ven de otro modo. El viernes pasado el Guardian publicaba un reportaje bastante interesante (enlace), en el que se examina cuánto hay de cierto sobre esta supuesta cruzada antinavideña. La conclusión es que muchas de las historias en las que se basa la prensa tabloide son o bien simples leyendas urbanas (como la de que en Birmingham el ayuntamiento ha rebautizado las navidades como "Winterval"), o bien exageraciones de sucedidos anecdóticos. El Independent publica hoy otro artículo (enlace) en el que se llega a la conclusión de que sí que hay casos de intentos de limitar las celebraciones y decoraciones navideñas, aunque no tanto por miedo a ofender a los no cristianos sino por health and safety o "seguidad y salud en el trabajo", esa gran obsesión británica.
Mientras, uno pasea por la calle decorada con la raquitica iluminación festiva, escuchando empalagosos villancicos pop sonando por todos lados, observando las tiendas empapeladas de decoración navideña, y esquivando las hordas de compradores de mirada febril que pululan por las calles, y se sorprende de que haya quien crea que la celebración de la Navidad está en peligro en el Reino Unido.
También la prensa más seria se ha contagiado de estas inquietudes, y comentaristas del Times (enlace) y el Telegraph (enlace) han escrito criticando duramente los intentos de sofocar las celebraciones navideñas. En el otro extremo del arco ideológico, las cosas se ven de otro modo. El viernes pasado el Guardian publicaba un reportaje bastante interesante (enlace), en el que se examina cuánto hay de cierto sobre esta supuesta cruzada antinavideña. La conclusión es que muchas de las historias en las que se basa la prensa tabloide son o bien simples leyendas urbanas (como la de que en Birmingham el ayuntamiento ha rebautizado las navidades como "Winterval"), o bien exageraciones de sucedidos anecdóticos. El Independent publica hoy otro artículo (enlace) en el que se llega a la conclusión de que sí que hay casos de intentos de limitar las celebraciones y decoraciones navideñas, aunque no tanto por miedo a ofender a los no cristianos sino por health and safety o "seguidad y salud en el trabajo", esa gran obsesión británica.
Mientras, uno pasea por la calle decorada con la raquitica iluminación festiva, escuchando empalagosos villancicos pop sonando por todos lados, observando las tiendas empapeladas de decoración navideña, y esquivando las hordas de compradores de mirada febril que pululan por las calles, y se sorprende de que haya quien crea que la celebración de la Navidad está en peligro en el Reino Unido.
lunes, diciembre 04, 2006
Ojos de Brujo en Bristol
El viernes pasado me fui a ver a Ojos de Brujo al Colston Hall de Bristol. No es la primera vez que me entero de que un grupo español toca por aquí cerca: el año pasado también estuvieron Amparanoia, aunque en esa ocasión no fui al concierto. En el Reino Unido no se escucha prácticamente nada de música española (el Aserejé que hace unos años triunfó en Europa no llego a cuajar aquí). Curiosamente los pocos grupos que suelen llamar la atención de algunos especialistas musicales ingleses, y que a veces hacen gira por aquí, suelen ser bandas alternativas bastante minoritarias en España.
Es el caso de Ojos de Brujo, cuyo último trabajo Techarí ha sido acogido con interés por la crítica británica (ver reseñas del Guardian, del Observer y de la BBC). Fui al concierto sin haber los escuchado mucho, más para distraerme de la frenética actividad de estas semanas en el trabajo (que, por cierto, me ha obligado a descuidar bastante este blog) que por verdadero interés. Para quien no haya oído hablar de ellos, Ojos de Brujo es una banda catalana que fusiona raíces aflamencadas con un batiburrillo de influencias bailongas de todo tipo: hip hop, dub y hasta música india. Lo poco que les había escuchado no me había convencido mucho: su afán de abarcar tal cantidad de ideas, tanto en lo musical como en lo político, me parecía demasiado agotador. En el concierto, sin embargo, pude darles una segunda oportunidad. Como siempre, en los directos es cuando te das cuenta de cúando hay calidad musical, y en ese concierto sobraba: a los músicos se les veía una soltura con diversos instrumentos bastante impresionante. Además, se notaba que realmente se lo estaba pasando bien, lo cual siempre es de agradecer. El toque de lujo lo daba una bailaora que, en algunas canciones, salía a dar unos pases y unos zapateaos que nos dejaba a todos hipnotizados.
La acústica de la sala, que en realidad es un teatro, desgraciadamente no ayudaba. Colston Hall es un sitio bastante anodino para conciertos de música popular, como ya pude comprobar el año pasado en el concierto de Nick Cave. En la platea habían quitado los asientos, pero desde los balcones (donde estaba yo) se hacía raro estar sentado viendo sin moverse una actuación tan animada. Mucha gente, de hecho, se levantaba y se ponía a bailar en el sitio; algunos intentaban hacerlo en el pasillo pero el guardia de seguridad no tardaba en aparecer invitándoles a volver a su localidad. Pese a todo, el ambiente era muy bueno. El grupo no hizo muchos esfuerzos en comunicarse en inglés, más allá de los "¡muchas zenquius!" de la cantante y alguna que otra proclama antiglobalización. No es que hiciera mucha falta: la mitad de lo presentes debíamos de ser españoles.
Disfruté mucho el concierto. Realmente, Ojos de Brujo son un grupo muy potente, que en cualquier otro país con cultura musical no tardaría en triunfar y estar en la boca de todos. Al final hubo bises, bises y más bises: la gente seguía aplaudiendo, y los de la banda estaban encantados de seguir tocando. Al final la cosa degeneró: la mitad de ellos se volvió al camerino y unos pocos se quedaron haciendo el moñas en el escenario, un final un poco lamentable para el pedazo de concierto al que habíamos asistido. A la salida me compré su último disco Techarí, y después de escucharlo un par de veces estoy enganchado. Ojos de Brujo tocaron en Londres en abril de este año: en el Guardian se puede encontrar esta reseña muy positiva sobre esa actuación.
Es el caso de Ojos de Brujo, cuyo último trabajo Techarí ha sido acogido con interés por la crítica británica (ver reseñas del Guardian, del Observer y de la BBC). Fui al concierto sin haber los escuchado mucho, más para distraerme de la frenética actividad de estas semanas en el trabajo (que, por cierto, me ha obligado a descuidar bastante este blog) que por verdadero interés. Para quien no haya oído hablar de ellos, Ojos de Brujo es una banda catalana que fusiona raíces aflamencadas con un batiburrillo de influencias bailongas de todo tipo: hip hop, dub y hasta música india. Lo poco que les había escuchado no me había convencido mucho: su afán de abarcar tal cantidad de ideas, tanto en lo musical como en lo político, me parecía demasiado agotador. En el concierto, sin embargo, pude darles una segunda oportunidad. Como siempre, en los directos es cuando te das cuenta de cúando hay calidad musical, y en ese concierto sobraba: a los músicos se les veía una soltura con diversos instrumentos bastante impresionante. Además, se notaba que realmente se lo estaba pasando bien, lo cual siempre es de agradecer. El toque de lujo lo daba una bailaora que, en algunas canciones, salía a dar unos pases y unos zapateaos que nos dejaba a todos hipnotizados.
La acústica de la sala, que en realidad es un teatro, desgraciadamente no ayudaba. Colston Hall es un sitio bastante anodino para conciertos de música popular, como ya pude comprobar el año pasado en el concierto de Nick Cave. En la platea habían quitado los asientos, pero desde los balcones (donde estaba yo) se hacía raro estar sentado viendo sin moverse una actuación tan animada. Mucha gente, de hecho, se levantaba y se ponía a bailar en el sitio; algunos intentaban hacerlo en el pasillo pero el guardia de seguridad no tardaba en aparecer invitándoles a volver a su localidad. Pese a todo, el ambiente era muy bueno. El grupo no hizo muchos esfuerzos en comunicarse en inglés, más allá de los "¡muchas zenquius!" de la cantante y alguna que otra proclama antiglobalización. No es que hiciera mucha falta: la mitad de lo presentes debíamos de ser españoles.
Disfruté mucho el concierto. Realmente, Ojos de Brujo son un grupo muy potente, que en cualquier otro país con cultura musical no tardaría en triunfar y estar en la boca de todos. Al final hubo bises, bises y más bises: la gente seguía aplaudiendo, y los de la banda estaban encantados de seguir tocando. Al final la cosa degeneró: la mitad de ellos se volvió al camerino y unos pocos se quedaron haciendo el moñas en el escenario, un final un poco lamentable para el pedazo de concierto al que habíamos asistido. A la salida me compré su último disco Techarí, y después de escucharlo un par de veces estoy enganchado. Ojos de Brujo tocaron en Londres en abril de este año: en el Guardian se puede encontrar esta reseña muy positiva sobre esa actuación.
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