Mi tercer destino fue el pueblo de El Calafate, situado en el sur de la Patagonia. Esta población está situada a unos cuantos kilómetros de la verdadera atracción de la zona: el Parque Nacional Los Glaciares, donde se encuentra el famoso glaciar Perito Moreno.
Se trata de uno de los glaciares más espectaculares del mundo. Se dice que es uno de los pocos que no está en retroceso. Recientemente fue noticia por motivo de su rotura. La lengua del glaciar avanza del orden de un metro al día. Cada cierto tiempo, este avance hace que choque contra la orilla del lago por el cual se extiende. Progresivamente, el hielo empuja y se arquea, formando una especie de puente que finalmente se derrumba con gran estrépito. La rotura ocurrió unas pocas semanas antes de mi visita, desgraciadamente por la noche, de modo no pudo ser presenciada por el público. A quien le intererese podrá encontrar en este enlace un vídeo que ilustra este fenómeno natural.
En realidad, el glaciar sufre pequeños desprendimientos en su frontal diariamente. Precedidos de un ruido como de trueno, es frecuente observar cada media hora cómo se desgajan témpanos de hierro de la pared de 60 metros de altura, cayendo estrepitosamente en el lago (vídeo). Pero incluso cuando el glaciar está en reposo es un espectaculo grandioso, una mole gigantesca de hielo blanco y azul que se extiende hacia lo lejos perdiéndose en la bruma de las montañas. Para haceros una idea, aquí tenéis el enlace de Google Maps.
En el parque nacional hay una serie de pasarelas con miradores desde donde observar el Perito Moreno. Otra de las posibilidades es hacer senderismo por encima del propio glaciar, aunque yo no me apunté. El Perito Moreno es el más famoso, pero en los alrededores hay otros glaciares, algunos de ellos incluso más grandes. Cabía la posibilidad de visitarlos en barco, pero la idea de pasar varias horas navegando visitando glaciares no me resultó tan atractiva. En vez de eso me apunté a una excursión en 4x4 por un cerro cercano al pueblo, donde pude disfrutar de la belleza del paisaje patagónico.
En cuanto al pueblo de El Calafate, es un lugar agradable, aunque, como es de esperar, vive del turismo y por tanto tiene el ambiente artificial de este tipo de sitios. Cuenta con una única calle principal que parece una pasarela de moda por la que los turistas (un buen número de ellos españoles) lucen sus mejores galas en ropa de abrigo: North Face, Columbia, Berghaus. Hay un montón de tiendas caras y restaurantes, algunos de ellos razonablemente buenos. Quien quiera huir de todo esto, sin embargo, cuenta con un refugio: el Museo de la ciudad, muy modesto pero ofreciendo una muy interesante exposición de fotos de los primeros pobladores de la ciudad.
2 comentarios:
Ver los témpanos de hielo flotando sobre el algo argentino con sus siempre distintas tonalidades de azules y blancos es espectacular. Una pena que te lo perdieses.
Saludos.
No me lo perdí, El Calafate está precisamente a orillas del Lago Argentino.
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