viernes, febrero 25, 2005

Conspiración

No, no voy a hablar de las misteriosas siluetas en el edificio Windsor, ni de el compló masónico para erradicar el cristianismo de nuestro continente a través de la Constitución Europea, ni de el oscuro contubernio de los servicios secretos marróquies y franceses, ETA, Prisa y el PSOE que está detrás de los atentados del 11M. La conspiración de la que hablo es la que parece haberse organizado evitar que lave mi coche.

Cuando vivía en Maidenhead no tenía problemas para hacerlo. Tenía un autolavado de camino al trabajo en una gasolinera de Texaco, y otro cerca en Bourne End. A veces incluso lo lavaba en casa, ya que vivía en un chalé y tenía jardín con manguera. Desde que me he venido a Bristol he llevado el coche a lavar creo que una o quizás dos veces; eso es en un periodo de más de seis meses. He de admitir que al principio ha sido simple desidia, pero hace poco decidí que ya iba siendo hora, y me he dado cuenta de la presencia de una invisible fuerza que ha frustrado hasta ahora todos mis intentos de lavarlo.

Debí de empezar a sospechar el día que fui a la gasolinera de Esso en Park Row, cerca del centro. Entonces me dijeron que no podían lavar mi coche, con la torpe excusa de que tenía un alerón; al parecer su maquinaria de lavado era incompatible con este elemento decorativo. Como se puede ver en la foto, mi coche no es que tenga un spoiler muy pronunciado. Probé suerte en otras gasolineras cerca de casa y nada: ni un miserable autolavado. Cerca del trabajo encontré un par de estaciones de servicio con Jet Wash, que es un pobre sustituto consistente en una máquina de monedas con una mangera de agua a presión, pero yo quiero uno de esos túneles donde usan esos cepillos gigantescos que dan vueltas.

De pequeño me encantaba ir con mi padre al autolavado del Jumbo, me fascinaba la experiencia de ir siendo arrastrados lentamente a las entrañas de esa maquinaria amenazadora y automática. Era reconfortante ver desplegada ante tí tanta violencia acuática y saberte protegido tras los cristales; relajante ver cómo las gotas se deslizaban temblorosas por el parabrisas, huyendo ante la acometida del secador, que se desplazaba adaptándose robóticamente a la silueta de tu vehículo.

Estas últimas semanas vagué con desesperación por el barrio en busca de un autolavado. Encontré uno arriba en Gloucester Road, pero sólo les funcionaba el programa sencillo, consistente en agua nada más; este programa te sale gratis en Inglaterra casi todas las semanas sin tener que mover el coche de donde lo tienes aparcado. Ayer fui al Sainbury´s de Emerson Green, algo lejos de mi oficina, pero donde me habían dicho que había uno. Me ocurrió lo mismo: estaba "out of order". Lo que yo digo: una conspiración.

Mientras, mi coche sigue cambiando de color, transformándose de azul a verde. Me ha crecido un moho de color esmeralda en la goma de las ventanillas. Pronto me empezará a crecer vegetación en el mantillo que se está formando sobre la carrocería. Alguien podría preguntarme qué sentido tiene lavar el coche en un país donde llueve tan a menudo. La respuesta es ésta: por más que nos gustaría, la lluvia no basta para limpiarlo de la capa de polvo que se forma, y ni mucho menos accede a lugares más recónditos como los bajos, donde se puede acumular un barrillo que captura la humedad y empeora la corrosión. Además, cuando se usan los programas de lavado más completos, se suele aplicar al coche una cera o un producto similar que repele el agua de modo que el bonito aspecto reluciente no se arruina con la primera lluvia.

Pero este paraíso refulgente me está vedado. Aún no he encontrado autolavado en Bristol. Definitivamente debe tratarse de una conspiración.
Autolavado
Actualización 26 febrero
Estaba equivocado. No hay tal conspiración. Ayer encontré un autolavado en Frenchay y , ¡funcionaba!

1 comentario:

Anónimo dijo...

No sera el de la foto de arriba?; P