lunes, agosto 15, 2005

Prensa británica

Qué rabia me dan los periódicos ingleses. El que los italianos últimamente se han dado a experimentar con los helados con sabores tales como vinagre o apio es considerado por los redactores del Guardian una noticia importantísima digna de figurar hoy en la sección internacional. Pero no es ésta la única noticia chorra; el lector de este diario podrá encontrar hoy, entre crónicas serias de la retirada israelí de Gaza o sobre el avión chipriota que se estrelló ayer, electrizante información sobre la primera hamburguesería Halal de París o sobre la oposición que en la ciudad estadounidense de Gettysburg se ha levantado en contra de la construcción de un casino.

Esta costumbre de intercalar noticias serias con anecdóticas es muy típica de la prensa seria británica, y me irrita bastante, acostumbrado como estoy a la española, que no se si es mejor o peor pero al menos suele centrarse en las noticias importantes. Supongo que lo hacen para amenizar el contenido del diario, pero yo preferiría que en vez de eso profundizaran en su cobertura de noticias, que sobre todo para temas internacionales suele ser bastante pobre. Suelo leerme por encima todos los días el Guardian y el Independent, a los que mi oficina está suscrita, y al terminarlos no me queda nunca la sensación de haberme enterado, más o menos, de lo que ha ocurrido en el mundo, sensación que sí suelo tener cuando leo un periódico español.

De otro defecto de la prensa británica, su uso despreocupado de generalizaciones y estereotipos culturales y nacionales, ya hablé hace unas semanas. Por cierto que al hablar de "prensa seria" me refiero al segmento de mercado constituido por los broadsheets (término que pronto no tendrá sentido, puesto que todos ellos se están pasando al formato "compacto"): The Guardian, Independent, Times y Daily Telegraph. En un segmento medio, con un menor nivel intelectual, encontramos el Daily Mail y el Daily Express. En último lugar están los red tops sensacionalistas The Sun y Daily Mirror. Hay, por supuesto, también multitud de periódicos regionales de todos los niveles y pelajes.

El Daily Mail y el Sun son los más odiados por mí: el primero por su línea editorial furibundamente reaccionaria y el segundo por su histrionismo demagógico. Son también, tristemente, los más vendidos en el país.

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