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En España lo normal es vivir en pisos, y los chalés son propios de las localidades pequeñas. Incluso en las nuevas urbanizaciones que se están construyendo por todo el territorio nacional lo habitual son los edificios de pisos de varias alturas. En el Reino Unido esto no es así: para los británicos, lo natural es vivir en una casa unifamiliar, y la gran mayoría de las urbanizaciones que se han construido durante las últimas décadas son de chalés pareados (semi-detached). No es sólo cosa de los suburbios: las zonas residenciales de muchos cascos urbanos están formadas por hileras de chalés adosados (terraces y townhouses). Hay quien vive en pisos, desde luego. Muchas de las antiguas casonas victorianas o georgianas en ciudades como Bristol han sido divididas en varias viviendas, y suelen ser un alojamiento bastante popular entre los jóvenes. En Londres, son la única forma remotamente asequible de vivir en una zona céntrica.
¿Significa todo esto que en las ciudades británicas no se pueden encontrar torres de viviendas, al uso de los que se encuentran en casi todas las urbes españolas? De ningún modo: también los hay. La diferencia es que, si te topas con una de éstas en el Reino Unido, casi seguro que es tratará de un edificio de council flats. El council housing (literalmente "vivienda municipal") es un tipo de vivienda social que ofrecen los ayuntamientos británicos en régimen de alquiler a los grupos sociales más desfavorecidos. Esta política se remonta bastante atrás en el tiempo: es originaria de principios del siglo XX, cuando las condiciones penosas en las que vivían las clases bajas dieron lugar a un movimiento de beneficencia que propugnaba la construcción de viviendas dignas. Esta política experimentó un impulso tras la I Guerra Mundial, cuando el entonces primer ministro Lloyd George acuñó el eslogan homes fits for heroes ("hogares dignos de héroes"). El verdadero espaldarazo a esta política fue dado después de la II Guerra Mundial, con la construcción de cientos de miles de estas viviendas. Inicialmente el modelo elegido fueron los chalés adosados, pero posteriormente la influencia del movimiento arquitectónico modernista, unida al afán de abaratar y racionalizar el espacio, hicieron que empezaran a proliferar los bloques de pisos.
Esta política de construcción de vivienda social fue mantenida durante décadas por los alternativos gobiernos laboristas y conservadores. Su interrupción brusca llegó con Margaret Thatcher, quien promovió legislación dando derecho a los inquilinos de vivienda municipal a comprar sus casas en condiciones muy ventajosas (right to buy), y en general puso trabas a la construcción de nuevas promociones. Esta política significó que un número enorme de unidades familiares se pudieran permitir por primera vez tener vivienda en propiedad. Al mismo tiempo, supuso que la vivienda social, que hasta entonces era una opción digna para las familias de la clase media-baja, se convirtiese en un recurso propio de los grupos más marginados de la sociedad. Así mismo, con el paso de los años la mala calidad de las viviendas empezó a pasar factura, empeorando su degradación.
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Más información:
Council House (Wikipedia)
, Behind these walls (Artículo de Lynsey Hanley sobre los council estates), Fresh Start for a run-down estate (BBC), Open the gates and free people from Britain's ghettos, Apartheid is alive and well in Britain, From Hutch to Home